9/22/2009
Los periodistas pal café.....
Julio Hernández López: Astillero
Es tiempo de preguntarse si se ha agotado el esquema de movilización y protesta que hasta ahora ha desarrollado Andrés Manuel López Obrador. Mismas acciones frente a mismos problemas están dando los mismos resultados: activismo voluntarioso, protesta pública heroica, consignas y pancartas, fidelidad militante y concentración de programas y expectativas en la figura central del líder pero no aún el giro adecuado para convertir la gran crisis nacional en una alternativa viable de organización política y social que haga converger a múltiples sectores e intereses dañados por el mal gobierno y les permita luchar por algo más que por consignas genéricas o por las siguientes elecciones delegacionales, estatales o federales.
La crisis en curso reclama del único movimiento social activo, el de los seguidores de López Obrador, nuevos enfoques y acciones, que aprovechen y potencien la fuerza personal de su líder pero que al mismo tiempo ofrezcan nuevas formas de participación a los amplios segmentos sociales que se han quedado entrampados entre la propaganda oficialista apabullante que ha difamado al tabasqueño, a la que creen por efecto de la repetición en los púlpitos electrónicos, y la necesidad de una opción fresca e incluyente de lucha, que dé curso a la muy extendida insatisfacción social que hasta este momento no tiene un cauce político amplio y que corre el riesgo de convertirse en decepción deseosa de mano dura o en río desbordado de consecuencias imprevisibles.
Es cierto que López Obrador es el único mexicano capaz de congregar multitudes en torno a un acto público, y que tiene el gran mérito de haber sobrevivido al terrible bombardeo mediático y político que en su contra han desatado los mismos poderes supremos que le arrebataron la Presidencia de la República y que no desean su sobrevivencia pública. Pero eso no es y no puede ser suficiente, porque entonces convertiría la acción política de las masas en una recurrencia placera nostálgica y acotada. Ya el pasado 15 hubo un Grito en el Hemiciclo a Juárez que no significó nada nuevo, con medidas que parecieran más una forma de entretener con algo a los seguidores que un proyecto en forma. Ayer, en San Lázaro, se repitió, con menos éxito, la rutina de la presentación de propuestas a las bancadas legislativas afines para que peleen, en el interior de una maquinaria dominada por el prianismo, por hacer triunfar lo que sabidamente no tiene viabilidad allí, en lo institucional.
El escenario político e institucional ha sido cambiado a grandes pasos y con claros trazos. Calderón ha sido hecho a un lado y sólo le han dejado como instrumento ceremonial, mientras el priísmo, congregado en derredor de la figura mafiosamente patriarcal de Carlos Salinas, está tomando el control de todo lo que políticamente se haga. Los grandes medios de comunicación están apostando abiertamente, no sólo con espots en tiempo de máxima audiencia, por ese retorno del PRI a Los Pinos, y los principales empresarios están inequívocamente dispuestos a impedir, nuevamente, que triunfe una opción de izquierdismo reformista (una especie de buen priísmo) en 2012.
Hoy, López Obrador tiene que definir el rumbo del movimiento que encabeza y definirse él mismo, porque de continuar la lógica de las concentraciones públicas movidas por el interés de sus palabras personales, y de persistir en la obsesión electoral con él mismo como necesario actor estelar, tanto el movimiento como él pueden quedar, irónicamente, en una frecuencia distinta a aquella en la que va entrando el país a causa de las desgracias económicas y la tensión social. Sería una desgracia que por falta de agilidad, autocrítica y visión general, no hubiera el líder que las circunstancias reclaman para las luchas que de manera natural se darán conforme se agudicen los problemas en el país. No se trata, ni remotamente, de arriar banderas, sino de alzarlas más alto y defenderlas con más fuerza e inteligencia. De preguntarse si el acento principal de la lucha colectiva debe seguir siendo la movilización, el mitin y el discurso centrados en una persona y, desde luego, si ese capital político debe ser convertido casi por sistema en botín de oportunistas merced a las transmutaciones electorales fallidas que tanto esfuerzo del líder consumen.
Irónicamente, de no darse el replanteamiento a la alza, incluyente, combativo y no electorero, el tabasqueño y su entorno directivo estarán cediendo el paso a las opciones de izquierda que encajan en el modelo de repartición concertada del pastel que promueve el salinismo. Marcelo Ebrard, bien visto por Elba Esther Gordillo y siempre asesorado por el maestro Camacho, podría convertirse entonces en la pieza inteligente y moderna que sea capaz de inducir una muy lucidora reunificación de las izquierdas. Por el bien de todos, hay que hacer replanteamientos de fondo.
Astillas
En Oaxaca continúa la farsa montada por Ulises Ruiz para culpar a un activista de la APPO, Juan Manuel Martínez Moreno, del asesinato del periodista Brad Will. Ayer hubo una diligencia judicial con la intención de incorporar al proceso contra Juan Manuel el dicho de alguien que al momento del crimen era camarógrafo de Televisa y que ahora depende del propio gobierno ulisista... El licenciado ChaCha jura y perjura que hizo todo lo que a su alcance estuvo para resolver los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y que tiene una gran disposición para luchar en México por el respeto al estado de derecho, la justicia y la verdad. Lo bueno, para él, es que hay algunos cuantos predispuestos a creerle todo y que ésos serán los que próximamente voten en su favor para hacerlo procurador federal de injusticia... Noam Chomsky reunió a miles en territorio de la UNAM y los mantuvo durante más de una hora atentos a su gran inteligencia y análisis. Como dijo Carmen Lira, su presencia con nosotros ha sido el mejor regalo en el cumpleaños de cuarto de siglo. Gracias, maestro... Y, mientras Mel sigue peleando de cuerpo presente en Honduras, ¡hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Enrique Galván Ochoa: Dinero
Hay un sector extremadamente fanático que no aceptará jamás ninguna propuesta de Andrés Manuel López Obrador, como también hay un sector de la izquierda que rechazaría antes de escuchar siquiera cualquier iniciativa de Felipe Calderón. Convendría que se enteraran, sin embargo, de que coinciden en algo: el país se está hundiendo, ya no hay tiempo que perder. A partir de ese punto las opiniones se dividirán irreconciliablemente. López Obrador inició formalmente ayer el movimiento de resistencia contra el paquete fiscal calderonista. Es una paradoja, pero el partido político que quedó en tercer lugar en la campaña presidencial, el PRI, será el que decida cuáles propuestas serán las que lleven a ejecución. No debería ser así, pero PRD y PAN se desplomaron en los más recientes comicios y son los priístas los que mandan en la Cámara de Diputados. Y más concretamente, los diputados plurinominales, que ocupan una curul no porque fueran favorecidos por el voto de los ciudadanos, sino que llegaron adonde están por el designio de los capos del partido. Entre ellos se cuentan familiares y socios. Serán quienes resuelvan si se aplica el superIVA generalizado de 2% sobre todos los productos y servicios que consumamos; si pagaremos más IETU e ISR, y si abarcará más la mordida que aplique Hacienda a los depósitos en efectivo que hagamos en el banco.
La liviandad priísta
¿Es una noticia tranquilizadora? Apenas el día 3 de este mes el PRI publicó su plan para enfrentar la emergencia e impulsar el crecimiento económico, el empleo y combatir la pobreza. En 71 puntos expresó más de un centenar de ideas. Algunas son muy claras: no al IVA en alimentos y medicinas y revisar el impuesto sobre depósitos en efectivo, exentando del pago a los que presenten su cédula fiscal. (Los contribuyentes recibirían con aplauso ambas si llegaran a convertirse en leyes.) Otras ameritarían una explicación, son oscuras: evaluar la conveniencia de mantener la dualidad del IETU e ISR. (La conveniencia, ¿de quién?) Sin embargo, después de la publicación del plan, los representantes del PRI empezaron a verse erráticos. El gelatinoso senador Beltrones, la impredecible Beatriz Paredes y el zigzagueante Paco Rojas ya comenzaron a manejar el triple lenguaje que suele anteceder a concertacesiones que a lo largo de los años han probado ser nefastas para los mexicanos. Tanto para empresas como para consumidores. Cuando dicen que actuarán como una oposición responsable y constructiva, debemos prepararnos para lo peor. Como en el caso de los gasolinazos, lo más probable es que primero verán por el interés de sus insaciables gobernadores y de las grandes empresas con las que tienen añejos compromisos.
Casas de empeño
Las casas de empeño se multiplican como hongos por todas las ciudades de la República, como resultado de la escasez de dinero. Llaman la atención poblaciones como Cuautla, en el vecino Morelos, donde se está dando una transformación: los negocios que antes se dedicaban a recibir remesas de los braceros y a cambiar sus dólares por pesos ahora son lugares donde su vieja clientela puede ir a empeñar desde un radio hasta un par de aretes. Es que las remesas se desplomaron. El gobierno de Estados Unidos revela que ha deportado a México en los meses recientes a más de 800 mil migrantes. Llegan sin dinero ni posibilidades de conseguir un empleo. A estos mexicanos en desgracia es a los que el gobierno quiere cobrar IVA en la comida y las medicinas.
Venta de oro
El Fondo Monetario Internacional acaba de aprobar la venta de 403 toneladas de oro de sus reservas, con el fin de hacerse de una buena cantidad de dólares y prestarlos a países en apuros, como México. Ya hay una línea de crédito abierta por 47 mil millones, hasta donde se sabe no se ha empleado, pero en caso de que no fuera suficiente –para comprar vacunas, o alimentos, porque el hambre se extiende por toda la republica– seguramente el FMI no tendría reparo en ampliarla. Mucho ojo si tienen centenarios: su valor podría tener fluctuaciones en los días que siguen por el efecto de tamaña venta en el mercado mundial.
Carlos Fernández-Vega: México SA
Perdido en el tiempo y en el espacio, el inquilino de Los Pinos ha hecho un llamado al Congreso para dejar atrás los mitos y los tabúes que permitan llevar a cabo una transformación a fondo del sector petroquímico del país, el cual reporta un déficit crónico que justifica, dice, realizar los cambios legales que permitan esa transformación (léase privatización), un cambio que no nos haga distraer los cada vez más escasos recursos públicos que necesitamos para la educación, la salud, para combatir la pobreza, para la infraestructura (etcétera), y que permitan convertir a México en una verdadera potencia mundial en esta materia.
¿Dónde estaba Felipe Calderón en 1986? ¿Dónde en 1989, 1992 y 1996, o en 2004-2006? Porque, palabras más palabras menos, en septiembre de 2009 repite el discurso que utilizaron sus cuatro antecesores en Los Pinos para justificar la privatización de la industria petroquímica del Estado (de hecho todo el sector paraestatal), y presenta como nueva una idea que, en realidad, comenzó a ponerse en práctica 23 años atrás. Apenas el pasado viernes llamó a realizar un cambio que no nos haga distraer los cada vez más escasos recursos públicos que necesitamos para la educación, para la salud, para combatir la pobreza, para la infraestructura (etcétera), es decir la invitación que en su momento hicieron Miguel de la Madrid (1986), Carlos Salinas de Gortari (1989 y 1992) y Ernesto Zedillo (1996) (no se incluye a Fox en esta última referencia, porque fue tan limitado que ni siquiera se le ocurrió fusilarse los discursos de sus predecesores, como Calderón comprenderá, aunque tiene su historia con el proyecto Fénix).
Es el mismo discurso que en el país se escucha desde hace casi tres décadas, e idéntico pretexto para privatizar un sector industrial que, ¡sorpresa!, ya está privatizado. El problema es que 23 años después la infraestructura productiva del Estado ha sido desmantelada, no hay nada más que vender (salvo el petróleo, que ya se acabó, según la versión oficial) y se pretende privatizar lo privatizado, pero insisten en aquello de liberar recursos públicos para atender las urgencias sociales de los mexicanos.
Un paseo rápido por la historia dice así: en 1951 comenzó a desarrollarse el citado sector, y el gobierno de Adolfo López Mateos, al expedir la Ley Petroquímica de 1959, ratificó la exclusividad del Estado –vía Pemex– para procesar y comercializar la petroquímica básica y para ello estableció que alrededor de 70 serían los productos que la conformarían. En 1960 oficialmente se puso en marcha la industria petroquímica paraestatal, pero el gusto duró poco más de cinco lustros. En 1986, Miguel de la Madrid inició el desmantelamiento (privatización) de la industria petroquímica del Estado. Ese año (para evitar que al pretender abarcar mucho se apriete poco), de poco más de 70 productos petroquímicos básicos –reservados al Estado–, reclasificó alrededor de 40 y los convirtió en secundarios –capital privado–, de tal suerte que restó margen de maniobra financiera y comercial a la industria petroquímica operada por Pemex y hasta ese momento reservada a la nación. Quedaron poco más de 30 productos básicos.
Tres años después (1989), Carlos Salinas de Gortari de nueva cuenta reclasificó los productos petroquímicos básicos y de 30 los redujo a 19, y en 1992 a nueve, con lo que restringió más el margen de maniobra de Petróleos Mexicanos. La inversión pública en este sector prácticamente desapareció. Para no quedarse atrás, Ernesto Zedillo (1996) quiso dar la puntilla a la participación pública en esta área productiva e impuso la nueva ley reglamentaria del artículo 27 constitucional –aprobada en octubre de aquel año, con la complicidad del panistas y priistas en el Congreso– que autorizó la venta de 61 plantas petroquímicas propiedad de la nación (51 por ciento el Estado, 49 el capital privado), y de regalo un exquisito bombón: las nuevas reglas (la citada fórmula 51/49 por ciento) sólo se aplicaban a las plantas petroquímicas existentes –las viejas, a las que en esa década (1986-1996) no se les invirtió un solo centavo–, porque para las nuevas la inversión privada extranjera es al 100 por ciento. Para redondear, a Vicente Fox se le ocurrió el (fallido) proyecto petroquímico Fénix (2004-2006), que intentó resucitar el actual inquilino de Los Pinos.
Ese entramado condujo al desplome de la participación del Estado en la industria petroquímica, y a que a estas alturas más de 90 por ciento de esta actividad esté bajo control y propiedad de particulares, nacionales y extranjeros. Entonces, de la industria petroquímica que opera en el país ¿qué es lo que pretende privatizar Felipe Calderón? Y ¿de qué privatización obtendrá los recursos que necesitamos para la educación, para la salud, para combatir la pobreza, para la infraestructura (etcétera). Queda claro, pues, que el objetivo calderonista no es el sector petroquímico (ya entregado al capital privado), sino el otro, el grande, el que ya se acabó, el petróleo (tal cual lo intentaron sus cuatro antecesores), porque ya dijo que presentará otra iniciativa energética, que no será otra que la ya muy conocida de privatizar el oro negro.
Como propiedad de la nación, la industria petroquímica básica registró una tasa promedio anual de crecimiento cercana a 15 por ciento (1970-1980); en su etapa de reclasificación (1986-1990) se redujo a 9 por ciento y, consolidada la privatización (1990 en adelante), lejos de avanzar retrocedió 0.6 por ciento. Y de ser un sector superavitario en su balanza comercial, ahora reporta un creciente déficit. Para dar una idea de esto último, va la estadística de la Cámara de Diputados: en el periodo 1993-2007 el volumen total de petroquímicos se redujo a una tasa media anual de 3.1 por ciento; para contrarrestar la caída, las importaciones se incrementaron 211 por ciento.
Si ése es el cambio, no gracias.
Las rebanadas del pastel
Enorme, como siempre, Noam Chomsky en la sala Nezahualcóyotl de la UNAM, en el marco del 25 aniversario de La Jornada y con una espléndida presentación de nuestra directora Carmen Lira… ¿Qué se comió uno de los hombres más ricos de México, Alberto Bailleres, que el pasado sábado le cayó la PFP en sus oficinas de Industrias Peñoles, en Polanco? Algunos creen que tiene relación con los 2.15 millones de dólares en efectivo que un día antes la Armada de México decomisó en Manzanillo, Colima, y que por una casualidad aparecieron en un contenedor de su empresa Química del Rey. ¿Será?
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Honduras: los golpistas en jaque
La sorpresiva aparición del presidente constitucional hondureño, Manuel Zelaya, en la embajada brasileña en Tegucigalpa altera de golpe el impasse en el que se encontraba la nación centroamericana desde el golpe de Estado oligárquico cometido a finales de junio pasado, cuando efectivos militares sacaron al mandatario de su residencia, lo expul- saron de Honduras e impusieron en la titularidad del Ejecutivo al usurpador Roberto Micheletti.
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El Correo Ilustrado
La ST se resiste a un debate serio sobre reforma laboral, dice
En la respuesta de la Secretaría del Trabajo (ST) dada al artículo de Arturo Alcalde el 15 de septiembre pasado, se acredita, una vez más, su resistencia a discutir abiertamente y sin descalificaciones la propuesta de reforma laboral. Al respecto, no es suficiente con darla a conocer y procesarla electrónicamente. Es notorio que existen puntos de vista encontrados. No sólo se discrepa sobre si debe haber reforma sino respecto a qué debe cambiarse y en qué dirección, lo que no debería generar irritación alguna. Aun entre los especialistas que sostenemos desde hace más de 20 años la necesidad de contar con un sistema laboral orientado a promover simultáneamente la justicia social y la competitividad en el contexto de un modelo de desarrollo incluyente, existen diferentes diagnósticos y soluciones que deben ser compartidos con toda la sociedad. La pluralidad de puntos de vista es un requisito de la deliberación democrática que no debería eludirse si se quiere construir una salida con legitimidad y perdurable a los grandes problemas laborales del país. Convendría que a esta altura del actual sexenio la ST tuviera mayor comprensión de las causas y los actores que han cerrado el paso a un debate serio sobre la reforma laboral que el país necesita urgentemente. Creemos que sólo de esta forma esta dependencia podría contribuir a crear un clima de confianza propicio para acercar las diferentes miradas respecto al polémico tema de la reforma laboral.
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José Blanco: La vuelta de cuál PRI
Las elecciones intermedias mostraron fatiga y evidente agotamiento de expectativas de una proporción mayoritaria de los votantes, respecto de la ineficiencia del gobierno panista, que estaba obligado a ser doblemente eficiente por cuanto le tocaron malos tiempos. Esa ineficiencia no es pura falta de oficio político y administrativo, sino su mineralizada incapacidad para moverse de la ortodoxia: perdió una proporción harto significativa de lo que había ganado.
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Marco Rascón: 25 años
Apuntando al fin del siglo XX, la amplia izquierda mexicana, empujando sus historias, forjada en sus propias batallas, constructora de conciencias, artes, pensamiento político y conceptos, respaldó el proyecto de La Jornada, nacido aquel septiembre de 1984, capaz de interponerse entre el poder y las causas sociales de aquellos años, cuando el régimen priísta envejecía y las luchas brotaban por todas partes ante la crisis económica crónica que beneficiaba la concentración del poder y a la oligarquía.
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Luis Hernández Navarro: El México de Noam Chomsky
Noam Chomsky es un intelectual querido y respetado en una parte muy importante de los movimientos populares y del mundo de la cultura en México. El aprecio que se le tiene va más allá del conocimiento de su obra. Su reputación de pensador riguroso camina de la mano de su notoriedad como un hombre éticamente congruente.
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Ana María Aragonés: Un país sin futuro a la vista
Decía un muy destacado investigador que su país, Argentina, era la única nación en el mundo que convertía una oportunidad en crisis. Y creo que eso podría aplicarse al gobierno mexicano cuando se analiza la propuesta de presupuesto presentada por el Ejecutivo federal para 2010, que ha causado enorme descontento en muy distintos sectores de la población mexicana.
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Pedro Miguel: Civilidad
Si el amontonamiento de seres humanos que se produjo en el Zócalo capitalino la noche del 19 de septiembre se resolvió, a la postre, con saldo blanco, y si el asunto no pasó a mayores, fue por la forma en que actuamos los ciudadanos, dijo a reporteros de La Jornada (20/9/09) una asistente a la segunda presentación del espectáculo multimedia que el calderonato había estrenado en esa plaza, repleta de empleados públicos acarreados, cuatro días antes. Luego se supo que los elementos del Estado Mayor Presidencial, en el afán de cuidar a su jefe, cerraron durante hora y media varias salidas –las calles de 16 de Septiembre, Madero y 5 de Mayo– e hicieron chocar entre sí a grupos de espectadores entrantes y salientes. “La gente llegó aquí desde la tarde para la función de las 20:30 (que) terminó a las 20:55 y desde esa hora nadie podía salir; empezamos a caminar por las calles, pero estaban bloqueadas, afirmó otro testigo citado por Reforma (20/9/09); según ese periódico, hasta las 23, el declarante no había podido abandonar el Zócalo. Las funciones subsecuentes del tal espectáculo multimedia fueron canceladas, pero el bien conocido libreto presumiblemente continuará: en el próximo capítulo algún funcionario federal le echará la culpa del estropicio a las autoridades capitalinas.
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Javier Flores: Influenza: el peso de la realidad
Estábamos esperando la etapa invernal, pero nos sorprendió la realidad. O mejor dicho: algunos esperaban esa estación para actuar contra la influenza, pero los sorprendió su propia incapacidad. Ahora dicen que se adelantó el invierno ¡en pleno verano! No cabe duda, lo que pasa en México es realmente algo increíble. El incremento actual en el número de casos y de muertes por el virus de la influenza A/H1N1 en México es inocultable.
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Teresa del Conde: Mario Rangel Faz: in memoriam
Muy reconocido como artista gráfico en ámbitos nacionales y extranjeros, Mario Rangel Faz (1956-2009) participó en los movimientos contestatarios que redundaron en la pormenorizada historiografía y catalogación efectuada con motivo de la exposición La era de la discrepancia (Museo Universitario de Ciencias y Arte-MUCA campus 2007).
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Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Expediente abierto
El caso de Jacinta Francisco Marcial no puede ni debe cerrarse. Menos aún los de Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, que siguen presas.
Por partes: para empezar, Jacinta no fue “liberada por las autoridades” así en abstracto ni como un acto generoso o por la presión de algunos medios y ONG. Fueron sus acusadores de la Procuraduría General de la República los que tuvieron que reconocer que no podían sostener las mentiras que desde hace tres años y en complicidad con el juez Rodolfo Pedraza Longi condenaron a estas tres mexicanas otomíes a 21 años de cárcel.
Por eso ahora la exigencia es que se acabe de hacer justicia y se investigue y castigue a todos aquellos que inventaron cargos absurdos, desde el ex procurador Eduardo Medina Mora hasta los seis afis farsantes pasando por el juez Pedraza, que en la última audiencia del 14 de septiembre se pasó ocho horas sin moverse de su lugar y de espaldas a todos los presentes para no dar la cara. Como no la dio nunca para ver ni a Jacinta ni a Alberta ni a Teresa, que siempre se quejaron de que jamás las vio personalmente y, sin embargo, las condenó desde su escritorio sólo mirando papeles. Si todos ellos cometieron delitos, son delincuentes. Punto.
Y es que si alguien tenía todavía alguna duda sobre la soberbia y el menosprecio con que la arrogancia oficial ha tratado estos casos, basta el boletín del 16 de septiembre de la propia PGR, que al explicar que fueron la llamada “duda razonable” y la ausencia de “prueba plena” las que condujeron a la liberación de Jacinta puntualiza: “…es importante aclarar que de las pruebas repuestas en el procedimiento quedó claro que la duda razonable únicamente fue generada para Jacinta, no así para las demás inculpabas, ya que existe imputación directa y categórica en cuanto a su participación en los delitos denunciados”.
¿Es esto una razón? ¿Por qué la PGR siempre se ha negado a dar una explicación pública de la “imputación directa y categórica” que dice tener contra Teresa Hernández Cornelio y Alberta Alcántara Juan? ¿Por qué no dice que a esta última le sembró 50 miligramos de cocaína para acusarla de traficar con drogas en el tianguis de Santiago Mexquititlán cuando ella jamás ha sido tianguista?
Además, ¿por qué la PGR habla de “Jacinta” y de “las demás” sin mencionar sus nombres completos? ¿Se referirán así a las esposas de los poderosos de la política y el dinero o a sus propias parientes cercanas?
Lo dicho, son una pandilla de desvergonzados que todavía quieren lavar media cara de un rostro completamente sucio.
Alberto Aziz Nassif
Decisiones pequeñas
Muy poco le duró el oxígeno a Felipe Calderón. El espacio que abrió el 2 de septiembre con su decálogo de cambios se empezó a derrumbar con las decisiones que siguieron, en las que privó lo de siempre: improvisación y una visión conservadora. Ahora el panorama de los próximos años se complica más porque una cosa es administrar mal lo que existe, como hizo Calderón durante sus primeros tres años, pero otra muy distinta es hablar de cambios de fondo y salir con decisiones que no generan credibilidad.
Primero vino la remoción de tres puestos en el gabinete que dejaron mucho que desear: el candidato a procurador fue impugnado por organizaciones sociales y ahora tratan de conseguir los votos necesarios para nombrarlo; el nuevo director de Pemex llegó con antecedentes cuestionados por su desempeño anterior en esa empresa; y el tercero sólo representó más de lo mismo. Nunca se supo el porqué de los cambios, no hubo ni el más mínimo criterio de evaluación.
Luego llegó el anuncio de la desaparición de tres secretarías, como una decisión más mediática que de fondo; tampoco hubo una explicación convincente ni un análisis general de cómo hacer una reingeniería de la administración pública en su conjunto. Lo más aberrante fue el paso de la Función Pública hacia una contraloría general “dependiente” de la Presidencia de la República. Ahora Calderón será el contralor del Poder Ejecutivo. ¿De qué se trata?
Para rematar, se presentó el paquete económico y la nueva miscelánea fiscal. A contracorriente de lo que se ha hecho en casi todo el mundo, aquí se recurre a un ajuste en plena crisis recesiva, subir impuestos y concentrarlos entre los cautivos, los que siempre pagan; poco endeudamiento, cuando los países recurren al déficit para impulsar medidas que ayuden a salir de la crisis. El Impuesto Sobre la Renta lo incrementan 2% y quieren establecer un 2% más de IVA general, etiquetado para los programas de combate a la pobreza.
La paradoja se ha instalado en el gobierno panista. Cuando la situación de crisis hace difícil llegar a acuerdos, Felipe Calderón lo consigue, pero con un consenso en su contra; ya existe una coalición opositora (PRD y PRI, rectores, asociaciones empresariales, centros de investigación, el sector de las telecomunicaciones). El paquete fiscal, la parte más visible e importante de las decisiones que llegaron después del mensaje del tercer Informe de Gobierno, logró un rechazo generalizado no sólo porque a nadie le gusta pagar más impuestos, sino porque el enfoque es poco convincente.
Subir 2% general para alimentar los programas contra la pobreza resulta ser, según diversos estudios, contraproducente, porque los que más van a pagar son los supuestos beneficiarios de estos programas. Incrementar los Impuestos Especiales sobre Productos y Servicios (IEPS) ha generado un rechazo amplio, principalmente en los que se refieren al aumento de 4% a los servicios de comunicación (telefonía fija y celulares), lo cual es visto como regresivo por diversas asociaciones porque: “Encarece la competitividad; retrasa la modernización tecnológica; amplía la brecha digital; desincentiva la inversión; dificulta superar la crisis; afecta la economía de 80 millones de usuarios; castiga pequeñas y medianas empresas; y complica la capacidad para generar y conservar empleos” (desplegado, EL UNIVERSAL, 15/IX/09).
La ruta del mensaje del tercer informe era una apuesta compleja y, hasta cierto punto, desesperada. Lo primero porque sonaba tan contundente y, al mismo tiempo, implicaba cambios tan profundos para lo cual no se tiene el equipo, la visión y, mucho menos, el liderazgo que implican esos movimientos. Lo segundo porque parecía que era lo último significativo que podía plantear este gobierno. Sin embargo, en unos cuantos días hemos visto que, en efecto, no hay liderazgo ni nuevas ideas ni equipo.
Los primeros pasos han resultado poco afortunados y muy discutibles. Una estrategia de cambio necesita, desde el principio, no sólo de una nueva coalición política gobernante, con fuerza en el Congreso, la cual no se ve que exista después de la derrota panista del 5 de julio pasado. Sin embargo, desde un gobierno de minoría quedan las acciones extraordinarias, esas que implican visión de Estado. Acciones —cuyo objetivo es empezar a generar confianza— que no necesitan pasar por reformas en el Congreso y pueden rescatar a un presidencialismo debilitado. Acciones destinadas a cambiar la lógica de lo posible por la lógica de lo necesario. Veremos pronto qué pasa con el paquete fiscal, pero es previsible que lo mejor que podrá obtener el Ejecutivo será otra vez la lógica de lo posible.
Ya se anuncia un rediseño de la propuesta económica mediante un arreglo con los gobernadores del PRI, quizá a cambio de una rebanada más grande a los estados, para sumar los 108 votos que le faltan al PAN para tener mayoría. Hasta la fecha no hay tampoco grandes propuestas alternativas, pero los cálculos serán otra vez electorales porque en 2010 medio país pasará por las urnas, se renovarán 10 gubernaturas y otros cuatro estados tendrán elecciones intermedias.
Con estas primeras decisiones de Felipe Calderón, ¿qué queda en pie de la agenda de cambios que necesita el país?
Investigador del CIESAS
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