6/01/2024

Columnas y opinión del periódico La Jornada sábado 1 de junio 2024

 

Ayotzinapa, un día después
Candidatos y candidatas federales y locales irán y vendrán, pero quienes no se moverán, gobierne quien gobierne, son las familias de las más de 100 mil personas desaparecidas en México, entre ellas las de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, cuya lucha por encontrarlos está por cumplir 10 años.

La promesa para los padres y madres de los 43 estudiantes es que serán recibidos el 3 de junio, al día siguiente de la contienda electoral. Las familias llevan nueve años y ocho meses sin conocer el paradero de sus hijos.

Qué prisa tienen, les dicen. Y ellas responden que es inhumano que se antepongan los intereses políticos electorales sobre 43 vidas de jóvenes que sólo querían estudiar y vivir mejor.

Del 3 de junio y hasta el 30 de septiembre de este año, la respuesta a las más de 100 mil familias buscadoras seguirá siendo responsabilidad del gobierno que se comprometió con ellas hace seis años y al que, hay que decirlo, le dieron un voto de confianza y esperaron en vano, aunque no desmovilizadas.

En su jornada de lucha La verdad y la justicia a la deriva exigieron la reinstalación del diálogo con el Presidente, roto desde septiembre del año pasado. “Testigos y pruebas en la indagatoria refieren que 25 de nuestros hijos fueron llevados al 27 batallón de infantería ubicado en Iguala, Guerrero, torturados y entregados al grupo delictivo Guerreros Unidos, que posteriormente los habría asesinado e incinerado”. Esta información, enfatizaron, lacera nuestro corazón y trastoca nuestras vidas, nuestro dolor y sufrimiento calan nuestra alma.

El pasado 26 de mayo volvieron, como cada mes, a marchar en la Ciudad de México, esta vez bajo una torrencial lluvia que, por supuesto, no doblegó su espíritu. Porque a ellas no las mueven los tiempos electorales, y sólo quieren saber cómo avanzan las indagatorias del paradero de nuestros hijos. Y a eso irán el 3 de junio a las 11 de la mañana a Palacio Nacional.

Todo parece indicar que el gobierno federal perdió la oportunidad de dar una respuesta a una de las luchas más emblemáticas por la justicia y los derechos humanos. La que sigue, quien sea, no podrá eludir el peso de Ayotzinapa y de los más de 100 mil desparecidos. Ya no.

Desinformemonos.org

Alma mía de cocodrilo
Para cuidar el alma de niños y adultos nada mejor que la poesía. Es bálsamo sanador de la mente, sobre todo después de un bombardeo político que lastimó hermosas palabras como patria, pueblo o justicia. La poesía es vía de conocimiento con frecuencia más precisa que la filosofía. Lo comenta Schopenhauer en su magna obra El mundo como voluntad y representación: a veces los poetas llegan adonde la filosofía no puede. Creemos con María Zambrano que hay un logos de la emoción que produce conocimiento.

El arte en general y la poesía en particular pueden impactar de tal forma el alma infantil que llegan a determinar el futuro intelectual y moral. Recordemos experiencias estéticas de nuestra niñez: Margarita, está linda la mar, /y el viento/ lleva esencia sutil de azahar; /yo siento/ en el alma una alondra cantar; /tu acento. /Margarita, te voy a contar/ un cuento.

Ese poema de Rubén Darío venía en mi libro de lecturas en la escuela primaria y estoy segura que ni el terrible Alzheimer me lo haría olvidar. Por favor lean a los niños cuentos y poemas antes de dormir o a la hora que puedan y sálvenlos de las dañinas pantallas. Siembren en sus almas el gusto por la palabra, por la metáfora; ayúdenles a practicar la paciencia, la tolerancia y el amor a los otros, aunque piensen y sean diferentes.

Efraín Huerta para empezar. En Alma mía de cocodrilo, publicado por el FCE, cuando Felipe Garrido era el gerente de producción, y con el magnífico taller de pintura que Alas y Raíces de Susana Ríos llevó a Guanajuato, es una joya nacional que debiera ser un libro fundamental en todas las escuelas primarias del país. Este libro –dicen los editores– busca que los niños se pierdan en la poesía. Los versos de Efraín Huerta no sólo se centran en un aspecto visual, también se siente, se huele y se saborea cada palabra que se pronuncia o se lee, es una hermosa edición con ilustraciones de niñas y niños de Silao. No hay que olvidar que: “Los poetas pueden surgir en cualquier parte, en un pueblo lejano, en las montañas o entre los edificios y el barullo de una gran ciudad…”

“Letra capitular del día: ancha de razones y gotas de aguamiel… nuestra tierra en un canto… nuestro amor en un puño…”

PS Son los dioses quienes permiten los milagros, pero somos los humanos quienes los hacemos realidad…

SAT destapa evasión fiscal // Importación y colusión // Mañana, todos a votar

Si fueran tan creativos y trabajaran conjuntamente para impulsar el crecimiento del país, del que todo han recibido, y contribuir a su desarrollo, tal vez los grandes consorcios privados, nacionales y foráneos, serían reconocidos y respetados por esa labor, pero en los hechos lejos de ello se han dedicado a buscar, hasta por debajo de las piedras, y en no pocos casos encontrar, todo tipo de canales de fuga para evadir el pago de impuestos, mientras los mortales cumplen a cabalidad.

Hay de todo, desde luego, pero el Servicio de Administración Tributaria (SAT) ha descubierto otro de esos canales de fuga (léase evasión fiscal), disfrazado de negocios de paquetería, que al erario le ha significado dejar de captar una buena cantidad de dinero.

La Jornada (Dora Villanueva) lo informó así: el SAT identificó un esquema de colusión entre empresas de paquetería que funcionan como facilitador de plataformas extranjeras de comercio electrónico, a fin de ingresar mercancías al país sin el pago correspondiente de los impuestos general de importación (IGI) y al valor agregado (IVA); de ahí que hizo una modificación a las reglas generales de comercio exterior para 2024, a fin de atajar prácticas que pueden incurrir en el delito de contrabando y defraudación fiscal.

Algo más: el organismo exhibió que, empujadas por la efervescencia del comercio electrónico transfronterizo, aumentaron las importaciones de ropa, adornos de casa, bisutería, utensilios de cocina, juguetes y electrónicos. Sin embargo, las empresas de comercio electrónico que venden estas mercancías tienen una alianza con las empresas nacionales de paquetería para manipular los paquetes, subvaluar el producto que está entrando al país y así evitar el pago de contribuciones correspondiente.

Desde luego, el SAT inició auditorías en todas las empresas de paquetería que operan en México, suspendió el padrón de importadores y revocó sus sellos fiscales, lo que de inmediato provocó la histeria de las corporaciones, por un lado, y la movilización, por el otro, de su ejército de cabilderos en el Congreso para evitar la acción de la autoridad tributaria, es decir, tales consorcios creen que los legisladores están a su servicio (en algunos casos lo están, y sobradamente) y deben protegerlos, avalar su evasión y evitar la acción legal. Y como ellos, tantas otras. Así los acostumbraron en el régimen neoliberal, así los apapacharon (Aguilar Camín dixit) y así de famélica dejaron a la autoridad tributaria. Pero se acabó: a robar a otra parte.

Entonces, creativos y de la mano, los consorcios evasores pusieron en marcha su operativo. El SAT lo explica sí: una persona contribuyente en México realiza una compra en Internet, y para evitar el pago de impuestos y hacer competitivos sus productos, las compañías de comercio electrónico y de paquetería dividen el pedido para aprovechar el beneficio fiscal (regla 3.7.35., fracción I de la Ley Aduanera), de tal forma que los paquetes –todos forman parte de un mismo pedido– se envían en idéntica fecha, semana o mes, dividiéndolos en porciones individuales en los que se subvalúa el valor original, a fin de que cada uno de ellos no exceda los 50 dólares, o su equivalente en moneda nacional, legalmente permitidos y así evitar el pago de IGI e IVA.

Así es: si algún consumidor mexicano compra en una sola operación y a la misma empresa, por ejemplo, ropa por 200 dólares, entonces por un lado le llega el pantalón, por otro, los zapatos, la camisa, los calcetines, los calzones, etcétera, etcétera, y así los consorcios, coludidos, evaden al SAT. Muy creativo y lucrativo, pero no para el país.

Ante la citada colusión ilegal, no es gratuito el reconocimiento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): en México, las acciones de regularización por auditorías y eficiencia recaudatoria emprendidas en 2023 generaron 757 mil 155 millones de pesos, equivalentes al 2.4 por ciento del producto interno bruto. De ese total, 33.6 por ciento se debe a las acciones de eficiencia recaudatoria, a partir de la identificación de inconsistencias en el cumplimiento de obligaciones fiscales y la cobranza activa, mientras 66.3 por ciento se debe a las estrategias orientadas a bajar la evasión y elusión fiscal, como el programa de fiscalización a grandes contribuyentes y las medidas de fiscalización del comercio exterior.

Las rebanadas del pastel

Llegó el día, y mañana, sin pretexto alguno, todos a votar en esta elección histórica: por primera vez, México tendrá presidenta de la República. ¡A darle!

X, antes Twitter: @cafevega cfvmexico_sa@hotmail.com

Jugar con fuego 
El creciente apoyo de la OTAN a que Ucrania utilice, con condiciones, las armas occidentales en territorio ruso, más allá de la zona de combates, o la entrega de cazas estadunidenses F-16, provoca irritación en el Kremlin, incrementa la tensión entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados y, en suma, podría convertirse en la mecha que haga estallar el barril nuclear.

Sólo hace falta encender un fósforo. Y con cada bravata, la mecha que separa el mundo de la hecatombe atómica se hace más corta. Después de que el inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, autorizó a Kiev a usar sus armas para defender Járkov, no faltaron los miembros de la alianza noratlántica que se apresuraron a proclamar que también están de acuerdo en que el ejército ucranio ataque Rusia con el armamento que recibe de Occidente y no sólo, como ocurría hasta ahora, con misiles y drones fabricados en Ucrania.

La simple posibilidad de que suceda un ataque con armas occidentales hace que el Kremlin ordene realizar en Bielorrusia ejercicios con armamento nuclear táctico, al tiempo que analistas oficialistas, en la prensa y en la televisión rusas, proponen perlas como éstas: Es hora de usar las armas nucleares tácticas, la OTAN no va a responder, considera Serguei Karaganov, quien en fecha reciente perdió el favor del Kremlin al descubrirse que tiene una casa no declarada en un país de la alianza noratlántica.

Aquí otros ejemplos: “El golpe con armas nucleares tácticas podría tener lugar después de la ‘Conferencia de Guerra’ en Suiza, ¿vamos a atacar con armas nucleares a los herederos de Hitler el 22 de junio, el día que invadió la Unión Soviética?”, se pregunta el politólogo Serguei Markov.

El efecto político y sicológico de una explosión atómica espero que pueda devolver a los políticos occidentales lo único que evitó una guerra entre las grandes potencias después de 1945: el miedo a una guerra nuclear, opina el experto Dimitri Suslov.

“Con sólo 32 misiles Iskander se podría borrar de la faz de la tierra todo un país como Polonia”, se siente orgulloso Dimitri Kisiliov, conductor del programa informativo dominical de Piervy Kanal de la TV pública rusa tras comparar el despliegue de esos misiles con una impresionante erección.

De modo tan irracional como irresponsable, todos están jugando con fuego.

EDITORIAL

El miércoles pasado concluyó el periodo oficial de campañas electorales e inició la conocida veda, el lapso en que debe acallarse la propaganda de todos los contendientes y sus seguidores con el fin de dar paso a la reflexión personal sobre el sentido del voto. Sin embargo, cualquiera que sea el resultado que arrojen las urnas, el proceso que culmina mañana dejará un rastro duradero en México y, de cierto modo, en todo el planeta; un rastro que permanecerá con nosotros y las próximas generaciones durante alrededor de un milenio: los millones de pendones, espectaculares, lonas y otros materiales publicitarios hechos de plástico que desde el primer minuto del jueves pasaron a ser simplemente basura.

Sólo en la Ciudad de México, se estima que las campañas produjeron 30 mil toneladas de desechos plásticos, una cifra alarmante en sí misma, y más si se considera que representa el doble de lo generado tres años antes, en los comicios de 2021. Una organización que monitorea esta forma de contaminación señala que todavía la semana pasada podían verse cuadrillas instalando pendones, y todos los ciudadanos constataron e incluso padecieron la ubicuidad de los elementos propagandísticos, que no sólo se colocaron en prácticamente cada calle de la capital, sino uno tras otro, separados por unos pocos metros y hasta encimados o encadenados como si se tratase de mosaicos .

Este fenómeno, que se repite cada tres años, mueve a una serie de observaciones en torno al modelo electoral vigente. De entrada, es chocante que se permita semejante derroche en tiempos en que existe plena conciencia acerca de los problemas ambientales causados por los polímeros sintéticos que, por su estructura química, tardan cientos de años en degradarse y, mientras tanto, se descomponen en micropartículas que se introducen en los organismos vivos, con efectos para la salud que apenas comienzan a estudiarse. El hecho de que la ley obligue a usar plásticos reciclables atenúa muy poco el daño: nadie verifica que la publicidad cumpla con dicho requisito y, además, que un producto sea reciclable no es ninguna garantía de que realmente vaya a ser reciclado.

Su eficacia también se encuentra en entredicho, pues resulta absurdo plantear que la ciudadanía decide su voto con base en el número de veces que se vio obligada a contemplar el rostro de un aspirante. Lo que es peor: si resultara que la repetición de un mensaje basta para inclinar las preferencias de los electores, habría de denunciarse una grave distorsión a la democracia y a la voluntad popular. En tal escenario, la deliberación, la reflexión, el análisis y el intercambio de ideas que son la esencia de una vida política libre (es decir, de una toma de decisiones en común acerca de los asuntos públicos) serían suplantados por el músculo financiero y logístico de quien puso su cara más veces en las calles.

Por último, es cuestionable la insistencia en una modalidad publicitaria que se traduce en contaminación visual y ambiental en un momento en que las plataformas digitales cobran un protagonismo cada día mayor como vehículos de información y socialización entre todas las generaciones, con especial énfasis en los jóvenes. Si los estudios disponibles apuntan a que la gente se informa, debate y posiciona a través de sus teléfonos inteligentes, resulta más difícil justificar la polución perpetrada en nombre de la democracia. En suma, organismos electorales, partidos, autoridades y sociedad tendrían que sentarse a diseñar una forma de hacer campañas que impulse en vez de socavar los valores en que se funda la democracia, y la eliminación de la basura electoral sería un excelente paso en ese camino.

Precisión a nota del 28/05/24 sobre diputados locales

Ante la información publicada por La Jornada, se aclara que de ninguna manera lo aprobado por la Junta de Coordinación Política versa sobre algún premio o gratificación que no esté contemplado por la ley laboral, por lo que se trata de derechos adquiridos que deben garantizarse, tanto a los legisladores como a las y los trabajadores y prestadores de servicios del Congreso capitalino.

Se precisa que el cálculo de 40 días sin deducción alguna de la gratificación extraordinaria proporcional, que dicho sea de paso no sólo será para las y los diputados, sino para todo el personal laboral, lo cual se sustenta en lo que establece la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, Reglamentaria del apartado B) del artículo 123 Constitucional, que establece los trabajadores tendrán derecho a un aguinaldo anual que estará comprendido en el Presupuesto de Egresos y que será equivalente a 40 días del salario, cuando menos, sin deducción alguna.

Asimismo, las y los legisladores contarán con un presupuesto de 60 mil pesos brutos con el fin de que puedan contratar, con motivo del cierre de la legislatura, a personal de honorarios para apoyarles en sus labores parlamentarias correspondientes al cierre de la Legislatura. Respecto a este punto es necesario aclarar que los contratos de todas y todos los trabajadores del Congreso concluyen en junio, por lo que el personal para desahogar las actividades del Poder Legislativo capitalino se verá reducido sustancialmente.

De igual forma hay que precisar que todo recurso que se erogue por parte del Poder Legislativo de la Ciudad de México para garantizar derechos laborales, está oportunamente etiquetado y proyectado para tales fines, en el Presupuesto de Egresos aprobado para el ejercicio fiscal 2024. El Congreso capitalino es un poder público transparente y que cumple a cabalidad con sus obligaciones de rendición de cuentas.

Respecto a los montos mencionados en la nota, éstos fueron cui-dadosamente estudiados y calculados para garantizar el buen funcionamiento del Congreso durante esta segunda Legislatura y hasta la entrada de la tercera.

Con dichos emolumentos se busca que las y los trabajadores del Congreso continúen realizando su labor con normalidad y obteniendo una gratificación justa por su trabajo.

Diputada Martha Ávila, presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso de la CDMX

Tres reflexiones sobre el Día Mundial sin Tabaco

Primera: la mejor manera de evitar el consumo de tabaco es transformar la industria tabacalera, la cual es de enfermedad y muerte de las y los fumadores activos y pasivos, en una empresa para la producción no de tabaco sino de productos naturales como frutas, verduras, alimentos como maíz, arroz, avena, etcétera.

Segunda: los gobiernos del mundo deben orientar su trabajo hacia la protección de la salud buscando las alternativas industriales adecuadas para las compañías tabacaleras, señalando que no sean las ganancias económicas o el dinero lo más importante, sino la salud humana. La alternativa continúa siendo ¨tabaco o salud¨.

Tercera: mientras exista esta industria de enfermedad y muerte continuarán falleciendo 7 millones de seres humanos anualmente por consumo directo y alrededor de 1.3 millones por exposición al humo de tabaco de los fumadores.

Esta terrible toxicomanía, como la define la OMS, exige acciones radicales y profundas en la economía para transformar y cambiar el estilo de vida en la sociedad.

Francisco Antonio Mercado Calderón

Afinar la democracia

México es sin duda alguna
una democracia en ciernes,
donde de lunes a viernes
coexiste quien diario ayuna
con quien disfruta fortuna.
Por lo pronto ir a votar
en civismo hará avanzar
ya dijo un poeta fino
“caminante no hay camino
se hace camino al andar”

Guadalupe Martínez Galindo

Invitaciones

Última función de Muñequita

El Centro Cultural El Albergue del Arte, como parte de sus Residencias Artísticas, invita a la última función especial de la obra Muñequita, de la dramaturga Gina Martínez y bajo la dirección de Alex Benavides.

Hoy a las 20 horas en el Foro El Albergue del Arte, ubicado en Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán. Reservaciones al teléfono 55-55-54-62-28. Entrada libre

La urgente regeneración del Poder Judicial

El Círculo de Reflexión, Buzón Ciudadano AC invita a la reflexión y análisis La urgente regeneración del Poder Judicial, con el analista político Víctor Torres. Hoy a las 12 horas. Por esta ocasión será virtual.

Para más informes visite la página de YouTube del Círculo de Reflexión y sus redes sociales Facebook y X.

Imelda Beristain, Víctor Flores, Rosa María Almanza, Luciano Aguilar, David Villa, Salvador Munguía, Maru Nieto, Xóchitl Salazar, Inti Ernesto Salas, Tania Jiménez, Yolanda Macedo, Esperanza Espinosa, Israel Hernández C. y Antonio Villegas.

 
No soy propenso a lo sobrenatural, pero hay veces que las evidencias resultan contundentes. Es el caso de una abogada ya de cierto prestigio y más prometedor futuro que hizo gala de una especial capacidad de anunciar con mucha antelación y gran precisión lo que iba a suceder en el estadio Azteca el pasado domingo 26 de mayo.

De hecho, varios de los presentes, ante la contundencia de su enunciado, llegamos a pensar hasta que había bebido demasiado, pero resulta que la distinguida jurisconsulta es abstemia.

Lo que sí es cierto es que su premonición se sustenta en una cierta experiencia futbolística que viene de muy lejos. Ella misma intentó jugar futbol, pero no había modo de que lo hicieran jóvenes decentes antaño. Y mi amiga es de una conducta irreprochable... Pero eso sí, le dio vuelo a la hilacha y no se perdió un solo partido en aquella suerte de campeonato mundial de futbol femenino que se llevó a cabo en el estadio Jalisco al comenzar los años setenta.

Fue una buena intentona que, según se dice, no prosperó porque se hizo al margen de la televisora en jefe. No creo que haya sido por eso, porque yo recuerdo haber visto algunos partidos en la pantalla chica, narrados por cierto por mi amigo el señor profesor Luis Enrique Navarro Hidalgo, conocido mejor como El Chafuco.

Claro está que mi actual amiga padeció una gran decepción cuando no hubo continuidad. Pero su interés por el deporte que incluso quiso practicar, no obstante su exceso de peso, la mantuvo en las tribunas del ya más que sexagenario estadio Jalisco e, incluso, gozó a más no poder los importantes partidos mundialistas que ahí se han llevado a cabo.

He insistido en que no es una improvisada espectadora del deporte de las paradas, pero su sentencia premonitoria del otro día, cuando empezaba a jugarse la final de campeonato de este año, dio lugar a que primero algunos de los asistentes la tiraran a lucas y pensaron que era un decir nada más por hablar.

Su dictamen fue claro e insistió en él varias veces, inspirada quizá porque las fuerzas de los contendientes se habían visto iguales en el partido de ida.

A la letra digo: si al llegar al minuto setenta el América no va ganando le van a marcar un penal a su favor.

Entre chistes de buen y mal gusto los amigos gozamos de un partido bastante malo por cierto, por más que los locutores hacían lo indecible para que los televidentes pensáramos que era bueno lo que estábamos viendo.

Llegamos así al minuto setenta y mi amiga, que casi no había abierto la boca, pero había estado muy atenta al partido, anunció.

Ya no tardan en marcar una falta a favor del América.... Los dos presentes más entendidos la miraron con cierto menosprecio, pero no hicieron comentario alguno. No pasaron más de cinco minutos para que se inventara el árbitro una pena máxima que no dejó pasmados.

Todavía los expertos, ante el tiempo que pasó para que el árbitro revisara el VAR o, tal vez, según los mal pensados, fuera a pedir instrucciones, mientras pasaban una y otra vez el pecado de la defensa del Cruz Azul, y cada vez quedaba más claro que no había habido falta alguna, nos llevamos la sorpresa de que se dio por buena la decisión y se consumó el triunfo tal como lo vaticinó mi amiga.

Claro está que, al final del partido todos la veían con gran respeto y algunos hasta quisieron que les dijera cómo se había enterado. Ni por asomo se llegó a pensar que había tras de ello una gran corrupción. ¡De ello es incapaz el empresariado mexicano...!

Mañana serán las elecciones, pero hay algo de las campañas electorales que creo vale la pena abordar hoy: el tema de la vulgaridad, es decir, de una cultura –y, por tanto, una forma de hacer política– donde se disculpa todo por ser auténtico o sincero, es decir, la impunidad del impertinente. Es cuando alguien disfraza la crueldad, sea el insulto, la infamia, o la ruindad de yo así lo veo o así soy yo y ya me conocen. En cuanto hace su aparición esa frase –es mi percepción– se da paso a cualquier disparate. Es una carta de descargo que exculpa a quien está a punto de vociferar un insulto o una mentira.

Quien le ha dedicado varios ensayos es el filósofo español Javier Gomá y lo que cuenta es la historia de una degradación cultural notable que comienza cuando los pensadores empiezan a justificar todo a partir de la naturaleza, es decir, a sacar conclusiones éticas de lo que ven en los animales. Así, el verdadero yo, ese ser que se supone existe independientemente de sus conexiones con los demás, son sus inclinaciones naturales, sus instintos, sus pasiones que afloran como su intimidad más verdadera. Eso trae consigo un equívoco: la sinceridad purifica cualquier error de juicio. Ya no media la cultura como una forma de evitar la crueldad, sino que se apropia de ella y, en efecto, todo vale si es expresión de ese yo auténtico.

Uno de sus problemas es cuando la impunidad verbal se lleva al debate público. Son estas mesas de analistas en radio y televisión que se vieron durante las campañas en las que se dijo cualquier disparate amparado en la sinceridad: se llamó dictador al Presidente electo, golpe de Estado a un memorándum, elección de Estado a los derechos sociales constitucionales y muchos adjetivos que empezaban con la palabra narco. Incluso se llamó en televisión abierta a mentir para generar una guerra de inmundicias de la que, se supone, germinarían votos. Todo estuvo amparado en la sinceridad y en la libertad de expresión.

Una de las cosas que nos enseñó el sexenio de corrupción frenética de Enrique Peña Nieto fue que podían ser legales, pero censuradas por la gente. Esa moral pública hizo su aparición con los fraudes al erario de la Estafa maestra, la operación Diamante, la Casa Blanca y, sin duda, con la maniobra de ocultamiento en la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. Lo legal, como la sinceridad, no purifica lo inmoral, y no importó que algunos de sus personajes fueran absueltos por los tribunales, la condena se mantuvo y, en algunos casos, se intensificó. Hay libertad de expresión, es decir, la legalidad de comunicar y significar, pero también debió existir la responsabilidad moral de lo que se dijo y escribió. No se trata de ejercer la censura, es decir, tener un aparato de coacción, sino de condenar socialmente la vulgaridad, es decir, la naturalidad de lo que no está mediado por un consenso desde el sentido común sobre lo público. La mentira, la crueldad, la infamia, la ruindad debieron ser deploradas por audiencias, direcciones editoriales, y hasta por anunciantes. Nadie podrá negar que no existió reacción alguna a la legión de falsedades, insultos, bajezas y miseria humanas. Jamás alguno de quienes las profirieron tuvo la responsabilidad moral de disculparse por su barbarie. La brutalidad verbal se naturalizó: así es la política, así son las campañas electorales. No creo que la opinión pública esté de acuerdo con semejante salvajismo.

Escribe Gomá: La conciencia romántica quiso convencernos de que la esencia de nuestra individualidad estriba en la extravagancia (Stuart Mill): soy yo mismo sólo cuando soy especial. Pero cuando, por juzgarse cada uno distinto de los demás, la universalidad humana está por principio excluida, ninguna ejemplaridad cabe. Y justo ese es el caso de la política democrática. Como sugiere Gomá en su recuento: de los personajes públicos esperamos que sean virtuosos, no que sean sinceros. Es decir, hay una necesidad de que sirvan de ejemplo a los demás por su incorruptibilidad o por su valentía o las dos. Pero lo que vimos en las campañas fue la degradación hacia lo que todos podemos hacer: ser nosotros mismos diciendo y haciendo casi cualquier cosa. Rebajar la moral política hasta el grado de significar que todos son iguales y, por eso, votar por el más simpático, como si fuera un reality show. Sobre esto, Gomá es fulminante cuando muestra que la virtud pública pone un parámetro de servir de ejemplo a otros, que es difícil de alcanzar porque implica una inferioridad moral para los que son corruptos, mentirosos, o simplemente crueles y vulgares. Escribe: “Rodearte de personas virtuosas genera gran cantidad de problemas. Por eso resulta más cómodo, más reconfortante y más tranquilizador contemplar en nuestro entorno ejemplos de conductas vulgares. ¿Por qué tienen tanto éxito los realities shows? Porque el espectáculo de esa mediocridad moral, (como) la corrupción de los políticos, queda parcialmente compensado por cierta sensación de autocomplacencia: son unos golfos, murmuramos con desprecio como quien mira el mundo a sus pies”.

Hay vidas y libertades ejemplares o condenables, y cada quien es responsable de la que elige. El problema con lo público y la política es que sirve de modelo para ser imitado por los demás. ¿No nos convendría como sociedad escoger la ejemplaridad y no la autenticidad? Lo pregunto pensando en que muy probablemente pasado mañana no nos acordemos ya de todo lo que se aseguró sin siquiera pestañear.

Vivimos el tiempo de las víctimas. Los ultrajados son legión allí donde uno levante la cabeza. Almacenan reproches y agravios, y los apilan uno encima del otro, con tesón y mimo. Desde lo alto de esa montaña de injurias sufridas descargan una furia que a menudo los convierte en verdugos.

Israel está cometiendo un genocidio retransmitido en directo en nombre del derecho a la autodefensa. Ellos son los atacados. Yo soy la víctima, repite Trump, cada vez que es acusado. No le voy a pedir disculpas, ¿cómo voy a pedir disculpas, si yo fui el agredido?, dice Milei, kamikaze de la diplomacia, tras cargar contra el presidente del gobierno español en Madrid.

Es la era del victimismo, estrategia sicológica que ahuyenta culpas, evapora responsabilidades y frena empoderamientos. La víctima siempre tiene una mochila llena de afrentas arrojadizas que hacen imposible el debate. Estamos en el terreno de las emociones, no de las ideas. Empezó él, se defenderá siempre el niño acorralado. Es también una era infantilizada y rencorosa. Al que se muere en domingo deberían meterlo en la cárcel, dice el entrañable verdugo de la película de Berlanga.

No es un fenómeno inocuo. La revista académica Psychology of Violence acaba de publicar un artículo con el elocuente título de El victimismo percibido determina el apoyo a la violencia política interpartidista en Estados Unidos. El trabajo está centrado en los sucesos que siguieron a la derrota de Trump en 2020 y encuentra que, cuanto más fuerte es el rasgo victimista, mayor es la predisposición a justificar y ejercer violencia política.

Europa no es ajena al fenómeno. Mientras la xenófoba AfD crecía en los sondeos alemanes, los ataques racistas, antisemitas y de extrema derecha –nueve al día– crecieron 20 por ciento durante el último año en el país germano. Este ejército de víctimas del mundo moderno va a llenar las urnas de votos de extrema derecha en las elecciones europeas del 9 de junio. Ofendidos del mundo, uníos, claman Meloni, Le Pen, Abascal y compañía. El panorama tras las votaciones puede ser desolador porque no hay muchas cosas peores que un victimista con poder. Las cenizas que dejó el nazismo en el continente son buena prueba. Esta época no está inventando nada, después de todo.

¿De dónde nace ese victimismo que tan bien articulan los fascismos de nuevo cuño? ¿De dónde bebe ese rencor? La base material de la privilegiada vida en el continente lleva años siendo golpeada. Somos la primera generación que va a vivir peor que sus padres, lamentaban los jóvenes en la larga crisis de 2008. Sigue siendo cierto. Los estudios ya no garantizan un empleo digno para toda la vida; acceder a una vivienda en óptimas condiciones es a veces una quimera; tener el dinero suficiente para calentar la casa en invierno, una preocupación. La base industrial sobre la que reposaba el bienestar europeo se evapora ante la competencia amiga estadunidense y el desembarco chino. Las expectativas de vida están cambiando y el futuro ya no es lo que era. ¿De quién es la culpa?

Del capitalismo, por supuesto, responde la izquierda. Con razón. Un sistema maniaco-depresivo (la expresión es de Antón Costas, no precisamente anticapitalista) enfrascado en una suicida huida hacia adelante justo en el momento en que la crisis climática empuja a caminar hacia atrás. La explicación, con todo, quizá no sea suficiente.

De árabes, feministas y ecologistas, clama la extrema derecha, con eficacia. ¿Qué mensaje interesa más al statu quo? ¿Cuál es el que amplifican redes y grandes medios? Un muchacho de 23 años murió apuñalado el pasado fin de semana cerca de Bilbao. Los bulos empezaron a correr: un joven local muerto a mano de menores migrantes no acompañados. Hasta la policía vasca, que no es un derroche de antirracismo, tuvo que salir a aclarar que no era cierto, que los agresores no respondían a ese perfil y que, de hecho, la víctima era de origen extranjero. ¿Llegará esta rectificación a todos los que compartieron el bulo?

El victimismo de nuestros días no tiene apuro en volcar sobre el eslabón más débil su cargamento de ira y frustración. La presencia del Estado y sus mecanismos igualadores se diluye ante una iniciativa privada que exige cada vez más mercados –pensiones, sanidad, etcétera–, pero es más fácil culpar a los migrantes, a los que se acusa de acaparar ayudas sociales y cambiar la idiosincrasia local. De poco sirve recordar que el mermado Estado de bienestar europeo necesita su mano de obra para sostenerse. Al hombre de mediana edad se le mueve el suelo sobre el que camina y se revuelve contra el feminismo, que le puso patas arriba una vida que preveía más cómoda. El coche, ese pasaporte hacia la libertad y la virilidad, es demonizado en nombre de la crisis climática. Nos quieren pobres, castrados y quietos, llora el ofendido. Convertirse en víctima es una estrategia para legitimar la frustración provocada por lo que no es, a menudo, sino una pérdida de privilegios. Una forma de cargar sobre los de abajo, que están peor, las penurias provocadas por los de arriba.

Los derechos humanos han existido desde hace muchos siglos antes de su reconocimiento jurídico, y aunque no eran nombrados de esa manera, se considera que muchas nociones, premisas, movimientos y reflexiones de personas y comunidades de aquellas épocas, iban encaminadas a proteger una sola cosa: la dignidad humana. Por ello, después de las atrocidades humanas en la Segunda Guerra Mundial es que se universalizan, como la base para la protección de la vida y dignidad de las personas en todos los territorios. Empero, parece que esta concepción se ha perdido no sólo para los estados-nación y quienes gobiernan, sino también para las personas que aún justifican las acciones emitidas hacia la población palestina.

Hay que recordar que la Organización de Naciones Unidas se creó bajo el compromiso político y social de resguardar la paz en el mundo, mediante este organismo y por los gobiernos que se sumaron y ratificaron este pacto. Sin embargo, su obligación internacional se ha visto cuestionada en las últimas décadas al permitir que países con control hegemónico y poder económico continúen invadiendo territorios que les conviene desconocer como gobiernos. Es importante reconocer que los estados-nación surgieron en Europa y como herramienta para la consolidación del sistema capitalista en América Latina, por lo que muchos de los territorios indígenas fueron invadidos, colonizados y destruidos desde su tejido social, invalidando sus costumbres, saberes, personas y relaciones con la tierra.

Ello significó la imposición de las lógicas de los gobiernos expansionistas y capitalistas en espacios donde la dignidad humana fue dañada, y que, ante la resistencia de los pueblos y comunidades originarias, se implantaron las guerras y los genocidios. De acuerdo con Amnistía Internacional, estos últimos son considerados como la matanza de personas, grupos y pueblos étnicos, raciales, religiosos u originarios que tienen como objetivo desaparecer totalmente (exterminar) a esta población, tal como sucedió durante el Holocausto, en Ruanda, Camboya, Bosnia y ahora Palestina.

Si bien, el delito de genocidio no tiene límite de tiempo para exigir justicia, con base en la convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad, la esencia no está en permitir que se concrete el genocidio y después solicitar justicia, sino prevenirlo e incidir para que se detenga la crueldad de estos crímenes. Por tanto, ¿hasta cuándo los países y los diversos organismos de la comunidad internacional se pronunciarán y actuarán para detener este genocidio en Palestina?

Pues, como dijera la activista chicana Gloria Anzaldúa, “cualquiera que sea la razón, nada justifica un acto de terrorismo, ya sea cometido por fundamentalistas religiosos, ejércitos privados o maquillado como una guerra de ‘justicia retributiva’” (Anzaldúa, 2015; p. 24). Para los poderes hegemónicos, siempre habrá razones suficientes para iniciar una guerra, un genocidio, la violencia hacia cualquier población que se resista a ser parte de sus intereses o que luche contra ellos; pero para la sociedad civil organizada, no podemos tener amnesia social sobre los crímenes internacionales, nacionales y locales cometidos por los países con poder económico. Por el contrario, tenemos que buscar siempre la forma de accionar para construir la paz, la comunidad y resistir colectivamente ante los sistemas de opresión que desean apropiarse de nuestros recursos, tierras y vidas.

Ahora que la situación de Palestina se ha recrudecido y se ha visibilizado a gran escala de los actos de violencia que han sufrido desde hace varios años, debemos seguir protestando hasta que el cese de la guerra sea una realidad y exigir a los Estados-Nación que abonen a que esto sea posible, no sólo desde su participación en los organismos internacionales que no son acciones vinculantes, sino de la relación con los países que sostienen y financian la guerra en Gaza. ¿Hasta cuándo los gobiernos seguirán silenciados y apoyando el genocidio en Palestina? ¿Hasta cuándo los gobernantes seguirán sosteniendo un discurso de derechos humanos y construcción de paz para sus poblaciones, mientras que son ciegos y sordos ante el sufrimiento de las víctimas de las violaciones graves a derechos humanos de su país y Palestina?

Que la violencia y el fuego cese para la población palestina donde se respete la dignidad humana, se haga justicia para quienes perpetúan estos crímenes y violaciones graves a derechos humanos, para que la paz y la libertad sea una realidad para las víctimas en Palestina.

Hace unos días, seguidores de Xóchitl Gálvez acusaban a maestras y maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de ser enviados por el Presidente para impedir una concentración política en el Zócalo. Días después, sectores afines a la 4T han señalado a la CNTE como grupo que termina por beneficiar a la derecha. Ambas posiciones coinciden en estar ancladas en una disputa esencialmente electoral, donde todo programa, exigencia y proyecto puede generarse únicamente mediante el filtro partidista.

No obstante, la realidad es distinta. Si observamos con mayor calma, es posible ver cómo la actual irrupción del magisterio democrático en el debate público muestra tres cuestiones importantes para pensar el porvenir de nuestro país: a) el campo popular, sus agendas de cambio y proyectos políticos desbordan o incluso existen y se desarrollan por fuera del sistema de partidos; b) el cumplimiento integral de las promesas electorales del progresismo no se puede lograr con una sociedad desmovilizada y c) el sistema educativo nacional se encuentra en un momento crucial, cuyo rumbo dependerá de la relación entre gobierno y organizaciones magisteriales.

La jornada de movilización docente, iniciada el 15 de mayo, es una respuesta al conjunto de problemas que enfrenta el magisterio nacional, de orden administrativo, laboral y profesional. Éstos se derivan tanto de políticas neoliberales de gobiernos anteriores, como de una ley educativa vigente que, pactada en su momento por Morena y los partidos de la oposición, dejó vivo el régimen de excepción laboral y un conjunto de dispositivos de política que no favorecen su desarrollo profesional y con ello dificultan la consolidación de un sistema educativo más favorable a millones de estudiantes. Entre otras cosas, la CNTE busca la derogación de la ley de Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (Usicamm), debido a los efectos nocivos que ha tenido sobre su trayectoria docente, un incremento salarial que le permita contrarrestar la precarización laboral del gremio y la abrogación de la ley del Issste de 2007.

Un lugar común en ambos lados de la perspectiva partidista es que las maestras y maestros movilizados anteponen sus requerimientos gremiales a las necesidades educativas del país, olvidando el principio básico de que las condiciones laborales docentes son también las condiciones de aprendizaje de los estudiantes. Aunado a la precarización laboral, comunidades educativas han tenido que enfrentar en su trabajo cotidiano problemas de infraestructura educativa, una cantidad de estudiantes por docente mucho mayor que países de la OCDE, falta de acompañamiento pedagógico, sobrecarga de trabajo, inseguridad, etc. La mejora paulatina de dichas condiciones se ha logrado históricamente a pulso de organización política y movilización, donde docentes han tenido que luchar no únicamente contra los mecanismos de control sindical y el poder político, sino también con una permanente campaña de desprestigio e información imprecisa, impulsada con ahínco en los gobiernos del PRI y el PAN.

Al parecer, dicha tendencia ha sido recuperada por ciertos cuadros de la 4T desvinculados de la trayectoria de la izquierda social, quienes afirman que la CNTE no tiene motivos para movilizarse, ya que este sexenio ha sido escuchada por el gobierno, en contraste con sexenios pasados, cuando maestras y maestros eran objeto de represión sistemática. Sin embargo, la historia es más compleja. A lo largo de seis años, los acercamientos y reuniones de trabajo entre representantes del gobierno y representantes docentes, no han llevado al cumplimiento íntegro de los acuerdos suscritos, como ha sido ampliamente documentado. Para lo que sí han resultado útiles dichos encuentros, ha sido para construir la percepción pública de que al magisterio se le han resuelto sus necesidades laborales y con ello se ha logrado disminuir la atención social respecto al conjunto de problemas que aún persisten en el sector educativo.

Dado que pese a encuentros, acuerdos y anuncios mediáticos, los problemas estructurales e institucionales señalados han persistido durante años, el magisterio democrático ha optado por la movilización, superando ese anclaje partidista de dos grandes polos en los cuales se busca encuadrar al debate político nacional. El magisterio entiende bien que las promesas de cambio del progresismo corren el riesgo de ser letra muerta en tanto no se activen movimientos y organizaciones autónomas que impulsen una correlación de fuerzas favorable a los intereses y necesidades de las poblaciones, las comunidades educativas y los estudiantes.

La movilización de la CNTE resulta fundamental en una coyuntura donde, en consonancia con un proyecto global de restauración conservadora, la oposición partidista busca impulsar nuevamente una visión gerencial sobre el sistema educativo nacional, cuyo análisis de la problemática y los resultados educativos son esencialmente didactistas y en los cuales la autonomía del magisterio no tiene lugar. A su vez, pese a cierto cambio de rumbo impulsado por la 4T en torno a la problemática de enseñanza, la plataforma de Morena ha presentado un proyecto educativo en el cual coexisten remanentes del sentido común neoliberal en educación, con elementos de ruptura respecto a dicho orden.

La profundización de un cambio educativo, en clave progresista sólo puede venir de la mano de un diálogo productivo entre gobierno y magisterio. Para lograr dicho diálogo y poder llevar a tierra un proyecto que profundice perspectivas educativas de cambio, constituye un piso mínimo el garantizar condiciones laborales dignas y un esquema de carrera favorable al desarrollo profesional de maestros y maestras.

* Politólogo X: @MaurroJarquin

Al comenzar 1920 el gobierno de Venustiano Carranza enfrentaba un panorama complicado. Ese año habría elecciones presidenciales. Los dos más fuertes candidatos eran los generales Álvaro Obregón y Pablo González. Ninguno de los dos era bien visto por el jefe del constitucionalismo, quien estaba convencido de que había qué cerrar el paso a los militares y llevar a un civil a la Presidencia. Impulsaba la candidatura de Ignacio Bonillas, embajador de México en Washington y cercano colaborador del presidente. En enero, Carranza pidió a Pablo González declinar en favor de Bonillas, pero el general se negó y, sintiéndose traicionado, rompió con su antiguo jefe. Carranza perdió así a sus dos principales brazos militares.

Entre tanto, Obregón, quien había comenzado su campaña presidencial, recorría el país consiguiendo apoyos, tejiendo amarres y sellando pactos con los principales jefes militares, en previsión de que Carranza intentara sacarlo a la mala de la contienda.

El tiempo apremiaba para el presidente. Las elecciones tendrían lugar el primer domingo de julio. Construir una candidatura ganadora, con un aspirante tan poco conocido y sin carisma como Bonillas frente a uno tan fuerte, con tantos apoyos y amarres como ya traía Obregón, aunado a su carisma, era prácticamente imposible. Carranza decidió jugarse el todo por todo. Usaría al aparato estatal y jugaría en los márgenes que la ley le permitiera para impedir el triunfo de Obregón.

Las cosas se complicaban cada vez más para Carranza, quien lejos de pactar con Obregón, dobló su apuesta. Como pintaban las cosas, era probable que al cerrarse los espacios legales el segundo se rebelara. El presidente sabía que el principal bastión de Obregón sería Sonora, por lo que procedió a bloquear un posible levantamiento armado en esa entidad. El pretexto que utilizó para enviar una fuerte columna militar de 8 mil hombres desde Chihuahua fue un posible levantamiento yaqui. El gobernador Adolfo de la Huerta hizo intentos desesperados para detener la invasión, escribió a Carranza que detuviera la columna, le anunció que iría a la ciudad de México y se rendiría. Carranza no cedió. El 9 de abril le escribió que, si se resistía al ingreso de las tropas federales, lo tomaría como una insurrección y una ruptura del pacto federal.

No había marcha atrás. Era una partida a vencer o morir. Carranza, consciente del poder que tenía como jefe del Estado mexicano, estaba seguro de ganar. Los mandos sonorenses, encabezados por De la Huerta y Plutarco Elías Calles, no iban a dejar solo a Obregón. El 13 de abril, Sonora se rebeló. El 23 de abril, proclamaron el Plan de Agua Prieta, con el cual desconocieron a Carranza, nombraron a De la Huerta jefe del ejército rebelde y llamaron a los gobernadores a unirse al levantamiento.

La rebelión de Agua Prieta encontró un eco que Carranza no esperaba. No sólo no previó que la lealtad de los jefes militares no estaría con el Presidente de la República, quien era su jefe formal, sino con su jefe real, con el militar que los había conducido con éxito al triunfo de la Revolución, que los había acompañado en las difíciles batallas, compartiendo con ellos los sinsabores y la alegría de los triunfos, quien era además un mutilado de guerra. Carranza no podía competir con Obregón por el corazón de los jefes militares. Menos podía pretender tener su apoyo si quería hacerlos a un lado y sustituirlos por los civiles. El ejército, un ejército popular victorioso, no podía permitir que, una vez obtenido el triunfo, se le hiciera a un lado en la reconstrucción del país. Nadie tenía más derecho que los barones de la guerra.

Mientras la rebelión de Agua Prieta se ponía en marcha, Obregón, de manera peliculesca, escapó de la ciudad de México el 13 de abril de 1920 disfrazado de ferrocarrilero, se refugió con los jefes zapatistas con los que había establecido alianzas y llegó a Guerrero, donde el gobernador, Francisco Figueroa, partidario suyo, lo alojó. Cuando se enteró de que sus paisanos se habían insurreccionado, se sumó a la rebelión. La revuelta se propagó como reguero de pólvora. Los cuatro mandatarios obregonistas (Pascual Ortiz Rubio en Michoacán, Enrique Estrada en Zacatecas, Francisco Figueroa en Guerrero y Carlos Greene en Tabasco), se levantaron en armas. Uno tras otro los jefes militares y las guarniciones se pasaron del lado de los aguaprietistas. Fue tan fácil, que algún historiador le ha llamado la huelga de los generales, porque éstos se negaron a respaldar al presidente Carranza, como era su deber, y se sumaron a los rebeldes.

Carranza se quedó prácticamente solo. El 2 de mayo se levantó contra él Pablo González. Los únicos generales que seguían fieles, con mando de tropas, eran su yerno Cándido Aguilar, en Veracruz; Francisco Murguía, quien llegó de Tampico a la ciudad de México, y Manuel Diéguez, quien fue apresado por sus propios hombres. El 5 de mayo, Carranza emitió un manifiesto que fue una especie de testamento político. En él, expresó que su intención siempre fue que hubiera una transmisión pacífica del poder, poniendo fin a la serie interminable y vergonzosa de cuartelazos que venían registrándose en la historia.

En la parte final de su manifiesto, con enjundia, nuevamente apareció el Venustiano Carranza que no se doblegaba ante la adversidad. Sofocaría la rebelión y haría respetar la autoridad del gobierno. Sin embargo, no pudo hacerlo. El 7 de mayo salió por tren de la ciudad de México rumbo a Veracruz. No pudo llegar a su destino. Fue atacado y obligado a seguir a pie por la sierra de Puebla. En Tlaxcalantongo, fue asesinado el 21 de mayo de 1920.

La geopolítica se encuentra en una encrucijada: ¿se unirá el mundo para enfrentar retos comunes; se dividirá en bloques encabezados por Estados Unidos y China, o se precipitará en una desastrosa guerra mundial? Los tres desenlaces son posibles; sin embargo, sólo el primer camino –la unidad global– servirá en verdad a las necesidades humanas. Los estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se reunirán en la sede del organismo el 22 y 23 de septiembre en la llamada Cumbre del Futuro. Es un momento vital para que lo gobiernos vuelvan a comprometerse con la unidad global conforme a la Carta de la ONU.

Estados Unidos, encabezado por el entonces presidente Franklin D. Roosevelt, condujo a la creación del referido organismo al final de la Segunda Guerra Mundial. El propósito principal, según se expresa en la Carta de la ONU, es salvar a las próximas generaciones del flagelo de la guerra. La ONU aspira a implantar un sistema de seguridad colectiva basado en el derecho internacional. El Consejo de Seguridad fue creado como el lugar donde la paz global sería protegida y preservada.

Sin embargo, poco después de la creación de la ONU, el mundo cayó en una guerra fría entre las dos superpotencias nucleares, Estados Unidos y la Unión Soviética. Muchas guerras regionales fueron, en realidad, conflagraciones subrogadas por las dos superpotencias. No obstante, Naciones Unidas ayudó a evitar un retorno a la guerra global, y proporcionó un marco esencial para limitar la carrera armamentista nuclear y evitar una caída accidental o deliberada en el Armagedón nuclear. La diplomacia de la ONU tuvo un papel esencial, por ejemplo, en resolver de manera pacífica la crisis de los misiles en Cuba, en octubre de 1962.

El mundo pudo haber avanzado hacia la unidad global después del fin de la guerra fría, en 1991, pero Estados Unidos escogió una estrategia errónea. En vez de acogerse al derecho internacional y a la Carta de la ONU, hizo casi lo opuesto. Decidió que, como única superpotencia mundial, ahora encabezaría al mundo por fuera del derecho internacional.

Esa elección, que resultaría desastrosa, fue hecha explícita por los llamados neoconservadores, grupo de administradores de políticas e intelectuales públicos estadunidenses, quienes proclamaron la hegemonía estadunidense (a veces llamada dominio de espectro total), en contraste con el derecho internacional basado en la ONU. Los neoconservadores promovieron el Proyecto para un Nuevo Siglo Estadunidense (PNAC, por sus siglas en inglés). El documento esencial del proyecto, titulado Rebuilding America’s Defenses ( Reconstrucción de las defensas de Estados Unidos, septiembre de 2000), se volvió una especie de mapa de ruta de la política estadunidense en adelante.

El mapa de ruta concibe a Estados Unidos como el policía del mundo, el único policía. Llama a esto funciones de guardia y visualiza guerras locales dirigidas por su país. Rechaza explícitamente el papel de Naciones Unidas, al declarar que: “Estas funciones de guardia son mucho más complejas que las tradicionales ‘misiones de paz’ y tienen mayor probabilidad de generar violencia. Para empezar, exigen el liderazgo político de Estados Unidos, más que de Naciones Unidas… Tampoco puede Washington asumir una postura de neutralidad semejante a la de la ONU; la preponderancia del poderío estadunidense es tan grande, y sus intereses globales tan extensos, que no puede pretender ser indiferente al resultado político en los Balcanes, el golfo Pérsico o incluso cuando despliegue fuerzas en África”.

Estados Unidos ha seguido este mapa de ruta hasta ahora en varias guerras desastrosas y con la presencia a largo plazo de tropas estadunidenses, con inclusión de Kosovo (de 1999 a la fecha), Afganistán (2001-2021), Irak (de 2003 a la fecha), Siria (de 2011 a la fecha) y Libia (de 2011 a la fecha).

La estrategia hegemónica estadunidense también dio pábulo a la guerra en Ucrania, la cual surgió por el deseo de Washington, expresado en la década de 1990 e implementado de 2008 en adelante, de llevar a Ucrania a la OTAN. Cuando el entonces presidente ucranio Viktor Yanukovych optó por la neutralidad en vez de la afiliación a la OTAN, Estados Unidos conspiró para ayudar a derrocarlo, en febrero de 2014. Desde entonces se ha desatado una guerra subrogada entre Rusia y la OTAN, en la que Ucrania ha sido el campo de batalla y la víctima principal.

La política exterior estadunidense va directamente en contra del multilateralismo de la ONU. La Casa Blanca elige con frecuencia no regirse por el derecho internacional. A menudo interpone su veto contra medidas adoptadas por otros miembros del Consejo de Seguridad, y con mucha frecuencia vota contra grandes mayorías en la Asamblea General, y luego hace caso omiso de las votaciones en las que toma el lado perdedor. De hecho, el país tiene la puntuación más baja del mundo en un nuevo índice del multilateralismo basado en la ONU. El llamado orden basado en reglas, favorecido por Washington, se refiere a las reglas que Washington quiere, no a las acordadas por los estados miembros de Naciones Unidas.

El problema con el enfoque estadunidense es que se basa en una peligrosa falacia: ¡que un país con 4.1 por ciento de la población mundial puede imponer las reglas al otro 95.9 por ciento de la población!

Después de 1991, los neoconservadores creían que Washington tenía el poder para imponer su voluntad, lo quisieran o no los demás. También parecían creer que el resto del mundo ansiaba el liderazgo estadunidense. En realidad, la mayor parte del mundo favorece una idea muy distinta: la no interferencia en sus asuntos internos. ¡No quieren que Estados Unidos se inmiscuya con sus gobiernos, los combata o trate de derrocarlos!

Estos son los temas esenciales que los 193 estados miembros de la ONU considerarán en la Cumbre del Futuro. Este puede ser un momento decisivo para la paz mundial… si Estados Unidos reconoce que en la década de 1990 adoptó una política exterior profundamente fallida. El mundo anhela un multilateralismo en el que las grandes potencias, en especial Estados Unidos, China y Rusia, restauren la diplomacia y la cooperación pacífica entre ellas y con el resto del planeta. El mundo anhela una paz en Medio Oriente basada en la solución de dos estados. El mundo anhela un multilateralismo basado, no en la hegemonía, sino en el derecho internacional y en la seguridad colectiva. En un mundo así, las bases militares en el extranjero y alianzas como la OTAN tendrían un papel mucho menor, en tanto que los pacificadores de la ONU tendrían un papel mucho mayor. De hecho, las bases militares en el exterior deberán desaparecer por completo, a medida que el verdadero multilateralismo asuma el control.

Los próximos 25 años pueden ser un periodo de paz, de rápido avance tecnológico, con sustentabilidad ambiental y en el que se toque el fin de la pobreza, si nos regimos por la Carta de la ONU e invertimos nuestros recursos en la paz y el desarrollo sustentable, en vez de en la guerra.

* Jeffrey D. Sachs es profesor universitario y director del Centro para Desarrollo Sustentable en la Universidad Columbia, donde dirigió el Instituto de la Tierra de 2002 a 2016. Ha sido consejero de tres secretarios generales de la ONU y actualmente es abogado de los Objetivos de Desarrollo Sustentable con el secretario general Antonio Guterres. Es autor de varios libros, el más reciente A New Foreign Policy: Beyond American Exceptionalism (2020).

Publicado originalmente en New World Economy

Traducción: Jorge Anaya

Es a partir de su correspondencia, que Sigmund Freud tiene con Fliess el Proyecto de una sicología para neurólogos.

Las cartas 39 y 52 son el puente con La interpretación de los sueños y el Block Maravilloso, que Freud recurrió a modelos metafóricos que no estaban tomados de la lengua hablada, de las formas verbales, ni siquiera de la escritura fonética, sino de una grafía que no está nunca sometida, como exterior y posterior a la palabra.

Se produjo entonces un movimiento desconocido para la filosofía clásica, entre el implícito y lo explícito. Desde Platón y Aristóteles no se habían dejado de ilustrar mediante imágenes gráficas las relaciones de la razón y la experiencia, de la percepción y la memoria, pero jamás se había reafirmado una confianza en el sentido de un término conocido y familiar: una archiescritura y el espaciamiento en general.

Estos escritos se encontraban sumergidos en medio de un alud de trabajos sobre las funciones del yo; Jacques Derrida emerge con una triangulación entre sujeto, conocimiento y luz, que ya no podrán quedar contenidos en un concepto.

Descripción, no definición y utilidad en el sentido de una aproximación capaz de producir un reconocimiento, un horizonte de comunicación, que sitúa al lenguaje como el lugar en que podemos experimentar la presencia y la ausencia. El Fort-Da aparece-desaparece del Más allá del principio del placer.

Cercanía y distancia.

Derrida elige una experiencia subjetiva. Enigma metafórico que trata de expresar el correlativo misterio de un punto de vista que se coloca del lado del sujeto, como gesto decisivo, culminación y moderno comienzo de un viaje, en el que el viajero creerá elegir el camino mientras él mismo no se percate de que es él mismo el efecto del viaje.

Escribir sobre Jacques Derrida está siempre expuesto a modificaciones y fluctuaciones, puesto que lo que siga escribiendo transformará de una u otra manera su obra, máxime cuando lo que se propone es mostrar la imposibilidad, el error radical que supone toda voluntad ideal del sistema. Derrida rechaza cualquier tipo de centralidad, de fijeza.

A la puntualidad y continuidad del tema, a la coagulación del concepto, opone el juego diseminado del texto; la múltiple condensación dinámica del haz del tejido: Un poco de cruce histórico y sistemático, que es, sobre todo, la imposibilidad estructural de cerrar esta red, de interrumpir su tejido, de trazar en él una marca que no sea nueva.

Con Derrida, la filosofía lejos de ser un discurso lineal y expresivo, dominado por el querer decir, se muestra como algo que de hecho nunca ha dejado de ser: texto o escritura que no se dejan regir por la ley del sentido, del pensamiento y del ser, sino que se despliega en la heterogeneidad del espacio y del tiempo, en un lenguaje múltiple, diseminado en una serie infinita de renvío de significantes: el sicoanálisis puede ser otra forma de trabajo diferente del método científico o el lógico deductivo. Un discurso deducido de una dispersión, técnica práctica, de intervención activa e innovadora en la literatura.

Para Jacques Derrida el ser no está dominado por la idea de presencia. Las categorías indisociables y complementarias de la representación.

Pensar es representar. Relación de la representación con lo representado.

El representar no es percibir lo presente a cuya desnudez pertenece el percibir mismo, como una clase de presencia en el presente desnudo.

El representar no es ya desnudarse, sino captar y comprender…




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