3/14/2011

Los Nuevos Desafíos del Periodismo Político en México



Escrito por Arturo Loría el 14 marzo 2011 a las 10:08 pm en Periodismo

Comencemos por ciertas definiciones:

1.-Periodismo. Es el oficio dedicado a informar sobre asuntos de interés general. Se destaca por tres herramientas fundamentales: la investigación, la entrevista y la crónica o el relato de hechos. El periodismo no busca adoctrinar sino dar elementos para el análisis y la comprensión de la realidad. Su principal destinatario no es el poder o el político, sino el ciudadano, en su calidad de lector o de audiencia, en el caso del periodismo en medios electrónicos.

El periodismo, ante todo, es un oficio que busca alumbrar lo oscuro, indagar sobre los secretos del poder y no ocultar o formar parte de esos secretos del poder.

El historiador mexicano, Daniel Cosío Villegas, en alguno de los artículos que escribió para el periódico Excélsior, en la época de Luis Echeverría, destacó que la prensa en México no era el “cuarto poder” sino el “cuarto sector” del PRI, además del sector obrero, campesino y popular. De esta manera, Cosío Villegas describió cómo durante la época dorada del autoritarismo mexicano el periodismo se escribía para el poder y desde el poder.

Nuestra pregunta fundamental es si esta realidad ha cambiado. Lo veremos en esta plática.

El periodismo, dijo el reportero polaco Kapuscinsky, no es un oficio para cínicos, pero tampoco es un trabajo para indiferentes o para personas carentes de curiosidad o para quienes no tienen capacidad de indignación ante las injusticias. En otras palabras, los tres ingredientes para ser periodista son una enorme capacidad de investigación y aprendizaje, constantes, un cierto escepticismo ante el poder y los poderosos y un vínculo constante con la realidad.

2.-Política.-Es el estudio del fenómeno del poder en todas sus expresiones: cómo se construye el poder, cómo se mantiene, cómo se genera la obediencia o el abuso del poder. Y hablamos no sólo de poder gubernamental sino también de poder económico, ideológico, de poder simbólico (como el que ejercen los propios medios de comunicación).

La política es, ante todo, una ciencia social que se dedica a los asuntos de interés público. En esto se emparenta con el periodismo. Sin embargo, a diferencia del político, el periodista no busca mantener o ganar el poder sino cuestionar, indagar y averiguar sobre el poder.

Generalemente se cree que la política es un terreno vedado para el ciudadano, común y corriente, que la política es de los privilegiados, de aquellos que son capaces de entrar al reino de las trampas y de las mentiras. Eso, en todo caso, es la politiquería, no es la política.

La política es un ejercicio constante de empoderamiento y de búsqueda de consensos y de credibilidad. Y en esto, el periodismo juega siempre un papel fundamental: no hay poder ciudadano sin información, sin conocimiento. Por eso la censura sólo ayuda a la politiquería.

Tres modelos

En el periodismo político tenemos tres contextos básicos: el autoritario (cuando se privilegia el orden y la eficacia sobre el consenso y el convencimiento); el totalitarismo (cuando se busca el control total sobre la sociedad y sobre los medios); y el democrático (el poder basado en la deliberación, en la crítica y en la formación de ciudadanos informados).

En México sólo hemos tenido un modelo: el autoritario. Es un modelo de negociación y subordinación entre el poder político y los medios. En el modelo autoritario no sólo predomina la censura sino, básicamente, la autocensura. Es decir, se conocen los códigos secretos.

Es lógico que el periodismo político florezca y se desarrolle de manera más dinámica en un modelo democrático por tres razones fundamentales:

a) El papel del periodismo político es cuestionar e indagar, poner en duda permanentemente las verdades que el poder quiere imponer y contrastar las distintas versiones que se nos dan de la realidad.

Ojo, el periodista político no es un promotor o publicista del gobernante en turno o de los poderosos; el periodista político tampoco es el que sólo va a conferencias de prensa y asume como dogmas los dichos de los funcionarios. Este tipo de periodismo florece en el esquema autoritario.

b) En México es muy generalizada la idea de que los periodistas no deben indagar o afectar los intereses de la propia empresa para la que trabajan. Mucho menos, enfrentarla con los poderes políticos, económicos, religiosos, mediáticos y criminales, como en el caso del narcotráfico.

Por eso es tan generalizada la autocensura. Es la interiorización del esquema de control de la información. Y esto es clásico en los modelos autoritarios. Para pasar a un modelo democrático de periodismo político nuestro principal enemigo a vencer no es la censura del gobernante sobre el medio –aunque esto se mantenga- sino la propia autocensura de los medios. Mientras más poderoso y más intereses tiene un medio (como en el caso de Televisa o de TV Azteca) éste deja de buscar el periodismo político para informar al ciudadano y hace proselitismo político.

c) En un modelo democrático el principal enemigo a vencer, junto con la autocensura, es la impunidad, es decir, el ejercicio ilegal, sin rendición de cuentas, de un poder arbitrario.

Decepción Social

¿Qué ha pasado en México? ¿Realmente hemos abandonado el modelo autoritario para transitar a uno democrático?

No hemos transitado de un modelo autoritario a un modelo democrático. Por el contrario, transitamos de un modelo autoritario priista, con un esquema de control sobre la prensa medianamente eficaz a otro régimen autoritario ineficaz, que ha reinventado y agudizado los signos de decadencia del viejo régimen priista y presidencialista.

Por poner un ejemplo, ahora es más peligroso para el periodista un gobernador que se comporta como un virrey que un presidente de la República; tiene más poder de control el capo de una plaza de la droga que el dirigente de cualquier partido político; hoy es más difícil y duro criticar a los poderes mediáticos que se han vuelto poderes políticos (como Televisa) que al mismo Congreso. De hecho, ya nadie repara en que los ámbitos donde menos se ejerce la censura es en los Congresos, no porque los diputados no quieran sino simplemente porque ya no les funciona el esquema autoritario.

El régimen autoritario imperfecto, acentuado con la llegada de Vicente Fox a la presidencia y su enorme incapacidad de cumplir una sola de sus promesas ha generado un profundo desencanto social, una especie de decepción democrática. Nuestra labor como periodistas es combatir ese desencanto y desenmascarar la trampa de este régimen autoritario imperfecto: es mentira que hayamos transitado a la democracia. Más bien se traicionó la transición a la democracia.

Fox y Calderón presumen mucho, junto con otros gobernadores tanto del PAN, como del PRI y del PRD, que ahora hay más libertad de expresión que antes. Este hecho, en muchos sentidos, es real, pero este mayor grado de libertad de expresión no se debe al abandono de los intentos autoritarios desde el poder político sino a la incapacidad de control.

En muchos sentidos, ahora existe más autocensura porque los propios medios de comunicación han dejado de ser empresas periodísticas para transformarse en grupos de poder económico o de poder político. Ese es un nuevo desafío.

Más grave que la crisis económica y financiera o que la crisis laboral y la crisis educativa que vivimos ahora (reflejada en los bajísimos índices de lectura a nivel nacional) es la crisis moral en la que estamos sumidos como sociedad. Y cuando hablo de crisis moral no hablo de moral en sentido religioso o católico. Hablo de moral en sentido de la ética política y de la ética periodística.

La propia Iglesia pasa por una crisis moral profunda. ¿Cómo es posible que realicen un Sexto Encuentro Internacional de la Familia para condenar la unión libre, el divorcio o la existencia de familias sostenidas por una persona (en su mayoría mujeres) y sean incapaces de ejercer la mínima autocrítica ante los curas pederastas, como el que acaban de detener en Veracruz, o ante las órdenes religiosas que encubren a los ministros que cometen abusos sexuales?

El periodista político siempre tendrá que entrarle a estos terrenos incómodos.

Los Nuevos Desafíos

Los temas y los asuntos que son indispensables reportear, investigar, describir y analizar en este periodo de régimen autoritario imperfecto no son pocos. Por el contrario, hoy más que nunca los periodistas tenemos mucho que escribir y mucho que aprender.

Existen ejemplos terribles y nuevos fenómenos que merecen una atención distinta.

Voy a poner tan sólo algunos casos:

1.-La guerra contra el narcotráfico emprendida por el gobierno federal no ha aminorado la expansión del crimen organizado. Por el contrario, lo ha diversificado y lo ha socializado de una manera brutal.

Se ha criminalizado el comercio, el uso y el consumo de la droga, pero en nueve años de fiesta de las balas en todo el país no se ha modificado un ápice el gran negocio ilegal. Por el contrario, la guerra contra el narcotráfico ha encarecido la droga y ha vuelto más escandalosas y ramificadas las ganancias, la extorsión y la corrupción.

De acuerdo con la DEA, en 2007 y 2008 la droga aumentó en un 44 por ciento su precio y su pureza disminuyó 33 por ciento. Es decir, se vende peor cocaína a un precio más alto. Un gramo de cocaína pasó de 95 a 136 dólares por gramo en Estados Unidos. Para la DEA esto es un éxito, pero no dice que el consumo no disminuyó. En México, el número de consumidores constantes de algún tipo de droga ilegal pasó de 600 mil a 1 millón 200 mil personas entre 2000 y 2008.

2.-Se han detenido a muchos capos y supuestos líderes de cárteles, pero el crimen organizado no ha disminuido. Por el contrario, se ha ramificado. Hoy el crimen organizado pasa por el tráfico de armas, el tráfico de migrantes, la trata de personas, el tráfico de piratería. Tepito, por ejemplo, es una zona controlada cada vez más por los Zetas.
Un extraordinario ejemplo de cómo realizar un reportaje novelado sobre la diversificación y las ramificaciones del crimen organizado es el libro Gomorra, del joven italiano Roberto Savarino. A sus 28 años de edad, Savarino se atrevió a describir desde los detalles más nimios la compleja red de los intereses de la Camorra napolitana y logró una de las mejores radiografías jamás escritas sobre la mafia. Lo que sucede con la Camorra italiana es lo que está sucediendo con los cárteles mexicanos: el uso intensivo de todo tipo de tráfico de mercancías, el uso de menores de edad como sicarios (ahí está el caso de Ciudad Juárez), la feminización del poder del narco, etc.

3.-Día con día leemos en los periódicos el registro tremendo de los crímenes derivados de la lucha contra el narcotráfico, pero nadie está contando la verdadera historia de estos asesinatos.

Las cifras oficiales son alarmantes: en 2007 y 2008 –los dos años de la pesadilla calderonista- se contabilizaron 7,847 asesinatos por asuntos relacionados con el narcotráfico. Tan sólo en el mes de noviembre se registraron 900 crímenes.

No se están contando estas historias, no porque los periodistas no quieran sino porque el miedo ha penetrado hasta las redacciones. Desde el gobierno de Vicente Fox a la fecha han asesinado a 56 trabajadores de la información en México.

Cada uno de estos crímenes de periodistas es una radiografía de lo que estamos viviendo en el país. Y por elemental rigor, no podemos abandonar estas historias.

4.-Cuarto y último ejemplo. Los propios medios de comunicación se han convertido en actores y escenarios para escribir las historias del nuevo periodismo político. Televisa dejó hace mucho de ser el “soldado del presidente” para convertirse en la empresa que busca imponer a un presidente. Ahí está el caso de Enrique Peña Nieto y todas las historias de presiones que hemos vivido desde que en 2006, la empresa de Emilio Azcárraga Jean decidió imponer una legislación de medios a su manera, la famosa Ley Televisa.

Democratizar los medios electrónicos en el país es uno de los grandes desafíos para el nuevo periodismo político. Ahora lo vemos con toda su crudeza en la campaña que han emprendido las televisoras contra Telmex-Telcel a partir de que Grupo Carso suspendió las cuentas publicitarias.

Si tenemos una televisión de corte estalinista y con cultura de control priista el periodismo mexicano nunca llegará a florecer. Se trata de cuestionar, investigar e indagar.

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