México, abril 1, 2013 (SEMlac).- Dinos, ¿cómo ibas vestida?
¿Por qué acudes a los antros? ¿Te gusta? ¿Dime si estabas celosa y por
eso me acusaste? Me hiciste sexo oral, no lo niegues. Estas y otras
frases ofensivas, discriminatorias y tortuosas son las que reciben con
frecuencia las víctimas de acoso sexual en los juzgados de México.
Se trata de preguntas violatorias de la Constitución y de todos los
tratados internacionales. Y eso es lo que están viviendo dos víctimas
de acoso, extrabajadoras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH) que decidieron, valientemente, denunciar al hostigador, su jefe
inmediato, protegido por las autoridades de ese organismo y ahora el
juez Eduardo Torres Carrillo, lo permite sin alterarse.
Una docena de "testigos" del inculpado, Arturo Zárate Vite, no
hablan de los hechos, ni de las conductas de su antiguo jefe, sino de
la vida personal de dos mujeres, entre varias hostigadas, que hace un
año están luchando por justicia.
Tal vez por esta repetida conducta de los juzgadores y la
indiferencia de quienes son responsables de asegurar para las mujeres
una vida sin violencia, es que México recibió observaciones demoledoras
del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
(CEDAW), se recordó el pasado 8 de marzo en un foro realizado por la
Suprema Corte de Justicia.
La ministra de la corte, Olga Sánchez Cordero, consultada por
SEMlac, reconoció que en este país la violencia y discriminación contra
la mujer es sistémica, estructural y tolerada; la impunidad prevalece y
el Poder Judicial no ha respondido como debiera. "No tenemos siquiera
datos estadísticos sobre casos, número de juicios y fallos
condenatorios", explicó.
En el asunto, que ahora está en el juzgado primero de la Federación
que trata la acusación contra Zárate Vite, una decena de testigos de
éste solamente hablaron de la vida privada de las víctimas y no
aportaron, hasta ahora, ningún dato preocupante, refirió el abogado
acusador Emiliano Robles Gómez Mont, al término de la primera audiencia
de deshago de pruebas, celebrada el miércoles 13 de marzo.
Sánchez Cordero lamentó, a su vez, que no exista una estadística
rigurosa sobre los casos de hostigamiento sexual y sostuvo que no puede
seguir fallando el sistema de justicia para las mexicanas.
Comentó que al haber aceptación social de la violencia hacia las
mujeres, la lógica de los testigos se vuelve contra ellas. Eso, dijo,
urge pararlo porque solamente aumenta la desconfianza de las mujeres y
muchos hombres hacia el sistema de administración de justicia.
Los hechos
Hace 14 meses dos funcionarias de la CNDH denunciaron ante el órgano
interno de esa institución la conducta lasciva y denigrante de Zárate
Vite, entonces su jefe, de profesión periodista, que dice es apoyado
por "hombres del poder".
Ese órgano tardó ocho meses en entregar a la Procuraduría General de
la República su dictamen. No inculpó ni disculpó al acusado y nada más
le suspendió su derecho a trabajar en la administración pública por
seis meses, luego de despedirlo.
Ello, a pesar de que el primer visitador de la CNDH fue testigo de
que Zárate Vite reconoció el delito y repitió ante el juez que admitió
su conducta ilegal y de acoso sistemático, situación que para una de
ellas se prolongó por más de dos años.
Tras esa acusación, las trabajadoras fueron hostigadas laboralmente, sin descanso, hasta que las obligaron a renunciar.
Las pruebas presentadas por las víctimas fueron vastas: textos,
grabaciones, recados telefónicos y otros; sometidas a un examen
psicológico se pudo establecer que fueron gravemente afectadas, moral,
psicológica y económicamente.
De ahí que la Procuraduría General de la República determinara la
existencia de elementos para acreditar los delitos de acoso y abuso
sexual por parte de Zarate Vite contra las dos denunciantes; el caso se
envió al juzgado primero de proceso penales federales y ahí se le
liberó una orden de aprehensión. El hombre estuvo en una cárcel de alta
seguridad por algunos días. Fue entonces cuando comenzó el juicio.
Es el juicio el que preocupa, reconoce el Reporte sobre la
Discriminación en México 2012, preparado por el Consejo Nacional contra
la Discriminación (CONAPRED), difundido el pasado 8 de marzo, cuando
señala que las instituciones penales no actúan en un marco de
legalidad, sino a partir de prejuicios y estereotipos que tienen
impacto en sus funcionarios.
El informe coordinado por el politólogo Ricardo Raphael dice
claramente que "quienes juzgan, imponen sus concepciones sociales al
decidir sobre un asunto. Y en el caso de las mujeres que son víctimas
de la delincuencia, principalmente cuando se trata de delitos sexuales,
son señaladas como las provocadoras de la agresión".
Las víctimas de Zárate Vite tienen temor tras el careo que tuvieron
con el acusado el 13 de marzo. Lo que llama la atención, dice la
abogada feminista Claudia Domínguez -consultada por las víctimas y
solidaria en el proceso-, es que todavía se permitan interrogatorios
intimidatorios como el de ese miércoles. "Yo no podía creerlo".
"Culpabilizar a las mujeres víctimas del delito es particularmente
común en los delitos sexuales, en los que se señala a los hombres como
seres de instintos irrefrenables, sujetos que, por razones misteriosas,
no pueden actuar racionalmente", advierte por su parte el Reporte de
CONAPRED.
"Sin mediar explicación, con más prejuicio que argumento, la
responsabilidad del delito se transfiere del perpetrador a la víctima",
sostiene ese texto.
Ahora, afirma el abogado de las víctimas,"el presunto culpable ha
presentado pruebas que, lejos de ofrecer elementos para probar su
inocencia, intentan desacreditar a las víctimas".
Consultado por SEMlac, a través de una red social, Ricardo Raphael,
el coordinador del Reporte de CONAPRED, reflexionó: "Se asume que
nuestra principal desigualdad es económica y que para medirla basta con
observar las diferencias siderales que hay en el ingreso: cuando el 20
por ciento más rico de la población se queda con cerca de 53 por ciento
de la riqueza nacional, y la mitad de los habitantes vive en pobreza,
el tema de la inequidad en el salario no puede ser menospreciado".
"Sin embargo, la asimetría en el ingreso no es la única relevante.
Actúa junto con ella su hermana siamesa: la desigualdad de trato. Desde
el resorte cultural, y también desde las instituciones, se fabrican
estigmas, marcadores y prejuicios sociales, disponibles para que grupos
abultados de personas sean apartados de los derechos, las libertades y
los bienes obtenidos por el esfuerzo común", sentenció.
"La desigualdad de trato y la discriminación son sinónimos: se está
frente a actos discriminatorios cuando los mejores empleos del país
excluyen a las mujeres; cuando frente a un juzgador, se las considera
menores, o culpables por ser mujeres", añadió.
Este es el caso a desentrañar, ahora que en el Gobierno Federal se
propone "convertir a México en una Sociedad de Derechos", es decir, que
todos los derechos contemplados en nuestra Constitución sean una
realidad para todos los mexicanos. Se compromete, además, con un Plan
Nacional de Desarrollo que deba "incluir la Perspectiva de Género para
que la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres esté presente
en todo el Plan".
Ahora, sostuvo el abogado Robles Gómez Mont, hay que esperar a que
el juez valore pruebas y hechos, y no se detenga en sus prejuicios. |
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