9/30/2013

Los periodistas pal café . . .



Para Enrique Peña Nieto fue un septiembre negro, de principio a fin. Comenzó con la impugnada presentación de algo denominado informe presidencial ante un Congreso de la Unión que comenzó a sesionar entre las presiones del pactismo reformista y la protesta en las calles, no solamente en la ciudad de México ni nada más por los profesores de la CNTE. A mitad de mes ocurrió el amargo triunfo del desalojo del Zócalo capitalino para cumplir de manera desangelada con el ritual de unas fiestas patrias que esta vez estuvieron enmarcadas en la tragedia derivada de lo meteorológico que pareció derrumbar las expectativas de crecimiento económico nacional, que sumió al gabinete federal en la fundada sospecha de que hubo negligencia criminal en la alerta del riesgo y en la toma de prevenciones adecuadas, y que ha dañado severamente a centenares de miles de mexicanos y a la infraestructura pública de varios estados.
Esos 30 días de dura prueba política mostraron a un Peña Nieto sin reflejos rápidos ni buen equipo de apoyo. No pudo destrabar ni superar ninguno de los retos que se le fueron presentando ni logró consolidarse más que en términos de discursos circunstanciales de poca miga y de un manejo obsesivo pero insustancial de lo mediático. A los profesores oaxaqueños parece irlos mellando más el desgaste natural, luego de tantas semanas viviendo en campamentos y desarrollando intensas jornadas diarias de movilización y protesta, que el oficio político de los negociadores gubernamentales.
Pero las batallas no se han constreñido a las calles de la ciudad de México: por todo el país se han realizado actos de oposición a la reforma laboral para los profesores, oficialmente etiquetada como reforma educativa. Y se han incorporado al movimiento disidente secciones del SNTE dominadas por la maquinaria oficialista, antes controlada por Elba Esther Gordillo y ahora apenas coordinadas por el frágil Juan Díaz de la Torre. Además, el placebo denominado Pacto por México ha entrado en una fase de estancamiento que parecería preludio de su extinción.
Pero viene octubre, el mes que el peñismo espera sea el de su revancha, particularmente en términos de aprobación de las reformas legislativas pendientes, a cuya consecución ha apostado la administración federal cuanto ha sido necesario, incluyendo la contención de los ánimos represivos que a no ser por esa suerte mayor, la reformista, ya se habrían desatado en varios lugares. ¿Octubre tricolor? Al menos eso prevén en Los Pinos, ya con los arreglos que permitirían sacar adelante la propuesta energética con el apoyo del PAN y la fiscal con el respaldo del PRD.
Frente a las estimaciones optimistas del poder federal se levanta una oposición de crecimiento imprevisible. Del lado izquierdo, contra la modificación en materia energética y el aumento de impuestos está el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), que a la par de esa protesta genérica desarrolla sus tareas específicas para convertirse en partido. El próximo 6 se realizará una marcha que tiene por destino final (ahora sí) el hasta ahora inasible Zócalo capitalino. Allí deberá AMLO decidir cuál será el estilo de resistencia civil pacífica que sostendrá ante la desatención peñista de su llamado a que el mexiquense impulse una consulta popular sobre energéticos antes de que el congreso resuelva sobre el asunto, lo que según el tabasqueño habrá de suceder el 15 de octubre a más tardar (por lo pronto, López Obrador dio ayer una semana de plazo a EPN para que conteste sobre la consulta solicitada).
Para multiplicar fuerzas, AMLO ha aceptado que se convoque a un frente en el que participará Cuauhtémoc Cárdenas y, con él, la vertiente perredista encabezada por los Chuchos. Era natural que así sucediera desde que el tabasqueño y el michoacano hicieron en días pasados un llamado a la unidad. En el flanco moreno había resistencia a verse nuevamente igualados con el chuchismo, así fuera solamente de manera visual en los templetes. Pero, si el dirigente de Morena dijo estar dispuesto a sentarse a dialogar con Peña Nieto difícilmente podría negarse a hacerlo con Zambrano y Ortega, o a compartir tribuna con ellos o específicamente con quien hoy preside el PRD.
Astillas
Jair García consigna en La Jornada Veracruz el despliegue de seguridad que acompañó a Sofía Castro Rivera en la presentación de la obra teatral El cartero, en el Teatro del Estado: 40 elementos del Estado Mayor Presidencial y otros tantos soldados, una docena de policías federales, una veintena de policías estatales y otro tanto de agentes de tránsito, así como un número indeterminado de policías auxiliares. La hija de Angélica Rivera, esposa de Enrique Peña Nieto, y de José Alberto Castro, también requirió para su seguridad del uso de detectores de metales, en arcos a las entradas del teatro y de forma manual para la revisión directa de los asistentes a la obra. Desde días antes de la función se prohibió el estacionamiento de vehículos en los alrededores y sólo se vendió un máximo de cuatro boletos a cada solicitante, previa presentación de identificación oficial. El día del espectáculo fueron removidos con grúas los vehículos cercanos que parecieron sospechosos a los guardianes y fue conjurado cualquier riesgo para la visitante al levantar con camiones la basura y el escombro de la parte trasera del teatro. El reportero García señaló que las medidas de seguridad aumentaron por la tarde, pues Sofía Castro llegó resguardada por más miembros del Estado Mayor Presidencial, policías federales, soldados del Ejército, elementos de la SSP y en todo momento abriéndole paso agentes de tránsito (http://bit.ly/1eSnYpS)... Y, mientras el PAN aprieta en el tema del IVA y lo fiscal, con la vista puesta en su clientela de clase media, ¡hasta mañana, con el papa Francisco enviando 100 mil dolarucos a los mexicanos damnificados por las lluvias (hay ricos rancheros, exportadores de productos sin registro legal, que aportan más que eso de limosna al cura de su preferencia)!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández



Diálogo y negociación son los términos que más se escuchan en las cámaras del Congreso de la Unión, con la intención de lograr acuerdos para sacar adelante las reformas tan anunciadas. Sabemos que la democracia no es unanimidad, dijo el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa Patrón, al confirmar el propósito de su grupo parlamentario de revisar esta semana las propuestas del PAN y PRD para construir la reforma político-electoral.
Los objetivos básicos de la reforma fiscal son la justicia y la equidad, por lo cual tenemos negociaciones para que pague más quien tiene más, para reducir la desigualdad social y estar en mejores condiciones de impulsar el crecimiento económico, sostuvo el coordinador de los diputados del tricolor, Manlio Fabio Beltrones.



¿Quiénes son los candidatos a ser arraigados, a sufrir el secuestro de sus bienes e incluso a ser enviados a prisión si no pagan sus deudas? Un grupo numeroso lo encontraremos entre los que tienen tarjetas de crédito. Entre los morosos hay muchos que fueron calificados equivocadamene por los departamentos de análisis de los bancos: les abrieron una línea de crédito sin calcular que no podrían pagar. De acuerdo con un reporte a julio de este año de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, circulan 23.7 millones de tarjetas con un saldo global de 294 mil millones de pesos. Se estima que alrededor de 10 mil millones pasarán o ya están en el grupo de los incobrables. También los encontraremos en el sector de los créditos hipotecarios. Según el portal de la comisión, en este mes de septiembre hay 1.2 millones de contratos. La cartera vigente es por 480 mil millones de pesos, de los que 18 mil millones están en cartera vencida (cifras aproximadas). Sólo a Bancomer sus clientes le deben más de 9 mil millones. La economía está en recesión, el gobierno no les paga a las empresas y éstas no les pueden pagar a sus empleados, así que aumenta el número de despidos. Aparte está el segmento gigantesco de la población que sobrevive en la economía informal. Y ahora además la amenaza del arraigo, el secuestro de bienes y la cárcel.
La amenaza
Desde tiempo atrás los despachos de cobranza intimidan a los clientes que se retrasan en sus pagos con la amenaza de quitarles sus bienes, incluso con meterlos a la cárcel. A muchos logran aterrarlos y los obligan a incurrir en actos desesperados –rematar lo poco que tienen– para saldar lo que deben, aumentada la cuenta por los intereses catastróficos. Sin embargo, hasta hoy el artículo 17 de la Constitución ha impedido que alguno vaya a la cárcel. Dice esto: ‘‘Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil’’. Pero el sector financiero está cobrando la factura por el apoyo que dio al PRI y a su candidato Peña Nieto en la campaña electoral. Sin tocar la Constitución se la van a brincar con reformas a leyes secundarias para apretar dos figuras que ya existían: a) el arraigo domiciliario y b) el secuestro de bienes. Si el cliente comete alguna violación al arraigo, por ejemplo que tuviera que salir de emergencia de su ciudad, se le abriría proceso para meterlo a la cárcel. Ahí está la trampa: no iría a la cárcel por la deuda, sino por violar el arraigo. Al final es lo mismo. La reforma financiera ya fue aprobada por la Cámara de Diputados y ahora está en trámite en el Senado.
Guardando el dinero bajo el colchón
Paradójicamente, la finalidad de la reforma es promover el flujo abundante y barato del crédito, así como atraer a más clientes al sistema financiero. La realidad demuestra que la gente le teme. Según datos oficiales, 43.7 por ciento de los adultos de nuestro país (30.7 millones) ahorra ‘‘a través de mecanismos diferentes a los ofrecidos por las instituciones financieras’’. ¿Cuáles son esos mecanismos? De esos 30.7 millones de personas, 64.8 por ciento guarda el dinero en efectivo bajo el colchón y 31.7 participa en tandas. Tal vez esta situación crezca en el futuro, porque te pueden robar el dinero del colchón, y hasta el colchón, o puedes perder el dinero de la tanda, pero no por eso te van a arraigar ni a quitar tus demás bienes, y menos meterte a la cárcel.


Llevaba ya varias columnetas al aire, cuando algunas personas, espero que con buena intención y si no, no importa, me dijeron: “¿y tú lees todas las correcciones que le hacen a tus notitas de los lunes?: que no se dice Universidad Nicolaíta, sino Nicolaita, que el verbo festinar tiene un significado diferente al que tu le atribuyes, que los iletrados son tú y Fox y no don Vicente Guerrero. Este último comentario ocasionó inevitablemente un nombre menos en mi agenda de amigos. Para no mostrar mi falta de ignorancia me disponía a contestar, ¡Por supuesto!, pero a tiempo registré que la duda me iba a consumir el epiplón si, por guardar las apariencias, no obtenía la fuente de tales comentarios. Mostrando una indiferencia semejante a la que exhibiría mi admirado Ricky Martin ante un artístico desnudo de Shakira, pregunté: ¿a cuáles comentarios te refieres? “Pues a los que mandan a La Jornada en línea, los osados que leen tu columneta, y que el periódico publica, sólo ese día, debajo de tu artículo”. Una hora después los había leído e impreso todos. Era absolutamente imposible contestar, pues no se incluyen datos del remitente. Además, los que leen el periódico por la noche o los fines de semana, ya no pueden desahogarse pues cada nueva edición cancela la posibilidad de comentar sobre la anterior. Por esta razón abrí una cuenta en hotmail para que el que quisiera decirme algo pudiera hacerlo con toda libertad y, como en la lucha libre, sin límite de tiempo. Siempre que puedo contesto los comentarios que me hacen favor de enviarme, y asumo solidaridades y regañizas sin repelo alguno: no estoy para perder un solo lector, así deba vestir de nueva cuenta el sayal franciscano de mi infancia.


Nadie duda que México requiere una reforma fiscal; la captación de impuestos es inequitativa, insuficiente e ineficiente en grado superlativo. Ante ello, el proyecto de reforma-miscelánea del gobierno federal da la imagen de un cazador furtivo disparando sin ton ni son a todo lo que se mueve, con el resultado de muchas víctimas inocentes, pocos aciertos y un inaceptable intento de alinear fiscalmente a Pemex como cualquier empresa para su privatización, lo cual parece ser el verdadero objetivo tras el confeti fiscal de esta reforma

La meta recaudatoria
Con su reforma, el gobierno estima una captación adicional de recursos por 240 mil millones de pesos para 2014 (el 1.4% del PIB), cifra que aumentaría en forma gradual en los años siguientes hasta alcanzar un nivel de 2.9% del PIB en 2018.
Esta meta recaudatoria es, por decir lo menos, ridículamente insuficiente ante la necesidad del país de elevar su captación entre 10 y 15% del PIB.
De los 34 países que integran la OCDE, México ocupa el último lugar en eficiencia recaudatoria y captación en relación a su PIB, y esto incluyendo los gravámenes especiales al petróleo, del que casi todo el resto carece o es deficitario (Gráfico 1).



Con la novedad de que el desplome económico que registra el país no es producto de un modelo fallido, del pésimo manejo del gobierno entrante y/o de políticas excluyentes y socialmente desastrosas, sino del par de meteoros, Manuel e Ingrid, que recientemente dejaron caer su furia sobre el océano Pacífico (especialmente en Guerrero) y el Golfo de México (con Veracruz y Tamaulipas al frente del inventario de daños).
Y la precisión no sólo es válida sino urgente, pues nadie sabía a ciencia cierta a qué atribuir el colapso dentro del colapso. Por ello, el economista (licenciado por el ITAM y doctor por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, y que en sus ratos libres despacha como secretario de Hacienda) Luis Videgaray tomó el micrófono y explicó: el citado desplome es producto de los daños provocados por los citados fenómenos meteorológicos, de tal suerte que el pronóstico oficial en materia de crecimiento para este agitado 2013 de nueva cuenta se recorta. Y el funcionario ordenó: anótese esto como una contribución personal y gratuita a la ciencia económica.
Es bueno que aclare de qué se trata todo esto, pero todo indica que Manuel e Ingrid se colaron al país subrepticiamente desde diciembre del año pasado, cuando menos, y no a mediados del presente mes, como todos suponen, porque entre una fecha y otra el pronóstico gubernamental en materia de crecimiento económico se recortó tres ocasiones, y contando. Del original 3.5 por ciento plasmado en los Criterios Generales de Política Económica, el cálculo se redujo a 3.1 por ciento; de allí, tijera en mano, la Secretaría de Hacienda anunció que siempre no sería de tal proporción, sino de 1.8 por ciento, pronóstico que sólo se mantuvo unas cuentas semanas, porque el más reciente considera que será de 1.7 por ciento.
Así, Manuel e Ingrid han hecho muy bien su chamba y, por lo visto, amenazan con un nuevo recorte al pronóstico oficial. Total, a 2013 aún le quedan tres meses de vida y las tijeras están más que afiladas. La culpa, pues, de huracanes y tormentas que a nada ni a nadie respetan, empezando por la visión gubernamental en materia económica, que siempre es color rosa. Aun así, no falta quien asegure que en realidad los fenómenos meteorológicos se colaron al país desde diciembre de 1982, porque desde aquella fecha la economía mexicana se mantiene en el hoyo, no da una y con un costo social muchísimo mayor al provocado por los más recientes huracanes, tormentas y/o ciclones.
Qué bueno, pues, que el secretario de Hacienda (quien propone, dirige y controla la política económica del gobierno federal en materia financiera, fiscal, de gasto y de ingreso y deuda pública, así como de estadísticas, geografía e información, de acuerdo con la definición que del cargo hace la propia Presidencia de la República) esté atento a los reportes del Servicio Meteorológico Nacional, aunque nada mal le caería hacer lo propio con los indicadores económicos del Inegi. Tal vez una salida práctica a todo esto podría ser que el Presidente de la República nombrara a Luis Videgaray coordinador general del SMN, y asunto arreglado.
Mientras lo anterior se sopesa en Los Pinos, en su más reciente reporte sobre el comportamiento económico el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados advierte que los principales indicadores mantienen su ritmo de deterioro, algo reportado desde cuando menos un año atrás, esto es, cuando Manuel e Ingrid ni siquiera reunían dos gotas de agua.
En julio pasado, en este mismo espacio comentamos que el de por sí frágil ciclo económico mexicano va de mal a peor, pues se encuentra en desaceleración y haciendo guiños a la recesión, todo ello en medio de un discurso triunfal, igual de azucarado que de hueco, que narra fabulosos avances que nadie registra. Resulta que el Inegi reportó que en abril pasado el indicador coincidente continuó mostrando signos de desaceleración al registrar un valor de 100 puntos (justo la frontera entre desaceleración y recesión) y una disminución de 0.07 puntos con respecto al mes anterior. Por su parte, el indicador adelantado continúa mostrando signos de crecimiento alrededor de la tendencia al observar un valor de 100.2 puntos y una variación de 0.03 puntos con relación a marzo. En la raya, pues, y en una posición similar a la reportada en el último trimestre de 2008, cuando los mexicanos comenzaron a conocer de qué tamaño era el catarrito pronosticado por el gobierno calderonista.
Pues bien, si se actualiza la información –con la que se cuenta en septiembre del presente año–, entonces el indicador coincidente acumula 12 meses al hilo a la baja –reducciones leves, pero constantes–, sin visos de recuperación, al pasar de 100.53 en julio de 2012 a 99.89 en junio de 2013. Por su lado, el indicador adelantado se ha reducido de 100.8 a 99.91 en el mismo periodo, de tal suerte que la economía mexicana está justo en la línea fronteriza de la recesión.
Por su parte, el CEFP resume que, con base en la información del Inegi, al cierre del primer semestre de 2013, y en comparación con igual periodo de 2012, retrocedieron los consumos privado y público, la inversión, la exportación de bienes y servicios, y el empleo, cuando menos, y esto fue mucho antes de que el Servicio Meteorológico Nacional en la lejanía encontrara indicios de la formación de Manuel e Ingrid.
Sobre estos últimos, la Secretaría de Hacienda divulgó lo siguiente: considerando el efecto de las lluvias e inundaciones sobre la capacidad productiva nacional, se estima que el efecto neto sobre la tasa anual de crecimiento del PIB es una disminución en 0.1 puntos porcentuales. Esto se traduce en que en las estimaciones correspondientes al escenario central de la secretaría, la tasa anual de crecimiento del PIB se reduciría de 1.8 por ciento a 1.7 por ciento.
Bien, pero el balance es mucho más grave: de 3.5 por ciento de crecimiento originalmente pronosticado ya vamos en 1.7 por ciento, es decir, una caída de 50 por ciento en apenas nueve meses.
Las rebanadas del pastel
El inquilino de Los Pinos ordenó investigar quiénes permitieron y se beneficiaron con la urbanización de humedales en la hoy anegada zona Diamante de Acapulco. Excelente decisión: sólo falta que designe a Diego Fernández de Cevallos como investigador en jefe, a Carlos Salinas de Gortari como titular del Registro Público de la Propiedad, y a los ex gobernadores y presidentes municipales como secretarios de actas.
Twitter: @cafevega



Es elevado el número de pacientes en etapa terminal o de personas en agonía que de una manera u otra manifiestan su rechazo a la muerte inminente o que lo dicen con todas sus letras: no me quiero morir, aunque su calidad de vida sea mínima y sus posibilidades de mejoría nulas.
Más que amor a la vida o apego a la existencia, sobre todo en individuos de avanzada edad y notable deterioro físico, esta contradicción refleja el temor a lo desconocido o a dejar a los seres queridos, el pánico a ya no ser la persona con nombre y apellidos que se ha sido o, en la mayoría de los casos, debido a los patrones religiosos y socioculturales y a la historia personal del sujeto.
Este vitalismo tan inoportuno como artificial corresponde no sólo a una falta de herramientas para asumir nuestra condición de mortales sino además a las numerosas ideas equivocadas con respecto a la muerte y el morir. Es común entonces escuchar de los conmovidos familiares del terminal expresiones admirativas como el gran amor a la vida por parte del agonizante, cuando se trata de la angustiada renuencia de éste a dejarse ir, en ese postrer viaje sin boleto de regreso, tan amedrentador para quienes no han sabido desaprender a lo largo de su existencia.
Nadie quiere morirse, insistía una anciana moribunda, divorciada a los cuatro años de casada y que había hecho cuanto le había pasado por la cabeza, excepto enamorarse y tener sexo, pues su religión se lo prohibía si no era dentro del matrimonio. Esa erofobia o aversión al goce erótico a partir de sus represiones y de su frustrada experiencia matrimonial fue en el fondo el factor determinante de su pánico a morir. Como nunca aprendió a entregarse y a soltarse, le resultaba aterradora la idea de disolverse y de fundirse con lo desconocido.




En referencia al escándalo por el espionaje que dependencias del gobierno estadunidense realizan en contra de gobiernos, instituciones, empresas y personas de numerosos países, el periodista Glenn Greenwald, quien ha difundido materiales secretos obtenidos por el ex consultor Edward Snowden –actualmente refugiado en Rusia y perseguido por Washington–, señaló la necesidad de erradicar el predominio de Estados Unidos en la Internet y de conformar grupos de naciones que operen vías independientes de acceso a la red mundial. El reportero de The Guardian habló de la pertinencia de que Argentina y Brasil construyan una Internet propia, lo mismo que la Unión Europea, algo que hasta ahora sólo ha hecho China.

Comenta sobre desmayos en el Metro
Como jubilado del STC, comento la nota en la sección Capital Tumulto en la estación Candelaria del Metro provocó desmayo de ocho mujeres.

Una vez más existe la posibilidad de que el gobierno estadunidense, o al menos una parte, deje de funcionar si en el Congreso no se llega a un acuerdo para aprobar el presupuesto del año fiscal que empieza mañana. A partir de la medianoche, la mayoría de las oficinas del gobierno federal cerrarán sus puertas. Más de 800 mil empleados federales dejarán de asistir a sus labores y probablemente dejarán de percibir sus salarios. En principio, las oficinas gubernamentales dependientes de cada estado continuarán sus labores, ya que operan con presupuestos propios, pero como parte de ese presupuesto proviene de la federación, paulatinamente tendrán que cerrar sus puertas también. Otros sectores que se verán seriamente afectados son los que tienen alguna relación comercial o financiera con el gobierno estadunidense. Debido al cierre de sus oficinas, aunque esto sea sólo por algunos días, el gobierno dejará de cumplir a tiempo con el pago de sus deudas, lo que podría generar un cargo adicional de miles de millones de dólares por los intereses o castigos derivados de esa omisión.

Las reformas no son lo que pretenden ser. Para esconder su carácter y vencer a quienes las resisten se han montado como campañas de propaganda, más que como actos de gobierno. Mientras la atención pública se ve atrapada en ese juego mediático, avanza sigilosamente la más grave y dañina de las supuestas reformas: el despojo alimentario, la liquidación de nuestro maíz y de la cultura que nos permite seguir siendo quienes somos.

El Presidente de la República llegó cansado a Acapulco. De mal humor. Se encaró con damnificados que reclamaban ayuda urgente. Les dijo que nadie tenía derecho a lucrar políticamente con la tragedia que vivían, que muchos no podrían volver a sus casas por estar en zonas de alto riesgo, en terrenos que vendieron líderes corruptos y sin la seguridad jurídica y física necesarias. Regañó a un senador del Partido de la Revolución Democrática por decirle que sus colaboradores lo estaban engañando. También pudo estar molesto al ver que ellos, encabezados por el secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, y el de Defensa, Enrique Cervantes (además del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre), no se coordinaban para resolver el grave problema que dejaba el huracán. En fin, dijo que no iba a prometer lo que no podría cumplir, ni a hacer milagros ni a resolver la situación en un día. Pero sí el apoyo necesario para la reconstrucción sacando dinero de donde fuera. Y, además, que el gobierno no permitiría ya que la población se vaya a vivir en zonas de riesgo. Ese 11 de octubre del 1997, el presidente Zedillo adelantó su regreso de Europa, donde andaba de visita, para atender el desastre ocasionado por el huracán Paulina en Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

La película Hannah Arendt, de Margarethe von Trotta, devuelve a la discusión el controvertido asunto de lo que ella denominó la banalidad del mal. El planteamiento surgió a raíz de la cobertura periodística que Arendt hizo del juicio de Adolf Eichman en Jerusalén, en 1961.

Debo haber tenido 12 años cuando escuché por vez primera el relato de los asaltos a caballo a la fortaleza donde habitaba Trotsky. El capitán Sangrefría, Rosendo Gómez Lorenzo, me narró los hechos de una manera brutal, sin concesión al sentimentalismo. Lenguaje escueto de militar, sólo hechos. Tuve la oportunidad de escucharlo porque, a las horas del crepúsculo nocturno, me paseaba en bicicleta por el parque de la colonia Periodista, donde vivíamos. El capitán me descubrió con una cajetilla de cigarros, comprada en secreto para su hija Luisa. A su edad, le era fácil adivinar mis pensamientos y, desde luego, saber cuando alguien quería engañarlo. Me dio una lección: la mentira era un acto valiente cuando se trata de evitar la traición. La mentira es una astucia de la estrategia bélica. La traición, una bajeza de cobardes. Como la de Mercader. Nosotros atacábamos a descubierto, a caballo. Queríamos matarlo, no asesinarlo.

Aguas. Rodeado por cuatro ventanillas amplias; afuera la lluvia se convierte en aguacero y a la redonda el mundo gris y mojado se encharca a una velocidad escalofriante. Intenta salir. No lo logra. Más bien comprende que no vale la pena. Aún por encima del nivel alcanzado por la inundación, los semáforos siguen dando órdenes que nadie está en condiciones de obedecer, anegados unos, sumergidos otros, o varados, o flotando a la deriva. El verde del siga, de metálico poderío, y su reflejo en el agua. El rojo, imperioso. Contra un cielo que igual podría no existir. Aguante compadre, no se me doble. Sólo queda esperar. Aguante el rato. Serenidad y paciencia, mi querido Solín.


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