Al obtener recursos petroleros excedentes relajó la tributación de grandes empresas.
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Foto: Archivo
México.-
El gobierno de Felipe Calderón dejó de ejercer en su sexenio una
tercera parte del gasto público autorizado por la Cámara de Diputados,
y de los 15.5 billones de pesos que manejó entre 2007 y 2011 guardó 5.7
billones en fideicomisos, que después utilizó de manera discrecional a
través de la Secretaría de Hacienda, concluyó la Unidad de Evaluación y
Control (UEC) de la Cámara de Diputados.
En su reporte sobre
la cuenta pública 2011, la UEC –el órgano que la Comisión de Vigilancia
tiene para supervisar, a su vez, a la Auditoría Superior de la
Federación– resaltó que la administración de Calderón fue permisiva con
los grandes contribuyentes, pues al obtener ingresos petroleros
excedentes relajó los esfuerzos de tributación.
Incluso
señaló que “es difícil de probar, pero se sabe que los corporativos
mexicanos se recobraron de sus pérdidas con la especulación en
derivados cambiarios, de 2008 y 2009, mediante el mecanismo de elusión
de impuestos. De hecho, muchas empresas lucraron comprando pérdidas
cambiarias para evadir impuestos a través de operaciones off shore”.
Asimismo,
informó que en el mismo periodo los gastos fiscales (recursos que no
ingresan por tasas diferenciadas, exenciones, subsidios y créditos
fiscales, condonaciones, facilidades administrativas y regímenes
especiales) ascendieron a 2.9 billones de pesos.
Principales hallazgos
Más
aún, la UEC refirió que uno de los principales hallazgos de la ASF en
la cuenta pública es el "elevado margen de discrecionalidad" con que la
Secretaría de Hacienda, conducida por Agustín Carstens y luego por
Ernesto Cordero en el gobierno calderonista.
Entre 2007 y
2011, Hacienda autorizó reasignaciones por un billón 16 mil millones de
pesos, indicó. "Una clara manifestación de esta discrecionalidad fue el
incremento constante del presupuesto a ciertas dependencias, como
Presidencia y las secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores y
Función Pública, entre otras".
En el documento "Sistema
financiero y riesgos de las finanzas públicas", la UEC definió que en
el sexenio anterior el gobierno "pulverizó los beneficios de los
enormes recursos excedentes obtenidos por la venta de petróleo" e
incluso utilizó recursos de los fondos de estabilización petrolera para
financiar gasto público.
Esto, en contraste con otros países
que imponen "candados severos para que los recursos excedentes puedan
destinarse a fondos intocables, que permiten hacer frente a presiones
futuras de pago de jubilaciones y pensiones, por ejemplo".
La
UEC explicó que aun cuando en el sexenio anterior se registró una
volatilidad de los ingresos no tributarios, éstos registraron un
repunte de 346 mil 381 millones de pesos en 2009 gracias a la misma
crisis.
Esto se debió, dijo, a "una serie de hechos
interesantes: por primera vez en una década el gobierno, a través de
Hacienda, recibió una compensación por el seguro de precios petroleros;
hubo un remanente generado por el Banco de México de 95 mil millones
gracias a utilidades cambiarias, e ingresos del bono emitido al amparo
de la reforma del Issste".
La UEC expuso que en el mandato de
Calderón se redujo la recaudación fiscal "debido al crecimiento de la
evasión y elusión que subyacen por lagunas en la legislación, así como
por deficiencias en la efectividad del órgano de recaudación del
gobierno, el Servicio de Administración Tributaria".
La caída
en los ingresos tributarios, amplió, se debe a dos factores
principales: el elevado gasto fiscal y la menor captación por el
florecimiento de empresas de subcontratación.
Resaltó: "La
evasión fiscal en México se ha desarrollado a través de esquemas
sofisticados y mediante la apuesta de los contribuyentes al no pago de
impuesto, por una baja probabilidad del órgano recaudador de
identificar los esquemas de evasión o, en su defecto, por los altos
costos que implica el combate a la evasión".
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