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Indígenas pagan con su vida falta de infraestructura médica
Por Patricia Mayorga Ordóñez, corresponsal
Chihuahua, 19 ago 11 (CIMAC).- El Hospital General de Guadalupe y Calvo, municipio de la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua, sólo cuenta con dos ambulancias y un chofer para atender a toda la población de la región. Hace una semana llegó una mujer embarazada con signos de preclamsia (hipertensión arterial que puede provocar una hemorragia).
Ante la emergencia obstétrica, una doctora ordenó que la paciente fuera trasladada a la ciudad de Parral (a dos horas de camino), ya que el único ginecólogo que había en el nosocomio fue despedido hace unos meses. La mujer tuvo que esperar 10 horas hasta que uno de los enfermeros, al terminar su turno, se ofreció a llevarla al otro hospital. Milagrosamente se salvó.
Pero no siempre es así. La corrupción y la falta de apoyo en infraestructura en salud, ambulancias y personal médico, colocan –tristemente– a Guadalupe y Calvo como el municipio líder en muerte materna en todo Chihuahua.
En esa localidad, el 70 por ciento de embarazos corresponde a mujeres adolescentes y alrededor del 24 por ciento de muertes maternas se registra en ese grupo de edad. Casi la totalidad de los casos que se atienden en salud reproductiva (70 partos o cesáreas al mes) son de mujeres indígenas tarahumaras y tepehuanas, reportan autoridades sanitarias de la jurisdicción con sede en Parral.
En 2009, Chihuahua se ubicó en el tercer lugar nacional entre los estados con más casos de muerte materna (MM). Irma Leticia Ruiz González, subdirectora de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud estatal, advierte que en 2010 la entidad trepó al segundo sitio. El año pasado se registraron 38 muertes y en 2011, hasta la semana número 30, van 32 casos registrados.
CARENCIAS
Guadalupe y Calvo está a siete horas de trayecto de la ciudad de Chihuahua, capital del estado. En el Hospital General, ubicado en la cabecera municipal, laboran unos 12 médicos generales, dos pediatras, un médico internista, dos anestesiólogos y un cirujano.
Las plazas faltantes son ocupadas por personal becario que permanece únicamente cuatro meses y los médicos asignados pocas veces se animan a quedarse debido a la inseguridad prevaleciente en la zona serrana. Quienes han permanecido durante años enfrentan además de la corrupción administrativa, amenazas por parte de grupos delictivos que operan en la región.
Además de las carencias materiales y de personal, las y los pacientes del hospital local denuncian falta de higiene en el nosocomio. “En los quirófanos hay ratones, desde hace seis años no desinfectan el lugar y la máquina para fumigar no sirve”, dice una mujer indígena.
Otra situación que ha provocado que se dispare el número de muertes maternas en el municipio, a decir de pobladores, es que los directivos del hospital administran mal los medicamentos, la mayoría caducos, y los mantienen bajo llave.
PANORAMA SOMBRÍO
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud federal, el 86 por ciento de las muertes maternas a nivel nacional ocurre en los hospitales por la falta de capacitación del personal médico, para atender las emergencias obstétricas, como puede ser un caso de preclamsia.
En 1990, México firmó los Objetivos del Milenio; entre ellos, que en el año 2015 no ocurran más de 22.5 muertes maternas por cada 100 mil habitantes. Tan sólo los municipios más pobres del estado de Chihuahua “aportan” más de 80 MM por cada 100 mil habitantes.
Más del 36 por ciento de los embarazos en la entidad son de mujeres adolescentes, y del total de muertes maternas el 24 por ciento corresponde a ese grupo de edad.
En 2010 se registraron 15 mil 92 embarazos en adolescentes de un total 40 mil 743 casos registrados en la visita de primera vez para tener atención médica. En 2011, la Secretaría de Salud estatal registra 17 mil 643 embarazos en general, de estos 6 mil 405 son de adolescentes.
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