John Saxe-Fernández
Estos últimos días se han concentrado en el intento del presidente
Trump de iniciar una guerra comercial a gran escala, con especial
dedicación a nuestro país que, junto con Canadá, tiene aún vigente el
tratado que conocemos como T-MEC y que entró en vigor en 2020 para
sustituir, a instancias de Trump, al TLCAN, el peor acuerdo comercial jamás hecho
, segun él.
Como señala Julián Bilmes, “Trump lograba su objetivo estratégico de
reformar el TLCAN, e incluso de cambiarle el nombre, en una hábil
maniobra de marketing político (Julian Bilmes, T-MEC, un Nafta 2.0
XXI jornadas de Geografía, UNLP, del 9 al 11 de octubre de 2019).
Aunque Trump promete una vez más salvar la industria manufacturera
estadunidense y recuperar empleos rescribiendo un acuerdo comercial con
México y Canadá
(Katie Lobosco, Trump quiere renegociar su propio acuerdo comercial con México y Canadá
,
CNN, 14/10/24), la imposición de aranceles sería el fin de ese tratado,
por lo que habría que preguntarse si su deseo profundo es deshacerse
del mismo.
Tratados de libre comercio asimétricos son parte de una añeja práctica imperial elaborada bajo el fuerte impacto de la abundante y exasperante hipocresía británica, un viejo artilugio que forma parte de la diplomacia imperialista inglesa para conservar su hegemonía, ofreciendo tratados comerciales a las ex colonias con un leve favoritismo para mantenerlas bajo su control.
El TLCAN y el T-MEC son creados por las élites financieras, económicas y políticas, e impuestos a las clases dirigentes subordinadas, en este caso de Canadá y México.
Como lo expresé en un artículo para la revista Nueva Sociedad, conceptos como presidencia imperial
y su relación con el capital monopólico, o la noción de imperio
resultan más adecuados para describir y explicar estos mecanismos de integración
comercial y energética… Después de todo, ¿qué es lo que distingue a un
imperio de una alianza o un tratado de libre comercio? La inequidad de
poder, recursos e influencia es lo que distingue a un imperio de una
alianza –aunque los tratados de alianza a menudo formalizan o sirven de
disfraz para una estructura imperial o llanamente imperialista– (ver
Saxe-Fernández, México-EU: seguridad y colonialidad energética
Nueva Sociedad, #204, julio-agosto de 2006 ).
Utilizo el concepto de Presidencia Imperial en el sentido que le da el historiador Arthur Schlesinger Jr. ( The Imperial Presidency, Houghton Mifflin, 1973) para referirse a la enorme la enorme concentración del poder en la presidencia excediendo sus límites constitucionales , invocando poderes de guerra que son prioridad del Congreso.
En su excelente texto La derrota de Occidente (Ediciones Akal, México, junio de 2024), Emmanuel Todd señala que EU se está jugando mucho en la actual coyuntura: Su
dependencia económica del resto del mundo se ha tornado inmensa; su
sociedad se está desintegrando. Estos dos fenómenos están relacionados
.
EU es el único país avanzado que experimenta un descenso general de la
esperanza de vida, mientras aumenta la mortalidad entre los blancos de
45 a 54 años debido al alcoholismo, el suicidio y la adición a los
opiáceos.
En 1928, su producción industrial representaba 44.8 por ciento de la producción mundial, para 2019 había caído a 16.8 por ciento.
También, señala Todd, el declive estadunidense en la producción de bienes tangibles tiene su reflejo en la agricultura, pues tras la entrada en vigor del TLCAN este rubro sufrió un proceso de concentración, especialización y deterioro.
Opositores al tratado dentro de Estados Unidos argumentan que se han perdido cerca de un tercio de los empleos manufactureros en los estados de la región del Medio Oeste, fenómeno que se ha denominado Rust Belt (Cinturón del óxido), a raíz de la desindustrialización, producto de la deslocalización productiva de crecientes segmentos de las cadenas industriales tradicionales. (Bilmes)
Este tipo de propuestas son presentadas por Trump con la idea de rescatar a los trabajadores estadunidenses, pero como dice en entrevista el sociólogo William I. Robinson: “Trump no puede representar los intereses de los trabajadores y del capital al mismo tiempo… El trumpismo elimina las barreras restantes a la acumulación desenfrenada de capital, culminando la contrarrevolución neoliberal ( Periódico Epohi, 29/1/25, Rebelión.org).

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