7/07/2016

Así como miles de policías custodian marchas, un día custodiarán a funcionarios a la cárcel



Pedro Echeverría V.

1. Estaba pensando detenidamente en las cuatro marchas que organizaron en la ciudad de México hoy miércoles los maestros de la CNTE. Hace unos minutos recibí decenas de fotografías de mis amigos tomadas desde diferentes ángulos de las manifestaciones. No pudieron acordonar o encapsular a ninguna marcha porque los maestros fueron sumamente hábiles para aturdir a los milicos bloqueadores que tenían la obligación de impedir que algún contingente llegara al Zócalo. No era un juego de gatos y ratones, pero el centro histórico se convirtió en cientos de bloqueos de granaderos y policías para paralizar las cuatro marchas.

2. Jamás les he mentado la madre a los policías y soldados que nos han bloqueado mil un veces nuestras manifestaciones, aunque sí con mucha claridad lo he hecho contra los jefes militares, el gobierno y los empresarios quienes son los que dan las órdenes. A los policías y soldados les lavan el cerebro por sus jefes obligándoles a aprenderse de memoria que los gobiernos y los ricos son “la patria” y hay que defenderlos y, por el contrario, quienes protestan en las calles son los malos que deben reprimirse y hasta asesinar si es necesario. No se olviden ver la película “Cara de Guerra” para observar como lavan el cerebro de los soldados u oficiales en las fuerzas armadas.

3. El paro de maestros de la CDMX es muy importante; no es necesario que lo hagan todas las escuelas para enloquecer al poder, pero si lográramos que paren todos los maestros, incluso de centros de educación superior, estaríamos hablando que el gobierno estaría al borde de su renuncia o derrocamiento. Ahora sí, después de ese comportamiento ejemplar de los dirigentes de la Coordinadora y de los maestros de más de 10 estados que no se han dejado intimidar y continúan con las manifestaciones, plantones y bloqueos, se puede decir sin la menor duda, que la CNTE es la vanguardia indiscutible del movimiento social en México.

4. Así como nos han hecho vibrar y revivir las grandes huelgas ferrocarriles de 1958/59; el movimiento estudiantil de 1968; las guerrillas rurales y urbanas de los setenta, el EZLN en 1994, el Lópezobradorismo en 2006, así también las grandes batallas de la CNTE en varios años, en particular en 2006 con la APPO, hoy (2016) revivimos y gritamos con alegría junto a la lucha de los padres de los estudiantes de Ayotzinapa y otra vez con las grandes batallas de la CNTE. ¿De dónde irá a sacar argumentos Osorio Chong para pedir que la CNTE no bloquee si más de 30 presos de las últimas semanas siguen en la cárcel? ¡Ningún paso atrás frente al despotismo del gobierno!

5. El 90 por ciento, la inmensa mayoría de los policías y soldados son de origen campesino, pobre y miserable; sus estudios son de segundo o tercero de primaria y no olvidan que sus padres y hermanos pertenecen a la clase explotada y desempleada. Entre ellos hay algunos militares verdaderamente HDP que hacen méritos de soplones con los jefes; pero esos no importan porque lo importante es la tropa en quienes no hay que perder la esperanza en que en momentos coyunturales recuerden que pertenecen a la clase explotada. Por ello no hay que pensar que ellos son los culpables de las represiones sino que son los que les ordenan.

6. Estoy seguro que se dan cuenta que son ellos (los soldados rasos) los que siempre ponen los muertos mientras sus jefes se las pasan en grandes fiestas y juergas organizadas por los políticos y empresarios. Saben que sus salarios apenas representan un diez por ciento del que cobran sus jefes. Por ello, aunque en las manifestaciones nos cierran o bloquean el paso hacia el zócalo, yo nunca les miento la madre; al contrario, busco argumentos para decirles que se liberen, que no golpeen a los manifestantes y que piensen en que sus familiares son igual que nosotros. Busco sacarles la risa para que entiendan que no somos sus enemigos.

7. No es fácil ser un policía o militar subordinado, vigilado permanentemente por compañeros y superiores. Cuando no están en servicio en la ciudad se portan con amabilidad, aunque se sienten superiores, con autoridad y fuerza que le enseñan sus jefes, cuando están con sus compañeros campesinos. Por esos acordonamientos policiacos a las marchas de los maestros he recordado mi trato hacia ellos y, al mismo tiempo pedirles a mis compañeros que se den cuenta de que nuestros enemigos no son ellos sino sus jefes; que todas las masacres que ha habido han sido determinadas por el gobierno o los empresarios; los soldados sólo reciben órdenes. (6/VII/16)

alterar26@gmail.com

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