INTERNACIONAL
Falta sistematización de investigaciones, dicen expertas
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Dixie Edith
Cimacnoticias/SEMlac | La Habana.-
Tras
muchos años de ausencia en el debate público, la violencia de género ha
ido ganando espacio en Cuba, sobre todo en el ámbito académico.
Sin embargo, especialistas coincidieron en que queda mucho por
investigar y publicar, no sólo en cuanto a cantidad, sino también a
calidad.
Según la socióloga Magela Romero Almodóvar, profesora e investigadora
de la Universidad de La Habana (UH), los estudios sobre violencia en
Cuba cobraron relevancia a partir de la década de los 90 y, desde
entonces, “comenzaron a ser más sistemáticas las publicaciones
referidas al tema”, precisó a SEMlac.
La psicóloga Mareléen Díaz Tenorio, del Grupo de Reflexión y
Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), coincidió con Romero. En su
opinión, “ahora el tema se está trabajando, aparece en publicaciones,
en proyectos y programas de intervención, pero todo eso está lejos de
ser suficiente”, aseguró.
La también psicóloga Yohanka Valdés Jiménez, por su parte, lamentó que
a pesar de los esfuerzos de muchas instituciones y especialistas, aún
existan pocos referentes teóricos sobre el comportamiento de la
compleja problemática en Cuba.
“Se necesitan estudios multidisciplinarios más abarcadores y también
que las publicaciones salgan del estrecho entorno de las academias para
llegar a públicos más amplios”, aseveró a SEMlac la especialista, quien
actualmente integra el equipo local de Oxfam Internacional, un grupo de
organizaciones que colabora en más de un centenar de países para
fomentar la justicia social.
Criterios similares defiende la profesora Yuliuva Hernández García, del
Instituto Superior Minero-Metalúrgico de Moa, en la provincia de
Holguín, a más de 730 kilómetros de La Habana.
Las investigaciones realizadas en diferentes universidades del país
caribeño constituyen estudios “fragmentados, no sistematizados, no
integrados y que atienden a determinadas cuestiones específicas del
problema”, evaluó Hernández.
La estudiosa ha insistido en que no se deben generalizar como
nacionales los resultados de indagaciones pequeñas, realizadas en
territorios específicos.
“La realidad del país es mucho más extensa y en las comunidades los
problemas tienen un carácter contextualizado, que atiende a una cultura
y dinámicas propias, y también a vivencias diferentes”, alertó durante
el IX Taller Internacional Mujeres en el siglo XXI, coordinado en
noviembre de 2013 por la Cátedra de la Mujer de la UH.
REVISANDO TEXTOS
Una mirada a la producción editorial de las últimas décadas confirma los criterios de estas especialistas.
Sin hacer un recuento completo de lo publicado en Cuba, se pueden citar
como antecedentes el libro “Violencia y sexualidad” (1998), de un
colectivo de autores realizado bajo el sello editorial del Centro
Nacional de Educación Sexual (Cenesex), y que se alzó con el Premio
Nacional de la Crítica en ese año.
Luego, en 2001, la socióloga Clotilde Proveyer presentó su tesis “La
identidad femenina y la violencia doméstica. Un acercamiento
sociológico a su estudio”, que se convirtió en texto de referencia para
el seguimiento del tema de la violencia contra las mujeres en Cuba.
Más recientemente pueden encontrarse otros acercamientos interesantes
en el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (Cips) y en
el propio Cenesex, pero también en el Centro Iberoamericano de la
Tercera Edad (Cited), las facultades de Filosofía e Historia,
Psicología y Derecho de la UH, y en la Oficina Nacional de Estadísticas
e Información (ONEI).
Una pesquisa bibliográfica realizada por Romero, Proveyer y Zulema
Hidalgo, de OAR, constató que de más de 300 escritos revisados, el
número de textos dedicados exclusivamente al tratamiento de la
violencia es aún muy pequeño.
Así, destacan los publicados durante la última década por especialistas
del Cips, que abordan fundamentalmente la violencia intrafamiliar, así
como algunos de la Editorial de la Mujer.
Igualmente, clasifica como buen referente el texto “50 años después:
mujeres en Cuba y cambio social”, editado con apoyo de Oxfam, que
mereció en 2010 el Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba
como resultado científico.
“Un hecho que comienza a ser cada vez más frecuente y de gran valor es
el aprovechamiento del espacio que brindan las compilaciones sobre
género, sociedad y desarrollo para difundir los resultados alcanzados
en esta línea de investigación”, precisó Romero a SEMlac.
Un ejemplo concreto es el volumen “Familia, género y violencia
doméstica”, presentado en febrero pasado en la Feria Internacional del
Libro, como resultado del proyecto “Violencia intrafamiliar y
estrategias de solución a las dificultades de la vida cotidiana en la
familia cubana”, coordinado por el equipo de Estudios de Género del
Departamento de Sociología de la UH.
Otro paso ganado, en opinión de Romero, es la inclusión de artículos
sobre el tema en textos docentes, como los preparados para la carrera
de Sociología.
CONFUSIONES TEÓRICAS
Si el tratamiento de la violencia en general no ha sido exhaustivo en
el país, en el caso particular de la violencia de género las carencias
de información y estudio presentan características bien particulares.
Quizás por eso ha sido calificado como tema “escurridizo” y “de difícil
colocación” por la doctora Ada Alfonso, colaboradora del Cenesex.
Una de las razones podría ser consecuencia de que la problemática se
enfrenta, en muchos casos, desde una confusión conceptual sobre los
diferentes tipos de violencia, reflexionó la holguinera Yuliuva
Hernández.
“Los conceptos de violencia intrafamiliar, doméstica, de género y
violencia contra las mujeres no se distinguen claramente desde las
realidades sociales que describen, y generan confusiones teóricas y
metodológicas para abordar el problema”, detalló esta experta en su
artículo “Estudio de la violencia contra las mujeres en la relación de
pareja. Resultados de investigaciones sociales en Moa”.
Al analizar el tema como parte de una institución mayor como la
familia, “no se aprecian con toda claridad sus peculiaridades, en la
medida en que se trabaja con conceptos que se identifican muchas veces
como iguales cuando, sin embargo, no constituyen lo mismo”, agregó
Hernández.
El artículo de esta profesora e investigadora es parte de la
compilación “Rompiendo silencios. Lecturas sobre mujeres, géneros y
desarrollo humano”, presentado este año por la Editorial de la Mujer.
Pero si en el espacio académico se confirman carencias editoriales
vinculadas a la violencia de género, la ausencia se siente aún más en
el escenario de los medios de comunicación, donde el desacertado
tratamiento se une a la poca visibilidad del tema.
Estereotipos peyorativos basados en una cultura machista desvirtúan la
imagen femenina, lo mismo en textos, reportajes radiales, fotos o
audiovisuales, lo que contribuye a acentuar los mitos, discriminaciones
y relaciones desiguales de poder que sustentan la violencia de género.
“Los medios de comunicación deben ser un ámbito para visibilizar y
problematizar socialmente este tema. Sin embargo, ellos son texto y
contexto y no es posible analizar el discurso mediático aislado de la
sociedad en que se produce y circula”, aseveró la doctora Isabel Moya,
directora de la Editorial de la Mujer, durante la presentación de su
libro “Letra con género”, también durante la última Feria del Libro.
El volumen, nacido precisamente de la necesidad de llevar temas como la
violencia de género a periódicos, revistas, medios digitales,
noticiarios televisivos y radiales, es resultado de encuentros,
seminarios y talleres con periodistas y resulta, a juicio de Moya, “una
propuesta en construcción”.
En opinión de Díaz Tenorio, diversificar los puntos de partida y
enfoques de las publicaciones e investigaciones sobre violencia de
género puede ayudar a “cubrir los vacíos que aún existen en su
tratamiento”.
“Podrían combinarse los esfuerzos para que las propuestas editoriales
articulen diferentes puntos de vista y géneros: que se publiquen
resultados de investigación y referentes teóricos, pero también
novelas, cuentos, que permitan a diferentes públicos comprender las
implicaciones de la violencia y sus impactos”, explicó.