12/21/2025

Amparo Casar, Pemex y la casta dorada

sinembargo.mx

Ana Lilia Pérez

La pensión vitalicia y otras prebendas que María Amparo Casar y su familia han obtenido de Pemex desde hace más de 20 años es otro caso que muestra los privilegios, el influyentismo y tráfico de influencias de la casta dorada en los gobiernos de la transición prianista a costa principalmente de Pemex.

Su cónyuge –cuya pensión de viudez Casar ha cobrado por más de dos décadas– trabajó en Pemex sólo 129 días, por lo que no cumplía con la antigüedad mínima para que se le otorgara una pensión, tampoco su muerte ocurrió en circunstancias en que la paraestatal tuviera obligación de pagarle pensión alguna, ya que fue un suicidio.

Carlos Fernando Márquez Padilla ingresó como empleado a Pemex en junio del año 2004. Se le dio un cargo en un alto escalafón no por su formación académica, tampoco porque hubiese aprobado examen alguno de selección, ni siquiera porque hubiese presentado su currículum ante el área de recursos humanos y que ésta lo hubiese puesto en etapa de exámenes que probaran sus capacidades para el cargo que se le asignaría, sino porque era amigo de Octavio Aguilar Valenzuela, designado por Vicente Fox como Director Corporativo de Administración de Pemex. Octavio Aguilar es hermano de Rubén Aguilar, a quien Fox tenía como vocero.

La élite panista, que en campaña dijo que llegaría a sacar las tepocatas prietas de la corrupción en el Gobierno, en realidad se repartieron cargos públicos para uso y goce del privilegio de mandar, para cobrar y gozar ellos lo que antes cobraban y gozaban los priistas, y mucho más costoso para el erario.

Estaba en la Presidencia un Fox y esposa pagando con recursos públicos insumos ostentosos y costosísimos para Los Pinos, y el derroche se hacía extensivo a secretarios de Estado y a quienes dirigían las paraestatales, pagándose a cuenta de éstas también lujos y privilegios.

Ese era el ambiente en el Pemex del Gobierno de Fox, quien designó como director general a Raúl Muñoz Leos, un excontratista representante de un corporativo trasnacional que le vendía servicios a Pemex. Raúl a su vez es esposo de Hilda Ledesma, la amiga de Martha Sahagún. Martha cargaba a cuenta de la Presidencia sus costosos vestidos, y el esposo de Hilda a cuenta de Pemex pagó hasta las cirugías estéticas de ésta.

En Gobernación Santiago Creel colocó a María Amparo Casar como coordinadora de asesores.

Al esposo de Casar, Carlos Márquez, Octavio Aguilar lo había conocido en el año 2000, porque su hija era amiga de la hija de Márquez y Casar, y por la “amistad” entre las hijas, primero lo llevó a Sedesol y luego, en marzo de 2004 “lo invitó” a Pemex, donde Aguilar le dio un puesto de los escalafones más altos, en nivel 45  (de los 48 que hay en Pemex) que a Márquez le significaría no sólo de los sueldos más elevados, sino una cuantiosa “compensación” garantizada, dinero para su “canasta básica”, para su gas doméstico, para la gasolina de sus vehículos, seguros para sus vehículos; suministro de vehículo, chofer a su servicio, el pago de colegiaturas en las más costosas escuelas privadas para sus hijos, gastos médicos en atención privada y el reintegro de los gastos en medicamentos que realizara no sólo él, sino su familia.

Ser ejecutivo en Pemex en esos niveles significaba todas las prebendas que a la élite de la burocracia dorada conllevaba: subir por elevadores “privados”, tener acceso al “Comedor Ejecutivo”, cuya suntuosidad, costo y derroche ya he descrito en anteriores columnas.

Así llegó Carlos Márquez a Pemex, contratado a partir del 1 de junio de 2004. Apenas firmó el cargo y dos semanas después ya tramitaba que se le diera un “préstamo administrativo” por 447 mil 600 pesos, al mes siguiente un crédito para un vehículo (era un Minicooper chili color rojo con negro, con quemacocos panorámico), después reembolsable por “gastos de transporte de funcionario”, otra de las prebendas en Pemex, y otros prestamos que tramitó apenas llegado al cargo.

Me recuerda a cuando Calderón llegó como director de Banobras, en febrero de 2003, y lo primero que hizo fue asignarse un préstamo hipotecario, también exprés. Su designación como titular de Banobras incumplía los lineamientos de la institución, pero se le impuso, y lo que él llegó a hacer allí primero fue darse su crédito, aunque ese tipo de préstamos sólo se podían autorizar a empleados con una antigüedad mínima de tres años ininterrumpidos en el cargo, lo que no cumplía, pero se autorizó el préstamo en ese entonces por tres millones 100 mil pesos.

Banobras era una de esas instituciones de la que se servía la casta dorada, sólo por citar dos casos: el de Calderón asignándose su millonario préstamo hipotecario; y el ocurrido en los años del peñanietismo cuando de Banobras se le pagaban a Fox, sus “cursos de liderazgo” que le costaban a Banobras más de 20 mil dólares por cada funcionario a quien se mandaba a “capacitarse” al Centro Fox.

Carlos Márquez tuvo 129 días de contratación en Pemex, porque la mañana del 7 de octubre de 2004 moría, según concluyó la autoridad, por suicidio.

Tengo muy presente el día y el caos que se vivió en Pemex esa mañana, porque precisamente estaba en disputa una de las contrataciones más cuantiosas que Oceanografía buscaba que se le asignaran ejerciendo tráfico de influencias mediante la gestoría que hacían los hijastros del Presidente Fox y la esposa de éste, según narraron directivos de Pemex.

Ese mismo día, el contralor interno de Pemex Exploración y Producción, Jorge Ramos, me explicaba telefónicamente que no los dejaban salir de las instalaciones de Marina Nacional en tanto no se concluyera la diligencia que desarrollaban las autoridades de la entonces Procuraduría “por el suicidio” del funcionario.

A reconocer el cuerpo, como “testigos de identidad” llegaron los cuñados de Márquez. El acta de la entonces Procuraduría relata que los cuñados “manifestaron que posiblemente se trataba de un suicidio ya que el hoy occiso tenía poco de haberse separado de su esposa, y estaba deprimido por esa causa”. A ellos se les entregaron las pertenencias de Márquez.

La versión de la “separación” también la comentó el jefe y “amigo” de Márquez, Octavio Aguilar, en una de las declaraciones. También el hermano de Carlos, quien relató que desde hacía dos meses Carlos y María Amparo estaban separados, que el hijo vivía unos días con él y otro con ella, y que la hija se encontraba estudiando en París.

Una semana después, el 15 de octubre, María Amparo Casar le enviaba una carta al Gerente Corporativo de Recursos Humanos de Pemex, Marco Antonio Murillo Soberanis, para que Pemex le depositara la “pensión post-mortem”, especificándole el número de cuenta para tal depósito.

Y cuatro días más tarde, el 19 de octubre, desde la Dirección Corporativa de Administración, es decir, la oficina de Octavio Aguilar, se le mandaba a su subalterna Gerencia de Administración Financiera de Pemex a cargo de Miguel Ángel Feijoo la indicación para que se hicieran los trámites para los beneficios que se le darían a Casar.

Tanto la Gerencia Corporativa de Recursos Humanos de Pemex, como la Gerencia de Administración Financiera eran subordinadas de Aguilar, el “amigo” que llevó a Márquez como su coordinador de asesores.

En esas áreas se operaron los trámites para que se le diera la pensión vitalicia, aun cuando en casos de suicidio, como fue el caso de Márquez, no procedía pensión alguna; también para que se le pagara el seguro de vida, los gastos funerarios y el resto de prebendas.

Los trámites se hicieron en procedimiento exprés y con evidente influyentismo, considerando que en muchos casos los directivos de Pemex les escatimaban el apoyo mínimo a familias de trabajadores, incluso de aquellos que realmente fallecidos en siniestros, y no como el caso de Márquez que fue un suicidio.

Documenté muchos casos de familias que se veían sometidas a peregrinar para que se les reconocieran sus derechos y que además se les daban cantidades ínfimas.

Pero en el caso de Casar, era evidente el privilegio para quien era la asesora principal y coordinadora de asesores del Secretario de Gobernación, que en orden jerárquico es la segunda posición en importancia en el Gobierno, sólo detrás de la Presidencia; como evidente fue también que se le dieron beneficios que no correspondían con lo que la Ley mandataba. Las prebendas incluyeron además de la onerosa pensión vitalicia de la que ha gozado desde entonces, así como los pagos que Pemex hizo para las colegiaturas para sus hijos en el ITAM.

El amiguismo, las influencias fue lo que le valió a Márquez la contratación y las prebendas derivadas del alto escalafón en que Aguilar lo puso. Y las influencias le valieron a su familia las prebendas que a costa de los recursos de Pemex han tenido por más de dos décadas.

Es claramente una muestra del tipo de privilegios fomentados por gobiernos que crearon estructuras burocráticas doradas para hacer del servicio público el escalafón desde donde, a cuenta del erario, se consentían y consentían a sus familias con lujos excesivos y derroche, en un sistema donde entre ellos mismos se repartían los cargos por amiguismo e influencias, garantizándose a sí el privilegio de mandar y de costearse los privilegios a cuenta del erario.

En febrero del año 2024, al detectarse las irregulares en la pensión y prebendas que recibían los beneficiarios de Carlos Márquez, la directora jurídica de Pemex le solicitó al titular de la subdirección de Capital Humano suspender el pago, derivado de que “de manera irregular se le reconocieron las prestaciones laborales aplicables a un riesgo de trabajo, podríamos estar en presencia de un prolongado detrimento al patrimonio de esta empresa. Lo que podría constituir incluso, actos de corrupción, conductas ilícitas y contrarias a la ética e integridad corporativa de Pemex”, cita el oficio emitido por el área jurídica de Pemex.

Pero Casar se amparó y un Juez obligó a la petrolera a seguirle pagando. En el año 2024 también Pemex presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General de la República por las irregularidades en que incurrieron los funcionarios de Pemex en el año 2004 para autorizarle a Casar y sus hijos la pensión vitalicia y otras prebendas, que han tenido un cargo al erario de más de 30 millones de pesos.

La FGR abrió la carpeta de investigación por cargos de delito de uso ilícito de atribuciones y facultades.

Procesar el caso significa que se aplique la Ley en un evidente caso de prácticas con anomalías mediante las cuales Casar y su familia han recibido millones de dinero de Pemex, que son recursos públicos.

Este tipo de casos son otra muestra de los diversos mecanismos mediante los cuales se saqueaba a la petrolera: también mediante millonarias pensiones y prebendas autorizadas por influyentismo.

Este tipo de casos evidencian también el porqué los costos de administración y gasto corriente de Pemex resultaban tan exorbitantes, y es que se obligaba a la paraestatal a pagarle a su alta burocracia no sólo sueldos exorbitantes, sino enormes prebendas, también extensivas para la familia de esa casta dorada.

La revisión a las onerosas pensiones que paga Pemex es un tema pendiente.

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