By Nancy Flores / @Nancy_Contra
La
salud en México es un negocio muy rentable para la iniciativa privada.
Ello responde al colapso del sistema público, cuya máxima expresión es
la quiebra de sus principales instituciones (IMSS, ISSSTE, ISSFAM). La
causa de esa crisis, sin duda, es el abandono gubernamental al que se le
ha sometido desde hace más de 2 décadas.
Así,
la escasa cobertura en el sistema público sanitario ha originado, por
una parte, la proliferación de consultorios médicos ligados a cadenas de
farmacias, donde se brinda “asesoría gratuita” –a cambio de la compra
de los tratamientos– o consultas de medicina general con un costo que va
de 30 a 70 pesos. En este tipo de negocios, que expolian a aquellos que
no cuentan con asistencia social, destacan Farmacias Similares y
Farmacias del Ahorro.
Por otra parte, esa misma crisis ha derivado
en veladas privatizaciones del sector, como los llamados proyectos de
prestación de servicios y asociaciones público privadas, que ceden la
construcción y operación de centros de salud a las empresas, y los
contratos de servicios para la atención de enfermedades de alto costo
que adjudica el Sistema de Protección Social en Salud, conocido como
Seguro Popular.
Sobre este último punto, el informe de
fiscalización de la Cuenta Pública 2014, elaborado por la Auditoría
Superior de la Federación, indica que en ese ejercicio la subcuenta del
Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos –dependiente del
Fidecomiso del Sistema de Protección Social en Salud, vinculado a su vez
con el Seguro Popular– gastó 478 millones 273 mil pesos en
intervenciones médicas realizadas por prestadores de servicios del
sistema nacional de salud del sector privado.
De esta erogación se
beneficiaron 27 empresas del ramo de la salud. Las contrataciones más
onerosas fueron con el FUCAM (Instituto de Enfermedades de Mama), al que
el Seguro Popular pagó en total 311 millones 672 mil pesos.
Le
siguen el Hospital San José Tec de Monterrey (51 millones 403 mil 900
pesos); Salud y Desarrollo Comunitario de Ciudad Juárez (19 millones 382
mil 300 pesos); The American British Cowdray Medical Center (19
millones 909 mil 400 pesos); COI Centro Oncológico Internacional, Ciudad
de México (16 millones 145 mil pesos); Servicios Hospitalarios Santa
Catalina (12 millones 782 mil 500 pesos).
En la lista también
están el Centro para el Cuidado de la Mama (11 millones 871 mil 600
pesos); el COI Centro Oncológico Internacional, de Jalisco (8 millones
338 mil 700 pesos); el Hospital de Especialidades Puerta de Hierro Tepic
(5 millones 963 mil 400 pesos); el Nuevo Sanatorio Durango (5 millones
309 mil 300 pesos); el Laser Visión (4 millones 701 mil 800 pesos); el
Christus Muguerza Hospitales (3 millones 68 mil 100 pesos).
Por
importancia de monto, les siguen el Centro Oncológico Pediátrico de Baja
California (2 millones 407 mil 700 pesos); el Hospital Puerta de Hierro
Sur (2 millones 47 mil 600 pesos); Ultra Laser (1 millón 95 mil 500
pesos); Dercal Soluciones (573 mil 600 pesos); Lasik Visión Center de
Chiapas (396 mil 800 pesos); Clínica Rhenals Oftalmológica y Cirugía
Plástica (309 mil pesos); Promotora Médica Aguascalientes (294 mil 600
pesos); Instituto Cardiovascular Metropolitano de Tuxtla (275 mil 200
pesos); e Instituto Oftalmológico Privado de Irapuato (206 mil pesos).
Finalmente
están las clínicas con costos menores: Aris Visión Institute, Ciudad de
México (30 mil 400 pesos); Aris Visión Institute de Ciudad Juárez (23
mil 300 pesos); Cirugía Oftálmica Ambulatoria (23 mil 300 pesos); Inova
Visión Quirúrgica (18 mil 800 pesos); Gestora de Servicios de Salud (11
mil 800 pesos); y Hospital Grupo Palmas Morelos (11 mil 700 pesos).
Así,
con cargo al erario federal, estas 27 clínicas y hospitales privados
atendieron 6 mil 813 casos de 14 tipos de intervenciones consideradas
como gastos catastróficos. Todos los contratos fueron validados y
autorizados por la Dirección General de Gestión de Servicios de Salud.
En
términos de gasto, la intervención contra el cáncer de mama ocupa el
primer lugar, al contabilizar 3 mil 655 casos que implicaron una
erogación total de 311 millones 155 mil 100 pesos. En segundo lugar se
ubica el cáncer de mama con anticuerpos monoclonales, con 934 casos y un
gasto de 80 millones 38 mil 700 pesos.
Le siguen los cuidados
intensivos neonatales, con 563 casos y un costo total para el erario de
26 millones 694 mil 800 pesos. Y en cuarto lugar, el trasplante de
médula ósea en niños, con 32 casos que costaron 21 millones 387 mil 200
pesos.
Por el seguimiento de 1 mil 159 casos de cáncer de mama, el
Seguro Popular pagó a hospitales privados 20 millones 973 mil 300
pesos, gasto que se ubica en la quinta posición. Luego están los 242
trasplantes de córnea que realizaron particulares y costaron 7 millones
282 mil 700 pesos.
En séptimo lugar por importancia de monto se
ubicaron los 44 casos de trastornos quirúrgicos, congénitos y
adquiridos, por 4 millones 214 mil pesos. Le siguen los 125 casos de
infarto agudo al miocardio, que costaron 3 millones 43 mil pesos. Luego
los ocho casos de cáncer infantil atendidos en hospitales privados, por 1
millón 167 mil pesos.
En décimo lugar están los 20 casos de
leucemia linfoblástica aguda que costaron 1 millón 78 mil 900 pesos. A
los que le sigue el único trasplante de médula ósea en adulto, por 909
mil 900 pesos; el seguimiento de cáncer infantil en 16 casos, por 161
mil 800 pesos; los ocho casos de catarata congénita, por 105 mil pesos; y
finalmente los seis casos de catarata, por 60 mil 800 pesos.
Todos
esos padecimientos deberían ser atendidos en el sistema público. Sin
embargo, el derecho humano a la salud –al ser considerado un servicio–es
ahora un negocio que beneficia a unos cuantos y perjudica a las
mayorías.
Nancy Flores, @nancy_contra
No hay comentarios.:
Publicar un comentario