1/28/2013

Los periodistas pal cafe......


La tragedia juvenil de Santa María, la ciudad universitaria de Brasil donde se produjo un incendio que causó cuando menos unas 240 muertes, exige revisar el funcionamiento de los múltiples establecimientos mexicanos de diversión nocturna que suelen constituir trampas mortales sabidas y toleradas por la generalizada corrupción gubernamental y agravadas por el poderío y la agresividad crecientes de la delincuencia organizada.
Las noches juveniles de fin de semana están caracterizadas en México por el sometimiento a la arbitrariedad clasista en las formas de admisión a los locales de esparcimiento, a la adulteración de bebidas alcohólicas, al cobro abusivo y a veces violento de las cuentas de consumo (con la inclusión ilegal de propinas obligatorias, en muchísimos casos), al control irracional de los equipos de seguridad privada (que luego cierran las puertas de los sitios en emergencia para que los clientes no salgan sin pagar) y, peligrosamente, al diseño y operación de inmuebles sin adecuadas ni suficientes salidas, sin las medidas de seguridad correspondientes, con sobrecupo frecuente, convertidas en latentes escenarios mortales.
La corrupción e impunidad en esos antros pasa por las cuentas electorales secretas de muchos partidos. Las mafias empresariales suelen hacer contribuciones en efectivo y sin recibo a candidatos que a la hora de gobernar devuelven los favores permitiendo múltiples anomalías. La proclividad a hacer tratos redituables con esas mafias alcanza a todos los partidos. No se diga del priísmo que en todos los niveles (federal, estatal y municipal) fomenta esas alianzas criminales. También el PAN (basta ver el caso de los permisos para casinos). Y en el PRD, como pudo verse en los casos del Lobohombo y el News Divine (recuérdese que Joel Ortega, ex secretario de seguridad pública, ha sido nombrado director del Metro). Viéndose en los recientes espejos dramáticos del Madrid Arena, en España, y del Kiss de Santa María, en Brasil, bien harían los políticos mexicanos en el poder, y la sociedad en general, en atender con oportunidad y firmeza el caso de las noches juveniles mexicanas también en constante peligro.
Un antro nayarita playero tuvo un significativo invitado de honor: el cantante Joan Sebastian fue llevado por el gobernador Roberto Sandoval para que departiera con diputados y senadores que realizaban en Bahía de Banderas una gozosa sesión plenaria para definir su agenda legislativa del presente año. Así fue que el llamado Rey del Jaripeo apareció en fotografías junto a Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, los coordinadores de las bancadas del partido de tres colores, en una insólita cercanía que remarcó el amiguismo, pues el gobernador Sandoval dijo que el cantor de Tatuajes y de Secreto de amor es su amigo desde hace años, y que acercó de manera innecesaria a los congresistas federales del PRI al tema del narcotráfico pues, como podría haberse enterado cualquiera de los mandamases priístas en alguna de las publicaciones culturales y académicas apropiadas para este sexenio, como el TV Notas (http://bit.ly/WqqycC), a Joan Sebastian (dos de cuyos hijos adultos fueron asesinados) lo persiguen las versiones de involucramiento con el narcotráfico y se le ha acusado de violaciones a derechos laborales y de apropiación de tierras. Como diría otro cantautor famoso: ¿Pero qué necesidad?
Otros músicos, en Nuevo León, desaparecían como en los mejores tiempos del calderonismo. El Kombo Kolombia fue a tocar en una fiesta particular al municipio de Hidalgo y desde entonces nada se sabe de alrededor de veinte personas, entre ejecutantes y miembros de su equipo de trabajo. Ese y otros incidentes graves poca difusión tendrán si avanza el deseo del peñanietismo de establecer una política informativa que no haga apología del delito. A diferencia de lo que sucedía durante el felipismo, cuando la turbia personalidad gobernante parecía disfrutar de la difusión intensa de detenciones y logros (recuérdense las cápsulas radiofónicas y televisivas con voces cavernosas hablando de capos, alias y demás detalles de las aprehensiones gloriosas), ahora el priísmo pinolero intenta disimular la continuidad del baño nacional sangriento con una especie de disimulada ley mordaza que considera que no hablando de la criminalidad desatada ésta será menos percibida por la sociedad y que entonces será posible instalar estadísticas y declaraciones triunfalistas.
Retorcimientos mediáticos en busca de hacer pasar como naturales lo que son aberraciones, en el table dance de la política mexicana. Peña Nieto se hizo del poder con base en un programa que a pesar de la clásica ambigüedad doctrinal del PRI le comprometía a rechazar más formas de privatización en materia de energéticos y a no establecer cargas fiscales a la población en alimentos y medicinas. Tan sencillo como cambiar tales principios doctrinales, de tal manera que ya se alista la reforma a los documentos básicos del Revolucionario Institucional para ajustar su letra a los compromisos de Peña Nieto con inversionistas nacionales y trasnacionales. Calderón desató una guerra contra el narcotráfico de la que nunca habló en campaña; Peña Nieto desnacionalizará Pemex e impondrá IVA a alimentos y medicinas contra lo que había esbozado como compromisos de gobierno.
Y, mientras se sabe cómo va la demanda contra Arturo Montiel, el Primer Tío del país que se quedó con los hijos que tuvo con otra francesa, que fue su esposa (¿o el arreglo con François Hollande fue de espectacular entrega de Florence Cassez y silencio respecto a Maude Versini?), ¡hasta mañana, viendo la jugada priísta de descalificar al calderonista Gerardo Laveaga en su toma de posesión como nuevo presidente del Ifai (acusándolo con escándalo de hechos y dichos que probablemente son ciertos pero que no se habían denunciado así sino hasta ahora) para que los legisladores de tres colores tengan motivo para remover a consejeros y a Laveaga, en un transparente reacomodo de última hora a las conveniencias de Los Pinos!
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Pues nada, que Dios ¡sí protege la inocencia! Hasta ayer, domingo, estaba yo con el alma en un hilo. ¿Y si las autoridades del DF, arrepentidas de haberse olvidado de nosotros el día 6, nos recompensan de la no llegada de los Santos Reyes a nuestros hogares y nos sorprenden regalándonos las fotos y los currícula de los responsables del error de diciembre? Me refiero a este diciembre, por supuesto, pues aunque creo firmemente en los pluriétnicos magos de Belén, tampoco mi inocencia llega al extremo de suponer que del errorcillo de diciembre de 1994 se sabrá la verdad en las próximas cinco generaciones. ¿Qué pasa con mi columneta de ciencia ficción si amanecemos hoy, lunes 28, con una serie de precisas y bien fundamentadas consignaciones? Seguramente el gobierno de la ciudad está siendo en extremo meticuloso con el cumplimiento de todas las monsergas del llamado debido proceso y no soltará prenda hasta tener todos los pelos en la mano, así las investigaciones duren la brevedad de un sexenio. Continuemos, entonces, con nuestra junta de producción.



Como contraparte a los Ingresos previstos, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) aprobado para 2013 totaliza 3.956 billones de pesos, 3.1% más en términos reales (sin inflación) a lo aprobado para 2012 (Gráfico 1).
De este gasto total devengado (que incluye la inversión de 326 mil millones de Pemex), al gasto programable (devengado) corresponden 3.061 billones de pesos (3.0% arriba de 2012), y al gasto no programable 896 mil millones (3.3% sobre 2012). De este último, destaca que el país pagará por su deuda un costo financiero (básicamente intereses) de 345 mil millones de pesos, 4.9% real más que en 2012.



En tres sexenios al hilo, incluido el que recién comienza, se pasó de la fiesta por el cambio –que de cambiar, no cambió nada– a la guerra contra el crimen organizado –que sólo lo consolidó– y de allí a la cruzada nacional contra el hambre que, en el mejor de los casos, apenas atenderá a uno de cada cuatro mexicanos hambrientos y miserables. Esa ha sido la retórica mutante en 12 años y pico, con los resultados por todos conocidos y padecidos. Tres discursos distintos que no trascendieron a los hechos, y entre fiestas, guerras y cruzadas a nadie se le ocurrió abordar y revisar uno de los puntos fundamentales que al país ha conducido al deplorable estado en que encuentra: el fallido modelo económico, motor de pobreza, crimen organizado y hambre.
Si no se reconsidera el modelo económico, las guerras y las cruzadas de todo tipo moldearán el futuro nacional sin mayores resultados, de tal suerte que más que previsibles son las deplorables condiciones que encontrarán las próximas generaciones de mexicanos, por lo que enfocar baterías retóricas a la atención de una u otra prioridad nacional no tendrá mayores efectos si el problema de fondo no se corrige. El foxiato y el calderonato fueron un sonado desastre, otra docena perdida para el inventario nacional, y la nueva administración va directo para allá si no reformula el modelito, las políticas públicas y ataca el conflicto de raíz. La salud de la República no está para aspirinas.
Sin embargo, la nueva administración gubernamental promueve el Teletón nacional contra el hambre, pero no le asigna recursos públicos propios, sino que espera estirar los existentes” (ya aprobados y asignados a otros programas) con el fin de atender la precaria situación de millones de mexicanos (7.4 de más de 28 en esa circunstancia), al tiempo que avienta la papa caliente a los sectores social y privado y los convoca para que sean ellos los que aporten el dinero necesario, es decir, a un sector privado que gratis no aporta ni el saludo, y a un sector social que sobrevive de milagro.
Para algunos centros de análisis del sector privado es positivo que el gobierno federal reconozca el hecho de que México se encuentra en una espiral social negativa, pues representa un viraje respecto al manejo que se le dio tanto en el discurso como en la implementación de la política social en la administración anterior, la cual negó y minimizó el problema. Sin embargo, evidentemente el reconocimiento del problema no es suficiente; en realidad se debe ir más allá, porque si no se eliminan las causas de la pobreza y el hambre difícilmente podrán resolverse los enormes desafíos que estos flagelos representan, advierte el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN), del Tecnológico de Monterrey, campus estados de México.
Es prioritario, apunta el CIEN, que la cruzada nacional contra el hambre sea el inicio de un proceso más amplio e integral, donde se cuestione y reconstruya el tejido social y la administración pública en sus tres niveles. El objetivo de la cruzada es positivo, pero lo hasta hoy manifestado es insuficiente y la razón simple: muchas de las causas de este desequilibrio social tienen su origen en el propio modelo económico que se ha implementado en las últimas tres décadas, y en la forma en la que se ha manejado la política económica.
Para que la cruzada se transforme en un proyecto que trascienda lo inmediato debe buscarse una meta más ambiciosa: construir una sociedad de bienestar y equidad. Indudablemente el problema del hambre debe ser resuelto, pero también atender aspectos relevantes como el de una nutrición adecuada y el acceso a satisfactores de calidad de vida que permitan alcanzar una mayor movilidad social. Ello obliga a concretar acuerdos, e incluir tal acción en los programas Nacional de Desarrollo y Nacional de Financiamiento del Desarrollo para garantizar un marco institucional adecuado que genere concensos sociales, pero también que haga posible evitar que sea la propia operación burocrática la que limite el alcance del mismo.
Desde luego que construir una sociedad de tales características es un proyecto que no culminará en un sexenio, de tal suerte que la administración actual debe sembrar la semilla que permita obtener resultados más ambiciosos posteriormente. Sin embargo, la Sociedad de Bienestar y Equidad puede permitir alinear programas y reformas que hasta hoy se encuentran desvinculados, desvirtuados y que en algunos casos son obsoletos o presa de intereses meramente políticos. En este sentido, el mejor ejemplo lo constituyen reformas como la laboral, la hacendaria y aún la energética, donde el cuestionamiento básico es para qué se realizan, quién es el beneficiario de las mismas, o en otras palabras cuáles son los propósitos. Indicar que es para darle más recursos al sector público, cuando éste es ineficiente o para aumentar la competitividad y productividad cuando no se tiene una distribución justa de la riqueza es plantear que las reformas no necesariamente garantizan el desarrollo social, apunta el CIEN.
Que el nuevo gobierno reconozca que México registra un delicado problema de pobreza y hambre, señala un viraje que cuestiona lo hecho por sus antecesores, y que lleva a preguntarse si la desaparición de, por ejemplo, Conasupo fue lo más adecuado. Puede señalarse que muchos de aquellos programas tuvieron el problema de la corrupción y se les utilizó para fines distintos a los destinados, pero la cuestión es que se eliminaron los programas y no la corrupción. Además, la cruzada es una tentación para quienes viven elecciones locales, de allí que debe blindarse con un pacto político y sanciones que rompan con intereses que hasta hoy han privilegiado lo individual sobre lo nacional.
Definir la cruzada como un programa contra el hambre “es una ambigüedad de doble filo, pues deja afuera el aspecto de la nutrición y no plantea de manera clara cuándo se cubre esta necesidad. Dado que las canastas alimentarias definidas por el Coneval para el ambiente rural y urbano son realmente laxas –es decir, que debería ser por excepción que un mexicano no pudiera acceder a la misma–, puede existir la intención de ampararse en estos indicadores para presentar un progreso que no necesariamente sea sustancial ni real, y que no refleje que se ha iniciado el camino hacia la solución del problema de pobreza y hambre”, puntualiza el CIEN.
Las rebanadas del pastel:
¿Quién promueve la reforma fiscal y cuál es su intención? Sencillo: LuIs VidegAray.



Llama a una cruzada progresista en defensa del país
La cúpula del PRI puede hacer cambios a sus estatutos y ponerlos de acuerdo con los nuevos tiempos. Desde luego, los cambios que los documentos básicos tengan no serán puestos a consideración de los cuadros medios, ni a la militancia general de ese partido, por tratarse de legitimar la violación a sus propios estatutos, causando después un mal mayor. No se trata de dogmatismo, sino de cuestión de principios en defensa de los recursos naturales, que en este caso sería el petróleo, la modernización, optimización y la permanencia rectora del Estado sobre Pemex.

El segundo periodo del presidente Barack Obama se inició oficialmente el pasado 21 de enero, aunque tal vez sea mejor decir que ese día marcó la continuación de un largo periplo iniciado en 2008 que continuará hasta el año 2016.

En diversos medios de la prensa extranjera (particularmente en la revista británica The Economist) se insiste repetidamente en que México está por entrar en un periodo de prosperidad importante. Lo mismo sostienen inversionistas que parece que, ¡ahora sí!, ven a México como una tierra de oportunidades abiertas. ¿A qué se debe que digamos esta novedad, que lo es sin duda para los mexicanos, desde luego para la gran mayoría de nuestra población, que no ha pensado probablemente en décadas que pudiera presentarse en el país un vuelco de esa naturaleza, hacia la prosperidad?

Por si no bastaran los datos que muestran el retroceso que la sociedad sufrió durante los gobiernos del cambio, y especialmente durante el del becario de Harvard, ahora se reitera la enorme desigualdad que existe en México. Por un lado se conocen los éxitos financieros de los que aparecen en Forbes. Por el otro, cada día mueren 23 personas por desnutrición; en los sexenios del cambio sumaron más de cien mil y la mayoría tenían más de 65 años. Esto, mientras esos gobiernos se ufanaron de contar con las mayores reservas de divisas de la historia: más de 160 mil millones de dólares. De que entraron al país miles de millones de dólares por exportaciones petroleras, turismo y envío de los migrantes desde Estados Unidos y Canadá.

Dicen los analistas de la historia que las acciones ejecutadas por los jefes de Estado o los líderes y dirigentes son diariamente las que dan materia informativa a los medios, desde el tradicional periódico en papel hasta los más sofisticados medios electrónicos que no están verdaderamente al alcance de las masas populares, aun cuando así se les denomine, por su extensión inigualable, y porque cubren hechos que, si pudieran ser leídos por todo el mundo, sin el ánimo de parecer pretenciosos, constituirían un verdadero corte diacrónico, en tiempo real, que pondría al alcance de todos los habitantes del planeta, que usaran para darse a entender un idioma cualquiera, que pudiera serlo, realmente, con capacidad de comunicar ideas, situaciones, o simplemente describir estructuralmente, con signos de validez universal, todo lo que realmente constituye un universo completo, que se va conociendo de él progresivamente, mediante la superposición de imágenes, que no expresan cabalmente todo lo que contiene un corte infinitamente delgado, de tal manera que cuando se integra en proporciones un verdadero bloque informativo, todo lo que contiene, lo que lo integra en dimensiones perceptibles, ya está en otro tiempo, que no es el tiempo real, sino que es un bloque estático para todo efecto práctico, que pone a nuestro alcance lo que ya no está representando nada que exista en tiempo real, y, sobre todo, que dimensionalmente corresponda al mundo imaginario que uno cree verdadero y coexistente.

En el mundo coexisten situaciones antagónicas derivadas del desempeño de la economía. Por un lado, un gran desaliento frente a las condiciones adversas en el campo del empleo y la producción, provocadas por un severo ajuste fiscal, como ocurre en España. Por otro lado, un verdadero arrebato sobre las posibilidades de la rentabilidad de las inversiones que se asocian con los programas que apenas anuncia el nuevo gobierno en México.

Hace 85 años y seis días nació Jorge Ibargüengoitia en Guanajuato. Su obra es capital para la historia del arte y la cultura del siglo XX mexicano. Para nosotros, en casa, es un personaje legendario que atraviesa muchas historias familiares. Las risas las iluminan todas.

No sé si los cuatro, pero al menos tres de nosotros habíamos nacido con una marcada vocación para el desastre, y en aquella época estábamos tan empeñados en cumplirla que no permitíamos que nada nos detuviera. Sólo a Natalia le tocaba una tajada de gracia –esa que si el mundo fuera justo debía alcanzar para todos– y su función era irradiarla sobre los irredentos, así que su presencia fiel nos iluminaba. A Sobrino y a mí directamente, pues estábamos enamorados de ella sin visos de esperanza. A Susa, por ósmosis. No recuerdo de dónde salió Susa, que para empezar era mayor, y aunque tenía la líbido no menos despierta que nosotros, a mí me iba a costar trabajo ceder a sus avances, me pondría nervioso y me haría pensar que así menos me haría caso Natalia. Qué cuarteto: calientes y célibes.

Con voz de espuma un toro bravo pidiendo pelea galopa y esconde romances de monte. Una sombra de caballos la mirada le nublaba y el instinto de muerte los pitones afilaba tensos y nerviosos. Su piel negra y músculos poderosos desde el centro del redondel mostraba. Todo esto eran recuerdos de los cabales de toros bravos que asomaban en la mente. Todo lo contrario de lo toros de Julián Hamdan lidiados la tarde de ayer, que católicamente de rodillas rezaban en la catedral taurina de México.




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