#15O Madrid
Sol se vuelve a sentir el centro del Universo
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Momento de la manifestación en Madrid (Juan Luis Sánchez)
Se había extendido cierto pesimismo. El otoño había recogido al 15M fragmentado y exhausto, incapaz de seguir su propio ritmo de movilizaciones. El ‘Toma la bolsa’ había inundado de creatividad las redes pero fue una gran apuesta que no consiguió reunir a mucho más de mil personas en la calle. Muchos de los más fieles al movimiento se despertaban este sábado 15 de octubre con el estómago encogido. Todo lo que no fuera igualar la manifestación del 19 de junio, o al menos las marchas indignadas de julio, sería sentido como una decadencia.
A las cuatro de la tarde, el 15O era decadente. La marcha Norte, de las muchas que partieron a lo largo de todo el día en varios barrios de la ciudad, apenas arrancaba con cien personas. Del otro extremo de la ciudad llegaban imágenes parecidas. Las prisas descuidaban la fotogenia de la manifestación, muy estirada, y la visión aérea del Paseo de la Castellana no soportaba comparaciones con la de cuatro meses atrás.
Pero aquella debilidad era un efecto visual o una mala jugada del pesimismo. Cuando confluyeron todas las marchas de la ciudad en Cibeles, la euforia sembraba una gran fiesta en Sol, abarrotado de nuevo.
La plaza tomada ya era otra vez el centro orgulloso de la indignación, esta vez a escala global. Nos cruzamos con Javier y le preguntamos qué siente. “Que es un día importante”, nos responde.
Y nos cruzamos con Carolina, una de las mentes que más ha trabajado por coordinar la convocatoria global. Le preguntamos qué siente. “Que todo es posible”, nos responde.
Y lo ves en las caras. Que la gente sonríe y se siente cómplice, poderosa, referente, fuerte, aliviada, renovada, útil, sabia, preparada para más. Por la megafonía piden que ya no entre más gente en Sol, que no se cabe, que rodeen la plaza. Y que por favor el que no lo necesite apague el móvil porque la cobertura 3G para usar las redes sociales está saturada.
La Solfónica, la orquesta del 15M, despliega sus instrumentos frente a “la ballena”, que es como llaman a la moderna boca de Metro de la plaza, abovedada y de cristal. La euforia se prepara para el éxtasis y a las ocho y media de la tarde comienza el ritual: miles de personas caen al suelo como muertos para luego renacer al ritmo del último movimiento de la 9ª Sinfonía de Beethoven. Un grupo de danza representa la lucha del tirano contra las bondades del hombre y la naturaleza. Manos al viento, risas, lágrimas. ¿Qué es una victoria? Esto.
Y desde arriba “la ballena” asomaba el lomo zambullida entre un mar de gente.
Decenas de miles de personas en Sol. 15.10.2011 (Mónica López)
Se había extendido la euforia. Y, sin embargo, una bofetada de realidad cortó en seco la noche tan pronto como comenzó la asamblea general y masiva que pretendía empezar a responder a la pregunta “¿y ahora qué?”. La asamblea se hizo ingobernable – “se nos ha ido de las manos”, admitieron desde megafonía – y se cerró de la misma manera que se cerró la última gran asamblea de Sol, en junio, la que decidió levantar la acampada de la plaza: que cada uno haga lo que quiera porque entre todos no nos vamos a poner de acuerdo. Escepticismo por la metodología y fragmentación. Ejemplo de lo primero, la espantada de cientos de personas que perdieron la paciencia en los primeros turnos de palabra, muy reflexivos, poéticos y poco centrados en el futuro. Ejemplo de lo segundo hubo todo el resto de la noche.
Ante la falta de consenso sobre qué hacer, la mayoría se fue a casa, dando por concluída la jornada de fiesta y reivindicación. Un grupo de unas 300 personas se quedó en Sol, debatiendo. El grupo de Economía lo hizo aparte. Otro núcleo se propuso visitar ya de madrugada la sede de varios medios de comunicación. Y, sobre las dos y media de la madrugada, unas cuarenta personas entraron en un hotel abandonado de la calle Carretas, el Hotel Madrid, y lo ocupan con el apoyo de unas cien personas que hacen sentada y asamblea en la puerta. “Propongo que entreguemos este edificio a las familias afectadas por desahucios”, se empieza a debatir.
¿A quién representan los que se quedan? ¿A quién representan los que se van? Varios de los impulsores del 15M y del 15O se acercan al lugar e intercambian miradas de frustración. “Esto es carnaza para los medios”, dice uno. “Pero esto no se puede evitar. Yo creo que ya todo el mundo entiende que el 15M es una cosa compleja, que cada uno tiene sus métodos, y que lo importante es lo que nos une”, dice otro. Y apostilla un tercero en Twitter: “Me encanta la okupación, pero okupar durante 15o es como llevar banderas de un partido al 15M. Si yo dejo la mía, tu dejas la tuya, ¿o no?”..
#15O en Barcelona
Tres columnas: sanidad, educación y vivienda
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Alejo Cuervo en su casa (Samuel Rodríguez)
Alejo busca un rotulador a toda prisa. Queda menos de una hora para la manifestación Global del 15O en Barcelona y aún no tiene su pancarta preparada. Su lema: “Gran hermano ha muerto. Bienvenidos al futuro”.
No podría ser de otra manera. Este editor de literatura fantástica ve en la red “el virus de la revolución”. “Ser conscientes que tenemos nuestros propios medios de comunicación y que los medios tradicionales ya no tienen el monopolio de la información cambia el mundo. Nosotros estamos formando la opinión pública, no los medios tradicionales.” De entre “nosotros” tres son los grupos responsables de este movimiento de cambio: lo jóvenes, los emigrantes y los frikis. Esto es, “los que vivían en la red (ya fuera por ocio o por estar en contacto con los suyos).” Participar de un mecanismo sin fronteras como es Internet, se presenta como la más poderosa de las alternativas al realismo inculcado hasta el momento, a su rigidez y a los mecanismos de control en que se sustenta, sostiene Alejo. “ El sistema político y las estructuras verticales actuales son lentas, caras e ineficaces. La calidad de las decisiones, aunque sea tomada por un experto, no son competitivas con la calidad del grupo.” Y el grupo puede llegar a ser tan grande como lo es una red social donde se crea “un discurso colectivo que se elabora solo y que nadie lo controla.”
Alejo Cuervo en la manifestación (S. R.)
Este discurso ha hecho que hoy ciudadanos de cerca de un millar de ciudades de todo el mundo hayan salido a la calle. ¿El objetivo? “Un mundo mejor”. ¿Es posible? “Sí.” En Barcelona, una vez más, centenares de pancartas han clamado contra los responsables de la crisis económica, los recortes sociales o los desahucios por las hipotecas. 300.000 persona, según los organizadores, y 185.000 según un cálculo propio del Setmanari de Comunicació, han recorrido el centro de Barcelona hasta llegar al Arco de Triunfo. Allí las protestas se han dividido en tres marchas: la de sanidad, la de educación y la de vivienda. La primera ha acabado su recorrido en el Hospital del Mar. La segunda ha llegado a la Facultad de Geografía de la Universidad de Barcelona, ocupada desde el viernes y con voluntad de seguir así hasta el lunes. La tercera, ha ocupado un bloque de pisos propiedad de un banco y cerrado desde hace seis años para alojar a familias desahuciadas.
Y es que entre las consignas de siempre destaca una nueva: el 15M pasa a la acción.
Huerto improvisado durante la manifestación
Miles de personas se dirigieron en la columna dedicada a la sanidad al Hospital del Mar. Aquí haciéndose los muertos para denunciar los recortes
Manifestante haciéndose la muerta para denunciar los recortes en sanidad ante el Hospital del Mar
#15O en Sevilla
“Política y poesía”
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Poesía y política. Son las citas que Ferran Fernández tiene marcadas en su agenda para el 15 de octubre. Dicen, repiten, que es una fecha que marcará la historia, que aquí comienza el cambio global. Él escucha y mantiene ese gesto de los que dudan, de los que han visto demasiadas derrotas, y no se deja embargar por la esperanza fácil aunque la ilusión de veterano militante le obligue a susurrar: “No sé por qué / pero aún me emociono/cuando veo a gente desfilar/por la calle/enarbolando banderas/ de derrota.”
Desde que los últimos condenados a muerte del franquismo lo sacaran por primera vez a la calle, allá por 1975, no ha parado de moldear con sus manos de poeta-editor-profesor de periodismo el intento de un mundo mejor, más justo, más igualitario y, en ese intento, nace su propia versión del humanismo: “A veces siento / un dolor muy profundo / pero no es mío”.
El derecho a la dignidad, al descanso, a la alegría, el derecho a una vida que merezca ser vivida lo empuja hoy también a la calle. La cita es a las seis en la plaza de España, en Sevilla. En esa ciudad está casualmente, convocado por Perfoposía, otra cita cultural que ha estado a punto de ser sacrificada en el altar de los recortes. Allí, rodeado de poetas y editores, su apuesta por la buena literatura, casi siempre fuera del control del mercado, su discurso crítico con la poesía subvencionada y su menosprecio a lo fácil, provocan también polémica. No es habitual que un editor se salga de la lógica empresarial y lo diga públicamente. No es habitual que alguien se salga de la lógica del mercado, a secas, dice él.
Acudir a la manifestación le obliga a aparcar algunos actos poéticos. Pero pasa antes por el centro cultural de Santa Clara para recoger unos libros. Santa Clara es uno de esos nuevos espacios amplios, minimalista diría alguno, que fue recuperado para fomentar la cultura pero que es criticado por estar vacío, por tener muy poca actividad cultural. Mientras, cerca de allí, los vecinos y las vecinas del centro de la ciudad están invitados a una comida popular para ir animando el ambiente antes de la protesta.
Desde las cinco y media hay gente en los alrededores de la plaza de España. Cerca de las seis van llegando los diferentes grupos de barrios y pueblos que nutren la manifestación. Hay mucha agitación, muchas ganas, pero es difícil poner cifras. La marcha comienza a andar y Ferran se suma. En la primera recta se empieza a poner cifras, la primera estimación, 10.000 personas. La cabeza llega al Rectorado y los gritos repiten “Queremos becas, no hipotecas”. Ferran grita también, es profesor asociado en la Universidad de Málaga, lleva 20 años en esa labor, primero en Barcelona y luego en Málaga, pero sabe que su futuro laboral no pinta bien como lo saben los interinos que, desde hace semanas, están encerrados en la catedral para pedir la derogación del decreto 302. Antes de que la manifestación llegue allí, el colectivo de interinos sale a recibir a los ciudadanos y ciudadanas que protestan. La cola de la manifestación aún no ha empezado a andar. Se empieza a hablar de 30.000 personas.
Recta final, camino de la plaza de la Encarnación, de las setas, del que sigue siendo corazón del 15M de Sevilla. La escalinata está llena. Los lemas empiezan a ser contundentes, las cosas tienen que cambiar, la realidad es injusta y tiene culpables “Botín, vamos a por ti”, “Sí hay dinero, lo tienen los banqueros”, “Tenemos la solución, los banqueros a prisión”. Ferran distiende el rostro, se siente más cómodo. Hace un momento, frente a la oficina central de Correos, los lemas divertidos le ensombrecieron su gesto: “No está la cosa para chistes. ¿Hará falta una vuelta de tuerca más para que saquemos la rabia?”.
Las setas bullen, van llegando los manifestantes y no cabe nadie más. 60.000 según los organizadores. Una proyección va lanzando imágenes de otras protestas, se recogen firmas para la reforma de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) y para un plan de movilidad que haga más respirable la ciudad. Turnos de palabras. Se habla del 15M, del trabajo de los grupos y de las comisiones, de los retos, del futuro, de la esperanza que crea el éxito de esta convocatoria. Ferran vuelve a los recitales que cierran esta edición de Perfopoesía. De regreso, la plaza 15M, que cobijó la acampada, aparece vallada. ¿Metáfora? Política y poesía.
#15O en Málaga
“El 15M presenta al Pueblo a las elecciones nacionales”
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A las seis de la tarde partía desde el edificio del Ayuntamiento la manifestación malagueña bajo la convocatoria global del 15O. Si bien la incertidumbre era patente a primeras horas de la tarde en cuanto a la acogida que tendría, comparándola con las anteriores convocatorias, a las seis en punto quedaba disuelta cualquier duda. Decenas de miles de personas se aglomeraban a lo largo y ancho del Paseo del Parque, una de las principales arterias de la capital malagueña.
La manifestación, convocada bajo el lema “Paremos los recortes, rescatemos a las personas” ha trascurrido en algo más de tres horas llegando a su punto de destino, la Plaza de la Constitución, donde se ha leído el manifiesto final y miembros de la plataforma DRY han llamado a la movilización durante toda la campaña electoral. Para el día 5 de noviembre, fecha en la que los partidos políticos harán el disparo de salida hacia el día de las elecciones, ya conoceremos la campaña con la que “el 15M participará en la campaña hacia los comicios” ha anunciado un representante de DRY, donde “llevaremos como candidato al Pueblo y como línea programática, el rescate a la ciudadanía”.
La falta de previsión ante una convocatoria multitudinaria, ha provocado caos en algunos momentos de la concentración cuando la marcha recorría esta vía que no había sido cortada en sus dos sentidos, dejando el lateral más cercano al puerto, libre al tráfico rodado. La ocupación de la vía por parte de los manifestantes ha mantenido atrapados a los ocupantes de coches que circulaban en mitad de la marcha.
La Plaza de la Constitución, que ha albergado el fin de la concentración, ha sido escenario de polémica en los días previos en la ciudad. Colectivos convocantes de la marcha denunciaron la ocupación de la plaza por un stand publicitario del Banco Santander para el sorteo de un Ferrari, que finalmente ha sido retirado en la mañana de hoy, a fin de evitar incidentes.
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#15O en Granada
“Cuando se nace indignada y sin miedo”
por Noelia Vera
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A Hortensia no le asusta salir a la calle a reclamar lo que considera suyo y de los suyos. Nació indignada y sin miedo. Tiene la experiencia, la fortaleza y el ánimo suficiente para no permitir que su conciencia se duerma y por eso hoy ha vuelto a gritar alto junto a 10.000 granadinos más, según datos de la asamblea de la ciudad, que las cosas tienen que seguir cambiando; que es necesario alcanzar un cambio global.
“¿Pero qué hacía falta para que esta sociedad saltase?”, se preguntaba a sí misma al encontrarse con uno de sus tantos amigos con una expresiva sonrisa de alivio y de satisfacción. “No todo estaba perdido”, añadía.
Y es que, aunque Hortensia creció en una familia obligada a la separación por su compromiso político y social durante épocas de guerra y dictadura; aunque acompañó a su por aquel entonces marido en el exilio a Argentina y presenció algunos de los capítulos más delicados de la Historia del país, antes de que este movimiento estallase seguía creyendo que “contra Franco se estaba mejor”.
Video de Noelia Vera (@VeraNoelia) y Carlos Montañez (@sisunowen)
Hoy, tras años de democracia en los que la mayoría de las personas “o se ha acomodado o se ha vuelto demasiado reaccionaria”, según opina Hortensia, la Asamblea de Granada asegura que la ciudad alcanza su máximo histórico de paro con 95.473 desempleados; que 1.784 familias han perdido su casa en los dos últimos años; que se ha reducido la inversión en política social en un 48,28% y que existe una amplia problemática medioambiental, entre otras cosas. Hortensia añade: “¿Para esto hemos luchado tanto?”
En esta tarde de otoño algo recordaba a la pasada primavera. La pancarta principal de la manifestación en Granada lideraba el mensaje: “Contra la dictadura del capitalismo, por un cambio de sistema. Tod@s decidimos”. El ambiente de “lucha positiva” y los lemas como “Si el vuelo de una mariposa puede provocar un huracán, ¿que no pueden hacer millones de personas” lo secundaban hasta que se perdían en el horizonte visual.
Los manifestantes siguen convencidos: “esto no ha hecho más que comenzar”. Y para que el debate y la participación crezca esta vez la manifestación culmina con una asamblea para analizar la evolución del movimiento 15M en Granada desde su origen hasta ahora y para “seguir aprendiendo a luchar de cara a las próximas elecciones generales”. Ahí estará Hortensia. Y sonriendo.
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El #15O con activistas de la ‘Primavera Árabe’
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Acudimos a la manifestación del 15 de octubre en Granada acompañados de amigos tunecinos, sirios, egipcios y libaneses que participaban en el encuentro Campus Party Milenio. Éramos miles de personas desde la plaza de La Caleta hacia la Gran Vía entre batukadas, sentadas espontáneas y los mismos lemas que se repiten desde hace meses en todo el país: “No nos representan”, “Lo llaman democracia y no lo es” y “Estas son nuestras armas”. Desde Periodismo Humano compartimos la manifestación en directo, esta es una selección de algunos momentos.”Estas son nuestras armas”:
Desde La Caleta, con Wael, libanés:
La bandera de Siria y Tarek, egipcio, en el 15 O.
Avanzando por Gran Vía:
Con Mohammad, palestino:
Con Marcel, de Siria, Muna, de Palestina y Munir, de Líbano:
Con Sami, de Túnez:
“Estas son nuestras armas”:
#15O en Nueva York
“De la ética del dinero a una humana”
por Rubén Sánchez
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Apoyada en una valla que impide a los manifestantes invadir la séptima avenida a la altura de Times Square, Elizabeth Sabo observa los carteles y pancartas que al otro lado de la calle exhiben miles de personas. “Estoy aquí para representar, para alzar mi voz y para escuchar a los demás”, explica esta mujer de mediana edad.
La peculiar morfología de Times Square, una intersección entre la calle Broadway que avanza en diagonal y la séptima avenida, ha obligado a la policía a agrupar a los manifestantes en las aceras de ambos lados de las dos calles para asegurar el flujo del tráfico en un punto neurálgico de la ciudad. Esto ha hecho que las 5,000 personas que según los organizadores han llegado a Times Square no hayan podido juntarse y formar un bloque compacto.
Protesta en Nueva York (Mary Altaffer / AP)
Pero el sentimiento de unidad no se ha visto afectado. “Estamos en un sistema global que traiciona a la clase media y a las clases más empobrecidas”, dice Sabo, “tenemos que cambiar este sistema que permite la corrupción corporativa y que perjudica a la mayoría de las personas en el mundo”.
Rodeada por carteles contra los partidos políticos, contra la avaricia, el capitalismo extremo y a favor de la separación Corporaciones-Estado, Sabo grita con el resto “This is what democracy looks like” (Esto es democracia) en respuesta a un manifestante que al otro lado de la séptima avenida había gritado “Tell me what democracy looks like?” (Qué es la democracia?)
“Esta es la democracia que tenemos” dice con una mezcla de rabia y decepción Jill MacManus, apuntando a los inmensos carteles publicitarios que alumbran Times Square. Esta periodista retirada dice que en EE.UU. todo está orientado a los negocios. “Este país no tiene alma, no se valora la familia, ni la privacidad ni la justicia”.
Sabo le da la razón. “Esto es la ética del dinero, no es una ética humana”. Y empiezan una conversación en la que McManus explica que con tal de hacer dinero, las empresas se llevan los trabajos a otros países y culpa a EE.UU. de la mala situación global.
“Sí pero ojo con culpar de todo esto a la población norteamericana. Vivimos en un sistema que no podemos controlar, estamos gobernados por una oligarquía”, responde Sabo.
“¿Cómo podemos lograr cambios sin violencia?”, pregunta McManus. Llena de convicción, Sabo señala a la multitud y responde “así es cómo lo hacemos”.
Sabo trabajó como contable durante muchos años y ahora es autónoma. Enseña a administrar las finanzas del hogar. “Los sueldos no han subido en los últimos 30 años mientras que el beneficio de las empresas ha subido muchísimo”, explica.
McManus responde que hay que obligar a las empresas a pagar más impuestos y a pagar por los desastres naturales que causan. “Lo hemos intentado pero las empresas se han apoderado del Gobierno”, explica Sabo, “tenemos que sacar el dinero procedente de empresas privadas del Gobierno”.
Poco antes de las seis de la tarde, la policía ha cortado uno de los carriles de la séptima avenida. “Cuando veo a la policía me preocupa la expansión del estado policial en este país”, dice Sabo para luego añadir que “poco antes de que empezara el movimiento de Ocupa WallSt., el banco JPMorgan Chase hizo una donación de millones de dólares a la Fundación de la Policía de Nueva York”.
Efectivamente,
en la web de JPMorgan Chase & Co. se lee textualmente que “empezando en 2010, JPMorgan Chase ha donado tecnología, tiempo y recursos valorados en 4,6 millones de dólares a [dicha fundación], incluyendo mil ordenadores portátiles nuevos para los coches de policía. El regalo ha sido el más grande que jamás haya recibido dicha fundación y permitirá al Departamento de Policía de Nueva York mejorar la seguridad en la Gran Manzana.” En la misma información se dice que la policía neoyorquina ha expresado una “profunda gratitud” a JPMorgan Chase por su generosidad.
Sabo dice que en su tiempo libre procura informarse todo lo que puede y hacer periodismo ciudadano: “he publicado fotografías en la BBC”. En busca de una instantánea aérea, Sabo sugiere subir al segundo piso de un bar. Allí saca algunas fotos y se pone a hablar sobre la concentración con un hombre joven. “Ese chico está a favor de Ron Paul [político Republicano que opta a ser elegido candidato de los republicanos a la presidencia de EE.UU. y muy crítico con la política exterior del gobierno norteamericano] y está de acuerdo con el movimiento Ocupa WallSt. Esto demuestra que estamos ante un movimiento ciudadano, que no es solo un grupo de izquierdistas.”
Volvemos a la calle donde los turistas se abren paso entre los manifestantes que siguen erigiendo pancartas y coreando diferentes cánticos de manera pacífica. Personas de todas las edades, etnias y clases manifestándose por un mundo diferente contrastan con enormes pantallas que venden todo tipo de productos mediante imágenes de hombres y mujeres bellos y aparentemente felices. “Vivimos en una sociedad que promueve el consumo. Hemos pasado de ser un colectivo de humanos a una suma de consumidores individuales”, dice Sabo.
A través del twitter nos enteramos que desde la octava planta del hotel Marriott se pueden sacar buenas fotos. Sabo no se lo piensa dos veces y allí nos dirigimos. Sentadas en una mesa semicircular que da a un gran ventanal, dos madres con sus respectivas hijas cenan mientras observan Times Square. “Qué suerte hemos tenido de encontrar este sitio. En la calle la gente te empuja, aquí estamos seguros”, dice una de las madres. Sabo pregunta a una de las niñas si en la escuela hablan de Ocupa WallSt. y si piensa contar en clase lo que ha visto hoy. La respuesta a ambas preguntas es negativa.
Mientras salimos del hotel Sabo dice que mucha gente aposentada de EE.UU. se declara liberal en política social y conservadora en política económica. “Están en contra de la sociedad del bienestar, en contra de las ayudas a los más pobres. Creen que cada uno debe arreglárselas por sí mismo”, explica, “pero esta gente no reconoce que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades.”
El grupo de manifestantes presente en Times Square empieza a reducirse. Están convocados para una asamblea general en Washington Square y allí nos dirigimos. En el metro, pregunto a Sabo si esta manifestación en concreto y el movimiento en general servirá de algo. “Sí, esto marcará la diferencia. Esto es el principio pero ya está teniendo sus efectos. Vi a una chica con una pancarta que decía ‘Tengo esperanza por primera vez en mucho tiempo’. Este movimiento ayuda a que la gente reaccione, responda y se vea obligada a tener una opinión de todo lo que está pasando. Una señora me ha dicho ‘nunca había visto una protesta global en todo mi vida’”.
Salimos del metro por un pasillo plagado de anuncios a los que Sabo no presta ninguna atención. “Hemos estado tan distraídos durante los últimos 30 años. Nos hemos convertido en meros consumidores. Ahora es la publicidad la que conforma nuestra identidad. Y ¿qué hace la publicidad? Te hace sentir inseguro para que compres un producto con la promesa de que así gustarás a la gente”.
(Seth Wenig | AP)
Llegamos a Washington Square donde cientos de jóvenes y personas de mediana edad están dispuestas en círculo a punto de empezar la asamblea general. “Este es un movimiento orgánico, es una reacción auténtica. Esto no es como el Tea Party que fue financiado por los hermanos Koch. Este es un movimiento de base real”, afirma Sabo.
Mientras conversamos, un grupo de manifestantes entra a Washington Square y se une a la asamblea entre aplausos y gritos de júbilo. “Espero que esto pueda ser el fin del capitalismo pero esto no lo puedes decir muy alto porque la gente adora el libre mercado y si hablas en contra del mismo, te tachan de antiamericano”, explica Sabo.
La asamblea general empieza iluminada por la luz que desprende el arco del triunfo situado en la parte norte de Washington Square. La primera en dirigirse a la asamblea es una mujer extranjera que felicita a los neoyorquinos por lo que están haciendo. Les cuenta lo importante que es el movimiento y sus reivindicaciones. “No nos daremos por satisfechos con pequeñas mejoras” dice mientras sus palabras son repetidas al unísono dos veces para que todos los presentes puedan oírla, “tenemos que ir hasta el final” exclama mientras Sabo y los presentes levantan los brazos y agitan las manos en signo de aprobación.
Según informa la agencia de noticias Associated Press, más de 70 personas fueron arrestadas en la jornada de manifestaciones del 15-0 en Nueva York, 45 de ellas en Times Square poco después de las ocho de la noche. Según la policía, los detenidos fueron avisados tres veces de que debían dispersarse. Dos policías resultaron heridos, uno de ellos en la cabeza..
#15O Buenos Aires”
“La soja y la mina sólo traerán hambruna”
por Armando Camino
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Daniel Yagüez (izquierda) grita tras una 'wiphala' en la avenida 9 de Julio. (A.C.)
No lleva un cartel con frase reivindicativa propia y quizá sea mejor así, porque hubiera resultado un engorro para organizar sobre el terreno el desarrollo de la manifestación del 15O en Buenos Aires, con la participación de más de un millar de personas por céntricas avenidas porteñas. Y, además, tampoco pasa nada porque Daniel Yagüez, de 47 años y miembro de Democracia Real Ya Buenos Aires desde sus inicios, colabora con el traslado de la pancarta principal, ocho metros de tela negra con el lema en letras blancas “Unidxs por un cambio global”, y no para de corear consignas como “lo llaman democracia y no lo es”, “la tierra no se vende, la tierra se defiende” o “la soja y la mina solo traerán hambruna”. Eso, claro está, cuando no anda acompasando el ritmo de avance de la furgoneta en vanguardia o coordinando las acciones con otras organizaciones sociales adheridas a la movilización global.
La marcha 15O, ante el Congreso de la Nación. (A.C.)
Así fue, por ejemplo, a lo largo de toda la semana con ciudadanos de Jujuy acampados en plena avenida 9 de Julio como protesta por la represión sufrida en la provincia norteña tras la ocupación de terrenos para construir viviendas y, meses antes, con las cooperativas laborales y otras organizaciones populares surgidas de la crisis económica argentina a finales de 2001. De hecho, “siempre hubo un debate y una conciencia para contextualizar el movimiento y entender la realidad social, económica y política argentina”, recuerda Yagüez sobre los inicios del 15M en Buenos Aires, cuando se decidió acampar ante la Embajada de España. Por aquel entonces, “me uní por ilusión, porque me motivó que surgiera un movimiento con mis ideales después de vivir experiencias similares en la época de Menem. Ya venía vinculado con redes de autogestión y, ahora, para mí es fundamental buscar una forma de vida y crear una alternativa económica después del 15O”, argumenta Daniel, catalán de origen y argentino de adopción tras afincarse con intermitencias en el país austral desde la década de los 80. Por ello, pretende aprovechar su indignación para salir del desempleo mediante la constitución de una cooperativa junto a otros compañeros de @acampadabaires.
Pintadas en una sucursal bancaria. (A.C.)
Menores protestan del 15O se convocan en otras ciudades del país como Córdoba, San Miguel de Tucumán, Mar del Plata, Mendoza, San Salvador de Jujuy, Rosario. Sin embargo, pese a la “indiferencia” general a causa de la estabilidad política, con la previsible tercera reelección presidencial de la familia Kirchner el próximo fin de semana, y económica, con un crecimiento sostenido gracias a la exportación de materias primas en medio de una crisis mundial, la indignación contra el actual sistema ya camina también por las calles argentinas y, según se lee en un cartel, cuestiona a la ciudadanía: “¿pensás o sos normal?”. Sin dudar, la argentina Mafalda responde en otro letrero: “Si uno no se apura a cambiar el mundo, luego el mundo lo cambia a uno”
Aunque la protesta frente a la Embajada se levantó a finales de agosto, DRY mantuvo sus asambleas semanales y los contactos permanentes con colectivos sociales argentinos, sobre todo aborígenes y ecologistas. Y, de hecho, las wiphalas (emblema indígena andino) y los jallallas (expresión aymara de esperanza) se combinan este sábado con los gritos contra McDonald’s y las pintadas en la fachada del banco Santander Río durante la marcha desde el Congreso de la Nación a lo largo de las avenidas Callao y Corrientes hasta finalizar en el acampe jujeño, justo en la confluencia de las arterias 9 de Julio y Mayo.
Tras un recorrido sin incidentes pese al corte total del tráfico, el 15O porteño arranca con la lectura delmanifiesto global una asamblea de un par de horas antes de finalizar con un festival de música. “Acá la situación política y económica es diferente, pero esto es un cultivo de la conciencia con muchas organizaciones y se ha visto que la intención es de darle continuidad con una asamblea abierta donde la gente tenga la posibilidad de plantear sus reivindicaciones o acciones y se estrechen lazos de solidaridad y lucha. Es el inicio de un espacio asambleario sin partidos políticos, de la creación de una red de colectivos y personas, de una conciencia de unidad. Para mí, ya es más que positivo y estoy muy contento”, sonríe Daniel Yagüez. .
Manifestante 'anónimo' antifascista. (A.C.)
Corte de tráfico en la avenida 9 de Julio. (A.C.).
#15O en Londres
“Tenía que estar aquí”
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“I had to be here” (Tenía que estar aquí). Glyn Harries, jardinero, de cuarenta y nueve años, responde así, sin dudar un ápice, a la pregunta de por qué ha venido hoy a ocupar la bolsa de Londres. Hacia el mediodía, siguiendo la convocatoria hecha desde Twitter y Facebook, la plaza de Saint Paul se ha ido llenando de gente de lo más variada. Los españoles, que hoy han acudido en masa a la catedral de Saint Paul, bromean con que aquí también va a salir el sol. El clima acompaña, el ambiente es relajado y, a pesar de que la policía bloquea la entrada a la Bolsa de Londres, la concentración transcurre con normalidad.
Manifestación 15O en Londres (S. G. R)
Glyn es un hombre comprometido políticamente, con una larga trayectoria en manifestaciones y movimientos políticos en Reino Unido que, sin embargo, se muestra sorprendido de lo que está pasando. Conocía el 15M español en Londres, e incluso se acercó a alguna asamblea y convocatoria como la del 19J, pero asegura que el detonante para que más de tres mil personas hayan tomado la plaza hoy en Londres ha sido la ocupación de Wall Street. Son más cercanos a Estados Unidos, apunta, desde la lengua hasta la manera de ver el mundo. Han asimilado que somos ese 99% (quizá, dice sonriente, somos pocas personas todavía y no alcancemos más que un 65%, pero somos muchas ya). Para Glyn es fundamental, insiste, asumir que la calle es el espacio más adecuado para reclamar no ya trabajo y dinero, o no ya para luchar contra la crisis, sino para luchar por una democracia real. Dice una y otra vez que esto es el principio de un cambio, de un movimiento y no sólo de una protesta. Que es global y que es una obligación para ellos generar algo que mueva a todas las personas que han tomado conciencia de que el mundo que les rodea está cambiando y de que no les están dejando formar parte de esas decisiones.
La plaza elegida, frente a la imponente catedral, es un sitio muy fácil de controlar para la policía, que hacia las dos de la tarde ha decidido cerrar la zona (hacer un kettle, le llaman a la acción). Durante un par de horas nadie ha podido entrar ni salir de Saint Paul a excepción del fundador de Wikileaks, Julian Assange, que ha acudido cual mesías para dirigirse a los ocupantes de la plaza y, literalmente, tirarles caramelos en una acción que no todo el mundo ha aprobado.
Julian Assange en Saint Paul el 15O (Sara Gordon del Riego)
Cuando se ha marchado Glyn, hacia las cinco de la tarde, las cosas en la plaza estaban tranquilas de nuevo. Se celebraba una asamblea multitudinaria, de más de dos mil personas, en la que se repetían normas básicas de comportamiento ante la policía. No había intervenciones al estilo de Sol, en las que los asistentes contaban qué les había llevado ahí, sino que se insistía en preparar la ocupación de Saint Paul de esta noche. Había más forma que fondo, algo que quizá sí se comentaba en pequeños grupos formados entre las personas allí reunidas, muchas de ellas españolas que se vincularon hace cinco meses al movimiento en Londres pero que, por circunstancias variadas, habían ido “desapareciendo”. Hoy, sí, como pensábamos por la mañana, el Sol volvía a salir en Londres.
Sin embargo, conforme han pasado las horas han llegado más policías a Saint Paul y en torno a las ocho de la tarde la situación se ha vuelto muy tensa. La ciudad de Londres es otra después de las revueltas del pasado agosto y el despliegue policial ha sido masivo, algo que no ocurrió en los disturbios. Antidisturbios, unidades de intervención con perros y muchas furgonetas con policías para formar un doble cordón en la plaza que no permitía acceder a nadie al interior. Cualquier movimiento “extraño” era respondido con violencia por la policía lo que ha hecho abandonar a muchas personas la zona interior del cordón policial por miedo.
Dos horas después los rumores siguen entre quienes nos congregamos en la plaza. Algunos dicen que quieren despejar la plaza para mañana, que no van a permitir la ocupación, y otras personas aseguran que la policía ya no va a intervenir. El tráfico rodado se interrumpe por momentos y dos helicópteros sobrevuelan, desde mediodía, todo el entorno..
#15O Israel
“No podemos parar, estamos consiguiendo logros”
por Carmen Rengel
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Dana y Ohad, en su casa de Holon (sur de Tel Aviv), con las camisetas de la plataforma J14.
Dana Savariego y Ohad Kravchick llevan días frotándose las manos. Literalmente. No logran sacar de debajo de sus uñas la pintura de dedos con que han hecho pancartas con su sobrinos, los hijos de sus amigos, los chavales de su barrio en Holon, al sur de Tel Aviv. Son parte de los 140.000 israelíes que se han echado a la calle en este 15O, concentrados especialmente en Haifa, Jerusalén y Kryat Shmona, esos que han llegado con la lengua fuera a la jornada mundial, enfrascados como están en la “manifestación del millón de hombres” convocada para el día 29 y para la huelga general oficiosa del 1 de noviembre. Dana y Ohad, profesora de Infantil y contable, no participaron apenas en las protestas del verano –“creíamos que eran unos incendiarios”-, pero ahora han leído, han revisado, han debatido, han asistido a asambleas y han consultado por internet lo que se hace en otros lugares del mundo, y han tomado conciencia de que “la lucha global por un reparto mejor de la justicia, los derechos y la riqueza es necesaria”.
Un compañero del trabajo de Ohad, Dan, tiene parte de culpa. “Él nos ha hecho ver que la base, el pueblo, puede tomar decisiones, que no basta con ser gobernado. Es un líder nato”, reconoce riendo su colega. Es en casa de Dan donde pasan las horas previas a la gran manifestación de Tel Aviv. Desde allí, desde Jaffa, han ido caminando hasta la plaza del Museo de Tel Aviv, donde tres brazos distintos de manifestantes se han ido congregando lentamente, muuuuy lentamente. Israel está en fiesta estos días, el Sukot, y tocan comidas familiares. Eso ha ralentizado la convocatoria en todo el país. Dana y Ohad hacen lo mismo: barbacoa con los amigos, siesta para los niños tras un rato de PSP (no respetan el shabbat) y caminata hasta el centro.
Más allá de la sugestión de su compañero, ¿por qué pelean hoy? “Yo hablo por mí y por mi entorno. Nosotros trabajamos los dos, estamos en los 30 años, queremos tener niños y no podemos ni física ni económicamente. No lo podemos pagar, la sanidad pública no pasa nada, hay que pagarlo en la privada, y luego no podríamos abonar las guarderías, no hay públicas hasta los tres años. Nuestros dos sueldos pagan el piso de un dormitorio [unos 750 euros] y la comida. No nos sobra un shekel a fin de mes. No podemos darnos lujos. No tenemos coche porque la gasolina sube y sube. Hace cinco años que no tenemos vacaciones… ¿Que no morimos de hambre? Verdad, pero estamos en un país que crece un 6% anual y con un paro mínimo y no le vemos el beneficio… ¿Dónde se queda? ¿En qué manos? ¿Por qué las privatizaciones y las grandes concentraciones se dan en Israel como en ningún otro lugar del mundo? ¿Por qué la inversión en educación es la más baja de la OCDE? ¿Dónde ha quedado el tiempo de los intelectuales, los que hoy ganan el Nobel de Química, que vienen de tiempos en los que la investigación era un valor en Israel?”, enumera, casi sin aliento, este contable concienciado.
Dana reconoce que, a los israelíes, les mueve más la palea nacional, que la empatía con el resto del mundo ha tardado en llegar, pero que han sabido tejer una red de información que, con los días, ha hecho ver que la problemática es idéntica. “Se han hecho muchas conferencias y hasta programas de la tele con jóvenes que han estado en reuniones internacionales y nos cuentan que, si no hablamos del conflicto, estamos en el mismo plano. Que importa el capital y no los servicios y que el ser humano se ha convertido en un mero pagador de impuestos y mano de obra. Hemos pervertido el sistema de convivencia y hemos forjado un sistema de bolsa para la vida. Es el valor que lo mueve todo ahora”, lamenta.
¿Sirve de algo la pelea? “¡Claro!”, contestan a coro. “Mira en Israel”, dice Dana. Aquí, es cierto, la presión ha llevado al Gobierno a crear un grupo de expertos y a aprobar medidas como el recorte en 600 millones de euros del presupuesto de Defensa, dinero que ahora irá a Educación, o la promesa de construir 196.000 viviendas en cinco años. “Lo hemos logrado con la mayor movilización de la historia del país. Si en cada estado pasa igual, los Gobiernos no podrán quedarse quietos. Así que no podemos parar. Estamos consiguiendo algunos logros y vamos a pintar un mundo mejor”..
#15O en Alemania
“Todos somos griegos”
por Luna Bolívar
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Manifestantes en frente del Banco Central Europeo, en Fráncfort (Thomas Lohnes / AP)
Algo está cambiando en Alemania. Se nota desde hace unas semanas. Al grito, casi unísono o al menos muy sonoro, que acusaba a los griegos de vaguedad, ineficiencia y parasitismo, y por extensión al resto del sur de Europa, le va ganando decibelios el rumor de que probablemente desde la Cancillería berlinesa les han estado vendiendo la moto; de que el dinero que supuestamente era “para salvar a Grecia” se estaba en realidad invirtiendo en salvar bancos.
Berlín 15 de Octubre (Maja Hitij/AP Photo)
Por supuesto, tal constatación no llega hasta los lectores del Bild Zeitung, que son la mayoría. Pero sí a otros. A los miles – entre 5.000, según la policía, y 8.000, según la organización; ambas cifras muy por encima de los 200 esperados – que protestaban este sábado en Fráncfort. Muy al estilo alemán: desde jubilados a familias con niños pasando por activistas de Attac. Algunos se manifestaban por primera vez en su vida. Otros lo hacían a pesar de no sentir económicamente ninguna necesidad. Y es que la ira es grande.
“Todos somos griegos”, podía leerse en las pancartas, un eslogan que seguramente sirva para cerrar más heridas que cualquiera de los discursos de solidaridad pronunciados por Angela Merkel, detrás de los que se sospechan tantas mentiras. La marcha se inició en la Rathenauplatz y a la sombra de los rascacielos que componen el centro neurálgico de las finanzas germanas anduvo hasta el Banco Central Europeo. En la plaza que porta el nombre del mítico ex canciller Willy Brandt, frente a la sede de BCE, se inició la acampada. “Occupy Frankfurt” era el lema. Diez tiendas de campaña tienen permiso policial para quedarse ahí hasta el miércoles. Muy al estilo alemán: diez tiendas se colocaron y el resto de los congregados se fue yendo poco a poco a casa, a juzgar por los comentarios en Twitter, contentos de haberle dicho a los mercados: “¡especuláis con nuestra vida!”.
Manifestación en Berlín (Axel Schmidt / AP)
También en Berlín se intentó un “Occupy Bundestag”, el Parlamento que se encuentra a pocos metros de la Cancillería, pero aquí la ocupación era espontánea y carecía de la licencia correspondiente con lo que, fue desmontada en pocos minutos por la policía. A las calles de la capital salieron unas 10.000 personas. En toda Alemania lo hicieron aproximadamente 40.000. Hubo referencias a España: ante los alrededor de 1.000 manifestantes reunidos en Hamburgo habló un sindicalista español y el movimiento germano ha adoptado la traducción de “democracia real ya”, “echte Demokratie jetzt”. Pero sobre todo ha ejercido influencia Estados Unidos. Los “occupy” fueron recurrentes en la mayoría de las 50 ciudades en las que se celebraron actos y textos como “solidaridad con el 99% de los griegos” reflejaban que los acontecimientos en Wall Street han llevado a muchos más de los previstos a decir basta.
Y es que, aunque el desempleo baje constantemente y en el país no se note la crisis, algunos miles de alemanes parecen haber entendido para qué sirven los paquetes de rescate y percibido la amenaza. “Desarmad a los mercados financieros, nos han declarado la guerra”, se pedía en Dusseldorf..
#15O en Quito
“Indignémonos por las personas que mueren de hambre”
por Edu León
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Unas 150 personas se han manifestado en Quito durante la jornada del 15O
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#15O en Roma
Frente a una minoría violenta
por Mariana Paz
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Pretendía ser una manifestación pacífica pero lo que hemos visto esta tarde en Roma nos deja con un sabor amargo. Decenas de heridos entre manifestantes y miembros de la policía, algún coche y edificio en llamas fruto de un pequeño grupo de violentos, de no más de 500 personas, que han intentado sabotear una marcha que ha movilizado a más de 200.00 personas en Italia.
Provenientes de 80 provincias italianas, familias, jóvenes, ancianos han llenado el centro de Roma pacíficamente. En Italia el desempleo juvenil ha alcanzado el 27,6 por ciento, las últimas reformas económicas han aumentado el IVA de 1 punto (del 20 al 21 por ciento), han reducido las ayudas sociales y los fondos disponibles para la salud, la educación y la cultura. Esto sumado a los recientes problemas judiciales de Berlusconi ha hecho crecer la rabia y la frustración de la ciudadanía. “Esta marcha es la única manera que encuentro para lograr que alguien me escuche, para llamar la atención. Yo estudie cinco años en la universidad y nada de lo que me prometieron se ha cumplido. Tengo un contrato de trabajo que caduca cada tres meses. Siempre estoy con el miedo de quedar sin empleo. Así no puedo proyectar mi vida y ya tengo 30 años”, se desahoga Luca, actor y arquitecto.
A este movimiento se han ido sumando diferentes asociaciones: de estudiantes, de profesores, de trabajadores precarios, de desocupados, por el derecho a la vivienda, entre otros. Estos últimos han protagonizado la ocupación de la Basílica Santa María la Mayor. “Los sin casa sí votamos por Dios”, expresa la pancarta que colgaron en el frente de la Basílica. “En Italia el problema es cultural – nos explica Luca – la política y los bancos son sólo una escusa. Necesitamos un cambio de mentalidad y espero que con esta gran manifestación podamos lograrlo”.
La “contramanifestación”
Desde Plaza de la Republica partieron ciudadanos pacíficos que creían en la marcha y en el valor simbólico del 15 Octubre. Familias con niños, bailes y música caminaban hacia el Coliseo. Los pocos policías que habían en el lugar se mantenían al margen y reinaba la tranquilidad. Al cabo de algunos minutos un grupo de encapuchados se unió a la manifestación y fue cuestión de un instante lo que necesitaron para que comenzaran los primeros desórdenes. Una sede de la agencia de empleo temporal Manpower fue una de las primeras en ser incendiada. Con piedras y palos rompieron las puertas para lanzar cocktails molotov al interior. Luego fue el turno de un edificio del ministerio de Defensa, de los coches y de algunas casas. Hasta que los mismos manifestantes comenzaron a pedir que abandonaran el lugar.
La Plaza San Giovanni se convirtió en el desafortunado centro de la manifestación. Las familias, los globos de color, las orquestas fueron reemplazadas por golpes y violencia. Arrojaron piedras a la policía y a las personas que caminaban pacíficamente. Ambos grupos, pacifistas y encapuchados, llegaron a la Plaza San Giovanni por las calles laterales y aquí se produjo una batalla campal entre a tres frentes: policías, encapuchados y algunos manifestantes.
Las personas que marchaban en forma pacífica comenzaron a pedir ayuda a la policía. La rabia era mucha y dirigida hacia los grupos de encapuchados. “Esta es gente que viene solo a hacer desorden, no tienen idea de la crisis, no saben lo que es esforzarse por lograr tus metas. Hay grupos que los manipulan, incluso les pagan para que vengan a ensuciar nuestra marcha. Esta es una contra-manifestación. Me gustaría saber quiénes son”. Nos cuenta Marilena, una estudiante italiana de 25 años..
#15O en Bruselas
Europa, “aquí es donde hay que estar”
por Georgina Mombo
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Pancarta durante la manifestación:"Tengo un sueño". (G.M).
Objetivo cumplido: el 15M, hoy 15O, llegó a Europa. Alrededor de 6500 personas, según medios oficiales, y casi 10 000, según la organización de los ciudadanos, tomaron las calles de Bruselas para hacer valer su malestar. Ríos de personas procedentes de España, Bélgica, Francia, Alemania, Grecia, Italia y de distintos países magrebíes y latinoamericanos, entre otros tantos, frenaron el ritmo normal de vida de la capital belga. Ver este fenómeno a través del objetivo de una cámara de
Héctor grabando al comienzo de la manifestación. (G.M).
televisión de Alta definición es “como un sueño”, declara Héctor, miembro de la marcha y uno de los cámaras principales (junto con dos más) del movimiento desde que salieron de Madrid. “Grabar a la gente y darle la importancia que se merece” es lo que le mueve a la hora de cargar con un aparato de más de dos kilogramos durante horas y horas.
La Marcha salió a las 14h30 de la Estación Norte de Bruselas, para recorrer más de siete kilómetros a pie durante cinco horas. Entre vítores y cánticos de tipo “no somos mercancía a disposición de las autoridades” o “solidaridad con los pueblos de todo el mundo”, la manifestación se desarrolló sin altercados ni intervención policial.
El momento de mayor emoción tuvo lugar frente al edificio de la Bolsa de Bruselas, en pleno corazón de la ciudad. Allí, con un sol que no lucía desde hacía varios días en Bélgica, los participantes realizaron una sentada masiva, dando protagonismo a carteles en diferentes idiomas como “People, rise up”(Pueblo, levántate) o “I have a Dream” (“Tengo un sueño”). “Me siento sorprendido al ver el poder que sigue teniendo este movimiento pacífico, a la vez que orgulloso y reconocido por la unidad de la gente”, valora Héctor, que ha filmado cada detalle: las principales paradas frente a sucursales bancarias, actuaciones de mimos o cárteles significativos. Cada plano tiene un valor, como demostró el vídeo que grabó durante el desalojo de la Bolsa de París en septiembre, y por eso su trayecto no ha sido en un único sentido: de la cola a la cabeza de la manifestación, del lateral derecho al izquierdo y en diagonal, y sin ningún cartel, sin ninguna pancarta ni motivo reivindicativo. Su único elemento de protesta es su cámara, cómo él dice: “Prefiero escuchar las demandas de la gente”, lo que lleva a determinar el motivo qué le llevó a unirse a la Marcha Meseta, salida de Madrid el pasado mes de julio rumbo a Bruselas: “Quiero hacer llegar las demandas del pueblo, como se trató de hacer ante el Congreso de los Diputados en España”, aclara este Técnico superior en sistemas de telecomunicaciones e informática de origen asturiano, con nueve años de experiencia en el mundo de la televisión. “Ya hemos tomado la calle, hemos tomado Madrid, Barcelona, París. Ahora, que se tome la televisión, porque, hoy en día, quien está controlando la tele (en referencia a la clase política y a grandes empresas) está controlando el pueblo. Y las cámaras no están hechas para los políticos sino para la realidad, que es la que vive la gente de a pie”, puntualiza este joven de treinta años que se apuntó a la Marcha Meseta en calidad de socorrista dada su implicación con la Cruz Roja.
Los manifestantes en su llegada al edificio de la Bolsa. (G.M).
Victoria también ha venido a Bruselas a manifestarse. A sus más de sesenta años, esta mujer procedente de Pravia (Asturias) tomó un avión desde Madrid para unirse a sus compañeros, que conoció durante los veintiún días de acampada en Avilés y a lo largo del mes de marcha que realizó a pie desde Asturias hasta la Puerta del Sol, dejando en casa a sus hijos y nietos. “Soy la abuela del grupo”, bromea en las escaleras del edificio de la Bolsa. Cuando se le pregunta que por qué ha venido hasta Bélgica, en lugar de quedarse en España, afirma que, lo primero, porque tenía que reencontrarse con las personas que conoció en la marcha y, lo segundo, porque ella ya no está indignada, sino “cabreada. Esta juventud merece algo más. No es una generación perdida, si no que están haciendo que se pierda”. Valora el 15M y el 15O como algo muy enriquecedor.
Careta de la bandera de la Unión Europea. (G.M).
Tanto Héctor y Victoria como otras personas venidas desde distintos puntos de Europa coinciden en que si en Bruselas se barajan las principales políticas que nos afectan a todos es “aquí donde hay que estar”.
Las principales paradas de los ciudadanos se realizaron frente al Financial Tower y las sucursales del banco franco-belga Dexia que, por segunda vez desde que estallara la crisis financiera, está siendo rescatado. Allí las marchas se rompieron para dar lugar a colectivos de protesta frente a las puertas de dichos edificios.
La manifestación culminó en el parque del Cincuentenario, cerca del barrio europeo, donde la manifestación dio paso a una Asamblea Popular en la que se debatió la posibilidad de acampar. Una idea sin muchas opciones dado que la policía cerró, alegando cuestiones de salubridad, el único sitio en el que se alojaban: una facultad cedida por la universidad, al norte de la ciudad, en la que casi quinientas personas han sido acogidas desde que llegaran el pasado sábado a la capital y en la que se han desarrollado decenas de actividades y asambleas.
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#15O en París
“Despertemos París”
por Natalia Román
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Puente de Nôtre Dame ocupado por las furgonetas policiales ante la mirada atónita de los turistas
Dos de la tarde, estación de Châtelet. Los turistas siguen al pie de la letra sus guías y las familias salen a disfrutar de los ocasionales rayos de sol. Una decena de furgonetas policiales están preparadas varias horas antes, ocupando de un extremo a otro el puente de Notre Dame. Ni rastro del movimiento, la idea de presenciar una gran manifestación comienza a disiparse.
Tres de la tarde, Gare du Lyon. Una treinta de personas decide ponerse en pie, literalmente, tras una asamblea donde la habitual cortesía francesa queda patente. Quien está al mando del micrófono habla suavemente y con calma. Sus últimas palabras antes de partir: esto no es una manifestación, es una marcha, ¡despertemos París! Comienzan a caminar por la acera como quien pasea un soleado sábado, sin obligaciones. Caminan, charlan y de cuando en cuando irrumpen sus conversaciones para gritar al aire.
Conforme se acercan al punto neurálgico el flujo de personas va creciendo, llegan de las calles adyacentes, y se desborda por las aceras ocupando el carril contiguo. Los coches con suma paciencia se apartan y miran incrédulos. Aquel que no respeta la prioridad del carril de los indignados sufre sus reproches: “¡respeta a la Democracia!”. Se oyen gritos de “Tout va bien” (todo va bien), una máxima que a muchos en España les puede sonar conocida, y cruel.
El movimiento español está muy presente entre los indignados, es un referente para esta ocasión tan especial en la que se lanza por primera vez una convocatoria a nivel mundial. Tanto es así que en una de sus consignas gritan a todo pulmón, en un español que no consigue desprenderse de su característico acento: “el pueblo unido, jamás será vencido”. Todavía está en caliente la última manifestación del pasado 17 de septiembre. Ese día, las Marchas Populares llegaban a la ciudad de las luces desde España con el objetivo de concluir su viaje en Bruselas, recorriendo así más de 1.500 kilómetros. Pero antes de llegar a la Bastilla, símbolo de la Revolución Francesa, los manifestantes fueron cercados y rociados con gases lacrimógenos por parte de la policía. Separa y vencerás, una estrategia que conocía perfectamente la gendarmería. Isabel García, redactora en una agencia de prensa internacional, lo presenció. Fue arrastrada por el suelo junto a otros manifestantes y llegaron a romperle el bolso que llevaba consigo. “Pero esta vez va a ser diferente, no nos van a parar” afirma animadamente. En este caso el movimiento cuenta con el permiso de manifestación.
Todas las asambleas convocadas en las principales estaciones de la ciudad desembocan en la plaza del Hôtel de Ville, a mar abierto, donde turistas e indignados se fusionan y las pancartas reflejan por doquier. Incluso los propios organizadores de la convocatoria confiesan su sorpresa por la gran asistencia.
Mar Kramer posa junto a su pancarta, sonríe a los medios que se acercan a él y se mueve con desenvoltura ante las cámaras. “Creo que hacía mucha falta que las diferentes generaciones se unieran, todas ellas están siendo atacadas por la dictadura financiera”, afirma en un perfecto español este periodista americano residente en París. A sus 67 años conserva una sonrisa infantil y habla con cariño de su país de acogida: “son muy tranquilos, pero cuando el francés tiene la espalda contra la pared es capaz de convocar a millones de personas para salir a la calle, como cuando el año pasado quisieron aumentar la edad de jubilación.” Y asegura firme “es necesario que esto continúe porque la clase dominante, el 1% que lo controla todo, piensa que nos vamos a cansar. Por ello, hay que encontrar una manera de sostener esto en el tiempo frío, porque va a ser muy duro”. Pero lo más importante para Kramer es que “se rompan las fronteras en cuanto a los movimientos sociales”.
Antes de marcharme de ese escenario, echo una mirada atrás y veo un gran cartel con ocupa parte de la fachada del Ayuntamiento de la ciudad que dice lo siguiente: Francia está comprometida con la libertad de todos los rehenes del mundo..
#15O en México
“Hoy nació una organización”
por Majo Siscar
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La movilización global prendió la mecha de la indignación en México, donde hasta ahora eran menos de 50 manifestantes. M.S
Amanda se levantó el sábado emocionada, pero estaba haciendo sandwiches para compartir en la plaza y los nervios se le arremolinaban en el estómago. “¿Cuántos vendrán? ¿Cómo irá?”, se preguntaba. Amanda tiene 26 años y era una de las pocas personas que han organizado el #Méxicotomalacalle, el movimiento de los indignados mexicanos. Hasta el 15-O eran menos de 50, pero la convocatoria global prendió la mecha. Este sábado, el monumento a la Revolución, donde se reunieron, cobró vida. La plaza se volvió un hervidero, de gente, de ideas, de actividades, de propuestas.
“Estamos indignado/as de la farsa democrática en la que vivimos, la cual sólo ha traído una falta de desarrollo adecuado del país, que ha roto su tejido social, que ha sido incapaz de generar el empleo necesario y que nos impone el pago de las deudas interna y externa de las que no somos responsables, mientras la clase política se enriquece con los recursos que
El rechazo a la violencia, del Estado y del crimen organizado, fue una de las principales demandas de lxs indignadxs mexicanxs. M.S.
su coto de poder les proporciona. El clima de violencia actual provocado por el engaño, la negligencia y corrupción del aparto político, auxiliado de los poderes fácticos, ha generado a todo lo largo del territorio nacional una urgente necesidad de transformación profunda”, leyeron en un manifiesto en el Monumento a la Revolución, ante más de un millar de personas. En una ciudad, el Distrito Federal, donde hay manifestaciones cada semana por las más variopintas demandas, estas personas decidieron cambiar la estrategia. Su indignación tomó el espacio público y se recreó en un mercado de trueque, performances, teatro, danza, conciertos, y debate, mucho debate. Hubo cuatro asambleas paralelas sobre: economía solidaria, democracia real, educación y No violencia, por las que pasaron más de un millar de personas. “Se trata de empezar a creernos que podemos cambiar las cosas, y hacerlo con el otro, generando un lenguaje compartido, un pensamiento colectivo”, explica Amanda ya en el monumento a la Revolución. No es un camino fácil, y menos en el contexto de precariedad económica y de violencia que vive este país.
“A nivel personal todo el mundo tenemos perspectivas muy distintas pero hay un descontento que nos une a todos, lo que pasa es que responder a la crisis económica es mucho más claro que combatir la inseguridad. En México nos enfrentamos a un monstruo que es el crimen organizado institucionalizado o no”, señala Amanda. Sin embargo, lo cree una necesidad urgente, por eso ella y sus compañeros, convocaron por todas las redes sociales, por las universidades, incluso subían al metro con su nariz de payaso para animar a la gente a sumarse. “Sal a la calle antes de que entren a tu casa”, era uno de los lemas principales con los que animaban a la gente.
Amanda (al fondo) en una de las mesas de reflexión, donde participó gente de todas las edades y de diversos países. M.S.
“El país se precipita en el desastre de la violencia cotidiana y generalizada”, resumen lxs indignadxs. Ante esto la asamblea por la No violencia propuso combatir las intimidaciones cotidianas, esas pequeñas agresiones que cometemos todos diariamente. En un marco más grande rechazaron la Ley de Seguridad Nacional que se debate en el Congreso y que de aprovarse instauraría un estado de excepción de facto. Saben que es muy difícil articular un país como México, pero el sábado Amanda, y tantos otros, vieron “realizarse un sueño”. Amanda lleva desde febrero participando en una asamblea callejera contra la censura que luego se unió al Movimiento por la Paz impulsado por Javier Sicilia, y a mediados de mayo, al calor del 15-M español se convirtió en la Asamblea Permanente de Indignadxs Mexicanxs. Pero hasta ahora eran cuatro gatos. Ayer fueron centenares.
Lxs Indignadxs mexicanxs copiaron la metodología de las Asambleas de Sol, tal como ellos reconocen. M.S.
Una cincuentena de Indignadxs acamparon por vez primera en México, delante de la Bolsa de Valores. M.S.
“Estamos despertando de la apatía”, resume Jorge López, otro de los iniciadores del Movimiento mexicano. Y en ella salieron múltiples demandas. Además del fin de la violencia, exigiron poner fin a la corrupción y la impunidad,más partipación democrática, recortar los presupuestos de partidos y los sueldos de los políticos, aumentar drásticamente el salario mínimo y más inversión en la educación. Y para ello hacer más contundentes sus demandas, después de 8 horas de debates decidieron ir a acampar delante de la Bolsa de Valores, símbolo máximo de la especulación financiera en un país donde el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, convive con 60 millones de compatriotas que sobreviven bajo el umbral de la pobreza.“Si no hay dinero para vivir dignamente, es porque en la Bolsa está acaparado”, subrayan. Así, siguiendo el ejemplo de Nuevo York, una cincuentena de personas acamparon ante la Bolsa.
Amanda, una de las fundadoras de la Asamblea de Indignadxs Mexicanos. M.S.
Antes de la medianoche la policía los desalojó, pero finalmente consiguieron instalarse a pocos metros y siguieron la asamblea hasta la madrugada, donde discutieron propuestas concretas para continuar en movimiento. “Hoy nació una organización”, concluye Jorge López entrada la noche. “¿Qué crees que conseguirán?”, le pregunto a Amanda. “No sé hacia donde vamos, pero de momento sembramos la esperanza de que en México también es posible hacer un cambio”, asevera. Además de la Ciudad de México, en el país se movilizaron 28 ciudades, desde la frontera con Estados Unidos, donde las consignas se centran contra la violencia del narcotráfico, hasta el sureste del país, donde el zapatismo retoma la idea de la revolución mundial.