Los deportes se utilizan cada vez más como una herramienta para
empoderar a las niñas de todo el mundo, ayudando a desafiar las normas
de género dentro y fuera de las canchas e instalaciones deportivas.
Los estudios han encontrado que la incorporación a los deportes de
las niñas no solo puede ayudar a mejorar su salud física, sino también
desarrollar la autoestima, el valor y el liderazgo.
En marzo, ONU Mujeres y el Comité Olímpico Internacional (COI) se unieron para organizar los premios Mujer y Deporte,
que celebraron a algunas de las personas que han promovido cambios para
el avance de las mujeres y las niñas en el campo deportivo.
Uno de esos modelos a seguir es Po Chun Liu, quien superó numerosos
obstáculos para convertirse en la primera jugadora de béisbol en Taiwán y
fue incluida en la lista de Forbes de 2018 de las mujeres más poderosas
del deporte internacional.
Ella continúa creando oportunidades para que las niñas y mujeres se
involucren con el deporte, contribuyendo así a “eliminar la
discriminación de género”.
“Es nuestra responsabilidad empoderar a las niñas y mujeres para que
se den cuenta de todo su potencial y se hagan cargo de su vida… ayudar a
una niña es ayudar a una familia”, dijo Liu.
El presidente del COI, Thomas Bach, planteó consideraciones
similares, al afirmar que “los deportes les dan confianza a las niñas y
las mujeres… Especialmente en los países donde los derechos de las
mujeres no son una prioridad máxima todavía, hay un beneficio tremendo
para la participación de las mujeres y las niñas en el deporte”.
“En el mundo de hoy, ninguna organización o país puede permitirse
dejar que la mitad de la población se quede atrás, ya sea en el deporte o
en la sociedad. Promover a las mujeres en y a través del deporte es
realmente un esfuerzo de equipo. Al unirnos y trabajar juntos, el
deporte puede inspirar El cambio necesario y liderar el camino “,
agregó.
En la pequeña localidad de Rangatungi, en el norte de Bangladesh,
Hanna Hemrom está liderando el camino para lograr que esa visión se
concrete.
Formada en 2014, la Academia de Fútbol Femenino del equipo de
Rangatungi United enseña fútbol a las niñas, ayudándolas a sentirse
empoderadas.
Después de solo ver a los niños en el campo, Hemrom buscó la ayuda de
su maestra, quien convenció a algunos padres para que dejaran que sus
hijas jugaran al fútbol.
“Cuando las otras chicas y yo caminábamos de casa a las canchas de
juego, la gente solía burlarse de nosotras. Decían que no podríamos
casarnos porque llevamos pantalones cortos y jugamos al fútbol. Pero
seguimos jugando”, recordó.
Contra las críticas, las niñas mantuvieron su determinación en jugar
al fútbol y poco a poco otras condiscípulas se unen al equipo, en un
proceso que ha transformado las vidas de Hemrom y sus compañeras.
“Yo soy santali (un grupo étnico) y solía ser una chica muy tímida y
no me mezclaba con las chicas bengalíes. El fútbol me ha acercado a todo
tipo de chicas: musulmanas, hindúes…Todas jugamos juntas ahora”, dijo
Hemrom.
“Creo que el fútbol es un buen hábito. Antes, las niñas de nuestro
pueblo no hacían nada o solo hablaban por teléfono o se dedicaban a
hacer algunas tonterías. Ahora jugamos al fútbol entre nosotras y
también con los niños”, agregó.
En 2016, el equipo de fútbol femenino de Rangatungi United compitió
en el Campeonato Nacional de Fútbol Sub-14 y, un año después, se
convirtieron en las campeonas de la división de Rangpur, una de las
regiones más importantes del país del sur de Asia de 168 millones de
habitantes.
Ahora las adolescentes tienen sueños aún mayores, aspiran a jugar
para el equipo nacional y esperan inspirar a otras a soñar en grande
también.
Young Bangla, la mayor organización y plataforma juvenil de
Bangladesh, reconoció a la Academia de Fútbol Femenino de Rangatungi
United como una de las 10 iniciativas juveniles más importantes del
país.
T:EG
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