Un reportaje de Periodismo Humano que narraba la vivencia de dos mujeres en el momento de la expulsión de sus parejas ha hecho que su historia no sólo se cuente, también se cante.
En el taxi Juana, boliviana y embarazada, trata de contactar con el abogado de su pareja que está en el aeropuerto de Barajas a punto de ser deportado. (M.R)
“La tarde del pasado 1 de julio, Juana se extrañó de que su novio Richard, boliviano como ella, no hubiera vuelto a casa. Cuando sonó el teléfono recordó las historias que había oído sobre redadas de la policía. Dos días después, Juana se encontraba en el aeropuerto de Barajas, preguntando sin éxito por su pareja.” Así comenzaba el reportaje “Historia de una deportación” que Periodismo Humano publicó en octubre del pasado año. Y así comienza también la canción “Perdido”, del último disco del grupo Hombre-Huevo.
El compositor del grupo, César Corbi, leyó la noticia, y en poco más de dos semanas, este alicantino de 39 años ya tenía el primer boceto de un tema que trasmite las sensaciones de los inmigrantes sin permiso de residencia que viven en España, siempre bajo la amenaza de una repatriación forzosa. Meses después, desde Girona, el uruguayo Marcelo Masciadri (la otra pata del grupo Hombre-Huevo), introdujo los arreglos, más instrumentos, voces, sirenas de policía…
“Siempre me gusta aportar ideas en las canciones. No dar consejos morales, pero sí lanzar mensajitos al público”, comenta por teléfono César desde su ciudad natal. “Ya hicimos un tema sobre la llegada de pateras y otro sobre la situación que se vive en Cuba, “Habanece”. Esto explica en parte que este músico, y estudiante de periodismo, sintiera “nada más leerlo” que la “historia demencial” que contaba el reportaje merecía el esfuerzo de ponerle acordes.
Autor. César Corbi. Los integrantes del grupo Hombre Huevo, César Corbi y Marcelo Masciadri (en la pantalla), suelen componer sus temas comunicándose a través del ordenador.
Desde la humildad, este trabajador del puerto de Alicante presenta a su grupo como “cosa de amigos”, con un sonido “acústico muy casero”. César compone rápido, “dos semanas ya es mucho”. Luego escucha ese primer borrador, y si no le convence la canción va al cubo de la basura. Es su método para poder decir después: “no somos profesionales”, pero “yo lo que hago me lo creo”.
César reconoce que “la gente responde bien” al tema “Perdido”. En los conciertos “el público sí reconoce la historia”, o al menos siente que se habla de alguien que “no tiene salida ni rumbo”, con palabras que enganchan como “deportación o paradero”.
La fotoperiodista María Rodríguez Bajo junto a uno de los retratos que hizo a Romi el día que deportaron a su pareja. (A. S.)
“Alguien al otro lado”
Para María Rodríguez, la fotoperiodista que retrató la angustia de Juana y Romi, y compartió con ellas la rabia por la expulsión de sus parejas, el tema compuesto por César ha supuesto una suerte de recompensa “a un trabajo muy duro”. “Cuando informas, presupones que hay gente que te escucha, esa canción demostraba que había alguien al otro lado a quien habíamos llegado de una forma especial”.
María respira hondo antes de hablar sobre sus horas a las puertas del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, donde tomó contacto con la dura realidad de las deportaciones. Meses después, la vivencia que retrató en imágenes tomaba forma musical, haciendo que ese trabajo, según ella, “llegara todavía más lejos, y tomara un poco más de sentido ese esfuerzo”.
Después de ese reportaje, María ha cambiado su perspectiva sobre muchas cosas. “Para mí, Aluche ya no es un barrio normal, es el barrio donde hay un CIE”. Un lugar temido por los migrantes que conoce en Madrid, a los que ahora entiende mejor cuando le cuentan su miedo a salir a la calle y ser interceptado en alguna de las “redadas racistas” que abundan en la capital.
“La historia de muchos”
“Historia de una deportación” se centra en la desesperante experiencia de dos mujeres bolivianas, Juana y Romi. Pero para María, el valor de ese reportaje es que representa “la historia de muchas personas que viven en España, con proyectos vitales que quedan zanjados de la noche a la mañana”. “Es algo que cuesta creer que pase en un Estado democrático, pero es así”.
Y sin conocerse, César coincide con María al señalar que las situaciones que narra el reportaje afectan a muchos. Según él son “calcadas” a las de los miles de sudamericanos que logran llegar de forma ilegal a Estados Unidos. “Habla de lo mismo que El visitador”, explica, una película que también le sirvió de inspiración para la letra del tema “Perdido”.
En efecto, según el ministerio del Interior, 13.278 personas fueron repatriadas contra su voluntad en 2009. La ironía -comenta la fotógrafa- es que se trata de una realidad desconocida, pero que está muy cerca, en nuestros barrios”. Cada vez se publican más noticias e informes sobre la triple amenaza a la que se enfrentan las personas que viven en España sin permiso de residencia: alto de la policía debido a su aspecto, ingreso en un CIE, deportación al país de origen. Sin embargo, la mayoría de la población española no ha oído hablar de estas prácticas por parte del Estado.
Las organizaciones sociales de derechos humanos y de apoyo los migrantes denunciaron recientemente el “oscurantismo” del Ministerio del Interior que no deja a periodistas ni ONG acceder a los CIE, ni informa sobre las repatriaciones puntuales que se realizan. En este sentido, María cree que el colorido centro de internamiento de Aluche provoca que “mucha gente que va a la comisaría” de este barrio nunca podría imaginarse que “al lado hay gente encarcelada por una falta administrativa”.
Imagen del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) situado en el barrio madrileño de Aluche. (María Rodríguez)
César termina la entrevista preguntando por la suerte que han corrido las dos mujeres que se citan en el reportaje. “Eso es lo realmente importante, no nuestras canciones”. María le responde a través de este reportaje. “Intentamos volver a contactar con Romi, pero ella no tenía más ganas de seguir contando su historia. La última vez que hablamos estaba pensando en volver a su país (Bolivia), la sentí esquiva, dolorida por todo lo que había ocurrido”.
La última frase que le dijo Romi a María antes de colgar el teléfono fue “¿para qué hablar más, si no sirve de nada denunciar estas cosas”. Seguramente, el reportaje que narraba una deportación no le cambió en nada la vida a esta joven boliviana, sólo sirvió para que otros pudieran conocer esa realidad. Y ahora también, a que su historia se escuche en esta canción.