4/18/2010

México y su economía

Jorge Melendez Preciado
18 Abril 2010

A pesar de la enorme propaganda oficial de que vamos bien, las diversas organizaciones internacionales aseguran que nuestro país va rezagándose sin remedio. Lo apunta muy bien el Foro Económico Mundial: mientras la expansión global fue de 3.5 por ciento en la pasada década, México únicamente creció 1.9 por ciento.

La mayor parte de culpa la tienen las administraciones panistas: Vicente el charlatán y Felipe el intolerante. Aunque también es responsable Ernesto Zedillo, el hoy miembro de consejos de administración que hacen negocios sin precedentes en tierras aztecas. Aunque este último, hay que decirlo, ni siquiera fue priista, sino un tecnócrata oportunista que impulsó José Cordoba, el hoy cabildero de innumerables empresas.

El atraso que vivimos era sabido por muchos, incluso por cuatro premios Nobel que visitaron el Distrito Federal. Y cuando Joseph Stiglitz dijo que habíamos tomado las soluciones incorrectas en la actual crisis, el hoy secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, lo mandó a estudiar, y el gordinflón de Agustín Carstens le quiso dar lecciones de política monetaria. Los dos deberían enviar su renuncia… Pero ello es imposible donde la impunidad y el amiguismo premian la ineptitud. ¿Verdad, Felipe Calderón?

Lo grave, empero, no es un modelo que se desmoronó, sino que, lejos de aprehender las lecciones, se insiste en seguir la ruta para encontrar la salida rumbo al abismo. Cuando menos es lo planteado en 2010 y en adelante.

Sin esperar ni siquiera que concluyera el trágico 2009 –año en que se retrocedió 8 por ciento en el producto interno bruto y se perdieron más de 1 millón de empleos–, el aumento a las gasolinas se dio ya dos veces en diciembre de 2009 (8 por ciento en total) y pretende seguir adelante. Es decir, en contraposición con naciones muy diversas como Brasil, Estados Unidos e India, las cuales bajan precios e impuestos, subvencionan tarifas y empleos y reactivan el mercado interno, aquí hacemos lo contrario: subirá todo, perjudicando especialmente a los más de 55 millones de pobres, según la Confederación Patronal de la República Mexicana.

Pero no sólo llegaron ya los aumentos en el combustible, también la leche subió 1 peso y la tortilla va para arriba; su costo será de cuando menos 10 pesos. Es decir, antes de que seamos esquilmados más por el fisco, el alza de los productos en general muestra que muchísimos artículos serán inaccesibles para la mayoría de la población. Esto hará que los pronósticos hacendarios de crecer en 3 por ciento con una inflación de 5 por ciento serán mera ficción, como ocurre anualmente. Lo que viene es un proceso que hace tiempo se llama estanflación: estancamiento con inflación. El peor escenario de los que se imaginaban quienes hacían cálculos desbordados que con el “chaparrito, pelón y de lentes” llegaría la recuperación y la creación de empleos.

En el último asunto, las estadísticas de la Secretaría del Trabajo son muy ilustrativas: de 3 millones 400 mil solicitantes, únicamente se pudieron colocar el 22 por ciento.

¿Presidente del empleo? Juar juar. Igual esa promesa como la de no aumentar los impuestos, abolir la tenencia vehicular y llegar a ser la quinta economía mundial son palabrería vana, como el costo de la gasolina Magna. Este asunto debió revisarse en enero, pero como se hizo antes y abruptamente, hubo enojo: lo mismo del diputado Antonio Arámbula, del Partido Acción Nacional, como de sus compañeros de legislatura Sebastián Lerdo de Tejada, del Partido Revolucionario Institucional, y Vidal Llerenas, del Partido de la Revolución Democrática. Aunque, como siempre, mejor se fueron de vacaciones los empleados de San Lázaro, en lugar de exigir que se cumpla con un acuerdo pinolero (saludos, Julio Hernández López).

La inversión productiva va en picada, los recursos obtenidos por Petróleos Mexicanos serán menores, las remesas caerán nuevamente, las ventas al exterior no subirán y hasta una buena cantidad de maquiladoras se irán porque en otros rumbos hay bajos costos y un mercado más atractivo. Todo ello mientras Felipe presume que llegó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público un panista que en el apellido lleva su sacrificio: Cordero (Ernesto).

Querer, como desea Carlos Fuentes (Reforma, 28 y 29 de diciembre), que el equipo de Calderón esté integrado por los mejores hombres del país, es literatura, y no de buena calidad.

En el libro Qué hacer con las crisis de Barry Eichengreen se analizan varias situaciones de contracción económica, entre ellas el llamado “Efecto Tequila” en México. La conclusión del autor es que viviremos en estas convulsiones y no serán los organismos internacionales capaces de salvarnos, no obstante los esfuerzos que hagan. Es indispensable trazar una nueva ruta con apoyo de la población y los empresarios.

Aquí los ciudadanos no encuentran auxilio en sus autoridades y los dueños de negocios cada vez más se distancian de quien apoyaron incondicionalmente para llegar a la silla embrujada, lo cual trae como resultado un vacío que hace inestable a quien debe solucionar problemas.

¿En 2010 habrá cambio en serio? La pregunta no es ociosa, más bien plantea que ya no es ni deseable ni posible continuar empobreciendo a la mayoría. Desgraciadamente, cuando hay oídos sordos, vienen grandes estallidos.

jmelendez44@gmail.com

CONTRALÍNEA 178 / 18 DE ABRIL DE 2010

Economía mexicana: improductiva y especulativa

Víctor H. Palacio Muñoz
18 Abril 2010

Para que la economía pueda funcionar y, en lo posible, evite crisis económicas de gran envergadura, se requiere de una serie de gastos que coadyuven a la realización del excedente producido. Esto es, “en una economía de mercado, para usar los productos que integran el excedente, primero hay que comprarlos. Esto, a su vez, significa que en tal momento los correspondientes valores de uso se realizan como valores. Para dar cuenta de este muy crucial fenómeno, nos permitimos proponer una nueva categoría: gastos que realizan el excedente (GRE). Se trata de aquellos gastos o componentes de la demanda global que compran los productos mercancías que integran el producto excedente (o ‘plusvalía potencial’) y que, por ende, transforman a las correspondientes mercancías en dinero, en trabajo intercambiable por los resultados de cualquier otro trabajo. De este modo, el trabajo gastado o incorporado en esos bienes (gastado, inicialmente, a título privado) se reconoce como trabajo social; es decir, como valor” (Valenzuela, 2007).

Gastos para la realización del excedente


Los GRE son tres: a) La acumulación de capital; b) El saldo de la balanza comercial; c) Los usos o gastos improductivos que están compuestos por tres rubros: consumo de los asalariados improductivos, consumo de los capitalistas y consumo del gobierno” (Valenzuela, 2007).

Veamos cada uno de estos componentes:

a) La acumulación de capital es el motor a través del cual una economía funciona. No puede haber desarrollo económico si no existen niveles importantes de inversiones en maquinarias, equipo, herramientas, desarrollos tecnológicos, etcétera. Cuando una economía apuesta a la inversión en sectores improductivos y deja de lado aquellos generadores de riqueza material, se generan distorsiones que únicamente conducen al estancamiento o al retroceso económico que trae consigo desempleo, falta de ingresos, pobreza, delincuencia, inseguridad, etcétera.

Es por ello que el proceso de acumulación de capital es altamente significativo. En nuestro país, la tasa global de crecimiento (TGC) de la formación bruta de capital fijo o acumulación de capital fue de -7.8 por ciento entre 2007 y 2009, en términos reales (a precios de 2003). Esto es, la inversión productiva se desplomó a niveles alarmantes, dando la autoridad federal prioridad a actividades fallidas: lucha contra el narcotráfico y la inseguridad, una política social que sólo incrementa el número de pobres, por señalar sólo dos ejemplos.

En México, los inversionistas (nacionales y extranjeros) no encuentran condiciones propicias para invertir, el mercado interno se ha estrechado, la población carece de poder adquisitivo, las tasas de interés ofrecidas por los bancos o las inversiones en cartera son más atractivas que arriesgar el capital en inversiones de mediano o largo plazo. Es por ello que el proceso de acumulación pareciera que está desapareciendo. Evidentemente que quienes se mantienen a la expectativa y sí invierten son los grandes monopolios que en la feria de quiebras de empresas, las adquieren a precio de ganga y engrosan más sus fortunas. A guisa de ejemplo tenemos a Carlos Slim que, paradójicamente, en el año de la crisis (2009) se levanta como el hombre más rico del mundo.

b) El saldo de la balanza en cuenta corriente. En un país dependiente como el nuestro (ya hasta resulta un eufemismo eso del “nuestro”), las cuentas con el exterior son de suma relevancia. Lo son más aún cuando los gobiernos priistas y panistas han apostado su resto al desarrollo del sector externo con la apertura indiscriminada de nuestras fronteras y con un Tratado de Libre Comercio de América del Norte a modo, particularmente, para Estados Unidos.

Durante los tres años de gobierno de Calderón, este rubro también presenta una derrota a la política económica instrumentada: la balanza en cuenta corriente incluye todos los movimientos realizados con el exterior: exportaciones, importaciones, servicios factoriales y no factoriales tanto de ingresos como de egresos con el exterior. El saldo en cuenta corriente tuvo un comportamiento global de -22.6 por ciento; en tanto que los ingresos totales con el exterior cayeron en -16.1 por ciento y los egresos, -16.7 por ciento, en el periodo estudiado. Éstas son las cuentas que se entregan en el sector externo: puro déficit. Tal vez si la cantidad de muertos, ajusticiados, decapitados, etcétera, contara para las cuentas nacionales, ahí sí tendríamos éxitos sin par.

c) Los gastos improductivos son tres: consumo de los asalariados improductivos, consumo de los capitalistas y consumo del gobierno.

Los asalariados improductivos, entre 2007 y 2009, tuvieron un incremento real de 4.8 por ciento en sus remuneraciones. Esto ayudó a franjas importantes de personas que laboran en el comercio, los servicios y el gobierno a paliar la crisis. Sin embargo, no evitó que sus poderes adquisitivos se vieran mermados y que dejaran de pagar hipotecas, tarjetas, aumentando sus adeudos.

Por su parte, el consumo de los capitalistas cayó en -6.9 por ciento y el consumo gubernamental tuvo un aumento de 2 por ciento, con lo que, evidentemente, no fue posible atenuar los efectos de la crisis.

La realización de los excedentes

Para que la economía pueda operar es menester que aquello que se ha producido en cada año se venda o realice. Lo importante estriba en que los excedentes generados se realicen tanto en el mercado interno como en el externo. De lo contrario, la economía se ve sometida a problemas de realización, lo que conlleva subconsumismo en la población, desempleo, baja en los ingresos, pobreza, etcétera.

La cuestión que sigue es la realización de la plusvalía producida. Para ello se requiere relacionar la plusvalía realizada o GRE con la plusvalía producida. Esta última será el resultado de añadir al producto interno neto (producto interno bruto deducido de la depreciación de los activos fijos) el total de las importaciones, ya que en una economía con una apertura comercial de más del 80 por ciento, las importaciones que entran al país son plusvalía que viene de otras naciones, por lo que debe considerarse en términos de la realización tanto la plusvalía generada al interior como la que viene de fuera.

Según vimos atrás, los GRE no son otra cosa más que plusvalor realizado en un periodo determinado, en este caso un año. De estos gastos, en ambos años, el 19 por ciento estuvo a cargo de la acumulación de capital; los gastos improductivos representaron entre el 75 y el 78 por ciento, lo que evidencia un sesgo demasiado parasitario e improductivo en la economía; el consumo del gobierno fue del orden de 13 por ciento; y el saldo de la cuenta corriente llegó a -7.8 por ciento en 2007 y a -5.2 por ciento en 2008. Este saldo agrava aún más la situación económica del país.

Dado el nivel de dependencia que tiene México con Estados Unidos, el papel de las importaciones es fundamental. Éstas representan el 27 por ciento de la plusvalía producida. Que las importaciones sean prácticamente la tercera parte de los excedentes o plusvalía generada evidencia una estructura económica desarticulada, ya que si esas importaciones no entraran al país, el problema para satisfacer las necesidades de demanda sería altísimo.

Conclusión

Podría decirse que hay un exceso de demanda que no obtiene su contraparte en la oferta generada, lo que trae como consecuencia baja en el ritmo de crecimiento de acumulación de capital, aumento del desempleo y la priorización de actividades improductivas y especulativas.

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Nota metodológica:

· Todos los cálculos fueron elaborados por el autor.

· La plusvalía es la riqueza generada por los trabajadores de los sectores productivos, y se obtiene restando, al valor agregado total de la economía, las remuneraciones realizadas a los trabajadores productivos.

Fuentes consultadas:

1) Banco de México, página web, consultada entre el 15 de marzo y el 3 de abril de 2010.

2) Valenzuela, José, Estancamiento y crisis en el México neoliberal, ed. UACH, México, 2007.

*Profesor-investigador del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial de la Universidad Autónoma Chapingo; investigador nacional

palkacios@hotmail.com

CONTRALÍNEA 178 / 18 DE ABRIL DE 2010


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