Carmen Boullosa
Policía… No, disculpas, quise decir ladrón. No, no, quise decir secuestrador. No, no, quise decir fuerza del orden. No, no, quise decir fabricar delitos. No, quise decir batalla campal. No, eran federales. No, eran municipales. No, no, quise decir gresca. No, quise decir partido de futbol. No, quise decir partido político. No, quise decir carroña. No, no, quise decir manifestación pacífica. No, no, quise decir bombas molotov. No, no, quise decir que iba en bicicleta. No, no, quise decir quemaba la puerta de Palacio. No, quise decir que a los provocadores les dieron carta blanca. No, no, perdón, quise decir desaparecidos. No, no, quise decir calcinados. No, quise decir esclavizados en campos de amapola. No, quise decir mariguana. No, quise decir corrupción. No, no, quise decir silencio. No, quise decir furia. No, quise decir “fírmele aquí, en su declaración”. No, no, quise decir tortura. No, no, quise decir testigo. No, quise decir golpiza. No, quise decir contrato. No, quise decir cohecho. No, no, quise decir tomada de pelo. No, quise decir justicia. No, quise decir horror, infierno. No, quise decir 43. No, quise decir 100 mil. No, no, quise decir 2 mil decapitados. No, no quiero decir números redondos es que no se sabe preciso. ¿Cuántos? No, no quise decir cuántos, quise decir tocan a la puerta.
Tocan a la puerta y los que llegan están más confundidos, y a la una se sueltan a hablar.
Que te dije que no, que no están confundidos, que traen consigna. Que no traen consigna. Que sí traen. Que son infiltrados. Que quieren quitarnos el piso. Que no, que son manifestantes. Que no, que son senadores. Que no, que sobornos. Que no, que rateros. ¿Policías?, ¿dijiste policías? Te dije que ya estamos hartos.
—A mí, véme a traer unos sopes.
—¿Dijiste sopes? ¿De dónde saco sopes?
No, no, no dije que pone la carne de gallina, dije tristeza. No, no dije tristeza, dije violencia. No, no, te dije que nos hicieron cenizas. No, de ninguna manera nos quemaron, ¿cómo crees que nos hicieron cenizas?, es imposible. Nos hicieron pedazos. Que somos víctimas, pobrecitas. Que no nos lo hizo nadie, que fuimos nosotros. ¿Cómo crees? No, no, no lo creo. ¿En qué voy a creer? No, no, que les apliquen el Protocolo de Estambul. Que no, que fue con agua de tehuacán. Que los golpearon. Eran las fuerzas del orden. ¿No eran narcos? Que no, que eran paramilitares. Que sí, que era la demanda al norte del Río Bravo de sustancias ilegales.
—A mí tráigame dos de longaniza.
Que te digo que no, que no es jauja, que los ríos están contaminados o se han ido quedando secos. Que los campos están sembrados de huesos humanos. Que de los ductos, los criminales ordeñan petróleo y gas. Que te digo que se llevan los tráilers y nadie los vuelve a ver. También ingenieros. Que te digo que eran inmigrantes. Que pidió soborno, que porque no dan licencias. ¿Por qué no dan licencias? Porque son unos corruptos. ¡Ah, por fin algo hace sentido! ¿Hace sentido? Pero no importa. Que te digo que sí, que sí importa. Que qué más da. De ninguna manera qué más da, no podemos ser irresponsables. Ya no hay tiempo para eso…
—¿Y qué horas son?
Ya se acabó la hora. Estamos viviendo minutos extras. Te digo que no, que ya no hay vuelta atrás. Que te digo que sí, se revierte muy fácil, cada quien tiene que hacer su trabajo y ya, ahí acaba el enredo, ¿no viste al juez?, clarito dijo déjenlos libres, y ya se acabó el fandango. Que fue porque le dieron indicaciones de arriba. ¿Dónde está arriba? ¿A poco hay arriba? Arriba está bien abajo. Que nos movieron el piso, somos víctimas. Que no, que es nuestro hacer, que nosotros pusimos los cimientos, que no lo podemos permitir, que ha sido por dejadez, que el ahí se va, que la costumbre de voltear para otro lado, que no hay derecho, que nada en realidad se ha movido, que desde los 70 cuando veías a un judicial te echabas a correr. Pero ya basta. Basta. Ya no más. Hay que decir, decir pero ya, y decir clarito, y ser conciso, poner los puntos sobre las íes o ya nos llevó la ch.
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