6/28/2015

Gas: más dependencia, más negocio para funcionarios


Antonio Gershenson
Veinticuatro procesos en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por casi 10 mil millones de dólares. Dejan al final, para que no se note tanto, a dos gasoductos desde Estados Unidos, concretamente desde Texas, que no sólo aumentan la dependencia del gas de las importaciones, sino que cuestan entre los dos 4 mil 600 millones de dólares, casi la mitad que el costo de los 24 procesos.
Un gasoducto, marino, del sur de Texas a Tuxpan tiene 800 kilómetros y cuesta 3 mil 100 millones de dólares. El otro, de Brownsville, Texas, a Nueces, tendría 250 kilómetros. Estarían listos en junio de 2018, pero las fechas de estos señores son muy elásticas.
El gas natural es un material estratégico, de él depende el funcionamiento de importantes industrias, incluso Pemex.
Los funcionarios de Pemex cooperan a fabricar la necesidad de gas, tema en que durante décadas había sido independiente México. Algo les tocará del botín.
Pemex ha menospreciado la explotación de gas. Ha entregado la producción de gran parte a trasnacionales y en parte menor a otras empresas privadas, y ha permitido una baja tremenda de su producción. La extracción de gas en Burgos –siete empresas extranjeras– bajó 20 por ciento entre 2009 y 2015. La de Veracruz –producción siempre privatizada– cayó 43 por ciento entre 2008 y 2015.
Pemex lanza gas natural a la atmósfera en escala creciente, de 124 mmpcd (millones de pies cúbicos diarios) en 2013, a 330 mmpcd este año (promedio hasta abril, los de Pemex son atrasaditos).
Además, Pemex quema gas natural, de 228.9 mmpcd, en enero de este año, hasta 529.5 mmpcd, en abril.
Si en vez de derrochar los 4 mil 600 millones de dólares en gasoductos desde Estados Unidos, más el costo del gas importado, se dedica el dinero –o incluso una parte de él alcanza– a reducir al mínimo del lanzamiento de gas al espacio, y de la quema de gas natural, lo cual se ha logrado en el pasado, y se dedican a aumentar sustancialmente nuestra producción de gas, que lo tenemos en reservas, y podríamos volver a invertir en aumentar esas reservas, salimos ganando por todos lados, incluso el de la independencia nacional.
Claro, a los funcionarios lo que menos les importa es la independencia. Piensan en las enormes mordidas con semejantes precios de importación y ya, tal vez, a estas alturas, en su ideología pro estadunidense.
Es precisa la producción masiva de las fuentes de energía sin combustible; nos limitamos a las que ya hemos producido.
Las plantas hidroeléctricas se construyeron en el pasado y tienen ventajas y limitaciones. La ventajas incluyen que no consumen combustible y las desventajas, que genera dependiendo de la temporada de lluvias, principalmente el verano.
La plantas de viento tienen las mismas ventajas, no consumen combustible, pero generan conforme a la temporada de más viento, que es mayor en invierno. Esto significa que el uso combinado de estas dos formas, sobre todo en el sureste, aumenta la eficiencia del sistema eléctrico en su conjunto.
La experiencia muestra que una planificación del conjunto, y no una regulación del mercado ni la motivación del dinero y del negocio, llevan a un sistema mucho más eficiente. También es muy importante trabajar con el apoyo de la población, contratando personal local y no trayéndolo de fuera, y no despojándola de sus tierras, sino poniéndose de acuerdo con ella. Esto es mucho más fácil con la propiedad nacional y pública, que entregándola a empresas, sobre todo extranjeras, como se ha estado haciendo.
Debemos combatir al mismo tiempo los actuales proyectos hidráulicos, como el de Jalisco que se denuncia en nuestras páginas del pasado viernes, donde especialistas españoles condenan a FCC-Abengoa, diciendo que esos proyectos no podrían hacerlos ni en su propio país, y nos muestra una manta de protesta que dice FCC-Abengoa inundan pueblos-Tamaca y privatizan el agua de Altos de Jalisco.
Esto se enmarca con un proyecto de pacto de 12 países, incluyendo a Estados Unidos y a México, que se considera secreto aunque es pública su existencia, pero no su contenido. Claro, cada quien puede imaginarse lo peor, si se oculta cuando son públicas sus otras porquerías. En éste y otros procesos se ven las intenciones de amarrar las manos de futuros gobiernos, ya que el actual ya las tiene.
En cuanto a la generación geotérmica, tenemos una riqueza enorme, sobe todo en la península de Baja California y el mar que la rodea. Es mucho más económica que el gas, no consume combustible. Pero los funcionarios han estado incluso cerrándolas, porque quieren más negocios con el gas con los extranjeros.
Se puede y se deben superar las tecnologías que se usaron para las plantas, incluso las grandes, que se construyeron en el pasado, y también las pequeñas más recientes, que no son lo eficientes que deberían ser y son muy contaminantes. Dependiendo de las sustancias corrosivas y de su temperatura, serán las superaleaciones que se usen, que contienen, entre otros materiales, níquel, cromo y titanio. La CFE, al no usar estos recursos, eso causa corrosión en partes de las plantas que ha instalado. En México ya se producen superaleaciones.
En un ciclo inferior el vapor muy caliente sale de la zona geotérmica, se enfría al pasar por un intercambiador y vuelve a ser inyectado hacia abajo. Los gases corrosivos de los vapores nunca salen del ciclo inferior.
El ciclo superior tiene siempre vapor limpio. El intercambiador transmite el calor del sistema inferior al superior. En México también se producen éstos intercambiadores.
Estas soluciones no se han aplicado por la ambición y entreguismo de estos funcionarios y sus jefes. En el pasado hicieron un contrato para importar gas durante 15 años, luego ampliado a 20. Bueno, también ha sido por su ignorancia. Más vale que la tengan, si no entregarían más.

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