a Caravana por la Paz, integrada por
organizaciones mexicanas y estadunidenses, viajará más de 9 mil 400
kilómetros, partiendo el 12 de agosto en San Diego, California,
concluirá el 10 de septiembre en Washington DC. Se efectuarán actos en
Los Ángeles, Phoenix, Tucson, Las Cruces, Alburquerque, Santa Fe, El
Paso, Laredo, McAllen, Brownsville, Harligen, San Antonio, Austin,
Houston, Nueva Orleans, Jackson, Montgomery, Atlanta, Fort Benning,
Louisville, Chicago, Cleveland, Nueva York y Baltimore.
Setenta compañeros y compañeras del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y otras instancias civiles y populares, entre los que destacan representantes de diversas comunidades indígenas en resistencia, llevarán la voz sobre la represión, el despojo y la impunidad que priva a lo largo y ancho del país.
Encabezada por el poeta Javier Sicilia, la caravana se encontrará con la sociedad civil estadunidense por medio del diálogo y acciones pacíficas, impulsando propuestas para cortar el flujo de armas ilegales a México, apoyando alternativas humanas y de salud respecto a la prohibición de drogas y demandando estrategias de seguridad efectivas y no violentas. También buscará una política humana de migración.
Los representantes de diversas organizaciones de derechos humanos y de víctimas trabajaron durante cuatro meses para definir las propuestas y la ruta que llevará la caravana por territorio estadunidense. Es la primera manifestación de esta naturaleza que se desarrolla en Estados Unidos.
Constituye un reto monumental, como el tamaño de la tragedia que la política actual, impuesta desde Estados Unidos en el supuesto combate al narcotráfico, ha causado en América Latina y en particular en nuestro país. Supuesto porque en ambos lados de la frontera el lavado de dinero del tráfico de armas, indocumentados, droga y contrabando es casi intocable, sagrado, para los gobiernos de México y Washington.
Los escándalos Sheldon Adelson, HSBC y Monex son apenas botón de muestra. La repulsión a investigar a fondo los oscuros nexos políticos de estos casos es similar en Washington y en México. Pareciera una estrategia binacional que el dinero sucio financie las campañas electorales en favor de los grandes poderes fácticos.
Tocaremos las puertas de los centros financieros del imperio, donde los verdaderos barones de la droga legalizan cotidianamente los ríos de dólares provenientes de la sangre, dolor, luto y desolación del sur de la frontera estadunidense.
Durante un mes la caravana México-estadunidense celebrará actos y reuniones exigiendo al gobierno y sociedad de EU una respuesta al profundo dolor causado la fallida guerra en contra de las drogas y la estrategia de seguridad militarizada. Esperamos poner en el tapete del debate político la doble moral de un gobierno incapaz de frenar la voracidad del mayor mercado consumidor de drogas en el mundo.
Las organizaciones acordaron centrar las demandas en la estrategia aplicada en México y creada desde Estados Unidos para combatir el crimen organizado y que sólo ha ocasionado miles de muertes, violencia, corrupción, desapariciones y decenas de miles de familias afectadas.
La finalidad de la caravana será impulsar el desarrollo de una estrategia binacional de paz y solidaridad para detener la guerra. Un tema central será dar voz a la víctimas de ambos lados de la frontera e inspirar solidaridad y diálogo entre la sociedad civil estadunidense para acabar con la guerra.
Poner en la agenda política de Estados Unidos la necesidad de discutir abiertamente la reforma de política de drogas que remplace el actual modelo policiaco y militar por uno de salud pública.
Esta iniciativa coincide también con la calificación de la elección presidencial en nuestro país, tutelada hoy, ominosamente, por un general colombiano que tal parece será el emisario de la continuidad de la guerra, para tranquilidad de los negocios de los mercaderes de la muerte al amparo de la guerra.
Tenemos la esperanza de contribuir a frenar esta guerra. Qué mejor que ir al corazón del país que impone la guerra y la sangre como única alternativa. Es un hecho político que abrirá nuevas puertas y escenarios.
* Periodista
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