‘Vengo a matar gente’, dijo agente federal en Nochixtlán
Un integrante de la CNTE salvó a esta mujer
policía, quien amenazó con matar, de la venganza que buscaban tomar sus
compañeros por los caídos de Nochixtlán
NOCHIXTLÁN, Oaxaca (La Silla Rota).- “Ella si fue muy clara en eso: vengo a matar, vengo a desalojar, a abrir el tráfico de la pista y a matar gente”, recuerda David que esas fueron las palabras de la mujer policía federal que rescató de ser quemada el 19 de junio en Nochixtlán durante el desalojo carretero.
David, integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quien pidió ser identificado con ese nombre para la entrevista con La Silla Rota,
tiene guardadas y tatuadas las frases de la uniformada, a la cual
cubrió con su cuerpo para recibir los golpes y los insultos de los
vecinos y compañeros de la Sección 22 que pretendían tomar venganza por
los caídos de Nochixtlán.
Expone que es “irresponsable y criminal” que los mandos policiacos den órdenes a sus elementos de “matar gente”.
El choque
La resistencia de los pobladores de Nochixtlán minó las fuerzas con
que los policías federales sostenían el desalojo carretero. El cansancio
por la actividad física y el calor aturdieron a los elementos, quienes
se replegaron y buscaron refugio en sus unidades para recuperar un poco
de energía.
Aquella mañana, como a las 10:30 horas, la distancia entre los bandos
se acortó, los choques entre uniformados y civiles eran casi cuerpo a
cuerpo. La detención que hizo la Policía Federal de un vecino de
Nochixtlán provocó que de manera espontánea se generara el rescate, en
esa trifulca hubo un descuido de los uniformados, la población recuperó
al detenido y alcanzó a tomar a dos elementos –un hombre y una mujer-
que participaban en el operativo.
“Había un convoy, no te miento como de 30 autobuses y patrullas,
cuando empiezan a retroceder ellos, empiezan a subirse a sus autobuses,
dejando siempre como un grupo de 40 policías cubriendo y defendiendo
todo, sus autobuses, que se subieran y todo eso, también dentro de ese
grupo el cansancio y el calor ya empezaban a caerse unos policías. En
una de esas un chavo se les lanza así como luchador, se sube a las
barras de contención de la autopista, y fue donde ahí lo golpean y tú
quieres jalar a tu compañero a tu cuate y es donde entonces también
recibes madrazos, pero dentro de toda esa trifulca alcanzan a jalar a
dos policías, que eran un chavo y la mujer pues”, detalla.
David, quien estaba hasta el frente de batalla, platica que los
elementos federales no se solidarizaron con sus compañeros, que no
buscaron rescatarlos en el momento en que los civiles los tenían a unos
metros.
“Sus compañeros policías federales simplemente los dejaron, ellos
retrocediendo, retrocediendo, ellos nunca hicieron el intento de
quererla recuperar pues o de decir ‘vamos por nuestra compañera’ como
nosotros hacíamos, si herían a uno pues vamos sobre nuestro compañero
hubiera o no hubiera balazos, pero nosotros era de ir por nuestros
compañeros y en este caso de ese lado no se vio”, revela.
La venganza
Cuando los pobladores retuvieron a los dos policías federales el
sentimiento de venganza les llegó, la idea de linchar a los uniformados
para cobrarse las muertes de los vecinos registradas unos minutos. Así
como amor con amor se paga, muerte con muerte se paga, explica.
La gente quería quemar a los uniformados, pero David y otro joven se
abrieron paso entre los habitantes que golpeaban a la mujer policía y la
protegieron con sus cuerpos, entre gritos trataban de decirles que ella
les podía servir como moneda de cambio por otros detenidos.
“Se alcanza a jalar, le empiezan a quitar todo su equipo, casco,
rodilleras todo, entonces la empiezan a jalar, jalar, y la empiezan a
golpear, pero ahora sí que pensando en cabeza fría es donde actúas y
dices ´pues no, a nosotros no nos conviene que nos manchemos las manos con ese tipo de sangre’,
por eso fue que acudimos al rescate de la misma, para que se pudiese
dar un intercambio de nuestros detenidos que no tenían nada que ver”,
relata.
Fueron minutos de ir a contracorriente, en sentido inverso a una
multitud que pensaba equilibrar la balanza de la muerte con un
asesinato, indica David. Sin importarle que él también pudiera ser
linchado, se arrojó a defender a la uniformada, la arropó con su cuerpo,
otro joven se sumó a ese abrazo de vida que le daba a la uniformada.
“Tomo esa decisión porque es pensar en no dejarse llevar por la
sangre caliente, porque por la sangre caliente puedes hacer muchas cosas
que en un determinado tiempo pueden ser en contra, y nosotros la
pensamos porque si ellos tenían de los nuestros, porque nosotros no
tener de ellos. A la (mujer) policía le consta que la abrazamos para que
no la siguieran golpeando, la defendimos y hasta nosotros mismos
recibimos trancazos de las personas que estaban enardecidas, porque su
ideal de ellos era prácticamente quemarla viva”, señala David.
El docente de la CNTE indica que la gente se le fue encima y le
gritaban que se hiciera a un lado para que pudieran prenderle fuego a la
uniformada, “quítate porque a esta la vamos a matar, no la defiendas
que está del lado de ellos, pero nosotros le decíamos: es pensar en
cabeza fría, nos sirve más viva que muerta pues”.
“Ella estaba así como en un estado de shock, la veía yo muy ida, como
que no estaba en este mundo, le preguntamos a que había venido acá y la
primera respuesta cuando se le golpeó: que la habían mandado a matar gente. Entonces
de ahí la empezaron a golpear, golpear, y nosotros les decíamos pues
‘ya basta, ya estuvo, no son así las cosas, hay que calmarnos porque
esto nos va a servir para una negociación’, ya hasta elle decía
‘díganles que no me golpeen’, por eso nosotros la cubríamos”, recapitula
el profesor.
Aclara que pese a ese momento de furia colectiva, “en ningún momento
se le echó gasolina (a la agente federal), la protección se le dio hasta
que la llevamos a la ambulancia y hasta que la llevamos al atrio
parroquial”.
“Ella si fue muy clara en eso ‘vengo a matar’, vengo a desalojar, a abrir el tráfico de la pista y a matar gente’ así fueron sus palabras”, asegura David, mientras sacude la cabeza como para expulsar esas palabras que lo enardecen.
A pesar de la ira que le generó la respuesta de la agente federal
sobre la instrucción de “matar gente”, David no la soltó y se aferró a
ella hasta evadir a la grupo que pretendía lincharla, “ya cuando se
llegó al traslado y cuando se llegó acá, ya no se habló con ella, ya no
se cruzó palabra, ya nada si le dijimos ‘aquí ya no te van a hacer nada,
nosotros nos encargamos que ya no te toquen”.
La mujer policía federal fue llevada hasta una ambulancia, donde otro
grupo intentó evitar que la subieran a la unidad con el objetivo de
prenderle fuego en la vialidad. Entre gritos y jaloneos, nuevamente se
evitó que se consumara la venganza popular. La uniformada fue llevada al
atrio de la Parroquia de Santa María de la Asunción, que operaba como
puesto de socorro.
David tiene el corazón divido entre dos emociones, pero afirma que
hizo lo correcto al proteger a la agente federal de la turba, “como
seres humanos podemos decir que sí, pero a veces escuchas la rabia de
los familiares de los fallecidos y te dicen ‘hiciste mal en haberle hecho eso, la debimos haber matado’, pero es pensar con cabeza fría para no tomar ese tipo de decisiones a la tan ligera pues”.
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