12/14/2014

Los derechos humanos y el Teletón



Miguel Concha

En 2001 México presentó ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una propuesta para que se creara una convención internacional que reconociera los derechos de las personas con discapacidad. Esta propuesta fue acogida por la ONU, y con el apoyo de México se redactó y aprobó la actual Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (convención o CDPD), que entró en vigor en 2008. México, reconocido a escala internacional como promotor de la convención, fue lógicamente uno de los primeros países en firmar y ratificar este importante tratado.
En septiembre de este año el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU (comité o comité de la CDPD), órgano encargado de interpretar y monitorear la implementación de la convención a escala internacional, evaluó a México en torno a su instrumentación. En dicho proceso participaron el Estado y organizaciones de la sociedad civil; con base en el análisis de las aportaciones de ambas partes, el 3 de octubre el comité emitió sus Observaciones Generales al Estado Mexicano.
En su observación número 17 hace una recomendación a México sobre el Teletón, que aborda dos temas: el primero es que gran parte de los recursos públicos destinados a la atención de personas con discapacidad son administrados por una entidad privada (Fundación Teletón), y el segundo es que la campaña del Teletón promueve per se estereotipos de las personas con discapacidad como sujetos de caridad.
La primera crítica que la ONU hace al Estado es por incumplir con sus obligaciones, derivadas de la ratificación de la CDPD, al fallar en la creación de servicios para las personas con discapacidad que tengan un enfoque comunitario público y no centralizado y privado, como son los servicios que presta el Teletón a través de los CRIT (artículo 19 de la CPDD).
La atención mediática se ha centrado en esta primera crítica, y ya ha sido abordada a profundidad en varios artículos en medios de comunicación. Sin embargo, considero que el segundo tema de la recomendación del comité sobre los estereotipos que reproduce el Teletón es igual de relevante, y por tanto me permito retomarlo a continuación. Antes de entrar a este tema, cabe primero resaltar que la CDPD es un tratado histórico que propone un cambio radical de paradigma sobre cómo son percibidas las personas con discapacidad.
Según la convención, las personas con discapacidad ya no deben ser consideradas objetos de nuestra caridad, asistencialismo y protección, sino sujetos de derechos. Es decir, personas que tienen derechos y obligaciones en igualdad de condiciones con los demás. En este sentido, y según el comité, el problema del Teletón es que reproduce la visión de las personas con discapacidad como sujetos de caridad, y que, al hacerlo, va en contra del principio central que propone la CDPD.
Al seguir estigmatizando a los niños y adultos con discapacidad como pobrecitos, y como personas que necesitan de nuestra asistencia y protección, el Teletón está además propagando un estereotipo que históricamente ha servido para negar, e incluso violentar, los derechos de las personas con discapacidad. Un claro ejemplo de esto son las personas con discapacidad sicosocial (esquizofrenia, desorden bipolar, etcétera), quienes, con el fin de protegerlas de ellas mismas, son puestas de por vida en instituciones siquiátricas, en las que, según ha documentado la organización Disability Rights International (DRI) en México y en otros países se cometen graves abusos, incluyendo condiciones inhumanas y degradantes, abuso físico y sexual, denegación de atención médica, así como el uso de sujeciones prolongadas, que, según la ONU, pueden constituir tortura.
Estos abusos también son retomados por el comité en sus Observaciones Generales. Con base en lo anterior, cobra relevancia e importancia la observación del comité a México de alejarse de modelos como el Teletón, que no tienen un enfoque de derechos en su trato a las personas con discapacidad. Lamentablemente, el presidente de la Fundación Teletón, Fernando Landeros, en una entrevista al Diario 24 horas, publicada el 9 de octubre, optó por descalificar las observaciones, y por tanto la labor de evaluación del comité, al describirlas como irresponsables, superficiales y ligeras. No sólo descalificó la labor del comité, sino también los insumos que aportaron organizaciones de la sociedad civil con amplia trayectoria en materia de derechos humanos y discapacidad.
En respuesta a las declaraciones hechas por Landeros, las organizaciones de la sociedad civil que participaron en la evaluación de México ante la ONU, DRI, Colectivo Chuhcan, Documenta, Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, y Coalición México, emitieron un comunicado de prensa en el que instan al Teletón a adoptar los principios y preceptos de la convención, e imprimir en su objeto el enfoque de derechos humanos. Sin embargo, la Fundación Teletón se sigue negando a evaluar sus actividades de una manera crítica y con base en las observaciones del comité.
Esto se demuestra en lo que ocurrió el pasado fin de semana durante el Teletón, en el cual se sigue representando a las personas con discapacidad como recipiendarias de nuestra caridad y buena fe. Al mismo tiempo, la respuesta del Estado a las recomendaciones de la ONU es preocupante. Semanas después de que la ONU las emitiera, el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa aparecieron en un comercial apoyando al Teletón y pidiendo a los mexicanos que donaran. El comercial es un desaire manifiesto a las observaciones del comité y al derecho internacional. Con ello el gobierno mexicano evidencia de nueva cuenta que la ratificación de tratados internacionales es una medida de mera apariencia, no la expresión real de la voluntad de garantizar los derechos de todas las personas. Todo ello sin considerar la inoportuna e indebida alabanza de la empresa Televisa, como un orgullo para México.

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