Serpientes y Escaleras
Por
Tuvo
que venir una denuncia judicial desde España, en contra del director de
Vinculación de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Stabros,
para que el evidente conflicto de interés en que incurrió este
funcionario que trabajaba al mismo tiempo en la oficina del presidente
Enrique Peña Nieto y como consejero de la empresa española Iberdrola,
contratista del sector eléctrico mexicano, detonara finalmente su
salida de la casa presidencial.
Por año y medio, desde julio del 2013, Ramírez Stabros fue al mismo
tiempo un alto funcionario de la Presidencia de México e integrante del
Consejo de Administración de Iberdrola en nuestro país como si sus dos
empleos fueran no sólo compatibles sino legales. Ni su superior
inmediato, Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia, ni su
jefe superior, el presidente, parecieron enterarse de tan flagrante
conflicto.
Y ahora que, tras la denuncia formulada en España, por el ciudadano
de aquel país Miguel Ángel Gallardo ante la Audiencia Nacional
española, el escándalo tomó dimensiones internacionales, Ramírez
Stabros presenta su renuncia como “una decisión personal” y afirma que
su conducta estuvo “apegada a derecho”, y la pregunta obligada es
cuántos casos más similares a éste existen en el gobierno mexicano sin
que se conozcan ni sancionen.
Un caso que llegó a esta columna es el del actual director de la
Sociedad Hipotecaria Federal, Jesús Alberto Cano Vélez, quien al mismo
tiempo que ocupa ese cargo aparece como accionista en una Sofom,
denominada Soluciones Emprendedoras del Norte, S.A. de C.V. según un
acta notarial fechada en junio del 2008. El conflicto vendría porque
esa Sociedad Financiera de Objeto Múltiple, de la que Cano Vélez es
socio accionista, tramita créditos ante la Sociedad Hipotecaria
Federal, de la que el mismo Cano Vélez es director general.
En el acta firmada por el notario Francisco Salvador Estrada,
titular de la notaría 274 de Ciudad Reynosa, Tamaulipas, y fechada en
junio del 2008, aparece Jesús Alberto Cano Vélez como accionista de
acciones serie “A” y serie “B” con un valor de tres millones de pesos
de la Sofom, que tiene su sede en el estado de Chihuahua, y según se
asienta en el documento notarial el hoy funcionario federal participaba
en las sesiones y asambleas de la empresa financiera que ahora recibe
créditos de la Sociedad Hipotecaria Federal.
Otro caso comentado en los corrillos políticos, es el del ex
presidente del Senado, Raúl Cervantes, quien recientemente pidió
licencia para separarse de su escaño, y que según testimonios trabajaba
al mismo tiempo como “asesor legal y jurídico” del grupo IAMSA
(Inversionistas en Autotransportes Mexicanos), propiedad del empresario
Roberto Alcántara, presidente del llamado Grupo Toluca.
Aunque Cervantes pidió licencia la semana pasada, todavía en el acto
del Segundo Informe de Gobierno del presidente Peña Nieto, se le vio
muy cercano a Roberto Alcántara, con quien aparece conversando en
varias fotografías. Alcántara no sólo se ha convertido en uno de los
empresarios favoritos de este sexenio sino que recientemente se vio
envuelto en el escándalo cuando su empresa Teletransportes Dinámicos
incumplió y falló en el servicio, luego de recibir un millonario
contrato para manejar el cobro de peaje automático en la red de
autopistas federales por los próximos cuatro años.
Cervantes, por su parte, fue un actor clave, desde la presidencia
del Senado, en la aprobación de las reformas de Peña Nieto,
particularmente la energética, y pidió licencia a su cargo hace unos
días “para regresar a la academia”, aunque todo apunta a que, en premio
a su actuación en las reformas, será propuesto por el Presidente como
ministro de la Suprema Corte el próximo año.
Tal vez el conflicto de intereses no sea nada nuevo en México y tal
vez tampoco sea privativo de un partido político. Pero en un gobierno,
como el de Peña Nieto y su partido, que se ufanan, al menos en el
discurso, de estar cambiando la formas de la política, resulta
escandaloso ver funcionarios que siguen actuando al más viejo estilo
del priismo.
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