10/28/2014

Los periodistas pal café . . .






Un mes y un día después de la desaparición de 43 estudiantes, el gobierno mexicano apenas dijo haber detenido a los primeros ejecutores directos de lo que hubiera sucedido con esos jóvenes. Hasta ahora, a pesar de haber apresado e interrogado a más de medio centenar de criminales con y sin placa policiaca, y de haber volcado en Iguala y sus alrededores a casi un millar y medio de policías federales, investigadores, agentes del Ministerio Público, peritos y burocracia variopinta, nada decía saber de primera mano final el gobierno mexicano que históricamente ha sido implacable, cruento y expedito en la obtención de los datos que realmente le interesan.
La colocación en escena de quienes presuntamente habrían recibido de manos de policías igualtecos a los normalistas rurales acelera la develación del desenlace, pues ‘‘por primera vez’’ la Procuraduría General de la República reconoce contar con declaraciones de los partícipes en los momentos postreros y estarlas ‘‘corroborando’’. El destape de cuatro cartas de la baraja del sicariato guerrerense se produjo la mañana de un día intenso, en el que se fueron sucediendo hechos de corte político y judicial como si obedecieran a una secuencia establecida.
El orden del día comenzó con la marina aprehensión en Cuernavaca de cuatro piezas ‘‘claves’’ en el caso Ayotzinapa, dos de los cuales ‘‘recibieron’’ la noche del 26 de septiembre a ‘‘un amplio grupo de personas’’. Horas después, y debido al ‘‘dicho’’ de esos involucrados ‘‘claves’’, la atención se trasladó al tiradero municipal de Cocula, Guerrero, donde fue encontrada una gran fosa con restos mortales por identificar.
Las maniobras netamente policiacas y forenses no fueron precisadas oficialmente sino después de que se consumó una especie de vera y grata toma de posesión política del nuevo gobernador de Guerrero, Enrique Peña Nieto, perdón, Rogelio Ortega Martínez, académico de amplia trayectoria en luchas sociales de izquierda, aceptado como segunda opción por Los Chuchos, que buscaban hacer a Beatriz Mojica Morga la sucesora de Ángel Aguirre, con quien era secretaria de Desarrollo Social.
Ortega había rendido protesta un día antes en Chilpancingo, ante el Congreso local, pero la verdadera ceremonia de asunción consistió en ir a Los Pinos a reunirse con Enrique Peña Nieto, ‘‘acordar’’ medidas de control policiaco federal y militar en la entidad y mayores cuotas de asistencialismo social con Rosario Robles al frente, y luego aparecer ante los medios de comunicación para celebrar un intercambio untuoso de buenos deseos, sonrisas y consideraciones (el nuevo gobernador, ajeno por completo a ceremoniales del gran poder, parecía reflejar en su rostro asombro y agradecimiento sencillo ante los calificativos amables de Peña Nieto, quien le agradecía cumplidamente el haber aceptado encargarse de la papa caliente suriana).
El desarrollo de esa sesión mediática podría haber tenido como tema cualquier otro que no fuera el trágico de Ayotzinapa e Iguala. Hubo augurios de éxito, como los daría alguien a un deportista rumbo a una competencia importante o a un actor o cantante encaminado a una presentación en público. El izquierdista que no acepta tener partido, pero es gobernador sustituto gracias al chuchismo perredista tripulante, hizo peticiones y dio agradecimientos al gran Tlatoani, convencido ese doctor en ciencias políticas y sociología de que a fin de cuentas el ejercicio del poder en México corresponde a las cúpulas, al grado de personalizarlo entre dos: ‘‘Si usted me apoya, yo le entregaré buenas cuentas’’. Usted. Yo. ¿Para qué más?.
Los abrazos entre Peña Nieto y Ortega Martínez (Rogelio, no Jesús) sellaron el final de un largo proceso de derrocamiento del rejego Aguirre Rivero y la instauración de una nueva fase en que Los Pinos podrá contar con un ‘‘aliado’’ de poca experiencia en la política palaciega. Pareciera que ahora sí se pudiera dar curso a los pendientes. Una especie de ‘‘día soleado’’ para efectos políticos pinoleros.
En esa ‘‘nueva página’’ se anotó de inmediato que el gabinete de seguridad sesionará hoy en territorio guerrerense, un mes y dos días después de lo de Iguala, en el arranque de un intento de someter policiaca y militarmente las constantes expresiones de desbordado enojo social (ah, también, se supone, para contener en algo al poder del narcotráfico que agrede cruelmente a gran parte del estado). Además, Ortega Martínez ‘‘consiguió’’ que Rosario Robles y su banda de asistencialismo electorero visiten con más frecuencia la entidad, en la que habrá comicios locales y federales el año próximo, y destinen más recursos (las despensas como promoción del voto) a ‘‘las clases necesitadas’’.
La conferencia de prensa sin preguntas de la prensa sirvió para que Peña Nieto anunciara una siguiente conferencia de prensa sin preguntas de la prensa, en la que el inminente fiscal transexenal, Jesús Murillo Karam, anunciaría los ‘‘avances’’ logrados en cuanto a ese otro tema, el de los 43 desaparecidos. Así fue que, ya en tierra firme, ‘‘entendidos’’ los poderes federal y estatal, el fabulador general de justicia informó oficialmente de los detenidos en Cuernavaca y de la gran fosa en Cocula. Por primera vez (por increíble que parezca, dado el tiempo que ha pasado y la conmoción social producida) el gobierno federal tenía o aceptaba tener a implicados directos en el último tramo de la tragedia igualteca. Nunca antes el peñismo había podido escuchar a quienes habían ‘‘recibido’’ en la instancia final a los estudiantes, así que ahora sí sería posible saber dónde los habían dejado. Elemental, mi querido Karam.
Queda como capítulo pendiente el de la presentación del alcalde con licencia de Iguala (y prófugo) José Luis Abarca y su esposa, con probables revelaciones que impacten a políticos en activo, sobre todo de la izquierda electoral, pero no necesariamente del ya realineado Partido de la Revolución Democrática (luego de los berrinches retardatorios de Aguirre).
Y, mientras la cargada oficial insiste en sentar a AMLO en el indemostrable banquillo de la ‘‘omisión cómplice’’, ¡hasta mañana, con la hija de Nestora Salgado dejando México!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Hernández, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



El sector financiero recibió mal la relección de la presidenta Dilma Rousseff: la moneda, el real, se devaluaba ayer por la mañana en un tres por ciento; la bolsa de valores abrió a la baja, con una pérdida de 4.75 por ciento y las acciones de la empresa petrolera Petrobras habían perdido 14 por ciento de su valor, de acuerdo con el diario O Globo. El candidato de la comunidad de negocios nacionales e internacionales era Aécio Neves, no Dilma. Sólo que quedó 3 puntos y fracción atrás, y Brasil es una democracia. Desde hace 30 años desplazó a la dictadura militar, y esta será la cuarta vez consecutiva que el Partido de los Trabajadores, de Lula da Silva y Dilma Rousseff, gane la presidencia. Quedó el país partido en dos políticamente. Sao Paulo, el mayor centro financiero, no está satisfecho, pero los estados donde vive la gente pobre son los que inclinaron la balanza con sus votos.
La reversa
Agustín Carstens escogió la víspera del Día de Muertos para exponer su teoría de la reversa. Primero: cuatro de cada 10 dólares de los bonos emitidos por el gobierno federal en el mercado interno están en manos de extranjeros. Segundo: qué va a suceder cuando el banco central de Estados Unidos revierta su política de reducción de tasas de interés –puesta en práctica después de la crisis de 2008–, suba las tasas y los inversionistas vendan los bonos mexicanos y compren bonos del Tesoro. Y tres: puede suceder que haya una reversión de capitales. Eso no lo dijo Carstens, pero lo enseña la historia: cuando hay salida masiva de capitales hay devaluación, con todas sus consecuencias. El Banco de México tiene reservas por 190 mil millones de dólares y una línea de crédito del Fondo Monetario Internacional por 73 mil millones más. Tampoco lo dijo, pero la fortaleza ya no sería suficiente, porque no sólo el gobierno se ha endeudado en dólares, sino también empresas privadas. Y la tradición es que sean rescatadas con fondos públicos cuando andan en problemas. Lo interesante sería conocer los nombres de quienes han ganado fortunas consiguiendo dinero barato en Estados Unidos para invertirlo en bonos en México y cobrando una tasa de interés que algunos países de Europa han rehusado pagar por leonina. Ayer el dólar se vendió en ventanilla de Banamex a 13.86 pesos, como anticipándose a lo que puede suceder.
Las prisas de Ruiz Esparza
Muy curiosa la justificación del secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, al gasto de 50 mil 820 millones de pesos en el tren México-Querétaro, cifra 21% mayor a lo presupuestado. Dijo a Carmen Aristegui que este gobierno tiene prisa. El plan de infraestructura del gobierno federal tiene que quedar terminado en los cuatro años que nos quedan de gobierno. Sólo que eso de andar a las carreras a veces crea situaciones que dan pie a sospechosismos. El único postor fue el consorcio integrado por China Railway y varias empresas mexicanas: GIA+A, Constructora Teya, Prodemex y GHP Infraestructura, dos de las cuales son cercanas a la cúpula del PRI. El dueño de GIA+A, Hipólito Gerard, es cuñado de Salinas de Gortari. También a eso tiene una explicación bastante curiosa Ruiz Espereza: comenta que casi siempre en estos negocios surge el nombre de un personaje conocido. Vaya, descubrió por qué el chapopote es negro.
Los vaivenes del petróleo
El banco de inversiones Goldman Sachs dio a conocer el fin de semana pasado un cálculo según el cual el petróleo West Texas podría bajar hasta los 70 dólares en el segundo trimestre del próximo año, cuando en mejores, recientes tiempos se cotizó a mas de 100 dólares. La mezcla Pemex de exportación tendría un precio todavía menor al West Texas, en el nivel de los sesenta y tantos dólares. Con esos precios difícilmente habrá quien se anime a aprovechar las ventajas de la reforma energética. Tienen mucho en que pensar en el recién creado fondo petrolero.



¡Temblad!, mexicanos pagadores, que el supuestamente resuelto problema de la deuda pública alcanza tal magnitud que hasta el sempiternamente optimista Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, se manifiesta nervioso y enciende los focos amarillos, con no pocas tonalidades color rojo.
Resulta que el ex secretario calderonista de Hacienda advirtió que ante la eventual alza de tasas de interés en el vecino del norte, México debe estar atento a la posibilidad –nada extraña– de que ocurra una reversión de capitales, o lo que es lo mismo,l que los especuladores internacionales se deshagan de los bonos de deuda mexicana para invertir sus dineros en Estados Unidos u otras naciones que les mejoren su tasa de ganancia, lo que, simple y sencillamente, sacudiría las finanzas internas.
Durante su participación en el foro México Cumbre de Negocios, que se lleva a cabo en Querétaro, el gobernador del Banco de México lo explicó así: “cuatro de cada diez dólares de la deuda emitida por el gobierno federal en el mercado interno está en manos de extranjeros, ‘lo que en principio es bueno, pero el problema es qué va a suceder’ cuando el banco central de Estados Unidos revierta su política de reducción de tasas de interés, puesta en práctica después de la crisis de 2008. Lo que puede suceder es que haya una reversión de capitales”. Y ante tal panorama, dijo Carstens, uno se pone nervioso (La Jornada, Roberto González Amador y Mariana Chávez).
Y cómo no, pues el saldo de la deuda interna del gobierno federal cerró agosto pasado en 4 billones 146 mil millones de pesos (645 mil millones más que en diciembre de 2012, cuando Enrique Peña Nieto arribó a Los Pinos). Esas son las cifras más recientes (obvio es que en septiembre y octubre dicho saldo creció) divulgadas por la Secretaría de Hacienda.
De lo anterior se deriva que, de acuerdo con las proporciones manejadas por Carstens, alrededor de un billón 660 mil millones de pesos (el 40 por ciento referido por el funcionario) correría el peligro descrito, toda vez que esta cantidad está en manos de inversionistas (léase especuladores) extranjeros. Y para dar una idea de qué se trata, ese monto equivale a 35 por ciento del presupuesto de egresos de la federación para 2015.
Lo anterior en el caso de que la referencia de Agustín Carstens se limite a la deuda interna del gobierno federal, porque después se utiliza ese concepto como sinónimo del sector público federal en su totalidad. Si éste fuera el caso, entonces el balance sería peor, pues el saldo total de la deuda pública interna llegó en agosto pasado a 4 billones 473 mil millones de pesos (703 mil millones más que la registrada el primero de diciembre de 2012, cuando regresaron los que sí saben gobernar), y el monto en manos de especuladores foráneos ascendería a un billón 790 mil millones de pesos, o si se prefiere el equivalente a 38 por ciento del citado presupuesto de egresos.
Sin ánimo masoquista, los saldos mencionados sólo refieren la deuda interna, porque si se suma la externa entonces el balance empeora. Al cierre de agosto pasado la deuda externa del gobierno federal sumó 76 mil 260 millones de dólares (10 mil 200 millones más que en diciembre de 2012), mientras la correspondiente al sector público federal acumuló 145 mil millones de billetes verdes (23 mil millones más que en el último mes de 2012).
Así, si se incluyen los dos conceptos (interna y externa), el saldo de la deuda del gobierno federal cerró agosto de 2014 en 5 billones 144 mil millones de pesos (785 mil millones más que el primero de diciembre de 2012), y la correspondiente al sector público federal en 6 billones 369 mil millones de pesos (más de un billón de pesos adicionales en lo que va del gobierno peñanietista, sin considerar septiembre y octubre del presente año). De ese tamaño es la serpiente que debe domar el gobierno federal para proteger las finanzas nacionales.
Para el gobernador del Banco de México, en principio es bueno que una buena parte de la deuda interna esté en manos extranjeras, aunque reconoce que el problema está por venir (cuando el banco central de Estados Unidos revierta su política de reducción de tasas de interés). Pero todo indica que lo bueno (en principio) no va a durar mucho, porque los hambrientos especuladores internacionales están más que dispuestos a mover sus capitales hacia otras latitudes. ¿Con qué responderá el gobierno federal ante un movimiento de las dimensiones señaladas?
Tan sólo en el periodo enero-agosto de 2014 de las arcas nacionales salieron alrededor de 125 mil millones de pesos sólo para el pago de intereses de la deuda interna del gobierno federal (a razón promedio diario de 521 millones de pesos, incluidos sábados, domingos y días festivos). Si se incluye la deuda interna del sector público federal, entonces la erogación ascendió a 139 mil millones de pesos (casi 580 millones cada 24 horas).

 Pra cocer sus alimentos, los ikoot utilizan un horno llamado paw; se construye a partir de una gran olla en forma de barril sin tapa y sin fondo, alrededor de la cual puede formarse un poyo también de barro. En otras ocasiones la olla se entierra en el suelo.
En sus paredes se cuecen las tortillas; también se asan o cuecen otros alimentos, como tamales y diversas carnes. Para ello suelen ponerse tres leños de buen tamaño y se espera a que se formen las brasas; éstas pueden cubrirse en parte con trozos de teja para mitigar los efectos del calor. En ciertas preparaciones la boca de este horno se cubre con un comal, o se coloca una especie de parrilla sobre la cual pueden ir ollas o cazuelas.
Las tortillas (peats) son muy variadas. En el libro Comida ikoots de San Mateo del Mar, de Flavia G. Cuturi (Inali, 2009), las mujeres describen su elaboración. El nixtamal se prepara cociendo el maíz en una olla con agua y cal. “Mira el maíz para ver si absorbió la cal: si el maíz está amarillo entonces está bien…” La olla se retira de la lumbre cuando el maíz está cocido y se deja enfriar; se lava para quitar la cal y la cascarilla; se lleva a moler al molino.


Por tercera vez en lo que va del año, agroproductores de diversas regiones del país demandaron ayer en esta capital el cumplimiento de compromisos adquiridos por el gobierno federal en materia de política agropecuaria, especialmente en regulación del comercio de granos básicos, cuyos precios han caído en forma sostenida en mercados internacionales y en el nacional, a pesar de lo cual se mantienen en el mismo nivel o se incrementan para los consumidores finales.

Critica postura del PRI sobre AMLO
Ante el dolor, la impotencia y la desesperación de compañeros, familiares, compatriotas, extranjeros y muchas personas más por el asesinato y desaparición de estudiantes normalistas de Ayotzinapa, los priístas, panistas, perredistas y otros políticos intentan ganar tiempo para que se olvide este agravio y sacar ventaja de la tragedia. Unos para recuperar el poder en Guerrero, otros para hacerse de él y los últimos para conservarlo. Los tricolores ya gritan: Al ladrón, al ladrón, señalando a Andrés Manuel López Obrador como presunto culpable de omisión al no hacer nada en cuanto al pasado delictivo del prófugo ex alcalde de Iguala cuando habría recibido información al respecto. Como si AMLO fuera empleado federal encargado oficial de la persecución del delito, parte de cuerpo de investigación o responsable de aplicar la justicia. Resulta patético que los priístas pidan explicaciones al tabasqueño al respecto cuando ellos mismos deben tantas y tantas explicaciones de múltiples agravios a los mexicanos. Nuestro país ya no está para aceptar tales desplantes.

Lo vive la sociedad mexicana. Y lo tendría que enfrentar y darle un cauce, con mayor necesidad aún, el pueblo excluido. El Estado, sus instituciones, los partidos políticos, no crearon esta ultraheterogénea y brutalmente desigual sociedad mexicana, sino a la inversa. Los estados/nación no crearon a las sociedades que las gobiernan, sino al revés. Todo es obra de los hombres agrupados en asociaciones conformadas por los giros caprichosos del caleidoscopio de los siglos. Pero las sociedades con frecuencia desconocen cuáles son sus propias obras y cómo el Estado puede así, de regreso, volverse contra la sociedad misma e intentar proveer equilibrios que mantengan unida a una sociedad que no lo está, para el beneficio continuo de los beneficiados. La sociedad creó los partidos políticos que no la representan, a pesar de ser partidos (supuestos representantes de partes de la sociedad). Las sociedades han creado sus villanos, sus truhanes y sus héroes.

Uno, dos, tres, cuatro, corea la multitud sin parar hasta llegar al número 43 y exigir a voz en cuello: ¡Justicia!

He entrado en Palenque con la reverencia que impone la majestad de estos templos milenarios en medio de la selva que parece pronta a abatirse sobre ellos y envolverlos en su abrazo devastador al menor parpadeo. Niños y ancianos disfrazados de chamanes con collares y túnicas blancas ofrecen baratijas y botellas de agua. El agua resulta ser una mercancía de primera necesidad, porque el calor húmedo pronto te empapa la ropa, y te abrasa.

El país, al menos una parte sustancial, se encuentra en plena efervescencia cívica. Por vez primera en muchos años existe una protesta generalizada, vigorosa y pacífica, en todos los rincones del territorio nacional, una insurgencia civil que se mantiene, expande y multiplica. Parecería que la sociedad mexicana despierta al unísono, y que los ecos de 1968 vuelven a escucharse tras décadas de permanecer en estado latente. De nuevo es la sociedad civil la que estremece a los poderes políticos y económicos, y especialmente los jóvenes cuyo ímpetu y coraje los convierte en voceros legítimos de toda la sociedad.

Aun en la crisis política abierta, y entre el removedero de tierra para ubicar restos humanos que pudieran pertenecer a los 43 normalistas secuestrados en Iguala por efectivos policiales y presuntos delincuentes el 26-27 de septiembre, el aparato mediático del régimen no abandonó su larga tradición de describir a los estudiantes de Aytozinapa –y de las normales rurales en general– como maleantes, alborotadores o, en el menos peor de los casos, como corderos manipulados por intereses inconfesables para crearle problemas a un gobierno transformador, moderno y laureado. Tras los asesinatos y las desapariciones, varios comentócratas se empeñaron en fabricar vínculos imaginarios entre el plantel y grupos de la delincuencia organizada y en resaltar las líneas de investigación presentadas por el procurador Jesús Murillo Karam para desviar una responsabilidad que le corresponde al Estado. Es decir, se ha buscado desde siempre, pero en forma particularmente disparatada en este último mes, construir una argumentación justificatoria o cuando menos atenuante de la barbarie; una variación del rápido responso fúnebre (en algo habrán estado metidos o “los narcos se matan entre ellos”) que aplicaba Felipe Calderón a la generalidad de las víctimas inocentes de su estrategia criminal contra la delincuencia.

La manifestación realizada el pasado 22 de octubre en la ciudad de México, motivada por el asesinato de seis jóvenes y la desaparición de otros 43, todos ellos estudiantes de la normal de Ayotzinapa, en Guerrero, tuvo características especiales. Fue muy emotiva. Miles de personas (seguramente más de las 50 mil que afirman las estimaciones oficiales) marcharon de manera pacífica aunque sin ocultar su indignación ante un acto de barbarie que nos muestra lo más deplorable de la naturaleza humana. En uno de los grupos que marchaban ese día, las jovencitas provenientes de diversas escuelas rurales no cesaban de expresar su reclamo de justicia con sus vocecitas agudas que asemejaban el llanto que hoy nos invade a todos.
De tiempo atrás veo lo que hace este pintor sin aureola (la expresión no es mía, está tomada de Cuauhtémoc Medina, pero en otro contexto). Lo más reciente observado fue en la edición 17 de la Bienal Tamayo, aunque no obtuvo ahora mención alguna. Sin embargo, aclaro que lo que me atrajo de primera mano respecto del libro Paisaje fue la forma en la que lo recibí.

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