Autor: Nancy Flores / @Nancy_Contra
Diez
son las áreas en las que se enfocará el gobierno de Donald Trump para
reducir o “acabar” lo que a su juicio es un “abuso” por parte de México
(principalmente el déficit comercial y el supuesto robo de empleos) y
para someter aún más a nuestro país a sus ambiciones hegemónicas
regionales.
En
esos 10 puntos girará la desventajosa renegociación del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a la cual el gobierno de
Enrique Peña Nieto llega prácticamente arrodillado.
En la
lista sobresalen los recursos energéticos, que han llevado al vecino
del Norte a encabezar sangrientas y devastadoras guerras alrededor del
mundo. Pero en el caso mexicano no tendrá necesidad de mandar tropas y
“liberar” a nuestro pueblo de su tirano gobierno, pues para apropiarse
de éstos le bastará con cambiar las cláusulas del TLCAN.
Y es que
su entrega total a los intereses de Estados Unidos estará justificada en
la reforma energética de 2013, que abrió ese sector estratégico a la
iniciativa privada, sobre todo extranjera.
Las otras nueve áreas
que más importan a Trump en la renegociación del TLCAN son: la industria
automotriz, las condiciones laborales, temas medioambientales, los
avances tecnológicos, los derechos de propiedad intelectual, la
“competencia desleal” de las empresas estatales, las inversiones
extranjeras y la solución de conflictos (decisiones antidumping).
En su análisis The North American Free Trade Agreement (NAFTA),
el Servicio de Investigación del Congreso estadunidense considera que
ésos son los temas más importantes para la administración de Trump.
Respecto
de la energía, apunta que el interés radica en modificar las
disposiciones del TLCAN sobre inversiones en México, que excluían este
sector: en 1994, nuestro país se reservó el derecho de prohibir la
inversión extranjera en el rubro energético, por considerarlo un bien de
la nación y un recurso estratégico para la soberanía. Algo que ya quedó
en el pasado y que los estadunidenses podrían aprovechar para su propio
beneficio.
“Estados Unidos puede buscar un mayor acceso al sector
petrolero mexicano o mejorar la cooperación bilateral en materia de
producción y seguridad energética”, indica el análisis.
Un tema
relacionado con éste es el de las empresas estatales. En este punto, el
estudio destaca que las disposiciones del TLCAN son limitadas. Por ello,
sugiere que en la renegociación se traten “las desventajas comerciales
potenciales para las empresas del sector privado respecto de los
competidores apoyados por el Estado que reciben un trato preferencial”.
Industria automotriz, empleos, medio ambiente y antidumping
Desde
su llegada al poder, Trump se lanzó contra la industria automotriz que
tenía sus plantas de producción en el extranjero. Particularmente
impulsó la salida de algunas empresas de México, amenazando con
cobrarles impuestos excesivos si continuaban su actividad aquí.
Ahora
pretende que los tres Estados negocien “nuevas reglas de origen para
abordar los desarrollos modernos en la fabricación de automóviles y
piezas de automóviles o para fomentar más producción en la industria
automotriz de América del Norte elevando las reglas de origen”, detalla
el análisis del Congreso estadunidense.
Y es que, recuerda, el
Tratado de Libre Comercio eliminó todos los aranceles de Estados Unidos
sobre las importaciones de automóviles de México y los aranceles
mexicanos sobre los productos estadunidenses y canadienses, siempre y
cuando cumplieran con las normas de origen del 62.5 por ciento para
automóviles, camiones ligeros, motores y transmisiones; y 60 por ciento
para todos los demás vehículos y partes de automóviles.
Otro punto
fundamental en la agenda de Trump para la renegociación del TLCAN, que
inicia formalmente esta semana, se refiere al tema laboral. Desde hace
un par de meses, el gobierno estadunidense ha presionado a México en
esta materia para que firme acuerdos de la Organización Internacional
del Trabajo.
La semana pasada incluso advirtió su interés en
buscar que se paguen salarios más altos a los mexicanos, para evitar una
competencia desleal. En pocas palabras, para el gobierno de Trump los
trabajadores mexicanos reciben salarios de hambre que atraen a la
industria extranjera.
El análisis del Servicio de Investigación
del Congreso estadunidense advierte que, hasta ahora, el TLCAN sólo
incluye disposiciones para que las partes apliquen sus propias leyes
laborales, algo que ya no ocurre en otros tratados de libre comercio
donde se establecen estándares internacionales.
La preocupación
estadunidense queda de manifiesto en el estudio, al advertir que México
desarrolla sus reformas laborales independientes de los tratados.
Reformas que no necesariamente protegen la negociación colectiva ni
modifican el sistema de administración de la justicia laboral.
Por
ello, Estados Unidos buscará que el nuevo acuerdo trilateral incluya
disposiciones más estrictas que “las partes deben adoptar, hacer cumplir
y no derogar las leyes que incorporan principios reconocidos
internacionalmente para la protección de los derechos de los
trabajadores, afectando el comercio y la inversión”.
El medio
ambiente también será materia de la renegociación del Tratado, en un
contexto en el que Trump ha negado la existencia del cambio climático y
la crisis medioambiental en el mundo.
En este tema, el Servicio de Investigación vuelve a señalar a México como el foco rojo,
pues lo que le preocupa al vecino del Norte son los delitos
medioambientales. En su estudio, apunta que las partes podrían aumentar
su cooperación para abordar las amenazas trasnacionales y los crímenes,
como el comercio de especies amenazadas y la pesca ilegal.
Otro tema relevante es el del antidumping.
Aquí, Estados Unidos buscará establecer un árbitro internacional. El
estudio sugiere que se instituya el sistema de solución de diferencias
de la Organización Mundial de Comercio, que ya se ha utilizado
ampliamente en el marco del propio TLCAN (más de 500 casos presentados,
apunta) debido a sus ventajas, que incluyen un mecanismo de apelación y
un creciente número de precedentes. Así irá la renegociación del
Tratado.
Nancy Flores
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