12/02/2014

Un presidente que no entiende

Alberto Aziz Nassif

El supuesto básico de una propuesta como la que hizo Peña Nieto el pasado 27 de noviembre, después de haber permanecido pasmado durante dos meses, era hacer una oferta para recuperar la confianza destruida por la tormenta que destapó Ayotzinapa. La ruta era mediante una estrategia para reconstruir el Estado de derecho y responder a la demanda de justicia. Sin embargo, no lo logró porque no entiende la dimensión de la grave crisis que enfrenta el país y el sistema político en su conjunto. Así llega a sus dos años de gobierno.
El paquete de las diez medidas es una mezcla anticlimática que reúne propuestas que ya estaban en curso, viejas ideas, promesas de campaña y, sobre todo, expresa la visión de un presidente que piensa que con más de lo mismo resuelve el problema. El mensaje se contagió y quedó como un relanzamiento del gobierno rumbo a las elecciones intermedias.
Hay diferencias notables entre anunciar el 911 y una cédula de identidad, respecto a modificar la Constitución para cambiar el perfil a los municipios con el pretexto de impedir la penetración del crimen organizado. Desaparecer a las policías municipales para caer en manos de los estados no garantiza nada. Además, los anuncios sobre medidas para combatir la corrupción fueron como la cuchara de palo en la casa del herrero, casi se trató de un mensaje de Peña para Peña: “no debo hacer esas operaciones sospechosas de favoritismo, como la ‘casa blanca’ y el contrato para el tren México-Querétaro”. Pero ni siquiera lo mencionó.
En la redefinición de los gobiernos municipales lo que menos importa es el federalismo. La intención de suprimir a las policías de los ayuntamientos crea un problema para lo que funciona bien y no resuelve el problema donde no funcionan esos cuerpos. Por ejemplo, en el estado de Guerrero, las policías comunitarias funcionan bien y tienen años de cuidar a sus comunidades; por supuesto que en Iguala y Cocula el modelo era otro. Resulta grave quedar en manos de los gobernadores, como si ellos garantizarán la seguridad. Será terrible que Moreno Valle en Puebla, los dos Duarte, en Chihuahua o Veracruz, o Moreira en Coahuila, sólo para citar algunos casos de la jungla, se vuelvan gobernadores más poderosos. Al mismo tiempo, no se dice una sola palabra sobre el aparato de justicia, nada sobre ministerios públicos, jueces, o cárceles, es decir, un sistema que se pudre de corrupción y Peña ni los menciona.
Las propuestas tienen un tufo del calderonismo, como el combate al narcomenudeo y los operativos de fuerzas federales. Es la aplicación de más de lo mismo con la expectativa de obtener un resultado diferente. Ahora el operativo se hará por región (en Tierra Caliente). Se habla de más sistemas normativos (protocolos contra desaparecidos, tortura y ejecuciones extrajudiciales), pero no se sabe quién y cómo se harán cumplir las reglas en un sistema inundado de desaparecidos, torturados y asesinados. 98% de delitos quedan en la impunidad.
Las “nuevas” políticas para desarrollar el sur del país son preocupantes para las comunidades y pueblos en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, porque huelen a más extracción de recursos, a empresas que no cumplen con los mínimos laborales y a obras —sin regulación adecuada— que destruyen los tejidos sociales de esas regiones. No se dijo una palabra sobre cómo apoyar un desarrollo desde abajo y detener el despojo, como ya sucede con las compañías mineras.
Peña pretendió ponerse la camiseta de Ayotzinapa, pero fue un efecto discursivo fallido. Le hizo falta proponer mecanismos para construir contrapesos sociales y autonomías reales. Urge una comisión de la verdad para cerrar los expedientes de violencia estatal contra los ciudadanos; urgen fiscalías realmente autónomas; es indispensable una limpieza a fondo de la perversa relación entre partidos, dinero y crimen organizado; es necesario un compromiso para no criminalizar la protesta social y detener los presagios de represión. No se cuestionó la política punitiva contra las drogas que ha sido un fracaso. En suma, más de lo mismo, un presidente que no entiende y un gobierno que a los dos años está reprobado…
Investigador del CIESAS.

@AzizNassif

No hay comentarios.:

Publicar un comentario