Escrito por Jenaro Villamil
En la serie norteamericana Person of Interest, estrenada
el año pasado, un genio informático creó una máquina para obtener casi
todos los datos de la gente de Estados Unidos. Esta máquina podía
encontrar a aquellas personas que amenazaban la seguridad del país e,
incluso, prever cuándo cumplirían esta amenaza. Esta ficción no hacía
énfasis en lo obvio: la “genialidad” se basaba en extraer y cruzar los
datos de internet, teléfonos móviles, tarjetas de crédito, computadoras
y videos de los usuarios.
A partir de las revelaciones de Edward
Snowden sobre el programa PRISM la realidad no sólo superó a la
ficción. El espionaje a gran escala de las agencias de inteligencia
norteamericanas da una pequeña idea del enorme negocio que puede ser
afectado si las “grandes hermanas” del mundo de las Tecnologías de
Información y Comunicación (TIC’s) son decretadas como grandes piratas
multinacionales de los datos personales que violan las más elementales
reglas de la privacidad y los derechos humanos. Hablamos de Microsoft,
IBM, Google, Facebook, Apple, Skype y, en general, todas aquellas
empresas que han florecido en los últimos años ofreciendo el “manejo
estratégico de los datos”.
Las
revelaciones que a cuenta gotas se están conociendo de Snowden indican
que Microsoft –el gigante creado por el magnate Bill Gates- colaboró
con el programa PRISM abriendo “puertas traseras” en sus protocolos de
seguridad conocido como en los servidores de Hotmail y de Outlook.com
para que la NSA facilitara la recolección de datos en todas sus
plataformas. En el caso de Skype, la NSA contaría con todo lo necesario
para interceptar y grabar las videollamadas que se realizan a través de
esta plataforma.
Aún no queda claro cómo participaron
otras grandes compañías como Google o Facebook. Basta recordar que en
2012 un estudiante descubrió que Google, el gigante de los motores de
búsqueda en internet, desarrolló un sistema para eludir los mecanismos
de defensa de privacidad de iPhone de Apple. El regulador
norteamericano multó a Google con 10 millones de dólares, sanción que
representó apenas el 0.093 por ciento de los ingresos totales de esta
compañía que ascendieron a 10,740 millones de dólares el año pasado. Es
decir, no le quitaron ni un pelo al monstruo del ciberespacio.
Un cálculo del costo de almacenamiento
de todas las llamadas telefónicas efectuadas en Alemania anualmente en
2010, fue de 8 millones de euros. El cálculo es el siguiente: los 196
mil 004 millones de minutos de llamadas de red fija que se hicieron en
Alemania, digitalizadas en un kódec de voz representaban 15 Pentabites
(Pb). Calculando un costo aproximado de 500 mil dólares por cada
Pentabite, el costo sería de 7.5 millones de dólares o 6 millones de
euros. A esto se agregaría el costo del centro de datos, la potencia de
procesamiento, las conexiones y la mano de obra (ver estos datos en el
libro Cipherpunks, La libertad y el Futuro del Internet, diálogo de Julian Assange con Jacob Appelbaum, Andy Müller y Jeremie Zimmerman.).
Las dimensiones del negocio
Todos los especialistas –y muchos de
los promotores del negocio de espionaje y recolección de datos–
coinciden en señalar que el Big Data se ha vuelto en un negocio
similar al petróleo: grandes yacimientos de información digital se han
generado en apenas unos cuantos años y deberán ser explotados.
El 90 por ciento de los datos
existentes en todo el mundo se han generado en los últimos dos años.
Menos del 1 por ciento de los datos mundiales se analizan y menos del
20 por ciento de estos datos están protegidos, según el reciente
estudio sobre el universo digital, de la compañía IDC.
Este “oro negro” de la era digital crecerá de manera exponencial. El negocio del Big Data será
el almacenamiento, análisis y cruce de datos no estructurados que se
generan en muchas industrias, empresas y personas (incluyendo bancos,
padrones electorales, escuelas, organizaciones criminales, etc) dejan
en la red. Tan sólo Youtube, propiedad ahora de Google, genera 72 horas
de video cada minuto.
Según el mismo estudio de IDC revela
que en 2012 la “existencia probada” de datos alcanzó los 2.8 zettabytes
(un ZB equivale a diez megabytes a la decimoquinta potencia). Para el
2020 se prevé que el almacenamiento alcance los 40 ZB. Es decir, en
menos de diez años el universo digital se duplicará cada dos años.
Los 40 ZB equivalen a 57 veces la
cantidad de granos de arena de todas las playas del mundo. Se calcula
que existen 700 trillones 500 mil billones de granos de arena en el
mundo. Si pudiéramos guardar los 40 ZB en los discos Blue-ray de la
actualidad, el peso de dichos discos sería equivalente a 424
portaviones Nimitz, según los mismos datos comparativos de IDC.
Lo más interesante de este estudio y
reporte es que hacia el 2020 IDC pronosticó que el 62 por ciento del
universo digital se producirá en los países llamados “emergentes” como
son China, India y los países latinoamericanos, incluyendo a México,
Brasil, Argentina y Colombia.
Actualmente, la distribución actual del
universo digital es el siguiente: Estados Unidos acapara el 32 por
ciento; Europa Occidental el 19 por ciento, China el 13 por ciento,
India el 4 por ciento y el “resto del mundo” el 32 por ciento. Para
2020, China representará el 20 por ciento.
Se espera que el tipo de datos que se
almacenan en la llamada “nube digital” registrarán una transformación
radical. Hacia 2020, IDC predijo que el 46.7 por ciento de los datos
almacenados en la nube estará relacionado con el entretenimiento, no
con información empresarial. El resto de información estará formada por
datos de vigilancia, datos médicos e información generada por
computadoras, teléfonos productos electrónicos de consumo.
Esto nos puede dar una breve idea de
las dimensiones del negocio que se puede afectar si las revelaciones de
Snowden conducen a las “grandes hermanas” ante tribunales nacionales e
internacionales.
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