4/04/2010

La columna de Sefchovich


Sara Sefchovich
Las soluciones que México necesita

La semana pasada hablé en este espacio de las similitudes en los debates públicos que tienen lugar en otros países con los que se dan en México. Ahora quiero referirme a lo contrario, a las soluciones tan distintas que se les dan a problemas similares.

Por ejemplo, en Alemania, constantemente están haciendo cambios para mejorar los resultados de la educación escolar. De los varios emprendidos, llama la atención uno que consiste en aumentar el tiempo que los estudiantes pasan en las escuelas, que se duplicó entre 2002 y 2006. Cuando pienso en el desperdicio de nuestros niños y jóvenes que acuden tres horas al día y un viernes de cada mes de plano no van porque los maestros tienen junta, me da envidia.

Otro ejemplo es Brasil, donde para combatir la delincuencia, se decidió crear una policía especializada con misión pacificadora, es decir, que no reprime y aprehende y se va, sino que se queda en el lugar para mantener el orden y asistir a la comunidad, ello aunado a llevar servicios públicos.

De modo pues, que hay soluciones diferentes a problemas similares como son la educación y la lucha contra la delincuencia. En México se vive en el estancamiento en la educación por temor y nadie se atreve a cambiar nada. Y a la delincuencia se le sigue enfrentando con la persecución y represión.

El último ejemplo a que me quiero referir son los esfuerzos por mejorar las ciudades. Desde hace varios años se usa intervenir en ciertas zonas para sacarlas del abandono en que se encuentran, mejorarlas y revitalizarlas. En Río de Janeiro y en Barcelona son los puertos, mientras que en Lima y México son los centros históricos, de gran importancia tanto real como simbólica. Como escribió en estas mismas páginas don Jacobo Zabludovsky, en el caso del de la capital mexicana “pasó de barrio descuidado, sucio, inseguro, a lo que es hoy. Se le reemplazó la tubería de más de un siglo por una nueva y completa red subterránea de suministro de agua potable, drenaje y alcantarillado, ductos de gas natural, sistema de distribución eléctrica, fibra óptica. Desapareció la telaraña de cables que ensombrecía las calles, se estrenaron postes de luz, papeleras y bancas y se plantaron árboles, se aumentó la vigilancia, se recobraron viejas casas, se iluminaron las fachadas más bellas, se modernizaron los servicios, se cubrieron las calles con adoquín, se nivelaron todas las banquetas”.
Estas acciones, sin embargo, a veces no se detienen a tiempo. Es el caso precisamente de la capital.

Escribe Zabludovsky: “El doctor Marcelo Ebrard ha decidido despanzurrar el Centro Histórico, con el pretexto de instalarle un tranvía de 26 mil millones de pesos que todos los mexicanos pagaremos con intereses durante 30 años. Entrega a particulares, como si fueran suyas, 11 kilómetros de calles y 20 mil metros cuadrados de terrenos adicionales. Lleva de la pobreza a la miseria a comerciantes, profesionistas y vecinos que durante los dos años de destrucción (que pueden ser cuatro, como Uruguay o Regina) tendrán que cerrar sus fondas, consultorios o viviendas”. Y concluye: “El Centro Histórico está sano. No hay razón para abrirlo en canal con el pretexto de un transporte inútil. No hay una sola estación del proyectado tranvía, ni una, ni agregando sus dos terminales, que no tenga ahí mismo o muy cercana una parada del Metro que avanza al triple de velocidad, cobra la tercera parte de lo que cobrará el tranvía y está funcionando. Funciona el Metro, los autobuses de pasajeros, el trolebús, el Turibús, los taxis, los bicitaxis. Todo el Centro Histórico tiene la comunicación que ofrece el plan tranviario sin necesidad de joder más a los jodidos”. Y termina pidiéndole que cancele de manera definitiva el proyecto.

En un foro que se llevó a cabo hace poco en Brasil, los allí reunidos expresaron el sentido que deberían tener las intervenciones: se trata de “buscar un nuevo paradigma urbano que permita en el futuro salir del concepto actual de ciudades improvisadas y caóticas a ciudades más humanas y más limpias medioambientalmente”. ¿Se va a lograr esto con el dicho proyecto?

sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

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