Operativos
para la televisión, presentación de inculpados a los medios antes que a
un juez, desfile de víctimas agradecidas por la liberación oportuna,
juicios electrónicos sumarios y sentencias de culpabilidad fast-track;
es decir, la debida manipulación sobre el debido proceso, toda la gama
de prácticas antijurídicas conocidas como “justicia sumaria mediática”,
que convirtieron tristemente en una celebridad al secretario de
seguridad Pública federal del gobierno anterior, está de regreso en el
caso de "Mamá Rosa". Sólo faltaron las recreaciones expost.
La
lección no se aprendió. El “monopolio de la violencia legítima” termina
deslegitimado por la forma arbitraria de operar. Toda las presuntas
violaciones y hechos delictivos que se busca castigar quedan
neutralizados y desnaturalizados por el vicio de origen con que se
atropellan, invalidan y pisotean las garantías elementales de
presunción de inocencia y el debido proceso.
Si el medio es
ilegítimo, los fines terminan siéndolo también. ¿Qué se buscaba en
realidad con el operativo en contra de un albergue de niños de la calle
administrado sin recursos públicos por Rosa Verduzco, una octagenaria
que dedico las tres edades de su vida a cuidar y educar infantes
abandonados? ¿Qué tipo de presuntas violaciones, abusos sexuales,
comida caduca, maltratos infantiles, daños sicológicos y castigos
corporales cometidos y encubiertos en La Gran Familia los
hace diferentes a los cientos de casos denunciados en escuelas públicas
y privadas, casas de cuna, guarderías del IMSS, estancias infantiles
del ISSSTE o casas de asistencia para madres trabajadoras del DIF o de
la Sedesol?
No sólo la forma evoca el retorno de García Luna.
También el entorno. Cada vez que la anterior administración enfrentaba
una baja en la popularidad, un bache económico, una crisis de carestía
de alimentos (tortilla o huevos), una presión internacional o una
medida antipopular, la justicia mediática centrada en la debida
manipulación de los hechos llegaba como una cura momentánea, como el
debido distractor oportuno, para intentar centrar la atención en otro
tema o para acreditar una procuración de justicia hechiza, epidérmica,
fraguada a base de golpes telegénicos.
En el caso de "Mamá Rosa",
los apuros de "Papá Gobierno" vienen envueltos de una presión
internacional por los niños migrantes no acompañados, por las protestas
de organizaciones campesinas en contra de las “apropiaciones
temporales” de tierras de cultivo contempladas en la reforma
energética, por una carestía de alimentos básicos y por un
estancamiento de la economía y de la popularidad presidencial.
Si
en el primer año de la actual administración la agenda de reformas se
antepuso al tema de la inseguridad, el segundo año ha sido a la
inversa: la inseguridad cotidiana se ha montado sobre la agenda
aspiracional de un presunto México transformado, donde casos como el de
"Mamá Rosa" dibujan un México deformado, no reformado. Y donde
prácticas como la justicia sumaria mediática de García Luna siguen tan
presentes hoy como ayer.
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