Ricardo Rocha
A dos años de iniciado su gobierno yo no soy de los que creen o exigen que deba usted renunciar. Pero sí creo que el país está en riesgo. En otras palabras, que México corre un peligro mayor que usted mismo. Y eso sí que le compete, porque ocupa el más alto cargo de la nación.
Por eso le sugiero y le pido que hable con él. Se trata del cerebro económico más brillante de inicios del milenio. Su libro El capital en el siglo XXI está conmocionando al planeta. Sus editores estiman que en 2015 llegará a tres millones de ejemplares. Algo insólito para un ensayo. Pero más aún, dos premios Nobel como Solow y Krugman aseguran que la economía tendrá que ser vista con otros ojos a partir de esta obra del francés Thomas Piketty. ¿Qué tal, eh? Son 600 páginas fascinantes producto de 20 años de estudios, gráficas y estadísticas comparativas globales. Lo que le ha valido a su autor ser convocado por el FMI y la Casa Blanca de Obama para que explique sus tesis.
Lo que básicamente plantea es el asunto crucial de la distribución del ingreso y su derivación más infame que es una brutal y creciente desigualdad entre los seres humanos. Establece verdades incontrovertibles: el agravamiento de la desigualdad es un resultado inevitable del capitalismo de libre mercado; el capitalismo provoca un dominio de los empresarios sobre los trabajadores; cada vez más empleados trabajan para ser pobres, para sobrevivir apenas; en cambio, la tendencia de los ricos es hacerse aún más ricos porque a ello los empuja inexorablemente el mercado y esa ley inquebrantable arrastra a las sociedades a la oligarquía; por ello, el capitalismo es incompatible con la democracia y la justicia social; también genera desigualdades extremas que socavan los valores y despiertan el descontento social. En contraste, Piketty nos recuerda que la acción política puede frenar las peligrosas desigualdades del presente como antes lo ha hecho. Propone, por ejemplo, aumentos de impuestos hasta de 80% a los grandes patrimonios para redistribuir el ingreso mediante el incremento del gasto público y la actividad productiva. Sobre México, dice que lo que más nos falta es transparencia. Supongo que se refiere a que mientras Hacienda nos retuerce el pescuezo a profesionistas, pequeñas y medianas empresas, hace devoluciones fiscales por miles de millones a los consorcios gigantes. En otras circunstancias, el anuncio de antier de haber aumentado 9% su recaudación sería plausible; pero en el actual escenario, parece una burla imperdonable y un suicidio intelectual de su gobierno; que no ha sabido superar la crisis social generada por Iguala-Ayotzinapa, pero que es eficientísimo cobrándonos impuestos. Por ello también es indispensable que aclare fehacientemente el affaire Casa Blanca-Higa-Tren. Para que no lo ubiquen entre los pocos privilegiados y desactivar el grito callejero: “¡Peña, tú no eres pueblo!”
¿Y pues qué cree Presidente?, que monsieur Piketty estará aquí en la capital este viernes en una conferencia magistral en nuestra UNAM. Por eso se me ocurre que tal vez usted pudiera invitarlo a un café y platicar con él un par de horas de ser posible. Y de preferencia, solitos los dos. Sin los que le dicen que la peor crisis de su gobierno está por concluir y que todavía es posible apostarle al olvido.
Periodista.
ddn_rocha@hotmail.com
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