La Corte Suprema de Canadá anuló la absolución, proferida por dos
tribunales de la provincia de Nueva Escocia, que permitió la liberación
de la neo escocesa Nicole Ryan
quien fue considerada inocente
a pesar de haber reconocido que complotó para matar a su ex marido. Los
primeros fallos judiciales, de un juez y de la Corte de Apelaciones de
Nueva Escocia, consideraron que Ryan sufría del síndrome de la mujer
golpeada y que sus acciones eran el resultado de una intimidación por
parte de su pareja que la obligó a actuar para salvar su vida y la de
su hija. Según las dos primeras instancias, la neo escocesa buscó la
forma de asesinar a su marido mientras estaba amenazada y vivía en «un
clima de terror».
El fallo de la Corte Suprema de Canadá considera que la mujer no podía alegar la intimidación o la presión para justificar sus gestos porque ese tipo de defensa sólo es aplicable cuando una persona actúa bajo amenaza y sin tener más opciones que cometer un crimen que afecta, habitualmente, a una tercera persona inocente.
«La defensa fundamentada en la intimidación o la coacción sólo puede ser invocada cuando una persona comete una infracción bajo la presión de una amenaza proferida con el objetivo de forzarla a cometer esa infracción. ( … ) Si un acusado fue amenazado sin ningún elemento de coacción, su único medio o argumento de defensa es la legítima defensa.» dice la Corte en su fallo.
Sin embargo, el máximo tribunal del país reconoce que se trata de una «situación excepcional» y por eso concluyó (8 magistrados a favor y 1 en contra) que sería injusto imponer otro proceso a Nicole Ryan debido a los malos tratos que recibió y a los interminables procedimientos judiciales.
En el 2008, luego de haber vivido varios años de violencia por culpa de su ex marido y temiendo por su vida y la de su hija debido a nuevas amenazas, Nicole Ryan intentó contratar un sicario para matar a su marido. Sus primeras gestiones no dieron resultado pero la policía, que supo de la situación, envió a un agente de infiltración que le propuso sus servicios.
Nicole Ryan le pagó 2000 mil dólares y le entregó una foto de su ex marido y la dirección en la que podía encontrarlo. Las autoridades la arrestaron y la acusaron de haber aconsejado la realización de una infracción que no se cometió.
El fallo de la Corte Suprema de Canadá considera que la mujer no podía alegar la intimidación o la presión para justificar sus gestos porque ese tipo de defensa sólo es aplicable cuando una persona actúa bajo amenaza y sin tener más opciones que cometer un crimen que afecta, habitualmente, a una tercera persona inocente.
«La defensa fundamentada en la intimidación o la coacción sólo puede ser invocada cuando una persona comete una infracción bajo la presión de una amenaza proferida con el objetivo de forzarla a cometer esa infracción. ( … ) Si un acusado fue amenazado sin ningún elemento de coacción, su único medio o argumento de defensa es la legítima defensa.» dice la Corte en su fallo.
Sin embargo, el máximo tribunal del país reconoce que se trata de una «situación excepcional» y por eso concluyó (8 magistrados a favor y 1 en contra) que sería injusto imponer otro proceso a Nicole Ryan debido a los malos tratos que recibió y a los interminables procedimientos judiciales.
En el 2008, luego de haber vivido varios años de violencia por culpa de su ex marido y temiendo por su vida y la de su hija debido a nuevas amenazas, Nicole Ryan intentó contratar un sicario para matar a su marido. Sus primeras gestiones no dieron resultado pero la policía, que supo de la situación, envió a un agente de infiltración que le propuso sus servicios.
Nicole Ryan le pagó 2000 mil dólares y le entregó una foto de su ex marido y la dirección en la que podía encontrarlo. Las autoridades la arrestaron y la acusaron de haber aconsejado la realización de una infracción que no se cometió.
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