7/15/2019

El Tren Maya pondría en riesgo reservas de la biosfera

Grave impacto, alertan especialistas

Arribo masivo de turistas acarrea trata de personas y tráfico de drogas: experta

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▲ En diciembre pasado, en una ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, 12 comunidades indígenas de Chiapas pidieron permiso a la Madre Tierra para construir el Tren Maya.
Calakmul, en Campeche, por su extensión de vegetación continua, es la segunda reserva de selva más importante de América tropical, después de la Amazonia. El área Sian Ka’an, en Quintana Roo, alberga un sistema de ríos subterráneos que interconecta cenotes y petenes. Se trata de dos reservas de la biosfera de alta importancia en el país. Por ellas pasará el Tren Maya con la amenaza de que pierdan su conectividad ecológica y se fragmenten.
Lo anterior se señala en el estudio El Tren Maya, ¿por qué están tan preocupados los biólogos?, de Casandra Reyes, Celene Espadas y otros expertos del Centro de Investigación Científica de Yucatán y la Unidad de ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Yucatán.
El reporte expone la importancia de la selva: equivale a los pulmones del planeta, regula la temperatura y provee agua. Su fauna contribuye al control natural de plagas, además de servicios como la polinización, lo cual permite a las plantas producir frutos. Este tipo de polinización es requerida por la gran mayoría de los vegetales que comemos, por lo que la muerte masiva de las abejas o los murciélagos podría atentar contra la producción de alimentos.
Agrega que grandes mamíferos que habitan la región, como el jaguar y el puma, controlan poblaciones de herbívoros, ayudan a la regeneración de las plantas en los bosques. Hay otros servicios ambientales tangibles, como la madera, leña, frutos, plantas medicinales, colorantes, especias y animales para caza, entre otros. A todo esto se suman los servicios culturales, las comunidades locales con sus prácticas y pensamientos buscan establecer una relación de armonía, lo menos depredadora posible con la naturaleza.
Apunta que la zona arqueológica de la reserva aún es de difícil acceso, hay poca infraestructura turística y llegan menos de 40 mil paseantes al año. El reporte proyecta que con la llegada del tren, de casi 17 millones de visitantes que arriban al año a Cancún 3 millones irían a Calakmul, lo cual multiplicaría los números actuales.
En relación con el impacto social, Giovanna Gasparello, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, advierte que este proyecto generaría un turismo de masas, con el supuesto objetivo de crear desarrollo. Trae aparejado actividades económicas ilegales, como la trata de personas, el lavado de dinero y el tráfico de drogas.
Señala en entrevista que, según datos oficiales, en 2017 en Playa del Carmen hubo un índice de homicidios dolosos de 89 por cada 100 mil habitantes, cuando el promedio nacional es de 25 por cada 100 mil. En Bacalar, con sólo 90 mil habitantes, el índice es de 38.1. Alerta que en vez de ser una herramienta de inclusión y bienestar social, el turismo masivo de sol y playa está basado en una serie de despojos de tierras, en los cuales están involucrados grandes inversionistas.
Plantea que este proyecto promueve un reordenamiento territorial en la Península de Yucatán. Su propósito es concentrar a los campesinos que viven en comunidades dispersas, en 15 centros urbanos por construir o ya existentes, para disponer de su fuerza de trabajo en la industria turística. Esto es grave no sólo por el desarraigo, sino porque esa población dependería de una actividad que puede irse abajo por factores como el sargazo o el aumento de la violencia.
Por si fuera poco, las características geográficas de la Península hacen que el agua sea muy escasa, advierte.

Foto Cuartoscuro
 Periódico La Jornada

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