2/06/2013

Explosión explosiva


Ricardo Rocha 


Sí, muchos de ustedes pensarán que el título de esta columna es un absurdo porque el sustantivo no requiere del adjetivo. O que se trata, como dirían los lingüistas clásicos, de una tautología: según el diccionario, un vocablo griego que hace referencia a la repetición de un mismo pensamiento a través de distintas expresiones. Para la retórica, una tautología es en definitiva una expresión redundante; por eso, cualquiera podría burlarse de mis pobres capacidades idiomáticas. Decirme que, por naturaleza, todas las explosiones son explosivas. 

Pero si me permiten necearles, déjenme decirles que no. Que al menos en este caso estoy convencido de que se trata de una explosión especial, es decir, explosiva. Y es que la cosa yo la veo así: si se hubiera producido por allá en un ducto lejano, en alguna refinería distante o en una plataforma remota, sería una explosión y ya. Informable, comentable y hasta imaginable. Nada más. Pero que se haya dado en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad de México, precisamente en la Torre de Pemex, en el centro de la zona metropolitana del DF, que estallara a la vista de todos, que haya provocado hasta ahora 37 muertos, que generara la movilización de los más altos funcionarios federales y locales en materia de seguridad, desde el Presidente y el jefe de gobierno hasta el director de la policía, pasando por los secretarios de Gobernación, Energía y el procurador; que en las líneas de investigación iniciales no se descartase un atentado, que haya habido la necesidad de traer peritos internacionales para saber qué pasó y que el mismo día de la explosión, casualmente, iniciasen las sesiones en el Congreso que habrán de decidir el destino de Pemex por la debatida privatización; y que, por todo ello, la explosión haya causado ondas expansivas en los medios, oficinas, casas y cafés, bueno, pues todo eso sumado para mí que la han hecho una explosión diferente, especial… una explosión explosiva… ¿A poco no? 

Por eso resultaba fundamental, por la salud de la nación, conocer lo antes posible la verdad sobre un hecho que estremeció a la opinión pública en más de un sentido. Porque desde el primer momento y conforme pasaron las horas el imaginario colectivo fue escribiendo la historia de la “misteriosa explosión en la Torre de Pemex”. Y es que la pregunta básica de cuál o cuáles son las causas de este desastre estuvo demasiado tiempo sin respuesta. Al principio, lo único más o menos claro es que no se trató de un incendio: “fue humo blanco de explosión, no negro de incendio”, dijeron los expertos, a lo que siguió la pregunta obligada: ¿fue una explosión accidental o provocada? Durante exactamente 100 horas no hubo una explicación oficial que argumentase la primera opción. La segunda nos estremeció durante cuatro largos días: ¿quién o quiénes querrían hacer explotar a Pemex… y al país? 

Así que por fin antier, y luego de varias posposiciones durante el día, se realizó la tan esperada y anunciada conferencia de prensa en la que el procurador Murillo Karam informó del resultado de la “investigación preliminar” sobre las causas del estallido. En esencia: “una explosión difusa, lenta, horizontal, perfectamente definida y causada por una acumulación de gas metano en los sótanos, en contacto con una chispa o una fuente de calor”. Así de simple y así de complejo. Porque de esta verdad oficial se desprenden varias nuevas preguntas: ¿cómo pudo acumularse tanto gas metano, durante cuánto tiempo sin que nadie se percatara de su presencia? ¿Hay algún antecedente similar en cualquier lugar del mundo? ¿Por qué habría gas metano en ese edificio? Es probable, por cierto, que alguien diga que no tiene nada de extraña la presencia de metano en Pemex. Sí, sólo que no se trata de una instalación petrolera, sino de oficinas administrativas donde se guardaban archivos de la paraestatal. Resignarse a la simpleza sería tanto como aceptar la muerte de 40 empleados de Nestlé por una súbita inundación de chocolate en su edificio corporativo de Vevey, Suiza. No es un chiste cruel, es la misma explicación que nos ha dado este gobierno y que no termina de ser convincente. 

@RicardoRocha_Mx 
ddn_rocha@hotmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario