Daniela Villegas
El viceprimer ministro turco Bülent Arinç y el monje Jorge de Burgos,
personaje ficticio de la novela El nombre de la Rosa de Umberto Eco,
parecen compartir la misma animadversión: la risa.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgg-fNgD5N6QQyk6ejxoyNBihFPMt61w5vwOUxN4PdfnjXAxe64G9ytXrxg2N_jxuATVzK-ZtFp8A-8VaEcPqcrMwD38tuSxcnLDNxloP2m1hd4npE7We9Me6ErI2WpIShQPjSP/s1600/dv.jpg)
El 28 de julio Bülent Arinç describió su ideal del hombre y
mujer castos, poniendo especial énfasis en las mujeres: "Ella no va a
reír en público. Ella no va a estar invitando en sus actitudes y
protegerá su castidad", en suma señaló que la gente hoy en día había
abandonado sus valores.
Y agregó "¿Dónde están nuestras niñas, que se ruborizan, bajan
la cabeza, y apartan la mirada cuando nos fijamos en su rostro,
convirtiéndose en el símbolo de la castidad?".
![](http://blogs.eluniversal.com.mx/imagenes/genero-6-8-14.jpg)
Ante tales señalamientos de Arinç, el viceprimer ministro,
aliado del primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan la ola de rechazo
a las recientes declaraciones no han parado de circular, principalmente
en las redes sociales como Twitter e Instagram, donde miles de mujeres
han publicado fotos de sí mismas riendo y sonriendo. Ha habido más de
300 mil tuits utilizando el término "kahkaha" -la palabra turca para
"risa"- y en los hashtags "Resista la Risa" (#direnkahkaha) y "Resistir
Mujer" (#direnkadin).
"Fue una declaración muy indignante y conservadora", dice la
escritora y comentarista política Ece Temelkuran. Ella fue uno de los
primeros en tuitear una imagen de sí misma sonriendo - y animó a otras
mujeres a hacer lo mismo.
La actriz británica Emma Watson
conocida por su papel como Hermione Granger en la serie de películas de
Harry Potter y que recientemente fue nombrada embajadora de buena
voluntad de ONU Mujeres, se ha unido a la campaña de Twitter en
solidaridad con miles de mujeres que publican sus fotos de sí mismos
riendo.
La risa ese elemento tan intrínseco a los seres humanos se
convierte en un dispositivo de rebeldía y metáfora de la transformación
para pensar en el cambio cultural. Las mujeres que se han indignado por
las declaraciones conservadoras y violentas del político turco a través
de la risa, esa herramienta contestataria a la que tanto teme Arinç y
seguamente también Erdogan de ser un goce privado, se vuelve no sólo
público y global sino también solidario.
Se politiza la risa como primera y comunal respuesta y así reír
se convierte en estrategia subversiva de liberación de las mujeres a
quienes se les sigue vedando el espacio de lo público.
¿A qué le temen esos políticos? ¿A que las mujeres no tengamos más miedos?
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