Cruces rosas en Ecatepec denuncian impunidad en asesinatos
Calles
sin pavimentar, avenidas sin alumbrado público, colonias populares
adornadas por la basura, lugares por donde no pasan patrullas ni
policías, así es este municipio mexiquense que se niega a reconocer la
existencia de asesinatos de mujeres por razones de género.
CIMACFoto: Anaiz Zamora Márquez
Por: Anaiz Zamora Márquez, enviada
Cimacnoticias | Ecatepec, Edomex.-
Ecatepec también es la localidad natal del actual gobernador del Estado
de México, Eruviel Ávila Villegas, quien igual que su predecesor,
Enrique Peña Nieto, rechaza que haya violencia feminicida en la entidad
y se niega a reunirse con familiares de las víctimas del feminicidio
que de 2005 hasta el primer semestre de este año ha cobrado la vida de
más de mil 500 mujeres, según cifras de organizaciones civiles.
El municipio más poblado del país con un millón 656 mil 107
habitantes, según el Censo 2010, está cercado por montes y cerros,
mientras que las habitantes víctimas de violencia de género se sienten
acorraladas por la inacción de las autoridades que las alejan de la
justicia y el desarrollo.
Así
lo evidencian las historias de familiares de víctimas de feminicidio y
desaparición que se pueden escuchar al recorrer las calles polvorientas
del municipio.
La nula actuación de las autoridades para garantizar la seguridad está
latente en los múltiples cruceros y paraderos sin alumbrado público que
son utilizados como “tiradero” de cuerpos de mujeres o como sitio para
“levantones” (secuestros) de jóvenes mexiquenses.
Como parte de la campaña Alerta Ciudadana de Violencia de Género
–que el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) puso en
marcha en mayo pasado–, familiares de víctimas de feminicidio y
desaparición, activistas y defensores de Derechos Humanos (DH)
recorrieron hoy las calles y avenidas de Ecatepec para señalar a los
tres niveles de gobierno los lugares donde han perdido la vida desde
2010 al menos 110 mujeres ecatepenses ante el silencio cómplice de las
autoridades.
Antes de las 10 de la mañana, defensoras llegaron con cruces rosas
de madera –símbolo del feminicidio adoptado en Ciudad Juárez,
Chihuahua– a la explanada de la cabecera municipal en San Cristóbal.
Ahí estaban, entre otras, Irinea Buendía Cortes, madre de Mariana Lima
Buendía, asesinada en 2010 por un policía judicial, y María Antonia
Márquez, mamá de Nadia Muciño, ultimada en 2004 por su pareja.
Para atravesar la carretera, primero se deben sortear los múltiples
charcos y estancamientos de agua de la avenida, para luego subir un
puente peatonal sin alumbrado público y lleno de bolsas de basura que
dejan habitantes de la comunidad.
Abajo de ese puente desapareció en 2013 una joven de 17 años de
edad; a ella se sumó Diana Angélica Castañeda, de 14 años. El miedo de
su madre ante la prepotencia de las autoridades municipales derivó en
que la denuncia del crimen “se perdiera” entre los tantos archivos del
Ministerio Público (MP).
Las personas que atestiguaron la manifestación de inmediato
identificaron que se trataba del caso de las “niñas y jovencitas
secuestradas”, y relataron que ese punto del municipio es utilizado por
criminales para asaltar y plagiar, y no obstante “es bien raro que una
patrulla se dé la vuelta por aquí”, dijeron.
En medio de esa carretera por la que a diario pasan cientos de camiones
de carga, las activistas dejaron una cruz rosa para dar cuenta de que
en ese lugar están desapareciendo mujeres y como señal de advertencia
para las habitantes de la zona.
Posteriormente el contingente se trasladó al pueblo de Santa María
Chiconautla, otro de los puntos de desaparición y asesinatos de mujeres
que están impunes en la entidad y donde “parecen haberse evaporado” las
jóvenes Arisbeth Sánchez, Lucía Joselyn Robles, Jennifer Velázquez y
Betsabeth García López.
Una habitante del poblado que se acercó a ver la protesta contó a
Cimacnoticias que el año pasado, cuando ocurrió un intento de
linchamiento de un presunto secuestrador, desapareció una joven y el
caso quedó olvidado porque las autoridades consideraron que fue parte
de ese conflicto. “No investigaron más y la joven sigue desaparecida”,
relató.
“ZONA DE TERROR”
En
el pueblo de Chiconautla “que debería ser símbolo histórico del
municipio y atracción turística del estado, pero se convirtió en una
zona de terror”, también fueron asesinadas dos jóvenes menores de edad,
cuyos casos no son investigados, contó David Mancera Figueroa,
presidente de la organización Solidaridad por las Familias.
Frente a la iglesia de Chiconautla, la señora Cruz Pérez Moreno narró
el viacrucis de impunidad y violaciones a los Derechos Humanos al que
se ha enfrentado para exigir justicia por el asesinato de su hija
Jessica Lucero Rivero Cruz, ocurrido en julio de 2012.
“Jessica fue violada en junio de 2012 por tres conocidos de ella.
Cuando fuimos a denunciar la violación (los policías y el agente del
MP) nos pidieron 2 mil pesos para apresurar los trámites, no los dimos,
y un mes después en vez de justicia mi hija encontró la muerte”, dijo
Cruz, quien acudió a la manifestación pese a estar lesionada de la
espalda y tener que usar un collarín debido a que sujetos desconocidos
intentaron sacarla de su domicilio el jueves pasado, “sólo un día
después de que fui a revisar el expediente de mi hija”.
Con lágrimas y visiblemente dolorida por sus lesiones, la mexiquense
dijo que abandonará su exigencia de justicia por temor a más
represalias contra ella o su familia. En el kiosco de Chiconautla
fueron colocadas tres cruces de madera más.
Cabe destacar que pese a los hechos denunciados, el caso de Jessica
Lucero no fue investigado como feminicidio sino como “violación
equiparada con resultado de muerte”, y sólo uno de los tres agresores
está detenido. “Por malas clasificaciones de delitos como éste es que
en el Edomex (las autoridades) pueden decir que no hay feminicidio”,
recalcó la madre.
Para finalizar la protesta, las activistas caminaron por las calles
del centro de Ecatepec gritado consignas para exigir justicia y un alto
a los delitos, demandas a las que se sumaron vendedores ambulantes y
demás pobladores que animaban a “alzar la voz”.
El llamado de acción hacia las autoridades no cesó hasta que las y los manifestantes llegaron de nuevo a la explanada municipal.
Rodolfo Domínguez, abogado del OCNF, recalcó la exigencia de la
sociedad civil de que no sólo se investigue la violencia feminicida (a
lo que recientemente accedió el Sistema Nacional para Prevenir,
Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres), sino
de que se declare ya la Alerta de Violencia de Género (AVG).
Denunció que aún no se recibe una respuesta por parte del gobernador
mexiquense, a quien se solicitó una reunión urgente para conocer el
estado de los casos registrados en la entidad.
A un costado del Palacio Municipal de Ecatepec fue colocada otra
cruz de madera, para “que les quede claro a las autoridades que no
somos un invento de las organizaciones, que las víctimas sí existimos y
los casos de feminicidio sí ocurren, y que queremos la alerta no para
decir que estamos en guerra sino para prevenir más tragedias”,
sentenció María Antonia Márquez, madre de Nadia Muciño.
Los recorridos de la campaña Alerta Ciudadana de Violencia de Género se
llevarán a cabo cada día 25 de mes y concluirán el próximo 10 de
diciembre, en el marco del Día Internacional de los DH.
En julio próximo la cita será en los municipios mexiquenses de
Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, donde se ha registrado que los cuerpos
de mujeres y niñas son arrojados a lotes baldíos y terrenos abandonados.
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