VI Congreso CLOC-VC- Entrevista a Francisca Rodríguez / ANAMURI Chile
Hace
muchos años, la campesina chilena Francisca Rodríguez producía flores
en su ciudad natal. Como veremos a continuación, con el proceso de
lucha de su pueblo pasó a "producir organizaciones".
Militante
de la Coordinación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI),
Francisca Rodríguez fue parte de la lucha conocida como "Campaña
Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular", entre
los años de 1989-1992, con la finalidad de hacerle frente a las
conmemoraciones que pretendían celebrar los cinco siglos de la llegada
de los europeos al continente latinoamericano.
El
resultado de estas luchas no sólo permitió abrir una trinchera de
resistencia, sino que acabó siendo un laboratorio que culminó en la
creación de la Coordinación Latinoamericana de Organizaciones del Campo
(Cloc) en 1994 y posteriormente Vía Campesina, organizaciones que
congregan diversos movimientos sociales del campo en todo el mundo.
Presente
en el Sexto Congreso Continental de la Cloc, que se desarrolla en la
ciudad de Buenos Aires, Argentina entre el 10 y el 17 de abril,
Francisca Rodríguez dice que posiblemente este año será su último
congreso, pues aunque pretende estar presente en el próximo "creo que
en este magnífico congreso será mi despedida de 100% activista".
"Seguiré siendo una activista dentro de mi territorio, entregándome ahí
como me entregué a América Latina".
En la siguiente
entrevista, Francisca debate el papel de la campesina latinoamericana
en un proceso de transformación radical de la sociedad y afirma que
"cuando decimos ´sin feminismo no hay socialismo´ es porque queremos
construir un socialismo revitalizado, donde la diferencia entre los
géneros desaparece y donde podemos construir ese sueño de futuro que
sea irreversible, que tengamos una fortaleza tan grande que el capital
no pueda derribar"
¿Cuáles son las expectativas y los objetivos de esta asamblea?
El
debate de las mujeres no puede estar limitado a nosotras mismas, es
necesario que sea un debate de la Cloc y de toda la Vía Campesina, en
el que todos tengan mucho para decir y contribuir.
Este
es un proceso que requiere una construcción muy larga y no vamos a
lograr construir una solución mañana. Llegó la hora de que los
campesinos y las campesinas también teoricen en alguna medida.
Por
lo tanto, la aproximación y el trabajo político que estamos haciendo
avanzan junto con la formación, hay una pedagogía en todo el debate que
nos muestra que la discusión de la mujer es una discusión política, un
ejercicio pleno de política.
¿Y cuál sería el debate de las mujeres?
Luchamos
al calor de las luchas levantadas por la Cloc. Hemos construido una
propuesta y un manifiesto de las mujeres del campo que habla de
nuestras demandas y de nuestros sueños, que son: mejorar las
condiciones de las mujeres y del conjunto de la sociedad.
Particularmente:
mejorar la situación de las mujeres del campo y de las mujeres
indígenas, porque el modelo del agronegocio y de la minería está
arrasando con todas nuestras tierras, territorios y recursos naturales.
Esa
riqueza, que pertenece al pueblo y a toda la humanidad, está siendo
violentamente arrasada por el capital. El capital destruye nuestros
bienes, nuestros recursos, nuestros sueños, nuestra esperanza y nuestra
alegría.
Lo que estamos haciendo es rescatar la
esperanza. Cuando hay esperanza hay sueños que se pueden alcanzar. Por
eso decimos que tenemos que globalizar la esperanza.
Nuestra
propuesta es aproximar la construcción de una sociedad feminista de una
sociedad socialista, que tengan una identidad de los sectores
campesinos e indígenas y que sea portador de nuestra visión de futuro
para el desarrollo de la sociedad.
Una sociedad con gente
participando con igualdad de derechos y construyendo el futuro. Creo
que es un desafío muy grande, pero no vamos a hacer eso solas. Por eso,
necesitamos discutir también con mujeres de otros sectores, como las
trabajadoras de la ciudad.
Cuando decimos: "Sin feminismo
no hay socialismo" es porque queremos construir un socialismo
revitalizado, donde la diferencia entre los géneros desaparezcan y que
podamos construir ese sueño de futuro que sea irreversible, que
tengamos una fortaleza tan grande que el capital no podrá derrumbar.
¿Y cómo ve usted la construcción de esa nueva sociedad en relación a la convivencia con la tierra?
Hay
una forma de producir, de transformar, de dar vida al campo,
aprovechando lo mejor que se tiene del desarrollo tecnológico. Hay un
desarrollo tecnológico que no queremos negar. Hay un avance de la
ciencia que reconocemos, pero queremos una tecnología apropiada a
nuestra forma de hacer agricultura y queremos una ciencia al servicio
de la humanidad y no al servicio del capital.
Pero
generalmente hemos generado y desarrollado nuestra propia tecnología.
Estamos hablando de agricultura campesina, de agroecología, de nuestras
prácticas de producción en los pueblos del campo, de los conocimientos
ancestrales que han desarrollándose. Y para nosotros, en ese proceso,
es indispensable que valoricemos el papel fundamental de la mujer en la
producción.
Tenemos que tener conciencia de que si la
tierra es un bien común, tenemos que preservarla como un bien común,
compartida entre hombres y mujeres por eso, cuando hablamos de Reforma
Agraria pensamos más allá de la propiedad de la tierra, más allá de la
expropiación de la tierra.
Nosotros campesinos, no nos
apoderamos de la tierra, sólo la resguardamos. Estamos reivindicando un
derecho que es una tierra para trabajar, producir, romper con el error
histórico de acumulación y lograr desarrollar una alimentación
saludable para los pueblos.
Ese es un trabajo compartido,
en comunidad, en familia, ese es el único oficio que te da una cultura
de vida diferente, que implica valores que se perdieron, como la
solidaridad el respeto y el cuidado. Son valores que están
estrictamente ligados a nuestra cultura, que tiene relación con
nuestros lazos con la tierra.
Cuando luchamos por la
tierra, por la soberanía alimentaria, por el agua y por la defensa de
nuestros territorios como espacio central para la vida de nuestras
comunidades, afirmamos que los conflictos son territoriales y sociales,
defendemos el territorio en toda su magnitud.
¿Por qué hay una particularidad de la lucha de las mujeres contra el agronegocio?
Vivimos
en una sociedad patriarcal y por eso hay una cultura machista. La
dominación de los pueblos parte de la existencia de un sector de la
sociedad que tiene más poder que los otros. Y eso genera culturas de
poder, por más que sean construidas socialmente.
Cuando
hablamos de crear un feminismo, también hablamos de crear una cultura
de la mujer, que tenga una visión rumbo al socialismo. Tal vez algún
día no tengamos que hablar más sobre machismo, ni socialismo, sino de
una situación que sólo va a suceder cuando alcancemos una sociedad
igualitaria.
Necesitamos también poner atención en cuál
concepto de igualdad estamos colocando. Pero ya existen elementos
importantes que nos deja el feminismo histórico. Valorizamos la raíz
del feminismo. Cuando nos levantamos somos fuertes, somos un poder, ya
que somos la mitad de la humanidad.
Pero cuando
construimos un movimiento feminista, una propuesta frente a tanta
discriminación, tanta opresión y tanta desigualdad, muchas veces
acabamos demonizando y volviendo la lucha una confrontación contra
hombres y no contra reglas capitalistas que siguen imperando y que
generaron esa diferencia entre hombres y mujeres.
Tenemos
que abordar ese debate a partir de una identidad de clase y observarnos
en cuanto clase para poder caminar como iguales y construir esa
sociedad nueva. Una sociedad con justicia y solidaridad, donde el
desarrollo del ser humano sea el centro.
¿Y cuál es el mayor obstáculo en el momento actual?
Tenemos
un capitalismo salvaje, depredador e irracional. La acumulación se
transformó en un vicio. Tenemos que protegernos de todas las tentativas
divisionistas que el capital utiliza y que tienen mucho peso con
campañas para destruir nuestra conciencia y crear una pérdida de
identidad.
Los trabajadores, que históricamente lucharon por conquistas de derechos, están sufriendo pérdidas cada vez más constantes.
Tenemos
que saber que el capitalismo es una fuerza potente, pero no invencible.
Tenemos fuerza, razón y capacidad, lo que falta es un proceso de unidad
verdadero para construir un grande proyecto popular que nos permita
dejar claro para dónde queremos caminar. Y queremos contribuir a partir
de nuestra condición de mujeres que, actualmente, están impedidas de
ejercer plenamente sus derechos. Es preciso que se entienda que no hay
cambios en la sociedad, si no hay transformación de nuestra cultura.
¿Qué avances hemos tenido en relación al debate sobre las mujeres después de los congresos anteriores?
Creo
que nuestros procesos tuvieron un crecimiento. No sin problemas, porque
tampoco podemos ignorar que tenemos problemas. Somos un movimiento
nuevo. Somos jóvenes, tenemos 21 años. Pero fuimos capaces de recorrer
a un proceso histórico y a la experiencia de procesos santiguos e
incorporamos también nuevos procesos.
Creo que en estos 21 años hemos avanzado al identificar los problemas centrales que tenemos que enfrentar.
Vivimos
en tiempos de contrarreforma agraria, en un proceso de destrucción de
la naturaleza, destrucción de la capacidad de organización, de
movilizarnos con represiones brutales de criminalización de nuestras
luchas sociales. Pero nos hemos movilizado, derribando barrera por
barrera para continuar avanzado.
Seguimos con nuestras
banderas por la unidad, por la lucha, por la dignidad de nuestros
pueblos, por la tierra, por la soberanía alimentaria, en la defensa del
agua y en contra del ataque que implica ese sistema de producción y de
consumo.
Estamos mostrándole al mundo una realidad para
decir que es frente a esas banderas que tenemos que avanzar. Le hemos
hecho propuestas al mundo, a la humanidad y propuestas que han tenido
respuestas, por eso la soberanía alimentaria para nosotros es un
principio, una causa de lucha y de defensa.
No es un
camino fácil, pero es lo que nos da vitalidad, porque nos alimentamos
de la lucha de los movimientos y de la fraternidad que aparece entre
nosotros. Somos una gran familia mundial. Eso fue construido por la Vía
Campesina, esa idea de una gran familia mundial que tiene objetivos de
lucha en común y también la particularidad de cada lugar. Pero tenemos
banderas y luchas comunes en todo el mundo y esos son elementos que nos
hacen un movimiento poderoso.
- Colectivo de Comunicación de la CLOC – Vía Campesina
http://www.alainet.org/es/articulo/169032
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