1/05/2014

No se han cumplido las promesas y crecen los daños sociales: ONG


TLCAN, dos décadas

Equivocado calificar al comercio por su volumen, lo importante es a quién beneficia

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Las protestas contra el TLCAN se han realizado en todo México. En enero de 2008 grupos opositores al tratado se manifestaron en la capital de VeracruzFoto Horacio Zamora

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 3 de enero de 2014, p. 3
Washington, 2 de enero.
Lori Wallach, directora de Global Trade Watch, el proyecto sobre comercio internacional de la poderosa organización de defensa de consumidores y derechos ciudadanos Public Citizen, fundada por el legendario Ralph Nader, caracteriza el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como un experimento peligroso de las empresas trasnacionales, que nutrió una desigualdad económica sin precedente en este país, y además destruyó sectores laborales y agrarios tanto en México como en Estados Unidos.

Al marcar su vigésimo aniversario, el TLCAN fue un experimento radical impuesto sobre tres países por el bloque más grande de empresas agroindustriales, petroleras, de gas, mineras, farmacéuticas y otras trasnacionales que en Estados Unidos no cumplieron con una sola de las promesas positivas, y más bien acabó en daños sociales y económicos muy serios, incluyendo vaciar nuestra base industrial, que era el fundamento de nuestro empleo de nivel de clase media, afirmó Wallach en entrevista con La Jornada.
La abogada, egresada de Harvard, fue la coordinadora de la Citizens Trade Campaign, alianza nacional de sindicatos, organizaciones agrarias, ambientalistas y otros que fue la voz de la oposición civil más poderosa durante el debate sobre el tratado, y hoy continúa dedicándose a promover el debate nacional contra lo que llama la agenda empresarial y antidemocrática del libre comercio.

Detallando los efectos que atribuye al tratado y acuerdos parecidos, señaló que en Estados Unidos “tenemos una desigualdad en ingresos que, a 20 años de la firma del pacto, se parece mucho más a la de México… De hecho, el salario medio aquí se desplomó en términos reales, comparado con el que existía antes del TLCAN”.
Mientras los promotores de las políticas de libre comercio festejan el éxito de su tratado en este aniversario, al resaltar el incremento del volumen en el intercambio económico en América del Norte, Wallach argumenta que no se trata de volumen, sino en qué dirección y para beneficio de quién es el comercio. Se puede incrementar el volumen del agua, pero a veces lo llamamos inundación.

Wallach pinta varias imágenes para exhibir los efectos del TLCAN y las políticas detrás del acuerdo en Estados Unidos.

“Primero tomaría una fotografía de una calle quemada, abandonada, con carros oxidados en el Detroit en bancarrota –en su época una de las capitales industriales más vibrantes del mundo–, y ahora se trata de una ciudad en quiebra y con cuadras y cuadras que parecen estar en una zona de guerra”.

Continúa: “Otra imagen serían los grandes campos agroindustriales del medio este norteño, donde ves las cáscaras de lo que eran decenas de pequeñas granjas familiares en medio de esas nuevas granjas gigantescas con su maíz o soya subsidiados por el gobierno. Ves las estructuras que se están cayendo de lo que fue una granja pequeña diversificada que fue propiedad de una familia durante generaciones, rodeada de hectáreas y hectáreas, kilómetros y kilómetros de una operación de monocultivo con semillas genéticamente modificadas, cosechadas para que una empresa agroindustrial gigantesca como Archer Daniels juegue, si lo que cultiva es trigo, contra los canadienses, si es maíz, contra los granjeros de México, Brasil y Argentina, mucho de lo cual acaba siendo parte de un dumping generalmente en países en desarrollo, donde los granjeros no están subsidiados.

“Otra imagen más del TLCAN en mi país serían las crecientes comunidades marginales de inmigrantes, marginales en términos de que no cuentan con servicios básicos comunitarios, negados derechos básicos por no tener papeles, pobladas por gente que dejó su país no por opción, sino por desesperación y que logró llegar aquí evitando morir en el camino del cruce. La inmigración desde México a Estados Unidos se duplicó con el tratado, lo opuesto a lo que fue prometido. Estas comunidades son los refugiados del pacto en Estados Unidos.

Están también los miles de trabajadores industriales altamente capacitados, no pocos de ellos inmigrantes de segunda o tercera generación de Europa, Irlanda, quienes migraron aquí, se sumaron a un sindicato y lograron crear una existencia de clase media para sus familias, y que ahora se encuentran de repente desempleados porque su empleo fue trasladado fuera del país, relata. Aunque no todo esto es directamente por el tratado, Wallach afirma que son las mismas líneas que definen el pacto. “Los hijos de estos ahora serán la primera generación de estadunidenses que bajarán un escalón, o sea, que no tendrán un mejor nivel de vida que sus padres. Algunos llaman esto la brasilerización de Estados Unidos”.

Y finalmente, una imagen de “la gran concentración de tóxicos en la franja fronteriza, algo que se puede registrar visualmente, sobre todo con las colas infinitas de camiones en los cruces fronterizos, la contaminación tanto de su transporte como de su carga y, por supuesto, los índices de enfermedad grave –cáncer y asma– en esas zonas”.

¿Pero no hay nada, ninguna imagen positiva? La verdad es que es bastante terrible. El TLCAN fue un experimento peligroso que es un fracaso para la mayoría de nosotros, pero es justo lo que las empresas que lo promovieron tenían en mente, responde.

La única cosa positiva, creo, fue la respuesta de solidaridad entre gente trabajadora, granjeros, entre agrupaciones de sociedad civil en los tres países, entre otros, todo esto porque al inicio del debate sobre el TLCAN nos dimos cuenta de que a pesar de las diferencias que teníamos entre cada país, mucha gente en las tres naciones estábamos unidos contra la agenda empresarial que se elaboró para imponerse sobre todos nosotros con el tratado, comenta.

Aprendimos mucho de los otros entre los tres países, sobre todo lo que teníamos en común, las aspiraciones y objetivos, y esperanzas. Muchos nos hemos mantenido en comunicación a lo largo de estos 20 años, como testigos de cómo este paradigma del TLCAN se implementó de una forma tan peligrosa y dañina para nuestras vidas, nuestras comunidades y países. Como resultado hay un tipo de solidaridad, un nuevo tipo de internacionalismo en las Américas, forjado después de ser golpeados por el tratado, y no por los grandes beneficios que se nos prometieron, concluye.

La devastación ambiental del TLCAN

Andrés Barrera*

Hoy, gracias a los cambios económicos, políticos y jurídicos suscitados por el TLCAN, la destrucción ambiental ocurre en todas las ramas de la división del trabajo y en casi todos los procesos de distribución y reproducción, dejando lo que vivimos 40 años atrás, cuando nuestros peores problemas ambientales todavía se localizaban en regiones geográficas específicas de México ligadas a sectores económicos singulares.

Aun así, cuando algún activista ambiental no mexicano visita nuestro país y testifica nuestros dolorosos problemas actuales, su primera reacción consiste en llamarnos la atención aconsejándonos con sinceridad no exagerar, pues lo que ocurre acá es lo mismo y posiblemente no peor que lo que sucede en el suyo. El problema estriba en que eso nos ocurre con todos, vengan de donde vengan y traten de cualquier problema que sea.

Como en Brasil y Tailandia, somos de los peores deforestadores y destructores de biodiversidad en el mundo. Al igual que en Brasil y otras naciones de África y del Meditarraneo asiático, también encabezamos procesos de autodestrucción de lenguas y culturas milenarias. De la misma manera que sucede en Argentina y Brasil, nos perfilamos como gran plantador de organismos transgénicos (maíz, soya y algodón). Tal como acontece en Estados Unidos, pende sobre nosotros la amenaza de convertirnos en unos de los primeros plantadores masivos del maiz biorreactor, con la peculiaridad harto repetida de que nosotros somos el principal centro de origen de ese cereal.

Al igual que los países de Europa Central, hemos atraído a las mayores megagranjas de cerdos. Como en India y China, hemos contaminado y saqueado la mayoría de nuestros ríos y acuíferos prometiendo una inminente construcción de megaproyectos hídricos en torno de Guanajuato y Querétaro que permitan escalar las exportaciones de autos y aviones. Peor que en China, hemos permitido la privatización de todas las tierras y reservas urbanas, el acaparamiento de las empresas de construcción y prestación de servicios urbanos, las dinámicas especulativas y el fraude permanente a los consumidores, permitiendo con ello el dislocamiento catastrófico de la vida de la población y de los principales metabolismos de las ciudades.

Más grave aún que en la llamada ruta euroasiática de la seda o en la Sudamérica del IIRSA, México ha puesto una y otra vez la totalidad de su territorio y de sus infraestructuras al servicio no sólo del saqueo de sus recursos naturales, sino también de las necesidades de interconexión fabril just in time entre los capitales de Estados Unidos y Asia del Pacífico, permitiendo criminalmente que la red nacional de las principales carreteras se tornen lugares extremadamente peligrosos e incluso trágicamente mortales.

México concentra niveles muy altos de explosiones y muerte industriales y agrolaborales en las ramas químicas, agroquímicas, de alimentos, petroleras y de agroexportación.

La contaminación generada por las infraestructuras petroleras ha sido desde hace décadas la peor fuente de contaminación del país, pero la reciente entrega de la industria petrolera amenaza con trasladar las peores practicas depredatorias, contaminantes y destructivas que las empresas petroleras trasnacionales ya practican en Nigeria y otras regiones.

Gracias a la desregulación extrema de las actividades mineras, México ya compite con los peores lugares en devastación por la minería a cielo abierto en América Latina y África. Mientras, la libre acumulación de todo tipo de basuras industriales, hospitalarias, radioactivas y municipales en las más diversas regiones de México nos hace competir con países como Ghana o China.

Todo ello sin tener en cuenta que la mano de Dios, por medio del cambio climático, también nos eligió como una de las regiones del mundo en donde las turbulencias climáticas se estarán padeciendo de la peor manera. Aunque la verdad sea dicha, no obstante que el cambio climático está estrechamente ligado a las peores necedades civilizatorias del neoliberalismo, sería un poquitín injusto también atribuirlo al TLCAN.

Suele escapar a observadores perspicaces que en México, hasta cierto punto como en China, pero en un territorio mucho menor, se sintetiza con una fuerza excepcional un proceso complejo y profundo de devastación que hoy está distribuido en todo el mundo. Sin embargo, nuestro principal rasgo distintivo es que acá todo esta intensamente concentrado. De modo que cada nuevo nicho de destrucción compite con los demás en salvajismo e irracionalidad y tupe línea por línea la totalidad del territorio nacional, superponiendo cada tipo de destrucción con muchos otros. De ahí que la contaminación y el dislocamiento en nuestro país son fenómenos totales, extendidos, intensivos y complejos. Ello ha herido profunda y vitalmente la capacidad de regeneración y redefinición de la salud general (resiliencia) del tejido socioambiental nacional.

Aunque se debe dejar para otro lugar la explicación de los porqués, hay que observar que eso hace de México un espejo en el que ya se puede mirar la suerte que correrá el mundo entero si no se detiene con eficacia, investigación, organización y movilización esta pesadilla estadunidense, que con tanto esmero trágico imitan las nuevas potencias y naciones que buscan escapar de su dominio. También se debe recordar que la banalización que los economistas y otros profesionistas de la muerte hacen de cada desgracia en realidad está simplemente encaminada a ocultar, no contabilizar y jamás pagar ni asumir política y culturalmente los costos de toda esta destrucción.

* Profesor de tiempo completo de la Facultad de Economía de la UNAM. Coordinador general de Casifop



TLCAN, dos décadas
Cierran cruce fronterizo en protesta por el pacto
Campesinos exigen promover la soberanía alimentaria

Nos prometieron el primer mundo, hoy somos más pobres, denuncian

Crearán frente internacional de ONG 
para luchar contra el tratado

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Miembros de agrupaciones campesinas ocuparon varios carriles del puente internacional Córdoba de las AméricasFoto Felipe García

Rubén Villalpando, Miroslava Breach y Matilde Pérez
Corresponsales y reportera
Periódico La Jornada
Viernes 3 de enero de 2014, p. 2
Ciudad Juárez, 2 de enero.

Unos 200 agricultores cerraron parcialmente el puente internacional Córdoba de las Américas o libre, en protesta por el empobrecimiento del campo mexicano que provocó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los 20 años que tiene de vigencia.

Los manifestantes demandaron una política de Estado que impulse la autosuficiencia y soberanía alimentarias, el fin del acaparamiento de tierras por parte de empresas agroindustriales y precios justos para sus cosechas y seguridad en la comercialización.

A las siete de la mañana los manifestantes cerraron la circulación del carril de El Paso a Ciudad Juárez para denunciar que en 20 años de firmado el TLCAN el campo se empobreció, creció la violencia y gran parte de la tierra quedó bajo control del crimen organizado. La protesta concluyó al mediodía.

Además, varias agrupaciones campesinas, sociales y sindicales de México, Estados Unidos y Latinoamérica acordaron unirse para luchar en contra de este tratado y del Acuerdo de Asociación Transpacífica.
A través de diversos mensajes que enviaron al plantón que realizaron los agricultores en el puente internacional, dichas agrupaciones señalaron que este año será de lucha pacífica contra el modelo depredador del que somos víctimas.

Con grandes mantas que colocaron a los costados del puente internacional, los agricultores denunciaron el empobrecimiento del campo.

Víctor Quintana Silveyra, del Frente Democrático Campesino (FDC), dijo que en 20 años de este acuerdo comercial el campo mexicano quedó destrozado, porque es donde existe más violencia, millones emigraron a las ciudades y de 28 millones de pobres al menos 20 de ellos son campesinos.

En las ciudades, dijo, seis por ciento de la población está en extrema pobreza y en el campo son 21 por ciento, aparte de que los subsidios son acaparados por grandes empresarios, han agotado los mantos freáticos y se pierden 155 mil hectáreas cada año por la explotación”.

En un comunicado leído en medio del puente, los manifestantes dijeron que los campesinos tienen derecho a vivir con dignidad del trabajo en sus tierras y exigen soberanía alimentaria con propiedad social de la tierra y el territorio.

Recordaron que hace 20 años les dijeron, igual que hoy, que con el TLCAN México sería un país del primer mundo, y seguimos siendo del tercero, pero en descomposición, y en pérdida acelerada de independencia y soberanía.

Cuestionan de qué han servido las privatizaciones, la apertura comercial, el crecimiento del comercio y la inversión extranjera, si no ha crecido nuestra economía y en cambio sí han aumentado la pobreza, la desigualdad, la migración, el precio de los alimentos, y el despojo de sus tierras, aguas y recursos.
Desmantelaron la producción de arroz, soya y sorgo

Exigieron renegociar el TLCAN y realizar reforma profundas en esta materia con apoyo de campesinos; los campesinos, dijeron, han dejado sus tierras en busca de mejores oportunidades y, al dispararse el desempleo desde 1992, el narcotráfico empezó a entrar como una actividad fuerte, ya que primero financió actividades agropecuarias y después compró propiedades.

La producción nacional de arroz, soya y sorgo fue desmantelada, además de que se afectó seriamente la de carne de cerdo, de ave y de leche, así como la de maíz y frijol.

En la movilización participaron, además del FDC, la Asociación de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, la de Uniones de Crédito del Sector social, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, el Movimiento Agrario Indígena Zapatista y el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas.

En sus mensajes de solidaridad con los manifestantes, una treintena de agrupaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos y asociaciones civiles de investigación laboral y rural expusieron que 2014 será el año del recuento de daños a 20 años del TLCAN, así como de la denuncia permanente de la pretensión de las élites político-económicas de Norteamérica para que dicho acuerdo comercial se convierta la antesala de la anexión corporativa.



TLCAN, dos décadas
No es libre comercio, sino libre explotación

Juan Carlos Miranda
 Periódico La Jornada
Viernes 3 de enero de 2014, 

Los dos acuerdos paralelos que se firmaron junto con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en materia laboral y ambiental no han servido para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los ciudadanos mexicanos, y a dos décadas de la entrada en vigor del acuerdo México sigue siendo un país cuya principal oferta es la mano de obra barata y normas ambientales laxas, sostuvo Bertha Luján Uranga, integrante del Frente Auténtico del Trabajo (FAT) desde l970 y una de las principales dirigentes de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio en los años 90.

La actual secretaria general del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) sostuvo que el TLCAN provocó el rompimiento de las cadenas productivas en el país y con ello la desaparición de ramas productivas que se convirtieron en maquiladoras.

Afirmó que en materia laboral, en los tres países se ha venido acuñando un modelo de precarización de las condiciones laborales de los trabajadores a partir del outsourcing, que permite a las grandes empresas deshacerse de sus responsabilidades como patrones.

Al responder a un cuestionario enviado por este medio con motivo de los 20 años del TLCAN, Luján Uranga recordó que una de las principales preocupaciones durante la negociación del acuerdo eran las asimetrías entre los países que lo negociaban: Estados Unidos, Canadá y México.

Obviamente nuestro país estaba en desventaja en cuanto a niveles de crecimiento y desarrollo económicos, por tanto se planteaba que la negociación debía considerar estas diferencias y dar un trato especial a México, tal cual se hizo en el proceso de construcción de la Unión Europea con países como Portugal o Grecia.

Otra era la inclusión de una agenda social en el tratado, ya que si bien se negociaba el libre paso de capitales y mercancías, también se planteaba que para México era estratégico incluir el tema migratorio, debido a que nuestro país expulsa hacia Estados Unidos y Canadá un número importante de trabajadores que laboran sin documentos migratorios en estos países.

También se habló de las garantías en materia laboral y ambiental para que el tratado aportara mejoría en las condiciones de los trabajadores y los países, y a partir de ello impedir que México arrastrara a la baja estas condiciones en Estados Unidos y Canadá.

Y finalmente, los opositores al acuerdo planteaban que éste debía excluir los granos básicos y la industria energética.

Agregó que una consideración especial que se planteó se refería a las diferencias jurídicas respecto a lo que el tratado implicaba para cada país, ya que para Estados Unidos el pacto era una norma subordinada a leyes nacionales, incluso a normas proteccionistas en los diferentes estados de la unión, mientras para México tuvo rango constitucional y por tanto, estuvo por encima de leyes y reglamentos.

Al preguntarle cuáles de esas preocupaciones se materializaron, la ex funcionaria del Gobierno del Distrito Federal respondió:

Todas se materializaron. No hubo consideraciones en relación a las asimetrías, así que en distintas ramas de la economía México no pudo competir, tomando en cuenta además que no hubo por parte del Estado políticas específicas para apoyar la competitividad de las empresas mexicanas, por tanto, muchas quebraron o tuvieron que asumirse como subordinadas a las trasnacionales de EU o Canadá para poder subsistir.

Sostuvo que además de la pérdida de la soberanía alimentaria por el desmantelamiento del campo, la mayor parte de los sectores económicos estratégicos de México están actualmente en manos de trasnacionales.
Puntualizó que las únicas ganadoras fueron las empresas trasnacionales que se han instalado en México con múltiples ventajas, así como los grandes capitalistas nacionales que se aliaron al capital extranjero o que han aprovechado las ventajas del TLCAN para incrementar sus exportaciones y sus ganancias.

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