2/24/2018

Estado mexicano incumple informar a CIDH sobre pérdida de evidencias en feminicidio de Nadia Muciño


El plazo venció hace un mes



Hace un mes que venció el plazo para que el Estado mexicano informara a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por qué “se perdió” la evidencia y material probatorio durante la investigación del feminicidio de Nadia Alejandra Muciño Márquez, ocurrido en el Estado de México, pero no ha habido respuesta, advirtió la abogada de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), Carolina Hernández Nieto.
Durante la presentación de la campaña Siempre por ellas-realizada ayer- la abogada informó que esta petición de la CIDH obedece a las observaciones hechas por familiares de la víctima y la CMDPDH, al informe que entregó sobre el caso el Estado mexicano en enero del año pasado donde pidió a la Comisión Interamericana que no lo aceptara porque la familia de la víctima “no agotó todos los recursos legales dentro del país” –como se debe hacer antes de llegar a la CIDH- y las autoridades realizaron “todas las diligencias” para atender el caso.
Al conocer la respuesta, la defensa legal de la familia de Nadia exigió que el Estado mexicano aclarara lo sucedido en la pérdida de evidencias por parte de la Procuraduría General de Justicia del Edomex (PGJEM), pues ello dio pie a que uno de los asesinos, “El Matute”, fuera puesto en libertad en febrero de 2010.
En este sentido, el 8 de diciembre de 2017 la CIDH dio un plazo de un mes al Estado mexicano para aclarar estas demandas, pero éste ya venció y no ha habido respuesta, reprochó la litigante de la Comisión Mexicana, quien recordó que el eje principal de la denuncia ante la Comisión Interamericana, es la falta de debida diligencia por parte de la PGJEM en la investigación del feminicidio.
Cabe recordar que desde el levantamiento del cuerpo de Nadia las autoridades omitieron resguardar la escena del crimen y pruebas. Al intentar ampliar la investigación, un “extraño” ya había quemados todas las evidencias: un colchón individual, ropa, zapatos, objetos y la soga con la que supuestamente se suicidó Nadia.
Tampoco se tomaron pruebas para su estudio como la sangre encontrada en el lavadero de la casa de Nadia y manchas de sangre que tenía la camiseta de su hija de dos años de edad.
La abogada de la Comisión Mexicana añadió que también manifestaron a la CIDH su inconformidad con las declaraciones del Estado mexicano relativas a la dilación del proceso penal, pues el gobierno dijo “que se tardó 14 años por los 13 recursos de apelación interpuestos por la madre de Nadia”, María Antonia Márquez.
Al respecto, la abogada Carolina Hernández refutó “cómo no va a haber inconformidades si las resoluciones que emite el poder judicial son totalmente injustificadas, no se hace un análisis de las pruebas que se ofrecen y por eso se ha prolongado todo”.  
Nadia Muciño fue asesinada el 12 de febrero de 2004 enfrente de sus tres hijos en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, por su entonces esposo, Bernardo López Gutiérrez y su cuñado, Isidro López, alias “El Matute”. Debido a las negligencias en la investigación y obstáculos para obtener justicia, la familia de Nadia y las representantes legales de la CMDPDH, presentaron el caso ante la CIDH el 5 de octubre de 2010.
Como parte del proceso de admisión, en mayo de 2016 el organismo internacional pidió al Estado mexicano un informe sobre la etapa que guarda el caso del feminicidio de Nadia Muciño.
Apenas el 13 de octubre de 2017, en medio de la presión ante la inminente atracción del caso por parte de la CIDH, el Juzgado Penal de Primera Instancia de Cuautitlán Izcalli condenó a Bernardo López a 42 años de prisión 6 meses por el delito de “homicidio” en agravio de Nadia Alejandra; y en diciembre, el Ministerio Público local apeló la sentencia por la baja penalidad.
Ante esta situación, la madre de Nadia, Antonia Márquez, dijo en entrevista con Cimacnoticias que teme que el feminicida pueda ser puesto en libertad, ya que la decisión está a cargo de la Primera Sala Colegiada Penal de Tlalnepantla, misma que en 2010 revocó la sentencia condenatoria a “El Matute” por considerar que los  testimonios de los hijos de Nadia eran insuficientes y no aptos para incluirlos como pruebas, y porque la necropsia, acta médica y pericial en criminalística, no acreditaban al “Matute” como participante del feminicidio.
Actualmente la familia de Nadia en conjunto con Norma Andrade, también activista y madre de Lilia Alejandra García Andrade, víctima de feminicidio en febrero de 2001 en Ciudad Juárez, Chihuahua, cuyo caso sólo espera el pronunciamiento de fondo de la CIDH, impulsan una campaña con el objetivo que en el próximo período de sesiones de la Comisión Interamericana a celebrarse del 3 al 11 de mayo en República Dominicana, ambos casos tengan una audiencia.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Deficientes las investigaciones sobre feminicidio en México: AI


Presentó informe “La situación de los Derechos Humanos en el mundo”
   


La organización Amnistía Internacional (AI) alertó sobre el incremento de la violencia de género en México, la falta de estadísticas sobre feminicidio y las deficientes investigaciones en los asesinatos de mujeres y niñas y su clasificación.
Al presentar su informe “La situación de los Derechos Humanos en el mundo” en el capítulo dedicado a México, presentado esta mañana, AI señaló que el problema de la violencia de género se sigue generalizando, muestra de ello, dijo, es que los asesinatos de mujeres se investigan como homicidios, en 2016, señaló, 2 mil 668 asesinatos de mujeres se consideraron homicidio.
De acuerdo con su informe, la violencia contra mujeres y niñas sólo se registró en la encuesta 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la cual estimó que dos tercios de las niñas y mujeres mayores de 15 años han vivido violencia en espacios públicos o comunitarios a lo largo de su vida; y que la violencia más frecuente es la sexual (acoso, abuso o violación).
En este sentido, AI retomó lo dicho por el Relator Especial sobre la tortura del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Juan E. Méndez quien en su última visita a México en 2014, dijo que la violencia sexual es el método de tortura más frecuente.
El informe también se refiere a la Alerta de Violencia de Género (AVG) implementada en 12 entidades federativas, sin embargo, destaca la falta de resultados en la disminución de la violencia contra las mujeres.
En el tema de desapariciones, AI destaca la falta de información sobre las 8 mil 974 mujeres desaparecidas y advirtió que esta cifra puede ser aún más alta, ya que no están contemplados en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) los casos anteriores a 2014 y los clasificados como secuestro o tráfico de personas, lo cual, dijo, ha conllevado a que persista la impunidad en estos delitos.
La organización defensora de los Derechos Humanos, también se refirió a la libertad de expresión y precisó que las amenazas, hostigamientos, agresiones y homicidios contra periodistas y personas defensoras de Derechos Humanos (DH) no ha descendido a causa de las deficientes investigaciones por parte de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) quien no ha esclarecido si existe una relación entre los asesinatos y la profesión de la persona, como ocurrió con el caso de la defensora de DH (cuya hija está desaparecida) Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, ocurrido en mayo de 2017 en Tamaulipas, al norte del país.
AI señaló que el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de DH y Periodistas no ofrece protección a las defensoras ni a los periodistas.
Con este informe, Amnistía Internacional documentó la situación de los DH en 159 países y territorios durante 2017 así como el cumplimiento de los gobiernos en su protección y respeto.
CIMACFoto: Silvia Núñez Esquer
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

La erotización del cuerpo Segunda y última parte


OPINIÓN
   Quinto Poder
Por: Argentina Casanova*


Erotizar la dominación es sublimar el control sobre el cuerpo de las mujeres, erotizar el subyugamiento es romantizar el sometimiento, erotizar la violencia es alentar la violación y el feminicidio desde una estética de la violencia que mitifica al agresor al convertirlo en héroe, el que se atreve y hace del crimen un “arte” que se reproduce en el cine, la publicidad y los videos.
Basta encender la televisión, sintonizar canales de música, abrir una revista para encontrar una imagen en la que se vende un perfume con una representación de la violación en grupo, o hacer de la imagen perfectamente cuidada por estética de una mujer “encajuelada”, a convertirla en publicidad de un bolso.
Los músicos con sus videos de mujeres que son dominadas violentamente, porque en el imaginario colectivo las mujeres desean ser violadas, y no sabemos si es o no una realidad, que exista o no como idea, ya que es en medio de una erotización de la sexualidad violenta que ésta se convierte en una posibilidad  del placer incluso para el imaginario femenino.
El castigo, los golpes, la dureza, son los lugares comunes sobre los que se construye la noción del placer femenino, porque “en el fondo todas desean ser castigadas”, niñas buenas que son violentadas, niñas malas que merecen castigo, arquetipos de seducción tejidos desde un ordenamiento de logos patriarcales que son al mismo tiempo los únicos códigos dentro del orden simbólico de las propias mujeres.
Erotizar el subyugamiento implica la construcción, en el imaginario colectivo de una metáfora del alcance del placer de quien ejerce la penetración como un sinónimo del subyugamiento, de ahí que socialmente los hombres penetrados sean “subyugados”, el mito de la pasividad en relación con ser penetrable y en consecuencia pasar a ser el subyugado por un subyugante, con toda la carga social que eso implica.
Subyugar no tendría sentido en una sociedad en la que ser el subyugante no estuviese imbricado de poder y control, subyuga quien penetra, quien posee el miembro, pero también quien lo utiliza como instrumento sobre otro cuerpo y es por sí y para sí mismo impenetrable. Basta recordar la idea de ser rajadas para las mujeres y la construcción patriarcal en torno a que los hombres no son “abiertos” ni rajados.
Pero también, por otro lado, el más complejo es que en la sique femenina se tenga placer a partir de la posición subyugada. ¿Y cómo no íbamos a entenderlo así? en una sociedad en la que desde pequeñas el mensaje alrededor y en los modelos de placer y erotismo se basan en la idea de que ser subyugada-cosificada es placentero y produce placer.
Las consecuencias, tienen su origen en que como ha dicho Guillermo Weiz, “el hombre concibe una sexualidad imaginaria para la mujer, el cuerpo imaginario de la mujer se reduce a un objeto que solo sirve para motivar las fantasías sexuales de un observador masculino. (…) No obstante, está escrita una intención que no disimula la hostilidad y el odio masculino contra la mujer. En la pornografía se deshumaniza y falsifica a la mujer. Se deshumaniza al presentarla como un objeto y se falsifica al sugerir que la mujer experimenta placer al ser maltratada y humillada.”
Al ser el hombre la medida de los códigos y quien dicta el “orden simbólico”, quien dicta una forma de entendimiento del conocimiento, hace parte de este dictado el entender que el subyugamiento representa una forma de objetización, se “inventa” a una mujer que disfruta no solo la dominación, el subyugamiento y la violencia sino que es así como es ser mujer.
De ahí, que un primer paso sea tomar conciencia de que ese discurso, ordenado a partir de una comprensión patriarcal de lo simbólico, del conocimiento. Pero no queda ahí, ni puede detenerse ahí la reflexión avanzada y pensada por y desde un pensamiento crítico feminista, sino que debe atreverse a desarmar y desarticular todas las creencias que se nos presentan incluso como discursos alternativos o transgresores que solo validan estas formas de pensamiento.
Desconfiemos, sí, desconfíemos de todo y hasta de nuestras propias ideas, de nuestras creencias y argumentos, desmontemos nuestros propios argumentos para defender la dominación, el subyugamiento y la violencia que se travisten de discursos progresistas a favor de la prostitución, la pornografía, la violencia sexual y la violencia erotizada, la estetización de la violencia, el seudo erotismo que violenta, y es que solo así podremos dejar de ser las “hijas de nuestro tiempo”.
De lo que se trata es aprender a reflexionar, no desde nuestras posturas ideológicas, contextos o realidades, porque eso es lo que se espera de nosotras, que seamos sanas hijas de nuestro tiempo patriarcal y nos limitemos a hacer críticas superficiales y al final terminemos comprándonos los discursos que el patriarcado nos ha vendido como alternativos y contestatarios, para estar a la moda y en contra no solo de la mojigatería sino a favor de esos discursos de violencia contra esa “cosa llamada mujer”.
Ya otras identidades tendrán por delante el reto de representante a sí mismas y no a lo que el patriarcado ha moldeado para llamar mujer, no la muñeca plástica sexualizada, dispuesta, abierta, cosa-cuerpo de características y sensaciones dictadas por y desde el patriarcado.
No. Las mujeres reales no somos así, no somos la caricatura que ha sido dibujada por el patriarcado. Apenas estamos haciendo nuestro propio trazo para descubrirnos a nosotras mismas.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

El posmachismo (parte I)

Machismo & posmodernidad
https://miguelorenteautopsia.wordpress.com


Artículo de una serie de 3 partes donde recogemos la tesis de profesor Miguel Lorente sobre las estrategias del machismo en esta época de la posmodernidad, lo que denomina posmachismo.

El posmachismo es una de las últimas trampas que la cultura patriarcal ha puesto en práctica. Su objetivo es claro, busca jugar con la normalidad como argumento y hacerlo, paradójicamente, en nombre de la igualdad. Para los posmachistas todo lo que sea corregir la desigualdad, que lógicamente se dirige a atender a las mujeres que sufren sus consecuencias, es presentado como un ejemplo manifiesto de desigualdad por no contemplar dentro de esas medidas a los hombres. Incluso llegan a presentarlas como un ataque contra ellos, puesto que muchas de estas iniciativas buscan modificar privilegios que la cultura les ha concedido, es decir, los privilegios que los hombres se han dado a sí mismos.

El posmachismo lo tiene fácil porque juega en campo propio. Pretende que continúen las mismas referencias tradicionales, no otras, y para ello su estrategia es generar cierta confusión y desorientación, porque esa desorientación se traduce en duda, la duda en una distancia que lleva a que la gente no se posicione respecto al tema en cuestión, esta distancia se convierte en pasividad, y la pasividad en que todo continúe como estaba, es decir, bajo las referencias de la desigualdad.

Por eso el posmachismo no plantea alternativas y sólo critica aquello que viene a cuestionar las referencias y valores tradicionales. Es fácil, si se critica aquello que cuestiona a la desigualdad, y de ese modo se genera una duda, el resultado es que permanece la desigualdad. Por ejemplo, si se habla de violencia de género el posmachismo plantea como argumento que hay muchas “denuncias falsas” que las mujeres utilizan para sacar beneficios en contra de los hombres, y al separarse “quedarse con la custodia de los niños, la casa y la paga”.

Como se puede ver, no niega la existencia de violencia de género, pero generan la duda sobre su realidad al cuestionar su dimensión y al decir que todo ello es producto del interés del feminismo y determinadas organizaciones de mujeres que se ven beneficiadas al imponer su visión particular de la realidad. Y para ello se aprovecha de la ventaja que da jugar con el mito tradicional de la “mujer mala y perversa” que la cultura ha puesto al alcance de cualquiera cuando lo necesite. “Nosotros no somos así”, dicen los posmachistas ante los argumentos más directos y frontales del machismo clásico, pero persiguen lo mismo y lo consiguen con más eficacia al cambiar el mensaje en la forma y en el contenido.

Los elementos que predominan en la estrategia posmachista son: la neutralidad, el cientificismo, el interés común, el argumento del beneficio económico para quien defiende la igualdad, la idea de imposición y adoctrinamiento como parte de una ideología excluyente, y el ataque personal y descrédito de quienes se posicionan en contra del posmachismo.

La teórica NEUTRALIDAD
en sus planteamientos pretende marcar distancias con las iniciativas que se proponen desde los movimientos a favor de la igualdad y el feminismo. El posmachismo dice que ellos no quieren beneficiar a hombres ni a mujeres, que ellos buscan lo mejor para todos, y de este modo hacen una crítica directa a las medidas de igualdad dirigidas a las mujeres, como si éstas fueran parte de un privilegio por ser mujeres, cuando en realidad son actuaciones dirigidas a abordar las consecuencias sufridas por la desigualdad, bien sean en forma de violencia, discriminación, o cualquier otro tipo. Es como si un programa de salud basado en la vacunación de las personas en riesgo ante una enfermedad infecto-contagiosa fuese criticado por no vacunar a toda la población. No tiene sentido y resulta ridículo, pero estos mismos planteamientos cuando se hacen en temas de igualdad suelen tener mucha receptividad al jugar con los valores y los prejuicios existentes.

El CIENTIFICISMO
también busca romper con la posición del feminismo y de la igualdad. El posmachismo parte de la base que la igualdad es un planteamiento ideológico, no una realidad, puesto que para ellos la realidad está en la desigualdad y en la distribución desigual de funciones entre hombres y mujeres. Para reforzar sus propuestas y marcar distancia de un teórico planteamiento ideológico, recurren al dato, y para ello manipulan estudios y resultados de manera que sean sintónicos con los que plantean desde su posición ideológica. Por ejemplo, los estudios del Consejo General del Poder Judicial indican que aproximadamente el 30% de las sentencias por violencia de género no son condenatorias, y el posmachismo concluye sobre este dato que el 30% de las denuncias son falsas al no traducirse en condenas. Con ello generan la confusión en la sociedad e indican que las denuncias falsas están presentes en un porcentaje elevado del total, cuando en realidad una sentencia no condenatoria no indica que la denuncia haya sido falsa, simplemente que los elementos de prueba existentes no son suficientes para romper la presunción de inocencia que ampara al acusado. Pero da igual, lo importante es generar confusión y hacer que se dude de la realidad de la violencia de género.

El INTERÉS COMÚN
parte del juego anterior y pretende reforzar la idea de que el posmachismo es quien en verdad defiende la igualdad buscando lo mejor para toda la sociedad, para hombres mujeres, niños y niñas, no como las medidas de igualdad que "sólo se centran en las mujeres y que, incluso, se dirigen contra los hombres". Pero además, por si todo esto fuera poco, al margen del cuestionamiento implícito a sus propuestas, el planteamiento posmachista incluye dos elementos críticos directos hacia la igualdad que cuentan con mucha receptividad en el momento actual.

Uno de ellos es la referencia al BENEFICIO ECONÓMICO DE QUIEN DEFIENDE LA IGUALDAD. Todo se presenta como una forma de “ganar dinero”, de “beneficiar a las organizaciones afines o a gente cercana”, o de poner en marcha servicios que no sirven para nada salvo para “colocar a los amigos y a las amigas”. Y por supuesto, todo ello en detrimento de otros recursos, programas, ayudas… que sí son necesarias. El argumento económico siempre es eficaz, pero en tiempos de crisis económica ha encontrado una receptividad añadida que al unirse a los otros argumentos facilitan la pasividad, cuando no el rechazo directo de las iniciativas a favor de la igualdad.

 El otro argumento “de moda” es hablar de “ADOCTRINAMIENTO”. Para esas posiciones hablar de igualdad sólo es un instrumento “atractivo” para conseguir imponer una ideología y unos valores al resto de la sociedad, por eso hablan de “ideología de género” y han tomado la palabra “género” como sinónimo de todo lo malo, dogmático y radical, para plantear la amenaza en estos términos y hablar de adoctrinamiento. Esta posición refleja de forma muy gráfica cuál la imagen de la realidad. La extensión de su planteamiento se ve como transmisión de los valores aceptados, lo cual se entiende como “educación”, mientras que transmitir la igualdad como valor y corregir las consecuencias de la desigualdad se ve como “adoctrinamiento”. De este modo se llega a la paradoja de que hablar de los valores y de las referencias que luego dan lugar a la violencia de género, a la discriminación, al aislamiento y alejamiento de las mujeres de la vida pública… es educar, mientras que lo contrario y permitir una sociedad más justa y pacífica es adoctrinamiento. http://blogs.elpais.com/autopsia/2012/12/adoctrinamiento.html

El otro elemento característico es el DESCRÉDITO Y ATAQUE DE LAS PERSONAS QUE SE POSICIONAN A FAVOR DE LA IGUALDAD. La idea es sencilla, si se desacredita a esa persona lo que diga o proponga no tendrá valor, por eso nunca faltan los insultos personales, la invención de historias profesionales y vitales paralelas o las referencias a la actuación por interés económico, con lo cual cierran el círculo y potencian el descrédito. Es algo de lo que ya he hablado en este mismo blog, ¿recuerdan el post “Mihttps://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2013/05/22/el-posmachismo-i/s adorables machistas” http://blogs.elpais.com/autopsia/2013/02/mis-adorables-machistas.html?

Puede parecer extraño o exagerado, pero ocurre a diario. No paran, se sienten victoriosos en un momento en el que los recursos que permitían ir contra la corriente del tiempo y la historia han desaparecido, y en el que la ideología conservadora sopla con intensidad tormentosa.




Fuente: https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2013/05/22/el-posmachismo-i/