1/13/2014

2014 nada halagüeño para las mujeres y las jóvenes


  MONEDERO

Especial
Por: Carmen R. Ponce Melendez*
Cimacnoticias | México, DF.


Reflexionar sobre los saldos de 2013 y las posibilidades del año que inicia es un ejercicio muy necesario en las actuales condiciones del país y de las mujeres en particular.
 
Hay varios acontecimientos que marcan el año que termina, sus efectos pueden ser como atinadamente señala Guillermo Almeyra: “Un año que prepara otros peores” (La Jornada, 5 de enero de 2014).
 
La problemática de la inseguridad sigue pendiente, no está resuelta, con sus efectos desastrosos particularmente para las mujeres y la violencia que las envuelve.
 
Se cumplieron 20 años del Tratado de Libre Comercio, es el primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, el regreso del PRI, después de 12 años.
 
Un regreso marcado por la aprobación de reformas estructurales en áreas como: telecomunicaciones, educación, fiscal y energética, ésta última determinante para el futuro y la soberanía nacional.
 
En la publicidad oficial estas reformas se ofrecen como “un futuro venturoso y un ambiente bucólico” para los próximos años.
 
Expectativas falsas que en los primeros días se confrontan con una dura realidad conformada por aumentos en las tarifas eléctricas, en los precios de las gasolinas, del gas LP, y en general aumentos en los precios de los alimentos.
 
Todo esto ya se “comió” al raquítico aumento del 3.9 por ciento del salario mínimo y la cuesta de 2013 se prolonga a 2014. Se prometió el oro y el moro y no es posible cumplir. ¿Todavía habrá quien lo crea?
 
Siguiendo con los resultados “duros”, las jefas de familia pobres enfrentan y han enfrentado desde 2008 una disminución importante de las remesas, dinero que envían a sus hogares las y los trabajadoras migrantes.
 
Para noviembre estos recursos reportaban una caída de 4.9 por ciento respecto a 2012. Este flujo de recursos depende estrictamente de las condiciones de la economía norteamericana y su mercado laboral.
 
Otro factor de dependencia del exterior que tiene el país, misma que se acentuará con la reforma energética, por eso el beneplácito con que recibió la prensa estadounidense las reformas, en especial la apertura de Pemex a la inversión extranjera.
 
Lo cierto es que la economía no crece y el desempleo aumenta, durante 2013 Cepal estima para México un crecimiento del PIB de 1.3 por ciento, una drástica caída respecto al 3.9 por ciento de 2012. La proyección para este año es 3.5 por ciento, pero depende de la demanda externa y su dinamismo (exportaciones a Estados Unidos, básicamente).
 
México es el país de América Latina con el crecimiento más bajo en 2013, sus cifras contrastan con el crecimiento regional que fue de 2.6 por ciento, o bien el dinamismo de economías como Argentina, Chile, Colombia, Guyana, Nicaragua y Uruguay; sus crecimientos fueron de entre 4 y 5 por ciento.
 
De conformidad con datos del Inegi, durante los primeros nueve meses del año el PIB sólo creció 1.2 por ciento. La caída más importante de este importante indicador está en el sector industrial: en el primer trimestre de 2013 tuvo una disminución (-1.7), frente a un 4 por ciento del año anterior y durante los tres trimestres mostró cifras negativas.
 
Esta recesión obedece a factores internos, esencialmente el ajuste y ritmo de ejecución en el gasto público que se tradujeron en una menor inversión púbica, afectando a la industria de la construcción (-4.5 por ciento), y en general a todo el dinamismo de la economía en su conjunto, se contrajo más la demanda interna, sólo creció 1 por ciento frente al 4.8 por ciento del año anterior.
 
También contribuyó la sobrevaluación del peso respecto al dólar, ocasionó el encarecimiento de las exportaciones y su disminución, sobre todo en los dos primeros trimestres del año.
 
Durante los primeros 10 meses del año las exportaciones totales crecieron a un ritmo de 2.4 por ciento, mientras que para el mismo periodo de 2012 este crecimiento fue de 6.9 por ciento, una reducción importante de 4.5 puntos porcentuales. 
 
Esta situación se reflejó en el índice de confianza del consumidor que mide el Inegi; éste muestra una caída significativa de 5.5 puntos porcentuales, en especial en el renglón de “situación económica del país hoy en día, comparada con la de hace 12 meses”; su expectativa bajó 10.5 puntos porcentuales (datos de noviembre de 2013).
 
Una desaceleración económica de esta magnitud evidentemente se expresa en mayor desempleo. Muy en particular en el empleo formal, en el femenino, así como en el de jóvenes. Al enfriarse la generación de empleos las primeras afectadas y afectados son las y los nuevos entrantes al mercado laboral, ahí las y los jóvenes están sobrerrepresentandos.
 
 
En los primeros nueve meses del año el empleo formal tuvo una reducción muy grave, del 42.2 por ciento. El número de trabajadoras y trabajadores registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fue de 487 mil 528 personas, en tanto que para el mismo periodo del año anterior ascendió a 693 mil 412 personas.
 
Tomando como referencia las tasas de desempleo abierto (TDA) femenino que reporta Inegi, para el año que concluyó (con todo lo cuestionables que son) se aprecia que éstas son más altas que el crecimiento del PIB (4.41 en noviembre y 5.25 para enero), también son TDA superiores a las de 2012 (ver gráfica). Más pobreza.
 
Vistas así las cosas difícilmente puede afirmarse que fue “un buen año”. Las promesas de que vendrá mayor inversión extranjera que saque a la economía del bache son tan falsas como lo es que esta recesión de 2013 fue provocada exclusivamente por factores externos. ¿Dónde está la capacidad de gobernar?
 
No se ha anunciado una política económica interna, articulada a la generación de empleos y como bien afirmó recientemente una funcionaria de la ONU: sin empleos dignos México no podrá salir de la pobreza.
 
¡Feliz año nuevo!
 
Twitter: @ramonaponce
 
*Economista especializada en temas de género

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