2/01/2011

Los periodistas pal cafe......



Julio Hernández López: Astillero
Deslumbradas y envalentonadas por el triunfo del dinosaurismo light al que se prestaron, ciertas franjas directivas de los partidos asociados en Guerrero (PRD, PT, Convergencia y PAN) han convalidado la instalación de una nueva historia de polarización y exclusión a título de peligros para México definidos a personalísimo título por el comandante Calderón. En 2006, la guerra política y social fue contra el puntero en las encuestas, el que parecía inalcanzable e invencible, Andrés Manuel López Obrador, a quien se le aplicó una suerte de fraude electoral patriótico; hoy, la misma lógica de exterminio político se trata de practicar con el enemigo designado, Enrique Peña Nieto y el PRI, a quienes el felipismo está decidido a descarrilar haiga de ser como haiga de ser.
Obsesionados con tumbar de la delantera al copete salino, los dirigentes formales de las organizaciones de izquierda y del partido presuntamente en el poder han aceptado que el bélico Calderón diluya y prostituya plataformas ideológicas partidistas (las alianzas que a fin de cuentas constituyen una regresión política peligrosa), doblegue y sustituya instancias de mando y participación (el caso del candidato panista en Guerrero y el silencio de Gustavo Madero), utilice procesos judiciales precarios o infundados para desacreditar a opositores en vísperas electorales (las acusaciones contra Añorve por supuestos nexos con narcotraficantes) y maneje descaradamente recursos y resortes de las administraciones federal y, en este caso, la aliada estatal, para ayudar al candidato favorito y dañar al contrario.
En el caso del PRD, el PT y Convergencia, no solamente han aceptado una marrullera alianza de facto que a última hora unió sus destinos a los del PAN en Guerrero, sino que, al guardar silencio respecto a las nuevas andanzas felipenses en materia de adulteración electoral, quedan sin autoridad moral suficiente para denunciar hechuras similares cuando a ellos les afecten. Ebrard, Ortega, Camacho y otros dirigentes de estructuras electorales de izquierda han dado el banderazo de salida al bandolerismo electoral pinolero correspondiente a 2012, creyendo que esos efectos nocivos solamente alcanzarán al priísta copeteado.
Ironías de la circunstancia: hoy, la defensa de una expectativa electoral medianamente aceptable para la izquierda en 2012 pasa por la denuncia y combate de los excesos del calderonismo gobernante contra una opción naturalmente repudiable para esa izquierda, la del PRI salinizado y gaviotón. En realidad, los grupos que condujeron el arribo del PRI bis, el de Ángel Aguirre, a la victoria en Guerrero, ni siquiera parecieran haber necesitado el apoyo numérico del PAN, arrimado a última hora por Calderón al banquete chucho-marcelista. Siendo fuerte el respaldo cívico a la propuesta de Aguirre, la mencionada izquierda debería hoy apoyar las denuncias del PRI contra Calderón, no para anular el proceso de Guerrero, que políticamente ha quedado ya asentado, sino para frenar el proceso felipista de envenenamiento y perversión electoral rumbo a 2012. Cierto es que el PRI se ve tragicómico denunciando suciedad electoral cuando históricamente ha sido su especialidad (en todo caso, que denuncien violación a los derechos de autor), y que en Guerrero lo que se vivió fue una competencia de mapaches, pero la izquierda podría darle viabilidad a su futuro, y desmarcarse aunque sea levemente del fierro calderonista si es capaz de reivindicar la legalidad y repudiar las prácticas fraudulentas de Los Pinos.
DROGA CONFISCADA. En Tiquicheo, Michoacán, soldados confiscaron un tráiler con tres toneladas de mariguana escondidas debajo de sacos de verduras, las cuales serían transportadas a TexasFoto Reuters
A menos que el compromiso con el felipismo sea mucho, y que los trazos del futuro sean compartidos. Es decir, a menos que los pactos secretos del presente estén contemplando desenlaces compartidos en 2012, con candidaturas ciudadanas por consenso o con una confluencia de PAN y PRD en torno al héroe de la batalla envenenada de Guerrero, el mariscal Ebrard.
Astillas
En el elenco de horrores de la política mexicana sobresalió en los años recientes un personaje turbio al que por ironía se le acabó conociendo como el góber precioso. Producto decantado del priísmo más tradicional, demagogo y marrullero, corrupto y corruptor, Mario Marín ha cumplido íntegro su periodo de gobierno, a pesar de que parecía tumbarlo del poder uno de los muchos asuntos oscuros e injustos que produjo, el del hostigamiento a la periodista Lydia Cacho por órdenes de un empresario pederasta que era socio y cómplice del político poblano que en sus sueños de grandeza creyó posible aspirar a la Presidencia de la República, a título de ser un nuevo Benito Juárez y que ahora, al final de su administración, se conforma con la impunidad garantizada e incluso la esperanza de ser postulado en 2012 como candidato a diputado federal. Al relevo del deplorable mandatario poblano llega Rafael Moreno Valle, un priísta que por táctica pasó años atrás al PAN y que se alinea con el grupo multipardista de la verdadera ganadora de la contienda del año pasado, la profesora Gordillo, su madrina política. Tal como ha sucedido en las demás entidades ganadas por alianzas del PAN y el PRD, con agregados de PT y Convergencia en algunos casos, la asignación de cargos, es decir, el reparto del poder cupular, ha beneficiado a grupos disidentes de quienes en su momento ejercían el poder, priístas no reciclados, panistas de oportunidad y, sobre todo, representantes del poder magisterial y panalero. En Puebla, al precioso Marín le sustituye el elboso Moreno Valle. Los nombres de posibles integrantes del nuevo gabinete local generaban suspicacia y oposición: un cuñado con aspiraciones de ser secretario de gobierno y jefe del gabinete, el represor de Oaxaca y Atenco, Ardelio Vargas Fosado, en la secretaría de seguridad pública; el senador con licencia y ex dirigente de Convergencia, Luis Maldonado –cercano a Gordillo– como secretario de educación, y otros aspirantes ligados al ex gobernador Melquiades Morales. ¡Viva el cambio!... Y, mientras Monterrey y Tampico viven más violencia pública, ¡hasta mañana, con una fuerza social perfilándose ayer en el Zócalo!
Fax: 5605-2099 •
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Enrique Galván Ochoa: Dinero
Aun cuando no tiene la obligación de hacerlo –excepto con sus socios en las bolsas de valores–, Carlos Slim ha venido informando al público sus planes anuales de inversión a partir del año 2009. Ayer presentó el que corresponde a 2011. Las cifras son espectaculares y escapan a la comprensión del mexicano de a pie. Se asemejan a las de algunas secretarías del gobierno central, que tampoco alcanzamos a imaginar. Sus inversiones de estos tres años lo han hecho más rico, y no podía esperarse otra cosa de un hombre de negocios con la reputación internacional de ser el más pudiente de los cinco continentes. Ha levantado un imperio a partir de que Salinas de Gortari le vendió Telmex. Ayer, al presentar sus números, tocó el tema de la inseguridad. Dice que a pesar de las condiciones que existen hoy en México los empresarios deben seguir invirtiendo, no pueden dejar el campo libre. Es una buena advertencia, porque hay un éxodo imparable hacia Houston, San Diego, Miami, Nueva York. El señor Slim podría hacer algo más que aconsejar. Aunque no tocó el punto, sin duda no escapa a su sensibilidad el origen de la violencia que azota al país. Los jóvenes que protagonizan los episodios de crimen en las calles de Ciudad Juárez y otras partes de la República no pertenecen a familias de la clase media ni alta, no fueron a la universidad ni dejaron un empleo bien pagado para empuñar una metralleta. Tanto policías como narcos son reclutados en la esfera de la gente pobre. La desigualdad económica muestra una de sus muchas máscaras en la violencia. El imperio del señor Slim no está seguro en un entorno así, aunque diga que sus empresas hasta hoy no han tenido problemas. A mi buzón han llegado casos que hablan de lo contrario y algunos se los he enviado a sus funcionarios. No es sólo el problema de la violencia, también está otro vinculado por el mismo origen: la creciente insatisfacción social por las condiciones de penuria. Horas después de que deslumbrara con sus datos al numeroso grupo de reporteros al que convocó, una marcha de obreros pertenecientes a sindicatos no oficialistas y grupos campesinos marcharon por Paseo de la Reforma para expresar su descontento por los bajos salarios y el desempleo… entre otras muchas cosas. Hasta hoy este tipo de marchas no han tenido resultados, no por falta de ímpetu, sino porque sus organizadores no van más allá de la protesta callejera, pero eventualmente la gente podría salirse de control. La enorme fortuna del señor Slim, y la necesidad de protegerla, lo pone a cargo de una responsabilidad grande. Y no se trata de que salga a la calle a regalar dinero, sabido es que no cree en la caridad, ni tampoco sería este procedimiento el que resolviera o paliara el problema. Lo que sí podría hacer es lo que hizo otro magnate en su tiempo: Henry Ford. Pagaba buenos salarios a sus empleados para que le compraran automóviles. Su ejemplo fue seguido por otras empresas estadunidenses y contribuyó al desarrollo de una clase media con poder de compra. Recientemente escribió a esta columna la madre de una mujer que buscó empleo como mesera en un Sanborns y se encontró con que le pagarían el salario mínimo… más las propinas. Don Carlos tiene al alcance de su mano reivindicar el nivel salarial que la clase politica les ha birlado con minisalarios de hambre. Podría pagarles 10 mil pesos mensuales (aparte las propinas) y tal vez otros empresarios del país seguirían su ejemplo y con suerte veríamos el nacimiento de una nueva clase media. Ganaría clientes para sus tiendas de música, para sus tarjetas de crédito, para sus celulares y sus iPhones. No es un problema económico, sino de mentalidad, de voluntad. Finalmente la nómina de Sanborns es un gasto que íntegramente se aplica contra impuestos.

Carlos Fernández-Vega: México SA
En plena euforia calderonista por el gran crecimiento de la economía mexicana en 2010 (el cual dicho sea de paso, no alcanzó para cubrir el enorme cráter de 2009), es menester recordar que –a pesar de las fanfarrias– en los últimos cuatro años (con adivinen quién sentado en Los Pinos) ese mismo navío de gran calado (Calderón dixit), como desde la residencia oficial bautizaron al enclenque cuan dependiente aparato económico nacional, reporta un crecimiento anual promedio de apenas 0.8 por ciento, uno de los más reducidos, por no decir el menor, de América Latina en igual periodo.
El resultado oficial sobre el comportamiento económico mexicano en 2010 (aunque desde ahora se presume un crecimiento de 5.3 por ciento (contra un desplome de 6.5 por ciento en el año previo) lo divulgará el Inegi dentro de tres semanas, aunque será notoriamente distinto al que desde ya se festeja en Los Pinos y conexos. Qué bueno que la economía repuntara en el año que recién concluyó, pero es obvio que no alcanza para mantener los de por sí precarios niveles de bienestar que los mexicanos tenían en 2006, cuando concluyó el sexenio foxista, durante el cual tampoco se reportó mejoría en dichos niveles.
Pero bueno, con eso de que a foxistas y calderonistas les gusta sumar y nunca restar, amén de que manejan el calendario a conveniencia, parecería que el sexenio de vivir mejor comenzó en enero de 2010 –no en diciembre de 2006–, porque el machacón discurso oficial no cede en su empeño de hacer grande la fiesta que se traen en Los Pinos por el referido gran crecimiento, el cual, dicho sea de paso, será mayor al que ya estima para 2011. Sin embargo, el balance real del cuatrienio calderonista no es otro que el referido líneas arriba: 0.8 por ciento, recuento que por obvias razones queda fuera de la celebración y del discurso.
Lo mismo sucede con la generación de empleo formal. Fiesta por aquí y por allá por los 730 mil registrados en el IMSS a lo largo de 2010. Qué bueno, porque un número igual de mexicanos accedió a una plaza laboral, aunque la mayoría de ellas correspondió a los menores niveles de ingreso y de cualquier suerte no alcanzó a cubrir la demanda de fuentes de empleo. Pero qué más da: fanfarrias, pésele a quien le pese, como diría el carismático Javier Lozano. En este renglón los calderonistas también dan la impresión de que el sexenio arrancó en enero del año pasado, y allí están los buenos resultados (el de Los Pinos y todo su gabinetazo dixit).
Y sí, allí están los resultados, pero de cuatro años de estancia en la residencia oficial, periodo durante el cual la generación de empleos formales acumula 757 mil plazas, de las que el 96.5 por ciento se registraron en 2010. En los otros tres años, sólo 27 mil. De cualquier forma, el promedio anual en ese lapso es menor a 190 mil plazas, cuando la demanda real fluctúa entre un millón y un millón 200 mil. Así, a lo largo del calderonato y en el mejor de los casos, sólo 19 de cada 100 mexicanos en edad y condición de laborar logró colarse en el mercado laboral del sector formal de la economía, y más de una tercera parte de ellos lo hizo de forma eventual.
El discurso, pues, festivo e insistente; la realidad, cruda y con ganas de empeorar. Si al de Los Pinos y su gabinetazo les pagaran por lo primero, sin duda alguna serían multimillonarios Forbes, pero como se supone que les pagan por lo segundo, entonces su deuda con el país y con quienes lo habitan es descomunal, y contando.
En los hechos, cobran sueldos y prestaciones como si los desquitaran y lo hicieran de maravilla. Cada año la nación gasta una verdadera fortuna para mantenerlos como monarcas (rey el de Los Pinos, príncipes los del gabinetazo y corte el resto de la burocracia). ¿Algún país, con el desastroso resultado que reporta el calderonato, pagaría casi 3 billones de pesos para mantener a esa suerte de monarquía? Lo dudo, pero en México, muy a pesar de sus habitantes, sí.
Esa es la cantidad mágica: casi 3 billones de pesos de diciembre de 2006 a igual mes de 2010 (información de la Secretaría de Hacienda, sin contar otro tipo de estímulos, prestaciones, ajuares y aceites), es lo que le ha costado oficialmente a quienes pagan impuestos en este país, y sólo en términos monetarios, el mantenimiento del aparato burocrático federal, con el señor de Los Pinos y su círculo de leales amistades a la cabeza, no obstante el desastroso resultado del calderonato.
Desde luego que esos logros no son presumidos en público, ni forman parte del discurso oficial y mucho menos de la machacona propaganda, pero de que la gozan, sin duda alguna la gozan. Entre otras tantas gracias han procurado, por llamarle así, un crecimiento promedio anual de apenas 0.8 por ciento y la generación de empleo formal en proporciones incluso menores a las del foxiato, lo que ya es decir, pero a la hora de autorizarse y cobrar sueldos, más todo tipo de conexos, parece que esos resultados corresponderían a países verdaderamente miserables y no al México exitoso, con su navío de gran calado que tanto pregonan.
Casi 3 billones de pesos, y contando, para ofrecer ese tipo de resultados es un verdadero atraco a la nación. Cuando se instaló en Los Pinos, la nómina de la burocracia federal (comenzando por la de la residencia oficial) sumaba poco más de 609 mil millones de pesos (5.5 por ciento mayor en términos reales a la de 2005); para diciembre de 2010 las erogaciones se aproximaron a 800 mil millones. Para dar una idea de qué se trata, en el último año referido por cada peso que se destinó a inversión física directa (generadora de riqueza y empleo, entre otras bondades), se canalizó otro peso más 91 centavos al pago de dicha nómina.
Entonces, por mucho que 2010 haya sido un año dorado, si en realidad lo fue, nada justifica el discurso triunfal, la machacona propaganda sobre los logros y mucho menos la abultadísima nómina oficial.
Las rebanadas del pastel
Mientras los mexicanos gozan el nuevo aumento al precio del gas LP anunciado ayer por la Secretaría calderonista de Economía y pacientemente esperan que el próximo sábado el gobierno federal les de otro gasolinazo, surge la duda: ¿te cae que Ángel Aguirre es de izquierda y que el resultado electoral en Guerrero es un gran triunfo para la izquierda mexicana? (Marcelo Ebrard dixit y recontra dixit). ¡Qué descubrimiento! Entonces, eso quiere decir que Rubén Figueroa también es de izquierda.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mxhttp://twitter.com/cafevega

El Correo Ilustrado
Los mexicanos se informan por la red, no por el gobierno
Desde hace cuatro años, los mexicanos esperamos un informe que el gobierno tiene obligación de dar sobre las razones que tuvo para involucrarnos en esta guerra que ha resultado desastrosa para nuestro país: suponemos que por lo menos, y por respeto a los otros dos poderes que forman el gobierno de México –el Judicial y el Legislativo–, éstos fueron informados en su oportunidad, respetando nuestra Constitución.
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Abraham Nuncio: La banda del sombrero gris
En las antiguas películas de vaqueros, los buenos usaban sombrero blanco y los malos negro. Si quisiéramos representar a unos y otros en el vórtice de violencia en que hunde el país, no podríamos distinguir quién es quién. Los buenos y los malos andarían tocados con sombrero gris.
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Magdalena Gómez: Días de duelo, ira y luchas
Cuesta poner buena cara al mal tiempo, como dice la conseja popular. El año se inició con la partida del Tatic don Samuel Ruiz, cuya vida y aportes fundamentales han sido ampliamente analizados en La Jornada y otros medios que no siempre fueron proclives al compromiso y proyecto que construyó con tantos y tantas otros y otras. Habría que destacar que junto a El Caminante su labor fue la de un sembrador, lo mismo dentro de la Iglesia, pero sobre todo y fundamentalmente en relación con la autonomía de los pueblos indígenas. Hoy resulta increíble imaginar siquiera la situación de los pueblos en Chiapas en los años en que don Samuel emprendió su caminar sembrando como opción de su fe la revalorización de la cultura e identidad indígena, base fundamental para el ejercicio autonómico que hoy existe en Chiapas y otras partes del país y el continente en confluencia con otros movimientos que se fraguaron en aquellos años y que en conjunto desataron un auténtico torrente social cuyos afluentes es difícil definir y tampoco se encuentra sentido a intentarlo.
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Marco Rascón: Carlos Salinas y el nuevo IEPES
Para la inquisición de los políticamente correctos, confieso que lo he leído de cabo a rabo y no me queda duda: Carlos Salinas es el demiurgo que armoniza las ideas de la restauración priísta. Es el encargado de cambiar de piel al dinosaurio y ponerle una de ternera. Es él ahora quien encarna y sustituye la función del viejo Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES), que elaboraba las plataformas de campaña de los nuevos presidentes y donde se perfilaban los nuevos ministros. Carlos Salinas ha sido convocado y contratado para hacer este trabajo, aunque él haya tenido que reinventar su historia política y, sin necesidad de la autocrítica, acusar a otros de su propia obra.
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Luis Hernández Navarro: Don Samuel, el obispo de los indios
Patrocinio González Garrido gobernó Chiapas entre diciembre de 1988 y enero de 1993. Defensor de caciques y latifundistas, de vocación autoritaria y racista, chocó sistemáticamente con Samuel Ruiz. Le resultaba inadmisible que el pastor defendiera a los pobres y a los indígenas. Les devuelvo a los indios sus tierras cuando usted les regrese su religión, le replicó al obispo en tono sacrcástico en una ocasión, ante sus demandas de justicia.
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José Blanco: El trabajo Ponzi de Wall Street
Durante algunos días el rumor se extendió primero en los círculos financieros; más tarde en los medios: The New York Times tenía ya en su poder el informe de más de 600 páginas formulado por la FCIC (Financial Crisis Inquiry Commission), creada por el gobierno de Obama dentro de los primeros seis meses de su mandato, justamente para investigar y escribir sus conclusiones sobre el origen y el desarrollo de la crisis financiera en Estados Unidos, que rápidamente se extendió por el mundo, y que pronto también acabaría por convertirse en una crisis económica propiamente dicha.
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Javier Flores: Células sexuales de laboratorio: escenarios hipotéticos
Durante la primera década del siglo XXI, la cual recién concluyó, uno de los resultados más sorprendentes de la investigación biomédica fue la obtención de óvulos y espermatozoides en el laboratorio. En condiciones normales, estas células se producen en los ovarios y los testículos (gónadas), pero desde 2004 se ha demostrado que en los humanos su desarrollo puede ocurrir en medios artificiales a partir de otros elementos: las células troncales (llamadas también células madres o primordiales).
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