Metodología
Participaron 2 mil 561 personas, así: X (Twitter), 201; Facebook, 248;, El Foro México, 233; Instagram, 141; Threads, 138 y YouTube, mil 600. Utilizamos la plataforma SurveyMonkey. Enseguida, algunas opiniones.
X (Twitter)
Se está trabajando mucho enfrentando a los criminales por varios frentes y el tejido social va mejorando.
@ArielVlez /Campeche
Ha mejorado la seguridad al menos en la CDMX, a pesar de que las alcaldías no hacen su trabajo, como la Benito Juárez.
@Celi /Toluca
Veo cada día al menos un asalto a plena luz del día.
@ch_pizano /Ciudad de México
Hoy me siento más seguro.
@Javier Vieyra /Celaya
Los números que reportan en las mañaneras no se reflejan en lo local.
Gustavo Meneses/Morelia
Y las alcaldías, ¿qué están haciendo para reducir el índice delictivo? Ejemplo, en la alcaldía Cuauhtémoc continúan los robos de autopartes y otros delitos y no hacen nada al respecto.
Alejandro López/Ciudad de México
Salgo sola, tomo uber, taxi, trolebús, cablebús, metro, camino, etcétera, y no me siento amenazada por el peligro.
Delia Castro González/Ciudad de México
El Foro México
Se lleva a cabo un gran esfuerzo por regresar la seguridad a los mexicanos, y los números y acciones nos dicen que están trabajando en el camino correcto, sólo falta esperar un poco para percibirlo en todo el país.
Andrés Gutiérrez/Tijuana
Ha mejorado, pero hace falta mucho por hacer.
Jaime Pérez/Cuautitlán
Los números no mienten. Es cierto que han mejorado los indicadores, pero también es cierto que en la percepción también influye la comunicación de lo logrado y las tendencias a la baja de los indicadores. En la comunicación sí estamos fallando un poco.
Frank Carlos Richards Macola/Chetumal
Se puede mejorar, pero me siento más seguro que con los prianistas.
Víctor Ramos/Ciudad de México
Es evidente el trabajo realizado. La detención de capos y extorsionadores, el cierre de laboratorios y la vigilancia permanente han dado resultados. ¿Que todavía falta? Por supuesto, hasta que detengan a los capos gringos que “no existen”, según ellos, y hasta que la droga y la extorsión dejen de significar estupendos negocios... Al igual que la política reducida a su ámbito electoral, lamentablemente.
Hugo Carbajal Aguilar/Zacatepec
Desafortunadamente, la inseguridad no se puede acabar de un día para otro, va a costar trabajo, pero se ha visto el trabajo de la Secretaría de Seguridad.
Rebeca López/Toluca
Será un largo proceso. Pero la presencia del Ejército y Guardia Nacional está siendo un factor importante en la disminución de la inseguridad.
Roberto Carrasco/Nuevo Laredo
Threads
Tenemos la policía más corrupta, sigue el huachicoleo de gasolina, el cobro de piso… ¿Cuál mejoría?
Leticia Franco Alvarado/Ciudad de México
Aunque todavía falta mucho por hacer, la mejoría en seguridad es notoria.
Oscar López Beltrán/Querétaro
Parece que hay más trabajo de inteligencia y acciones más selectivas y precisas contra el crimen organizado, sin dar espectáculo innecesario.
Armando Pérez Torres/Ciudad de México
Ahí están los hechos, pero es un grandísimo reto para limpiar los años de pudrición del periodo neoliberal.
Jerónimo Santos/Pachuca
X: galvanochoa, Facebook: galvanochoa, TikTok: galvanochoa, Instagram: galvanochoa, Correo: galvanochoa@gmail.com
Hoy, por ejemplo, se realizará algo llamado Festival de la Libertad, auspiciado por Ricardo Salinas Pliego a través de sus empresas y derivados. Se realizará en la “Universidad de la Libertad” y en las invitaciones (https://goo.su/3tYyyIq) se muestran los logotipos de Itálika, Televisión Azteca, Totalplay, Banco Azteca, Seguros Azteca, Elektra y Total Protect (no aparece la razón social, si la tuviera, del despacho de abogados que está a punto de terminar en derrota la fatigosa jornada de casi 20 años eludiendo el pago de adeudos y ajustes fiscales).
Salinas Pliego tiene experiencia en el impulso de foros como La Ciudad de las Ideas, (gracias a las aportaciones de gobiernos como el de Puebla, entre otras) dirigido durante años por Andrés Isaac Roemer Slomianski, quien viajó a Israel a refugiarse luego que le estallaron diversas acusaciones de abusos sexuales. Ahora, en esta especie de Ciudad de las Ideas de la Libertad, su lista de expositores está por debajo de la pasarela que suele convocar la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en su versión mexicana.
Esta vez estarán el chileno Axel Kaiser Barents-Von Hohenhagen; la brasileña, con relaciones familiares argentinas, Sandra Bronzini; la tapatía Mariana Benavides; el provocador español traído a México para ser propagandista de Salinas Pliego, Javier Negre; el argentino mileista y adverso a Eduardo Verástegui, Nicolás Márquez, y el mexicano Tumbaburross.
Eduardo Verástegui, a su vez, fue rudamente desplazado de la coordinación y principal protagonismo de la citada CPAC, un foro impulsado por Donald Trump que había anunciado la realización de una sesión internacional en México durante los días 15 y 16 del presente mes. Dado que el neocristero mexicano se permitió criticar de manera oportunista y ácida a Javier Milei a unas horas de las elecciones argentinas, en que parecía encaminado a una derrota, el mando central, que es Trump, canceló dicha conferencia.
Verástegui, que retomó su faceta de cantante para tratar de eludir las explicaciones sobre el golpe recibido, organiza ahora una “Cumbre Viva México”, a realizarse el 16, aunque sin el elenco esperado en la CPAC sino otro de menor calibre. A un encuentro de políticos conservadores en la residencia de Trump en Florida, en cambio, fue invitado Juan Iván Peña Neder, dirigente de México Republicano, agrupación que aspira a constituirse en partido político nacional. Según lo que se ha difundido, Peña Neder quedaría a cargo de la representación de CPAC en México.
Otro segmento de derechas, ultraderechas y conservadores en general está impulsando la manifestación y marcha que el próximo 15 tratará de llegar al Zócalo, con expresas intenciones de causar destrozos e incendios como sucedió en Nepal recientemente. Se usa la etiqueta de la generación Z y el emblema de un personaje de la historieta gráfica (manga) One Piece.
Al respecto, un navegante habitual en Internet, Ayax, encontró y publicó que la principal cuenta impulsora de estas protestas, @generacionz_mx, tiene relación con Monetiq, una agencia empresarial de creación y difusión de contenidos en Internet y que, a la vez, el domicilio de esta firma es el mismo que en otros documentos dio a conocer el político identificado con el PRI, aunque con variaciones, José Alfredo Femat Flores. Ayax tiene cuenta en X: @pincheayax; un correo electrónico de servicio periódico a suscriptores –newsletter– “Internet me está consumiendo” y publicó lo siguiente: https://goo.su/22zpj). ¡Hasta el próximo lunes!
X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
latinomayor al de Japón
De acuerdo con La Jornada (Braulio Carbajal y Julio Gutiérrez), con base en los citados informes “las remesas acumularon seis meses consecutivos de caídas anuales, luego de que en septiembre se registrara el ingreso de 5 mil 215 millones de dólares, una disminución de 2.7 por ciento respecto a los 5 mil 358 millones de dólares reportados en igual mes de 2024. El monto acumulado de los ingresos por remesas en el periodo enero-septiembre ascendió a 45 mil 681 millones de dólares, una caída de 5.5 por ciento frente a los 48 mil 360 millones de dólares registrado en el mismo lapso del año pasado”.
Sin embargo, los caprichos del KKK que despacha en la Oficina Oval no han calado en el peso económico de los llamados “latinos” (la mayoría de origen mexicanos) en Estados Unidos, y de ello da cuenta el más reciente reporte de Latino Donor Collaborative, dirigido por Ana Teresa Ramírez Valdez, que complementa la información por ella divulgada en abril pasado en Palacio Nacional, que incluye “escenarios macroeconómicos que cuantifican los costos de la deportación masiva” y confirma que “los trabajadores latinos siguen siendo esenciales para la competitividad de Estados Unidos”, del que se toman los siguientes pasajes:
Los mexico-estadunidenses representan más de 75 por ciento del producto interno bruto latino en California, Texas, Illinois y Arizona: 1.6 billones de dólares del PIB provienen de inmigrantes de ese origen. Se proyectan rápidos crecimientos hasta 2030 en estados importantes como California y Texas, y un crecimiento porcentual excepcional en los estados del Medio Oeste y del Atlántico Medio estadunidenses, además de tendencias de consumo y sectoriales, con la manufactura como principal motor, que alcanzan 547 mil millones de dólares, con un fuerte crecimiento real. El informe también modela la reducción de la inmigración, y prevé pérdidas de PIB duraderas y una mayor relación deuda/PIB si las deportaciones persisten.
La economía latina en Estados Unidos supera actualmente 4 billones de dólares, impulsando el crecimiento en la manufactura, la creación de empresas y la expansión de la fuerza laboral. Sin embargo, las deportaciones masivas podrían reducir el PIB en 0.8 por ciento. Expulsar a 10 por ciento de los trabajadores indocumentados anualmente durante una década reduciría el PIB en 3.3 por ciento y los salarios en 1.7 por ciento. La economía latina no sólo está creciendo, sino que también está fortaleciendo la resiliencia de Estados Unidos.
Sin la participación de la fuerza laboral de los latinos, la tasa de dependencia de la tercera edad aumentará de 37 a 46 por cada 100 trabajadores para 2055. Con la inclusión de los latinos, la tasa disminuye a 32 para 2025 y a 42 para 2055, lo que demuestra cómo la población latina más joven sostiene la fuerza laboral y alivia la presión sobre los programas sociales.
En 2022, 5 millones 660 mil empresas propiedad de latinos representaron 16.3 por ciento de todas las empresas estadunidenses, generando casi un billón de dólares en ventas y empleando a 3 millones 800 mil personas. Estas empresas crecieron a un ritmo 2.5 veces mayor que el promedio nacional y representaron tres de cada 10 nuevas empresas creadas entre 2012 y 2022.
El PIB latino es similar al de Japón y Alemania, y supera al de India, Reino Unido y Francia, lo que da cuenta del creciente peso específico de la población latina en la economía estadunidense. En un informe previo, Latino Donor Collaborative reveló que 51 por ciento de la mano de obra en granjas lecheras de Estados Unidos es inmigrante; 46 por ciento de las empresas de la lista Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o sus hijos; 45 por ciento de la mano de obra en el procesamiento de carne es inmigrante; 29 por ciento en la construcción, 20 por ciento en manufactura y agricultura y 15 por ciento en educación y salud.
Con todo, al cavernícola KKK sólo le importa la cacería.
Las rebanadas del pastel:
La presidenta Sheinbaum está devastada: los golpistas peruanos la han declarado persona non grata. ¡Qué mello!
En cuanto a la vertiente legal del combate a la violencia de género, destaca que en el Código Penal Federal el abuso sexual comprende actos como tocamientos obscenos, obligar a presenciar actos sexuales o exhibir el cuerpo de la víctima y se sanciona con penas de seis a 10 años de prisión, pero en nueve entidades su tipificación penal no está suficientemente fortalecida y en cuatro no se cuenta siquiera con una definición clara del ilícito. Sin duda, estos vacíos jurídicos contribuyen a la cifra gris de casos que no son denunciados por temor o desconfianza en las autoridades. Si se considera que en lo que va del año se han abierto 25 mil 70 carpetas de investigación por abuso sexual y que éstas representan apenas una muestra de las agresiones, el panorama resulta escalofriante. Por ello, constituye un avance inestimable que se visibilice el problema y se ofrezca una propuesta para atajarlo, pero ese pequeño progreso se produce en medio de una situación asfixiante para millones de mujeres.
Que el tema regrese al centro del debate público debido al acoso sexual del que fue víctima la presidenta de la República evidencia el tamaño de esta lacra: como señaló la mandataria, si hasta ella se encuentra expuesta a estas agresiones, significa que ninguna mujer está a salvo de vulneraciones a su dignidad y a su espacio personal. El repudio a la misoginia y el machismo desde la sociedad, medios de comunicación y organismos tanto nacionales como internacionales puede verse como un reverso positivo del lamentable episodio, en tanto ha amplificado la voz de las mujeres y encendido lo que puede ser un nuevo ciclo de denuncia y saneamiento de todo tipo de instituciones.
Queda pues saludar la decisión de luchar frontalmente y con la fuerza de la ley contra un mal que suele ser minimizado, ocultado o relegado al ámbito privado; muchas veces, por el fundado temor de las víctimas a que hacerlo público redunde en más y peores actos de acoso. Por último, el abuso contra la titular del Ejecutivo y las discusiones a que ha dado pie recuerdan que el arribo a la Presidencia de la primera mujer en la historia no es un punto de llegada, sino de partida en la imperativa búsqueda de igualdad sustancial y de una vida libre de violencia para todas las mujeres.

En esa tesitura, denuncio lo que me sucedió el pasado lunes a las 8 de la mañana al intentar abordar el autobús en turno de la línea de conexión de Estrella Blanca con destino a Mixquiahuala, Hidalgo, en Tepotzotlán, estado de México; la empleada de la ventanilla argumentó que había boletos con descuento hasta las 11, tres horas después, negándome el beneficio como adulto mayor a pesar de exhibir la credencial actualizada del Inapam. Caminé 10 metros y me dispuse viajar en Servicios Coordinados, donde sí respetan los derechos sociales y humanos de los usuarios del transporte foráneo de pasajeros.
Dicho lo anterior, solicito la presencia inmediata de las autoridades en el lugar de los hechos para confirmar las evidencias y sancionar conforme a derecho la actitud artera, ruin y miserable de la compañía concesionaria.
Ante la posible argumentación de que se trata de un acto unilateral, espontáneo y generoso no obligatorio para las empresas de transporte público foráneo, muy respetuosamente pido a los diputados y senadores disponer lo necesario para legislar en la materia y garantizar este beneficio a más de 15 millones de adultos mayores del país.
Daniel Moctezuma Jiménez
Condena silencio de mujeres de derecha ante acoso a la Presidenta
Sobre las cuotas de género en la presentación de la nueva colección del Fondo de Cultura Económica, algunas mujeres de derecha que se disfrazan de feministas, si la ocasión les permite sacar raja política, exigían ferozmente la remoción de Paco Ignacio Taibo II y lo declararon enemigo de las mujeres y, específicamente, de las escritoras.
Ahora, ante los tocamientos inapropiados que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum esas mismas féminas ni se indignan, ni se manifiestan, ni se solidarizan y van todavía más lejos con su mezquindad, porque sostienen junto con su banda conservadora que pulula por las redes sociales, esparciendo su ponzoña, que los hechos fueron un montaje de la mandataria para desviar la atención de otros asuntos.
Cero sororidad y congruencia, ya que no hay mujer de derecha que pueda ser realmente feminista. La violencia de género existe en todos los ámbitos y niveles, basta con entrar a las redes y ver las cuentas de personajes públicos y de figuras políticas opositoras a la jefa del Ejecutivo federal que se burlan de lo sucedido y la revictimizan de diversas formas. Lo peor es que lo hacen con la certeza de la impunidad.
¿Hasta cuándo se tomará con la debida seriedad la violencia de género?
Sam Fouilloux
Solidaridad
Mi solidaridad para caminar por las calles de México. Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, todas siendo mujeres somos usted.
Lucía Palma
Profesores de la FCPS solicitan respuesta a director
Los profesores de asignatura de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) queremos, por este medio, instar al director a que dé respuesta inmediata y por escrito a nuestra petición de instalar una mesa de trabajo que atienda los problemas recurrentes que enfrentamos cada semestre: retraso en la firma y continuidad de contratos, pagos diferidos al final del semestre (en ingresos y reingresos), falta de pago de exámenes extraordinarios y negación de servicios básicos (como el resello de credencial, acceso a cursos y plataformas por no estar dados de alta), entre otros.
El 17 de octubre enviamos un correo electrónico sin recibir el acuse de recibido. Sabemos que el trabajo en línea y a distancia dificultan las comunicaciones y somos empáticos con ello; sin embargo, a través de esta carta, esperamos nos contacten por los canales previamente compartidos.
Profesores de asignatura de la FCPS UNAM. Responsable: Jacobo Alavez Medina
Piden reinstalación de miembro del sindicato del IMSS-Bienestar
Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo:
Las organizaciones, sindicatos e individuos aquí firmantes expresamos la inconformidad por el despido injustificado de María Belém Benítez López, secretaria de estrategia y fortalecimiento sindical del Sindicato Fuerza Independiente de Trabajadores de la Salud, Reg. 97/24, quien fue cesada de su trabajo por ejercer la defensa legítima de los derechos humanos laborales de las y los agremiados de IMSS-Bienestar.
Alto a la criminalización de la protesta, la persecución sindical, la violencia de género y por la defensa de la libre asociación, la libertad sindical, el acceso a un debido proceso y el respeto a los derechos de todos los empleados de IMSS-Bienestar y del país.
Pedro Hernández Morales, Filiberto Frausto Orozco, Armando Flores, Abel Corona Morales, Víctor Hugo López, Rodrigo García Elizalde, Ángeles Arellano Luján, Rosario Ortiz Magallón, Quetziquel Flores Villicaña y más de 240 firmas de organizaciones y sindicatos, así como mil 845 rúbricas individuales
Invitaciones
Documental El médico de pueblo: Salvador Nava y la resistencia civil
El sábado 8 de noviembre, a las 16:30 horas, el colectivo Canal 6 de Julio estrenará su más reciente documental "El médico de pueblo: Salvador Nava y la resistencia civil ".
El documental aborda las luchas de Salvador Nava Martínez, el médico de pueblo que se enfrentó al PRI para defender la democracia de San Luis Potosí. A través de testimonios y material de archivo exclusivo, este trabajo reconstruye la historia del movimiento navista y revalora la figura del doctor Nava como un símbolo de resistencia civil.
Auditorio del Centro Cultural Portales (Eje 7A Sur Zapata, esquina con Antillas, Colonia Portales. A tres cuadras del Metro Ermita, junto al Pilares Carlos Monsiváis)
Taller literario
Se extiende una cordial invitación al público en general a participar en el taller Los poetas malditos: sobre el paradigma de la poesía moderna, impartido por la doctora Diana Sofía Mendoza Santiago (Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa). Las sesiones serán por zoom los sábados a partir del 8 de noviembre de 13:00 a 15:00 horas. Habrá grabaciones para aquellas personas que no puedan asistir. Compartiremos material de lectura para trabajar durante las sesiones y se dará seguimiento mediante WhatsApp.
Para más información comunicarse al 5568540057 o escribir al Instagram: @herederasdeloculto.
La Mano de Cervantes librería, Librería Intellectum y Herederas de lo oculto organizan
| Opinión Pedro Miguel: Fanfarronadas y realidades Cuando no te declara
la guerra, Trump te manifiesta al menos su hostilidad. Con la excepción
del Reino Unido, de cuantos países ha mencionado el magnate en sus
discursos no hay uno solo que no haya sido blanco de amenazas,
groserías, acusaciones infundadas e intentos de extorsión.
Los que han sido tradicionalmente los más estrechos aliados de Washington –Canadá, los integrantes de la Unión Europea, Japón, Corea del Sur– han sufrido toda suerte de agresiones arancelarias; democracias mucho menos imperfectas que la de Estados Unidos, como la mexicana, la brasileña o la colombiana, padecen el acoso injerencista y la insolencia trumpiana, sea con el pretexto del narcotráfico o de fallos judiciales que no le gustan al presidente gringo, como el que condenó a prisión a su amigo, el golpista Jair Bolsonaro; de los gobernantes chinos y rusos, Trump oscila entre hablar pestes y elogiarlos; y aunque hasta ahora el amago de agresión militar sólo se ha concretado en Irán, Venezuela y Nigeria aparecen como blancos de posibles incursiones coloniales de la superpotencia. Entre esas naciones no hay más denominador común que la riqueza petrolera, por lo que la Casa Blanca ha debido construir pretextos variopintos: contra la primera, adujo que había que impedir que desarrollara armas nucleares, la segunda es acusada, en forma grotescamente inverosímil, de estar gobernada por un cártel que ni existe –el de “los soles”– y en el caso de la tercera, Washington ha pretendido interpretar la violencia y la inseguridad que en efecto sacuden a ese país como si se trataran de un “genocidio de cristianos”. En este escenario, todos los gobiernos del planeta tienen la ingrata tarea de analizar cuidadosamente un discurso deliberadamente confuso, delirante y equívoco, para determinar hasta qué punto las amenazas de agresión armada son reales y en qué medida se trata de la fanfarronería combinada surgida de la decadencia de un imperio y de su gobernante en turno; cuáles de los amagos son un mero punto de partida para negociar con ganas de arrancar concesiones a la mala y cuáles denotan, en cambio, pulsiones de saqueo, o necesidades internas de restructuración política, industrial y tecnológica, o bien huidas hacia adelante forzadas por la catastrófica ineficiencia gubernamental del propio Trump y la caída en picada de sus índices de aprobación. De las respuestas a tales interrogantes depende el diseño de las reacciones adecuadas ante el menos confiable de los interlocutores internacionales de nuestra época. Una cosa es segura: con todo y que preside una superpotencia y que tiene bajo su mando –al menos, nominal– la mayor maquinaria de destrucción del mundo, ni ésta ni la situación política interna le alcanzan al presidente estadunidense para hacer efectivas todas sus amenazas. En otros términos, el poderío militar de Washington carece de la capacidad para, por ejemplo, lanzar incursiones contra Nigeria y, al mismo tiempo, imponer un régimen títere en Venezuela y mandar a México equipos de operaciones especiales para capturar a unos narcos que, por lo demás, están siendo detenidos en forma mucho más eficiente por las autoridades nacionales y enviados por docenas al país vecino. Pero aunque el sentido común ayuda a entender, no basta para neutralizar a un tipo al que ese sentido no le hace ninguna falta. Salta a la vista, por ejemplo, que si el gobierno estadunidense invirtiera en salud mental, en inteligencia policial y en combate a la corrupción dentro de sus fronteras una pequeña fracción del dineral que se ha gastado en acosar al gobierno de Nicolás Maduro, lograría algún resultado en el combate a las adicciones y conseguiría, por lo tanto, un importante triunfo ante las mafias de los estupefacientes. De todos los amagos bélicos lanzados hasta ahora por el frustrado candidato a Nobel de la Paz, el más preocupante es el que tiene por blanco a Venezuela. Así lo indican las ingentes inversiones en curso en la modernización de aeropuertos y bases militares estadunidenses alrededor de la nación caribeña, así como en operaciones aéreas y navales de intimidación con barcos y submarinos de guerra, aviones de combate y bombarderos estratégicos. El escenario parece destinado a sustentar algo más que raids contra el propio Maduro, objetivos militares o infraestructura civil; hace temer, en cambio, la posibilidad de una invasión que no iría a buscar al presidente venezolano sino a tomar posesión de las reservas venezolanas de hidrocarburos y a la imposición de una administración colonial disfrazada de soberana. Una aventura semejante podría tener un efecto de triple desestabilización: en Venezuela, en la región y en el propio país agresor; y por más que Trump haya echado a miles de funcionarios sensatos para rodearse de incondicionales a modo que apoyan o dicen apoyar sus disparates, en Estados Unidos hay, aparte de los petroleros, intereses corporativos que se verían afectados y que aún conservan un peso considerable; tal vez el necesario para abortar una guerra. Ante tanta violencia
la sociedad se pregunta la razón ¿Qué nos está pasando?, parece
inquirir la gente. La respuesta sería la misma de siempre: nuestro
sistema de seguridad y justicia está colapsado. Su falta de
actualización, no proporcional con el desarrollo nacional, lo afectó
totalmente. Valga decir que el sistema en su conjunto es terriblemente
anacrónico.
El sistema debe entenderse como una cadena que inevitablemente debe enlazar a policías-fiscales-jueces-reclusorios. El sentir popular es que esa cadena, eslabón por eslabón, es insuficiente, ineficiente y corrupta. Eso es sabido desde siempre y es ya hace 40 años (1986) que se inició la institucionalización de la respuesta, la que corrió con poca suerte. Hoy, una vez más, ante sucesos extremos, Sinaloa y Michoacán, la sociedad no sólo está preocupada, sino justamente irritada. Demanda lo que es imposible ante la flaqueza del sistema, exige soluciones para hoy mismo, actitud que así debiera ser atendida, pero simultáneamente aceptarse que hubiera más, mucho más por hacer. Es por ello por lo que el recientemente anunciado Plan Michoacán será severamente juzgado. El gran sentimiento, la gran duda es que estemos viendo repetirse lo ya visto muchas veces: ante una crisis se aplican medidas paliativas impresionantes, así parece dominarse la crisis, pero en el fondo todo sigue igual. Véase el caso Sinaloa: a semanas de un incendio criminal, gran respuesta del gobierno; luego, esa crisis es opacada por otra, ahora viene Michoacán, mientras la violencia en Sinaloa sigue igual. Es un círculo perverso muy conocido: iguales causas, iguales efectos. Algún día aceptaremos que los problemas no se resuelven con prontismo ni con buenas intenciones, ni con programas coyunturales, pero reconozcamos que por hoy el gobierno no tiene con qué ofrecer una respuesta mejor. Como se mencionó, hace 40 años, se estableció un Programa Nacional de Seguridad Pública que pretendía institucionalizar estos servicios a nivel nacional, consolidando con altas metas a las fuerzas federales, estatales y municipales. Era un programa de gran aliento, diseñado en el tiempo para desarrollarse en 30 años. Sus componentes llevaban desde la policía municipal hasta los enlaces con el extranjero con gran acento en la formación profesional de su personal. Se ejecutaría con la debida programación y presupuesto para ese plazo. Lamentablemente, estos esfuerzos sólo duraron unos años. Su coordinadora, la Secretaría de Gobernación, a cargo de Fernando Gutiérrez Barrios, simplemente lo dejó decaer, fue intencionalmente desatendido. En el mismo sexenio, pero con otro coordinador, de forma comprobable se avanzó sustantivamente en materia de inteligencia política, criminal y de combate al narcotráfico, pero el gobierno sucesor, el de Zedillo, lo nulificó todo. “Yo sé cómo hacerlo” fue una de sus frases y acabó con todo. El programa demandaba un gran esfuerzo nacional continuado de formulación de ideas, como el que siempre se ha dado en la creación de las grandes instituciones. Que tuviera sus momentos fundacionales, sí, pero también sus tiempos de maduración y de perfeccionamiento. Con una visión más corta seguiríamos debatiéndonos entre la crítica, la desesperanza y a veces el dolor. Lamentablemente, así fue como sucedió, de ahí la duda sobre el plan anunciado. Regresando al presente vemos que la oferta de la actual administración por necesidad debiera ser efectiva. Sinaloa no es buen ejemplo, lo demuestra un despliegue impresionante, mucho lucimiento y después de un año, todo sigue igual. Pasan los días, la crisis y luego, nada. El serio problema de la inseguridad sólo puede atenderse con expectativas de éxito mediante una política pública integral de plazo medio y largo que conduzca con toda energía, clara determinación y compromiso el propio Presidente de la República, trabajando en un formato distinto a las reuniones de las seis de la mañana: éstas parecen la sala de redacción de un periódico, vive sólo el hoy desconectado del ayer y sin mañana. Una política pública implica crear el marco constitucional y legal necesario, así como establecer los proyectos de desarrollo conducentes a lograr un propósito sistémico, integral, confiable y creíble, pero del modo que sea necesario, darle continuidad. Llevamos, como se dijo, 40 años de borrón y cuenta nueva, eso es insostenible, eso es lo que nos trajo a esta situación. El crimen organizado en sus distintas modalidades está estremeciendo a la sociedad y a las instituciones. Es consecuencia de gobernar viendo sólo el hoy. La estrategia seguida hasta ahora por tantos años ha sido primordialmente discontinua. Se limita a responder al enfrentamiento, siempre reactiva a un hecho delictivo consumado. No hay un criterio de anticipación, de iniciativa, es herencia de “Abrazos no balazos”. El anunciado Plan Michoacán despierta dudas que no desplantan a ciertas esperanzas de que ahora sí tuviéramos como divisa la trascendencia y la continuidad. Armand Mattelart es
uno de esos investigadores que desbaratan las comodidades teóricas y
obligan a pensar la comunicación, no como técnica ni como adorno
cultural, sino como campo de lucha, como dispositivo de poder, como
territorio de disputa por el sentido. Su trayectoria representa una
síntesis ejemplar de lucidez histórica y capacidad de desnaturalizar las
tramas ideológicas que sostienen el orden dominante. No permitió que la
teoría se divorciara de la praxis ni que la crítica se convirtiera en
refugio académico. Nuestra deuda con él es enorme, no sólo por sus
textos, sino por el impulso emancipador que le dio a la crítica de la
comunicación en toda América Latina y el mundo.
Mattelart nos enseñó que el sistema de comunicación mundial no es neutro ni espontáneo, sino el resultado de una historia de acumulación capitalista, de una organización material de los flujos simbólicos al servicio de la dominación. Nos enseñó que la comunicación es una estructura que acompaña, reproduce y legitima las relaciones de poder del capitalismo global. Desde sus primeros trabajos con Michèle Mattelart, analizando la industria cultural y la ideología de los medios, hasta sus estudios sobre la geopolítica de la información, supo situar el problema comunicacional en el núcleo mismo de la economía política. Si hoy hablamos de “colonialismo mediático”, de “imperialismo cultural”, de “economía política de la comunicación” o de “ecología de los flujos informativos”, es porque Mattelart nos dio los instrumentos conceptuales para pensar estos procesos sin caer en la ingenuidad técnica ni en el fatalismo culturalista. En Para leer al Pato Donald, por ejemplo, desnudó la ideología de la dominación en la narrativa de los cómics infantiles, mostrando cómo se naturaliza el imperialismo y cómo se inocula el modelo de consumo y sumisión. Pero su pensamiento no se detuvo ahí. Supo que el poder no sólo se ejerce a través de contenidos, sino mediante redes, infraestructuras, políticas tecnológicas y estrategias globales. De ahí su paso al estudio de la mundialización de las comunicaciones, donde comprendió la transformación del capitalismo en su fase transnacional, informacional y digital. Comprendió como pocos la importancia de la historia. No cayó en el mito del “nuevo mundo digital” ni en la fascinación por la novedad tecnológica. Su pensamiento fue una advertencia constante contra el olvido histórico, una defensa del análisis genealógico. En sus estudios sobre la formación de las redes globales de comunicación, rastreó los orígenes coloniales del control informativo, desde las compañías telegráficas imperiales del siglo XIX hasta las corporaciones digitales contemporáneas. Esa mirada larga –dialéctica y materialista– es la que necesitamos recuperar para no quedar atrapados en el fetichismo de los algoritmos o en la ideología del progreso tecnológico. Nuestra deuda con Mattelart también es política. Fue un intelectual que nunca separó la crítica teórica del compromiso con las luchas emancipadoras. En Chile, participó en la construcción del pensamiento comunicacional de la Unidad Popular, trabajando con Salvador Allende en la definición de políticas de comunicación soberanas, antimonopólicas y orientadas a la democratización del conocimiento. Aquella experiencia, truncada violentamente por el golpe de Estado de 1973, fue también un laboratorio de utopías comunicacionales. En tiempos de neoliberalismo y digitalización total, su pensamiento es brújula. Cuando el mundo parece rendido a los algoritmos y a las plataformas, cuando el capitalismo ha convertido la comunicación en una extensión de la mercancía y del control, las categorías de Mattelart recobran un valor incalculable. Él comprendió que la hegemonía se reconstruye continuamente mediante la innovación tecnológica y la colonización cultural. La red, la pantalla, el flujo y el dato son hoy los nuevos nombres del poder, y sólo una lectura que combine economía política y semiótica crítica puede desactivarlos. Esa es una de sus herencias más valiosas. Nuestra deuda es también metodológica. Mattelart enseñó a pensar con complejidad, a no reducir los procesos de comunicación a simples aparatos mediáticos. Su método articula historia, política, economía, ideología, semiótica y cultura en una trama analítica que no deja resquicio para la superficialidad. Nos mostró que la crítica de la comunicación requiere un pensamiento relacional, capaz de captar las dinámicas entre infraestructura y superestructura, entre producción simbólica y materialidad económica. Su obra anticipó, con décadas de ventaja, las discusiones contemporáneas sobre vigilancia digital, biopolítica de los datos y extractivismo informacional. El pensamiento de Mattelart no es una reliquia, es un arsenal teórico para la acción. Nos da las herramientas para entender por qué las redes sociales no son espacios de libertad, sino nuevos dispositivos de captura ideológica; por qué la concentración mediática no es un accidente de mercado, sino una necesidad estructural del capital; por qué la batalla por la comunicación es, en última instancia, una batalla por el sentido, por la conciencia, por la posibilidad misma de emancipación. Recuperar a Mattelart significa reconstruir una praxis crítica que nos permita intervenir en la guerra comunicacional global sin caer en la trampa de la impotencia o la fascinación. La deuda que tenemos con él no puede saldarse con homenajes ni citas. Debe saldarse continuando su obra, radicalizándola, poniéndola al servicio de las luchas concretas de los pueblos. Porque, como él mismo insistía, la comunicación no es un campo autónomo, sino un terreno estratégico en la lucha de clases. Allí se decide quién define la realidad, quién habla y quién calla, quién educa y quién se somete, quién recuerda y quién olvida. El legado de Mattelart nos llama a pensar una comunicación liberadora, solidaria, dialéctica, capaz de romper la lógica mercantil y abrir paso a nuevas formas de convivencia humana. Por eso, cuando decimos que le debemos mucho a Mattelart, no sólo es gratitud intelectual, sino de una responsabilidad histórica. Nos toca continuar la tarea de descolonizar los imaginarios, desmontar las industrias del engaño y construir una teoría crítica de la comunicación a la altura de nuestro tiempo. Nos toca convertir la deuda en praxis, la admiración en transformación, la memoria en lucha. Porque, en última instancia, pensar con Mattelart es aprender a leer el mundo para cambiarlo. Y esa, acaso, sea la forma más alta de saldar nuestra deuda con él. El 1º de noviembre de 2025,
en medio del aparente resplandor festivo del Festival de Velas en
Uruapan, Michoacán, la alegría se quebró con el estruendo de las balas y
el dolor y la indignación aparecieron para recordarnos la crisis de
inseguridad que atraviesa México.
Carlos Manzo Rodríguez, presidente municipal de ese bastión agrícola azotado por la violencia, fue ejecutado a quemarropa mientras participaba en el desfile inaugural, poco después de haber sostenido por última vez en brazos a uno de sus hijos y haber abrazado a su esposa. Vestido con camisa blanca y su característico sombrero, Manzo, de 40 años, cayó abatido por sicarios que irrumpieron en el festejo, dejando un saldo de tres heridos y un vacío que no sólo golpea a Uruapan, sino a todo nuestro país. El ataque, presuntamente perpetrado por células del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), no fue un arrebato impulsivo, sino la culminación de una escalada de amenazas que el funcionario había denunciado en vano. En diversas misivas formales enviadas a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y a la Guardia Nacional, solicitaba urgentemente escoltas federales, inteligencia contra infiltrados en su equipo y refuerzos para patrullajes en zonas rurales. Su discurso, algunas ocasiones cuestionado, indudablemente le generó incomodidades y enemigos, instó a las madres y padres de familia a denunciar y entregar a sus hijos si eran sicarios lo que incluso le obligó a cancelar la conmemoración del Grito de Independencia el pasado 15 de septiembre, y aunque el 26 de ese mes parecía que al fin sus peticiones eran escuchadas ya que anunció la llegada de más de 200 elementos de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad en Uruapan, sólo 12 días después el 8 de octubre denunció su retiro sin explicación. Su ejecución no sólo exhibe la vulnerabilidad de líderes que se atreven a luchar por las causas justas, que se cansan de la corrupción y de la impunidad, sino que también nos revela la ausencia del Estado mexicano: un gobierno que, en lugar de blindar a sus representantes, los deja a merced de capos que dictan sentencia con descaro y es que aunque duela una pregunta nos acecha: ¿Realmente nadie de los grupos de inteligencia de las diversas instancia de seguridad advirtió, pese a los propios gritos de auxilio del presidente Manzo, que podrían asesinarlo? Este crimen se entrelaza con otras tragedias que reafirman la crisis de seguridad en Michoacán, un estado donde el crimen organizado ha convertido la Tierra Caliente en un tablero de ajedrez sangriento. Hace apenas tres semanas, el 8 de octubre, Bernardo Bravo Manríquez, líder limonero fue acribillado en su finca cerca de Buenavista. Bravo, de 61 años y voz indiscutible para más de 15 mil familias dedicadas al cultivo de limón había resistido extorsiones del CJNG por meses. Su muerte desató huelgas en puertos de exportación y marchas en Morelia, donde productores exigieron el fin del “cobro de piso” que asfixia la citricultura. A esta lista se suma la desaparición de Alejandro Correa Gómez, expresidente municipal de Zinapécuaro. La violencia que menguó a estos hombres no es un estallido reciente; desde hace décadas, el crimen organizado ha impuesto su presencia a lo largo de México. En los 70, el tráfico de marihuana en Sinaloa y Guerrero sentó las bases de imperios que corrompieron instituciones y la década de los 90 fue el ascenso de cárteles como el de Tijuana y el Golfo, con ejecuciones que escalaron a guerras abiertas. Hoy, diversos cárteles controlan economías enteras, extorsionando a productores. La impunidad alimenta este ciclo. Según datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2025, publicada por el Inegi, en el 93.2 por ciento de los delitos no hubo denuncia ni investigación formal. Esto significa que sólo uno de cada 10 llegó al sistema de justicia; el crimen no teme a la justicia porque sabe que las leyes son un espejismo. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi, de octubre de 2025, indicó que el 63 por ciento de la población de 18 años y más, residente en 91 áreas urbanas de interés, consideró que era inseguro vivir en su ciudad y el Índice Global de Paz 2025 del Institute for Economics and Peace posiciona a México en el lugar 135 de 163 naciones, equiparándolo a zonas de conflicto armado. La percepción no sólo interna, sino también externa, es digna de preocupación. La muerte de Manzo se ha convertido en una crítica severa a la Presidenta. El 2 de noviembre, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, mencionó con respecto al asesinato: “Condenamos toda la violencia política en cualquier lugar” y aunque reconoció que el presidente Donald J. Trump “tiene mucho respeto por la Presidenta de México y también valora la coordinación” fue contundente al afirmar que “el Presidente sigue presionando a México para que haga más en el combate al narcotráfico y los cárteles dentro de su territorio, y colaboramos con ellos en todo lo posible”; lo cual es sin duda un claro mensaje para que realmente se realicen acciones eficientes y certeras. A pocos días de haberse celebrado el Día de Muertos hoy hay muchas más velas en un altar nacional de impunidad, la encrucijada es clara: o los diversos niveles gubernamentales combaten efectivamente a la corrupción y se comprometen con la población, o la oscuridad de la violencia eclipsará para siempre el amanecer de la justicia. * Consultor en temas de seguridad, inteligencia, educación, religión, justicia y política El campo mexicano se
viene muriendo desde hace 40 años, y el gobierno lo mira con la
serenidad de quien confunde la caridad con la justicia. Se habla de
soberanía alimentaria mientras se importan millones de toneladas de
granos; se celebra la autosuficiencia en discursos que ni siquiera
alcanzan para llenar un silo. El país que pudo ser potencia
agroalimentaria se resigna a sobrevivir con paliativos, administrando su
decadencia con programas asistenciales que cambian de nombre, pero no
de lógica. El campo no está en crisis por falta de dinero, sino por
exceso de improvisación y ausencia de rumbo.
El gobierno actual se presenta como un proyecto de transformación, pero su política agrícola conserva la estructura de siempre: subsidios dispersos, burocracia omnipresente y un desdén absoluto por la producción. Se multiplican las transferencias directas, se anuncian precios de garantía, se promete justicia al campesino, pero la tierra produce menos y el país importa más. Se subsidia la pobreza en lugar de incentivar la productividad; se reparte dinero, pero no se construyen mercados ni capacidades tecnológicas. El Estado se volvió un repartidor de cheques, no un promotor de desarrollo. Y lo más grave es que esa renuncia se vende como virtud: el asistencialismo se disfraza de ideología y la mediocridad de política social. La desaparición de Aserca y de la agricultura por contrato fue el golpe definitivo a la certidumbre productiva. Aquellos instrumentos ofrecían cobertura de precios y estabilidad comercial. No eran perfectos, pero funcionaban. Su eliminación dejó al productor a merced del mercado internacional. Los apoyos por tonelada, los aranceles repentinos y las compras públicas de emergencia no sustituyen la planeación: sólo prolongan el desastre. México cambió la política agrícola por la política del rescate. Un país que no puede garantizar el precio de su cosecha tampoco puede garantizar su futuro. Tras el desmantelamiento de Conasupo en los noventa, Aserca representó un sustituto limitado del viejo Estado coordinador: una versión neoliberal que, aunque insuficiente, ofrecía estabilidad. Mientras Conasupo integraba producción, acopio y abasto bajo la lógica del desarrollo nacional, Aserca fue su remanente tecnocrático. La diferencia entre ambos resume la decadencia del Estado: de productor pasó a mediador y luego a espectador. Con la desaparición de Aserca se consumó el abandono institucional del campo mexicano. Durante décadas, Conasupo encarnó la idea de Estado desarrollador: el que coordina, produce y distribuye para reducir desigualdades estructurales. Compraba cosechas nacionales a precios de garantía, almacenaba en miles de bodegas y aseguraba la venta de alimentos básicos en tiendas rurales. No sólo daba estabilidad al productor, también al consumidor, garantizando una red de abasto social que hoy no existe. Su desmantelamiento, bajo la doctrina del mercado, fue el inicio del desierto actual: se desmontaron silos, se privatizó el acopio y se abandonó la soberanía alimentaria en nombre de la eficiencia. Hoy, los grandes exportadores del agro mexicano ya no son nacionales. Las cadenas más rentables –aguacate, berries, frutas y hortalizas– están controladas por corporaciones extranjeras como Driscoll’s, Mission Produce o Del Monte, que coordinan la producción y la exportación desde fuera del país. Y en los granos, las comercializadoras dominantes son Cargill, ADM, Bunge y Louis Dreyfus: todas foráneas. México exporta con capital extranjero e importa su comida con capital extranjero. El Estado ha perdido el timón y contempla cómo el valor agregado, las divisas y la tecnología fluyen hacia fuera. Es la desnacionalización silenciosa del campo, presentada como éxito comercial. Segalmex simboliza el fracaso del intento de revivir esa función estatal sin recuperar su espíritu. Nació con la promesa de justicia para los pequeños productores y se convirtió en emblema del desorden: bodegas saturadas, maíz podrido, pérdidas millonarias y opacidad. Ninguna transformación puede sostenerse sobre la corrupción. La soberanía alimentaria no se decreta con discursos: se construye con instituciones que produzcan, almacenen y distribuyan con eficiencia. El actual gobierno heredó un campo vulnerable y lo hizo más frágil: endeudado, dividido y dependiente del presupuesto. A esa ceguera productiva se suma otra forma de desorden: el Estado ni siquiera planifica el uso del recurso más básico, el agua. Más de 70 por ciento del líquido concesionado se destina al riego, pero no existe una estrategia nacional para administrarlo ni modernizar los distritos agrícolas. Se promete aumentar la producción sin infraestructura hidráulica ni tecnologías de riego, como si el agua fuera infinita. El problema no es sólo de escasez, sino de dirección: el país necesita planear su uso productivo y equitativo, integrando la política hídrica a la agrícola, como hacen las naciones que se toman en serio su desarrollo. El resultado es un sistema agrícola fracturado. Un puñado de productores de exportación mantiene la competitividad gracias a su tecnología, mientras millones de campesinos dependen de apoyos que apenas alcanzan para sembrar otra vez. Entre ambos grupos, la mayoría de los productores medianos –los que deberían sostener el mercado interno– está condenada al abandono: demasiado grande para el asistencialismo y demasiado pequeña para el crédito comercial. Ese vacío destruye el tejido productivo y condena al país a la dependencia alimentaria. La paradoja es brutal: un gobierno que se proclama de transformación ha terminado por consolidar el viejo modelo de dominación, donde el campesino agradece el subsidio en lugar de exigir un mercado justo. La justicia rural no se logra con limosnas, sino con productividad, organización y conocimiento. Ninguna sociedad se emancipa repartiendo dádivas. La soberanía no se alcanza con discursos, sino con inversión, tecnología e inteligencia pública. La autosuficiencia de la que se presume no es más que un reflejo en el desierto: un espejismo que se evapora frente a la realidad de un campo agotado y de un Estado que ha olvidado su deber más elemental: producir para vivir con dignidad. *Director general del CIDE Este fin de semana, si el tiempo permite, se celebrará el congreso Nacional de Sicoanálisis en Puebla.
Me permito a partir de las hipótesis del Proyecto de una sicología para neurólogos, de Sigmund Freud, que surge el pensamiento de la huella que será posteriormente la base del pensamiento del filósofo francés Jacques Derrida, así como los conceptos de facilitación y fuerzas de facilitación. Freud dice expresamente que no es posible describir el origen de la memoria y del siquismo o memoria en general, consciente o inconsciente, más que teniendo en cuenta la diferencia entre facilitaciones, no hay facilitación sin diferencia, ni diferencia sin huella. Todas las diferencias en la producción de huellas inocentes y en los procesos de inscripción pueden ser también interpretadas como momentos de la differance. Para Freud, el movimiento de la huella es escrito como esfuerzo de la vida que se protege a sí misma constituyendo una reserva. Todas las oposiciones de conceptos que surjan del pensamiento freudiano remiten a cada uno de los conceptos del otro, como momentos de un desvío de la economía de la differance. El otro no es más que el otro diferido. El uno que difiere del otro. El uno es el otro en la differance. El uno es la differance del otro. De este modo, toda oposición aparentemente rigurosa e irreductible se califica de facción teórica. Jacques Derrida, a partir de Una sicología para neurólogos, El block maravilloso y Más allá del principio del placer, expone cómo el sicoanálisis, la comprensión del lenguaje desborda los límites habituales del mismo (expresión del pensamiento en palabras) para entenderlo en toda su extensión, como expresión de cualquier actividad síquica en la que se incluya la escritura. Desde tal perspectiva, en La interpretación de los sueños, el sueño es asimilado por Freud a una escritura figurativa. Derrida analiza el problema de la diferencia freudiana a partir del postulado básico de Freud: tener que explicar una constitución de la vida síquica que responda a dos exigencias: la capacidad virgen de recibir estímulos y la permanencia de las modificaciones de los mismos. En esta constitución de la vida síquica basada en la memoria en la que se ilustra la relación entre lo consciente y lo inconsciente, Freud recurre a la descripción de un aparato de escritura: El bloc maravilloso. Para Derrida no es un azar que Freud, en el momento decisivo del arranque de su teoría, recurra a modelos metafóricos, que no están tomados como ya decía de la lengua hablada, de las formas verbales, ni siquiera de la escritura fonética. Freud apela a una grafía que nunca se somete como exterior y posterior a la palabra. Invoca con ella signos que no vienen a transcribir una palabra viva y plena, presente así y dueña de sí. El problema que destaca Derrida es que Freud no se sirve de la metáfora, de la escritura fonética, no considera conveniente mejorar metáforas escriturales con fines didácticos. La metáfora sólo es indispensable si aclara, quizá de rechazo, el
sentido de la huella general y, en consecuencia, articulándose con éste
el sentido de la escritura, en sentido corriente. |
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