Los líderes de los principales partidos políticos en México, PRI, PAN y
PRD, tienen algo que celebrar tras los comicios del pasado 7 de julio,
en especial por el resultado en el estado de Baja California, sin
embargo, los electores no obtienen beneficio alguno tras las jornadas
electorales, señala el semanario británico The Economist.
Los dirigentes, asegura el semanario, se benefician debido a que al salir triunfante el PAN, liderado por Gustavo Madero, en el estado fronterizo, se apaciguarán las disputas panistas internas; en tanto el PRD, encabezado por Jesús Zambrano, al ser aliado del PAN en la gubernatura de Baja California también celebra.
Por su parte el PRI, liderado por César Camacho, a pesar de perder en Baja California,
se beneficia debido a que el Pacto por México sigue en pie, ya que la
victoria del PAN en el estado fronterizo, se podría interpretar como
una forma de afianzar la estancia panista en el acuerdo entre el
Gobierno Federal, encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto, y los principales partidos de la oposición.
En
tanto, la población no celebra, ya que los resultados preliminares
muestran un vacío político-ideológico y la venalidad de la élite
política local; por otra parte los comicios se llevaron a cabo en un
clima de intimidación e inseguridad, razón por la cual es abstencionismo alcanzó, al menos, el 60%.
Lo
preocupante, señala The Economist, es que la ideología política de la
fuerza de trabajo en México es cada vez más irrelevante y con las alianzas partidistas
entre partidos ideológicamente opuestos, los resultados reflejan una
preferencia individual, en lugar de a un partido político determinado.
Con
los altos niveles de abstencionismo, los vencedores asumirán un cargo
con un mandato débil y poco respaldado, lo cual hará que el trabajo de
dirigir a un estado sea aún más difícil.
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