Gerardo Fernández Casanova
(especial para ARGENPRESS.info)
México está entrampado en un descomunal círculo vicioso formado, a su vez, por un sinnúmero de otros círculos atados por el proverbial nudo gordiano. La justicia y la inclusión social no existen porque la economía no crece y la economía no crece por la injusticia y la exclusión social que implica la estrechez del mercado.
El gobierno no funciona porque no tiene recursos y no los tiene porque no funciona. Según los tecnócratas el modelo neoliberal no rinde frutos por la falta de las reformas estructurales pendientes las que, por su parte, no se aprueban porque el modelo ha demostrado que no funciona. El gobierno está intervenido por el Banco Mundial que le impone medidas restrictivas del gasto y la inversión, en tanto que en el gobierno no existe la capacidad política ni la voluntad patriótica para la emancipación. La política está podrida para beneficio de los políticos y sólo los políticos tienen la llave para sanearla; la sociedad está al margen sin capacidad de actuación efectiva; los partidos y las cámaras están corrompidos por el exceso de dinero público, pero sólo ellos podrían promover y aprobar su moderación y, como perro no come perro, no puede esperarse una corrección.
La historia mexicana está plena de yuxtaposiciones e incongruencias. Por lo menos desde la conquista, la cadena de las contradicciones ha sido pródiga en experiencias negativas: la supuesta acción civilizatoria europea devino, por su conversión en conquista, en la superposición de una cultura dominante sobre otra esclavizada. La Independencia triunfó a manos de los mismos dominantes y se instituyó el engaño como forma de gobierno. La Reforma Liberal, emancipadora respecto de la superstición y el dominio clerical, pronto degeneró en simple liberalismo económico capitalista, con su cauda de explotación e injusticia, incluida la recuperación del poder clerical. La Revolución triunfó, en una primera instancia, a contrapelo de sus convocantes que sólo aspiraban a una reforma política; en la segunda instancia sucedió algo similar, quienes se hicieron del poder sólo aceptaron las reivindicaciones de orden social como fórmula de pacificación mas no de compromiso. El propio Lázaro Cárdenas, cuyo régimen asumió el compromiso revolucionario, instrumentó su sucesión en favor de quienes habrían de contradecirlo. Es la historia del sí pero no; de las direccionales a la izquierda para dar vuelta a la derecha: la simulación, el engaño y la corrupción.
El Proyecto Alternativo de Nación, enarbolado por AMLO fue el último intento por romper el círculo vicioso mediante instrumentos institucionales, pero el mismo aparato político a corregir se cerró para impedir tal posibilidad. Tal estado de cosas lleva a la desesperación y ésta es el prolegómeno de la revolución que, por mil conocidas razones, sólo puede ser civil y pacífica. Se va haciendo tarde para que el pueblo asuma su papel histórico como soberano. Las reformas energética y fiscal programadas para ser discutidas y aprobadas en el próximo periodo de sesiones del congreso pudieran (o debieran) ser la chispa que detone el incendio, no es posible que se acepte la pérdida de la riqueza nacional ni que su costo corra sobre la economía popular por la vía del IVA aumentado y generalizado, de alguna manera ya precocido en el Pacto por México.
Seguramente animado desde Los Pinos, el dirigente del PAN lanza un proyecto de reformas en materia de petróleo ubicado en la más extrema de las posiciones absolutamente privatizadoras, ni Fox ni Calderón se atrevieron a tanto. No dudo que se anime al PRD a hacer lo propio en el extremo contrario. Todo para que la varita mágica de Peña y Videgaray haga aparecer un proyecto híbrido conciliador mediante un sí privatizo pero no privatizo, mediante el cual maquillen las decisiones que ya tienen definidas para seguir confundiendo a la gente. Ya los conocemos y sabemos cómo se las gastan: no caigamos en su juego.
Es momento de responder. La juventud del Yo soy 132, los sindicatos independientes, los maestros agraviados, el lopezobradorismo más allá de MORENA, y muchos más que no tienen más expectativa que la de seguir perdiendo tendrán que encontrar las formas de coincidencia para dar respuesta eficaz a este sistema anquilosado y corrupto. Para luego es tarde.
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