9/20/2010

En el marco del IV Foro Social de las Américas

Por: Juan José Tamayo*

Los Movimientos Feministas tuvieron un importante protagonismo en el IV Foro Social de las Américas reunido en agosto de este año en Paraguay. Fueron numerosos los talleres que analizaron la situación de las mujeres en Amerindia desde la perspectiva de género con el objetivo de lograr su empoderamiento en un continente donde el patriarcado impone su ley en la mayoría de los campos del quehacer humano.

Los dos ejes transversales del Foro fueron precisamente la igualdad de género y las diversidades. Eran la mejor muestra de que “América está en camino” hacia la meta de la igualdad, pero no clónica, sino dentro del respeto a las diversidades: sexual, étnica, lingüística, moral, religiosa, política, cultural y económica. El feminismo cala cada vez más en la mentalidad personal de la ciudadanía y en el imaginario social de hombres y mujeres de diferentes creencias religiosas e ideologías.

Liberar al feminismo

La llamada a descolonizar el feminismo, es el tema sobre el que voy a reflexionar hoy. Efectivamente, uno de los fenómenos a descolonizar, es decir, a liberar de los modelos teóricos y prácticos impuestos por Occidente en Amerindia son la teoría y la práctica feministas.

Para ello es necesario cuestionar el sujeto universalista a partir del despertar de nuevos sujetos que cuestionan el carácter imperialista del feminismo del Primer Mundo (USA-Europa).

Descolonizar el feminismo significa incorporar al movimiento feminista las experiencias organizativas, metodologías, teorías epistemológicas y prácticas de lucha de las mujeres indígenas, migrantes, afrodescendientes y campesinas latinoamericanas y, en general, desde el Sur, desconocidas, ausentes o no suficientemente representadas en la literatura feminista bajo la hegemonía del Norte.

La concepción liberal del feminismo, afirma Saba Mahmood, “limita de forma severa nuestra capacidad para comprender y cuestionar las vidas de las mujeres cuyos deseos, afectos y voluntad han de ser moldeados por tradiciones no liberales” (Liliana Suárez Navaz y Aída Hernández Castillo (editoras), Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde los márgenes, Cátedra, Madrid, 2008, 2010, p. 168).

Dicha concepción se ha transnacionalizado y ha influido en las condiciones locales de vida. ¿Cómo? Universalizándola y convirtiéndola en consigna única e imperativo categórico de los organismos internacionales que han impuesto una concepción uniforme de la igualdad de género.

Los discursos supuestamente universalizantes sobre los derechos de las mujeres no son tan potentes argumentalmente, ni tan políticamente universales como a primera vista puede parecer. Son, más bien, “contestados y resignificados” en América Latina, por ejemplo, por las mujeres antes referidas, que luchan por unas relaciones más sororales, justas e igualitarias entre mujeres y hombres.

Reconceptualizando equidad

Y ello a partir de una definición del ser humano que trasciende el individuo occidental (que desemboca en individualismo), de una concepción de la vida que va más allá del derecho a la propiedad y de un concepto de equidad que incluye no sólo complementariedad entre los géneros, sino también, y de manera especial, entre los seres humanos y la naturaleza en una relación no de sujeto a objeto, sino de sujeto a sujeto en una relación cosmo-antropológica simétrica.

La descolonización del feminismo en Amerindia se traduce en la opción por las mujeres doble o triplemente discriminadas y oprimidas: por ser mujeres, por pertenecer a los sectores populares empobrecidos de la población, por formar parte de una etnia negada, de una cultura masacrada y de una religión destruida.

Reflexión colectiva

El taller La subalternidad y la colonización a través del cuerpo de la mujer celebrado en el IV Foro Social Américas respondía precisamente al objetivo de descolonizar el cuerpo de las mujeres latinoamericanas y, en consecuencia, el feminismo. Estaba organizado por el Observatorio Feminista “Las Viginias” y el Centro de Servicios y Estudios Rurales (CSER).

El CSER es una organización creada en 2002 por profesionales de diferentes disciplinas que asesora a organizaciones campesinas, indígenas, mujeres y grupos juveniles para la legalización de tierras y territorios, promueve la propiedad comunitaria cono alternativa a la concentración por parte del capital financiero especulativo, capacita en derechos sociales, civiles, políticos, de género y derechos humanos, apoya la producción agroecológica de alimentos y elabora estudios e investigaciones sobre la situación de la tierra en el Paraguay, la situación de las mujeres rurales y campesinas y las crisis agrarias.

“Las Virginias”

Nacieron en mayo de 2008 en Paraguay tras la derrota del Partido Colorado, hegemónico en el país durante 61 años y cuarenta años después del movimiento estudiantil del “Mayo francés”, de especial significación para los movimientos feministas y otros movimientos sociales y culturales.

El objetivo de la nueva asociación era hacer un análisis políticamente incorrecto sobre los problemas de las mujeres y dirigir una mirada crítica del quehacer político de Paraguay desde el nuevo escenario político tras el triunfo de Fernando –verdadero hito en la historia de dicho país-.

El observatorio surgía sin un ápice de arrogancia. Según el testimonio de las mujeres que lo crearon, asumía “la humilde postura de quien quiere aprender, comprender y compartir sin la espada que generalmente guardan, bajo el poncho o la falda, los dueños y las dueñas de las verdades irrefutables”.

Reconoce como muy positivo el incremento de la presencia de las mujeres en el Paraguay, al tiempo que constata la persistencia del modelo patriarcal dominante donde las voces de las mujeres son apenas un murmullo.

Manifiesta su preocupación por la fragilidad y los retrocesos de la democracia en la región que afecta más negativamente a las mujeres ya que “los totalitarismos misóginos prenden y se reproducen en los grupos domésticos”.

Desmontando colonización

El taller se centró en una reflexión colectiva sobre subalternidad y la colonización a través del cuerpo de la mujer. Por colonización se entiende la dominación de un país o territorio por parte de otro. Puede ser de distintos tipos: económico, político, militar, cultural, y darse de forma pacífica o violenta.

El colonizador impone las reglas de juego que, con el paso del tiempo, el pueblo interioriza y asume no como patología sino como comportamiento normal. A la persona o al país subalterno se les roba su historia y se les impone la ley del silencio.

¿Resultado? La persona o el pueblo dominado y sometido poseen de facto un rango más bajo que el dominador y termina por pensarse a sí mismo como inferior. En el caso de las mujeres, consideradas sujetos subalternos, son representadas por “otros”, que ponen nombre e interpretan sus necesidades, deseos, aspiraciones, sueños, sin ser previamente tenidas en cuenta ni escuchadas. Controlar los sueños constituye la forma más humillante de esclavitud y es como cortar las alas a los voladores y voladoras.

Cuerpo de las mujeres expropiado

El cuerpo de las mujeres no le pertenece. Las mujeres pueden ser obligadas a parir o a no parir según la omnímoda voluntad de los varones que se comportan autoritaria y patriarcalmente. Las mujeres no disponen de su cuerpo, que en muchas culturas se reduce a simple aparato reproductivo, a mero repuesto para disponer de mano de obra barata o, peor aún, a objeto de agresión, botín de guerra y pieza de conquista.

La lucha contra la subalternidad y la colonización a través del cuerpo de las mujeres fue el objetivo del Taller, sobradamente logrado al menos en el Foro. Es todo un ejemplo para el Norte, que sigue ejerciendo de múltiples formas la colonización a través del cuerpo de las mujeres creyendo que está contribuyendo a su liberación. ¡Qué error!

*Es un teólogo español vinculado a la Teología de la Liberación sobre la que ha trabajado abundantemente. Actual Secretario General de la progresista Asociación de Teólogos Juan XXIII.

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