8/16/2014

Programa es Tiempo de Mujeres en la radio universitaria de la ciudad de Guelph CFRU 93.3 FM sabado 16 de agosto


Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph 
en Ontario, Canadá 
escuchalo cada sabado en www.cfru.ca

MUJERES POR LA DEMOCRACIA

Bienvenida al programa de hoy
 con Hilda Venegas 
Noticias de Género en la Red

Género en la mira con
 Lauren Bacall, la eterna Mirada
 hoy eGénero ELMira el espacio de nuestra amiga y compañera la mexicana maestra en estudios de género #DanielaVillegas desde Sydney#Australia, nos habla sobre Lauren Bacall, la eterna Mirada, la vida de una mujer que cambió los patrones en la pantalla donde la sociedad tomaba ejemplos asertiva, inteligente, independiente tales características dieron un giro en la representación de los papeles femeninos de la época más proclive a que las actrices interpretaran a mujeres sumisas y dependientes

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las luchas y las resistencias de cinco siglos de discriminación, invisibilización, violencia y represión hacia las naciones originarias de Nuestra América. La Tierra amenazada, las mujeres violentadas; la Pacha arrasada, hoy desierta y transgénica; las tradiciones feministas comunitarias olvidadas; un capitalismo neoliberal foráneo, impiadoso, individualista y represivo; y el colonialismo religioso que condena a las luchadoras a vivir una eterna resistencia para la liberación de sus cuerpos. Un heteropatriarcado rabioso, controlador de los saberes, de las expresiones, de los sentires y los deseos. Una academia silenciosa que poco nos enseña a alejarnos de las teorías y las praxis de quienes dominan y no quieren perder sus privilegios; una Pacha ansiosa, que espera recuperar tanta paz, tanto amor y tanta libertad perdidas
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El Instituto de Estudios de la Mujer (IEM) es una instancia académica, creada en 1991, cuya finalidad es impulsar acciones que permitan rupturas ideológico- culturales para la consecución de la equidad de género, la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres, a fin de lograr una sociedad más justa e inclusiva, desde el 2011 organiza el Congreso Internacional Universitario: Géneros, Feminismos y Diversidades que constituye un espacio de reflexión, diálogo e intercambio con diversas personas vinculadas con la academia, instituciones gubernamentales, sociedad civil, movimiento de mujeres y feministas, tanto nacionales como internacionales, tenemos el material que iremos presentando en diferentes espacios de nuestro programa, hoy escucharemos a la Dra guatemalteca Walda Barrios-klee del Programa de Género y Feminismos de Flacso, en su interesante participación sobre la perspectiva de los feminismos descoloniales y como se han desarrolado en su tierra Guatemala presentado enel
II CONGRESO INTERNACIONAL GÉNEROS, FEMINISMOS Y DIVERSIDADES
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Mujeres Argetinas instrumentistas, compositoras y cantautoras destacadas

para cerrar con broche de oro, tenemos el agrado de darle la bienvenida a la compañera María Néder, escritora y poeta argentina amiga del Colectivo Alternativa Latinoamericana y nos obsequia una serie de pequeños programas en donde nos hablará sobre instrumentistas, compositoras y cantoras a lo largo del tiempo

Escucha el programa aquí:

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Hoy en el Programa de Tiempo de Mujeres tenemos la participación de la Dra Walda Barrios-Klee





Guatemalteca, Doctora ex tesis en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Magister en Sociología, con especialización en sociología rural, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de San Carlos

Integrante del Grupo Asesor de la Sociedad Civil (GASC) para ONU Mujeres, grupo Guatemala (agosto 2013- julio 2015). Fue presidenta de la Junta Directiva de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, UNAMG durante el período del 2005-2009. Ha sido promotora de congresos, encuentros y cursos para hacer avanzar los estudios de género y los derechos de las mujeres, entre ellos el I Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género efectuado en  Guatemala 2001. Y en el 2011, el  segundo  encuentro mesoamericano de estudios de género y feminismos, Avances y retos de una década 2001-2011. Fue  directora de la revista feminista Equidad de Género de la  Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Guatemala, 2001-2003. Fue Secretaria de Asuntos Políticos de las Mujeres e Integrante del Comité Ejecutivo Nacional de URNG-Maíz 2008-2010; 2010-2012.

En el campo de la docencia, es p
rofesora de antropología en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala desde el año 1999 hasta el presente, profesora de teoría antropológica en el Departamento de antropología de la Universidad del Valle de Guatemala, 2010-2011 y del  Seminario Mujeres y Desarrollo en la Maestría en Desarrollo de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) 2010-2013.

Es autora de múltiples artículos, libros y otros documentos. Dentro de  los más recientes se pueden citar: un libro colectivo del 2013, denominado Diálogos sobre violencias y juventudes, Programa Juventud, Unión Europea en Guatemala. Coautora Mujeres escribas tejedoras de pensamientos del 2012, FLACSO, Guatemala. Coautora junto a Luz Méndez Caminos recorridos: luchas y situación de las mujeres a trece años de los Acuerdos de Paz del 2010.  Autora Guatemala sobre  la situación de post conflicto e impunidad como causas estructurales del feminicidio en el año 2010.  


¡Caña con ruda y feminismos de Nuestra América!


Laura Salomé Canteros

La Haine El Día de la Pachamama es un día de agradecimiento en el que se realizan diferentes actos donde se le da a la Madre Tierra distintos tipos de ofrendas –comidas, bebidas y hojas de coca- para que Ella nos siga dando todo lo que necesitamos. Cada primero de agosto, cuando el invierno comienza a dejarle paso a la primavera, cuando se da inicio a la siembra y a la cosecha, se realiza el rito de tomar caña con ruda, ya que dicen, esto protege contra el mal de ojo y la mala suerte para todo el año.
La Pachamama, o Madre Tierra, es la diosa femenina de la tierra y la fertilidad, una divinidad agrícola benigna concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a los seres humanos. En la tradición incaica es la deidad de la agricultura comunal, la más popular de las creencias que aún sobrevive con fuerza en las provincias del noroeste argentino.
Pero no solo las manifestaciones de agradecimiento se heredan. También las luchas y las resistencias de cinco siglos de discriminación, invisibilización, violencia y represión hacia las naciones originarias de Nuestra América. La Tierra amenazada, las mujeres violentadas; la Pacha arrasada, hoy desierta y transgénica; las tradiciones feministas comunitarias olvidadas; un capitalismo neoliberal foráneo, impiadoso, individualista y represivo; y el colonialismo religioso que condena a las luchadoras a vivir una eterna resistencia para la liberación de sus cuerpos. Un heteropatriarcado rabioso, controlador de los saberes, de las expresiones, de los sentires y los deseos. Una academia silenciosa que poco nos enseña a alejarnos de las teorías y las praxis de quienes dominan y no quieren perder sus privilegios; una Pacha ansiosa, que espera recuperar tanta paz, tanto amor y tanta libertad perdidas.

Feminismos desde Abya Yala

Como relata Francesa Gargallo en el prólogo de su libro Feminismos desde Abya Yala, leer, editar y publicar los diálogos que tuvo durante un viaje extenso con diferentes mujeres representativas de los pensares y los sentires de naciones nuestroamericanas, la acercaron a “los feminismos”; este libro “ratificó la urgencia de denunciar la discriminación implícita en los modos de categorizar, definir y demarcar la importancia de una idea o una acción que aprendimos en nuestras universidades, muchas veces públicas, cuando no progresistas. Así como la obligación de reconocer la producción de ideas políticas de liberación de las mujeres”.

Atenta a los procesos de invisibilización de las culturas, Gargallo dice que “como feminista, el otro es alguien que me interesa porque es yo y es nosotras”, diciendo que “las mujeres de Abya Yala –o Nuestra América- construyen modernidades alternativas al colonialismo europeo y la victimización de las colonizadas a la que las relegan las feministas blancas. Sus feminismos, (…), tejen respuestas a los patriarcados que no son necesariamente individualistas, donde lo colectivo y lo personal no se disocian”.

La liberación de la Madre Tierra

Uno de los relatos que recupera Gargallo es el de Aida Quilcue, integrante del Consejo Regional Indígena del Cauca, Colombia, quien expresa que “la Madre Tierra es la mujer de origen. Concebida como mujer, la Madre Tierra contiene la integralidad del Universo. Por ella, la mujer es considerada origen de la vida y transmisora del conocimiento, la que ha preservado todas las prácticas culturales, haciendo que perviva el pueblo nasa”. Relata la dirigente que “de los 102 pueblos de Colombia, 35 (se encuentran) en vías de extinción porque quedan una o dos personas, (allí) el papel de las mujeres ha sido fundamental en la orientación de los procesos organizativos y en la resistencia civil por medio de la espiritualidad propia”.

Para Quilcue una de las estrategias más utilizadas para reducir a los pueblos “fue la invasión ideológica cuya herramienta fue la religión católica, donde los sacerdotes decían que la mujer debe someterse al hombre, creando el machismo como ideología impuesta. Este machismo rompe (…) con nuestra espiritualidad que los curas denunciaron como brujería cuando descalificaron a las mujeres”. Insta a las mujeres a recuperar “nuestro papel en la espiritualidad y por lo tanto en la medicina y la salud propia” y denuncia a los estados y a las religiones diciendo que “cuando un pueblo indígena reivindica sus derechos es terrorista”.

“La liberación de la Madre Tierra es la base de la Ley de Origen. Esta significa también la liberación de las mujeres, que están en riesgo por los actos violatorios de las transnacionales (…) protegernos como mujeres es proteger a la Madre Tierra, proteger la vida, garantizar la permanencia como pueblos milenarios con la orientación de nuestras autoridades espirituales y autoridades terrenales. Nos corresponde hoy a las mujeres salvar la tierra. Tenemos esa gran responsabilidad, no podemos aceptar ser marginadas”.

Ser aymara, feminista y lesbiana

Julieta Paredes es una feminista autónoma y comunitaria; boliviana, aymara y lesbiana. Según Gargallo, su testimonio es fundamental dentro de las experiencias de organización política nuestroamericana ya que sostiene desde el trabajo de las asambleas indígenas que la mitad de todos los pueblos son mujeres y que los cuerpos son elementos de identidad y de afirmación política. “El solo hecho de pensarme como una mujer aymara de barrio, calladita y sumisa a lo que diga mi entorno, lesbiana que a diario tendría que ocultar mi deseo y amor por las mujeres, sería un suplicio. El feminismo le dio a mi vida y mi pensamiento alas de cóndor y cimas de montañas, elementos desde donde miro mi tiempo, mi pueblo, mi historia”.

Paredes forma parte de una corriente de feministas que no se rinde ante hegemonías que muchas veces se pretenden blancas y eurocentristas, “si el feminismo fuera una palabra que solo tuviera significado para las mujeres en el norte, y si feminismo fuera una acción inventada por ellas, entonces Mujeres Creando, creo yo, no sería feminista. Seguiríamos la raíz de la lucha de las mujeres de nuestras tierras, que sin duda daría también hermosos frutos de conceptualizaciones y prácticas por la vida”. Y concluye “el feminismo no es una teoría más, es una teoría, una concepción, una cosmovisión, una filosofía, una política, que nace desde las mujeres más rebeldes ante el patriarcado (…). La base de existencia de la que viene el feminismo son las mujeres pensándonos y sintiéndonos a nosotras mismas y pensando y sintiendo a los otros, a las otras, y a naturaleza también”.

Desde abajo y a la izquierda

Por su parte, para la antropóloga e historiadora mejicana Sylvia Marcos, renombrada por Francesca Gargallo en Feminismos…, la marginalización en las escuelas, en el conjunto de la sociedad y aun en los movimientos de mujeres de la presencia indígena forma parte de un proceso de invisibilización que responde a una necesidad de obviar las alternativas al saber que avala el statu quo heredado de la colonia. Considera que para que esto cambia se debe comenzar por cuestionar la centralidad de Occidente para el feminismo nuestro americano, “el capitalismo, especialmente en su vertiente neoliberal que absolutiza el libre mercado y requiere la explotación voraz de la naturaleza sin controles ni regulaciones constituye otro frente en que las demandas feministas deben de enmarcarse. Hasta el levantamiento zapatista en enero de 1994, las demandas referentes a derechos de los pueblos indios y las críticas a su situación de explotación y marginación estuvieron virtualmente ausentes de los movimientos sociales mejicanos, por lo que la discriminación y el racismo han sido integrados al contexto socio- cultural y económico del país”.

Por eso, “rescatar la tradición intelectual feminista, desde ´abajo y a la izquierda´, implica mucho más que elaborar un análisis feminista utilizando las referencias y criterios epistemológicos establecidos. Se requiere de una epistemología feminista descolonizada”.

Laura Salomé Canteros es editora de Géneros de la revista Marcha.org.ar

Lauren Bacall, la eterna Mirada




“La Mirada” como mejor se le conoció a la actriz estadounidense Lauren Bacall falleció el día de ayer 12 de agosto a causa de un derrame cerebral a la edad de 89 años en Nueva York. Considerada un ícono del cine hollywoodense clásico de la década de los 40 y 50, encarnó en el séptimo arte a la mujer asertiva, inteligente, independiente, bella y elegante, que por tales características dio un giro en la representación de los papeles femeninos de la época más proclives a que las actrices interpretaran a mujeres sumisas y dependientes.


Tales características resueltas y atractivas en el celuloide hicieron que Bacall se ganara much@s admirador@s a lo largo de su carrera, incluso Lisa Simpson la menciona en uno de los capítulos de la caricatura Los Simpson –Lisa quiere fumar-, cuando ante la disyuntiva de fumar o no fumar es visitada por los fantasmas del humo de cigarrillo, entre quienes Lauren Bacall se encuentra junto con Simone de Beauvoir, Margaret Mead y la reina Isabel I de Inglaterra, conocidas por su gusto al tabaco y ser las heroínas feministas de Lisa.

Nacida como Betty Joan Perske en el Bronx, Nueva York en 1924, en una familia judía, Lauren se interesó desde muy joven en el baile, el teatro y las estrellas de cine. En una entrevista radiofónica de la WNYC en 2006 afirmó que solía faltar a la escuela para ver a Bette Davis, de quien fue gran admiradora e incluso hizo una versión musical en Broadway de la película Eva al desnudo (1950) cuya protagonista cinematográfica fue Davis.

Bacall fue catapultada como una estrella de cine en 1944 con su primer largometraje dirigido por Howard Hawks, To Have and have not (Tener y no tener) cuando tenía 19 años. Fue en el rodaje de la película donde conoció a su futuro marido Humphrey Bogart con quien tuvo dos hijos Stephen Humphrey Bogart y Leslie Bogart y estuvo casada entre los años 1945 y 1957, año en el que el actor falleció por cáncer de esófago.

Pero volvamos a “La Mirada” aquél apodo por el cual se dio a conocer internacionalmente. La característica manera de Bacall de sostener su cabeza, a veces con la barbilla ligeramente hacia abajo mientras sus ojos miraban hacia arriba, creó una impresión indeleble en l@s espectador@s, ubicándola como una mujer seductora y sagaz.

Tiempo después Bacall daría a conocer que la actitud de mujer segura y de mirada audaz fue una creación de Howard Hawks. En una entrevista a Elvira Lindo del diario español El País en 2005, la famosa actriz devela “aprendí a bajar la cabeza para que mis ojos se abrieran más, y enseguida se hizo popularísima esa forma que yo tenía de mirar a Bogart. Ahí es cuando empezaron a llamarme 'La Mirada'”.

Recordando que la mirada tradicionalmente la posee el hombre y que “las mujeres se miran a sí mismas siendo miradas” como señala el crítico de arte John Berger era algo muy desafiante que una mujer sostuviera la mirada en el cine estadounidense de aquella época. Pese a que esta mirada y la imagen de mujer experimentada fue construida por Hawks, como Bacall señalara en la entrevista y en su autobiografía By Myself (1979) y publicada en español en 2005 bajo el título 'Por mí misma y un par de cosas más' por Colofón, el sólo hecho de representarla en el celuloide es muy potente en conjugación con esa voz ronca y poses sensuales. No me extraña porque para Lisa Simpson se encontrara entre sus heroínas feministas.

La partida de quien ganara en 2009 un Oscar honorífico, dos Globos de Oro, dos premios Tony y un Sag, participará en alrededor de 40 filmes, trabajara con leyendas del cine y tuviera entre sus amistades a Katherine Hepburbn, Cole Porter, William Faulkner, Ernest Hemingway, Spencer Tracy, con su espléndido sentido del humor y profunda mirada, nos permite reflexionar sobre el papel de las mujeres en los inicios del cine comercial y las representaciones que se conformaron de ellas así como en los diferentes usos de la mirada femenina 

Qué bonito es lo bonito


“La pintura me salvó del desastre… mis obras hablarán por mí”: 

Artemisia Gentileschi.


Una/o amanece con un deseo de que suceda eso que podríamos llamar “lo bonito”. La vida tiene sus altibajos, sus complicaciones, sus claroscuros, a veces sus periodos dolorosos, dificilísimos. A veces una/o se despierta sonriente y ligera/o, otras medio catatónica/o, otras con una sensación de pesadumbre,  y/o de angustia. Nos despertamos en algún lugar de la amplísima gama de los estados de ánimo: desde entusiastas navegadores…hasta de plano barquitos encallados. Pero en el fondo de esos seres humanos aferrados a la vida y a la dulzura de vivir que solemos ser, una/o quiere, una/o busca, una/o anhela “lo bonito”.

Ingres.Entiendo por “bonito”, la búsqueda del lado soleado en las aceras de la vida. A pesar de la oscuridad inevitable. Lo “bonito” viene con la gentileza y con la ternura, con el respeto a los otros, que no es sino la mejor expresión del respeto por una/o misma/o. ¿Para qué cruzarse en luz roja, si se puede esperar a la luz verde? ¿Para qué aventar hojalata a mitad de la avenida, si se puede ceder el paso? ¿Para qué dar de empujones en el metro, si se puede hacer el esfuerzo por entrar con orden? ¿Por qué ocupar el asiento que se le puede ofrecer a una persona mayor, al señor o a la señora que carga un niño? ¿Para qué estropear el césped de un jardín público o dejar basura, cuando la limpieza y el verde son un contento para todos? Es tan pequeñito y tan día a día.

“Lo bonito” se construye, en lo privado y en lo público, es el resultado de un colectivo en el que cada persona, de manera individual, decide intentar los territorios del bienestar. En la familia y afuera.  Intentarlo cada día, cuando una se despierta para escribir su nueva página. Por cantidad de razones, cada día es un reto. ¿Qué privilegiamos en ese reto?  A veces las ciudades nos devoran. Las preocupaciones se nos suben a los pies y nos van escalando como hiedra. A veces parece tan difícil elegir el bienestar, sentimos que nos queda tan lejos.  Como un faro inalcanzable.

Pero, ¿y si vamos despacito y de a poquitos? El bienestar no es un absoluto. Casi nada lo es.  Es la elección –cuando se puede- de una manera de mirar al mundo y de aprehenderlo.  Es la elección de las minúsculas y cotidianas bellezas. Como cuando va una por los segundos pisos en la ciudad de México y se llena de alegría mirando la cantidad de macetitas de material reciclado, llenas de flores de colores, en las ventanas y en las azoteas.
Ingres.


“Lo bonito” es un tono de voz que acoja y no que aleje. Una caricia. Un acto generoso. Una amabilidad intercambiada a mitad de la plaza. Ofrecer regalos de esos que no se compran, de los que no tienen precio. Aprender a escuchar es un regalo, por ejemplo, para el otro y para una/o misma/o. Compartir es un regalo. “Echarse el hombro”, construir confianza y lealtad. La solidaridad con la familia de origen y/o con la familia de elección. Las amigas/os. La solidaridad entre vecinos. ¿A veces nada de eso funciona? Es cierto.  Hasta que funciona. En esa “dirección” o en otra. Siempre hay, siempre habrá esas personas a cuya demanda de amor somos capaces de responder, esas personas que responden a nuestra demanda de amor. Siempre hay, siempre habrá para cada uno de nosotros, esa posibilidad de crear un refugio con macetitas recicladas y flores de muchos colores en las ventanas.

Y era domingo en la plaza del Monumento a la Revolución, y los niños y adolescentes andaban en sus patinetas y en sus bicis.  Se bañaban en las fuentes bajo el sol con unas carcajadas deliciosas. Cantidad de personas subían por el elevador para admirar la vista. No defiendo ese elevador tan criticado. No me parece que estropee al Monumento, pero no me atrevo a afirmarlo. Sólo constaté que la familia entera, incluidos los abuelitos, pueden ahora subir para admirar la vista.  El domingo era como una gran fiesta llena de promesas, con tortas, y vasos de mangos picados y sandías. Es tan cotidiana la cotidianidad.  Es –tantas veces- tan sencillo, lo que nos puede provocar contento. Aprender a agradecer, aprender a mirar.

Allí a unas cuadras del Monumento y de los muros del Frontón, está el Museo Nacional de San Carlos, con su jardincito detrás. La colonia Tabacalera, es un lindo barrio de casas antiguas.
El arte como promesa. El lugar del arte en la búsqueda de “lo bonito”.

 Las maravillas que pueden ofrecer casi todos los museos en casi todas las ciudades. A veces nos encanta toda una colección, a veces basta con la catatonia que nos produce un sólo objeto. 



Simone

El arte como viaje, como revelación. No es una obligación ir a un museo, ni una manda, ni hay que ir a fuerzas para “cultivarse”. Bueno, no digo que sea el caso del aprendizaje de todos, pero en mi generación así nos lo repetían en la escuela.  Hasta la lectura nos la lograron transmitir como una verdadera monserga.

“Tienes que leer…si vas a la ciudad de México ‘tienes’ que ir al Museo de Antropología”. “Tienes que…tienes que”.  No se hablaba de la sorpresa, de la delicia, de los placeres, de todo lo que el arte y la literatura tienen de lúdico.  Nadie decía: ”¿Cómo ves un tramito de felicidad? Vámonos al museo”.

El Museo la Venta en Villahermosa y su pasmosa realidad, fue en mi infancia una experiencia de viaje mucho más intensa que todas las palabras que insistían en colocar a la arqueología en los espacios de lo aburridísimo. Ese espacio del Museo, tan privilegiado y tan otro: La laguna, las piezas de la cultura olmeca, las lagartijas, lagartos, changos, osos hormigueros. Y más piezas olmecas. Había manatíes en la laguna. El maravilloso túnel del tiempo. Allí nada más, tan cerquita y tan  a mano.

Pero entonces, es el mes de agosto en la ciudad de México. El Museo Nacional de San Carlos ofrece su habitual exposición permanente, que es bellísima. Incluye un Ingres de cortar el aliento. Una María Magdalena de Zurbarán. El edificio mismo es un regalo, con sus salas de pisos de madera que crujen. Y crujen.
ArtemisiaHasta noviembre, el Museo nos trajo la exposición: “Teoría de la belleza, pintura italiana en la colección Sgarbi”.   Desde el siglo XIII hasta comienzos del siglo XX.  38 obras creadas por pintores, dos pintoras. No es poquito dos pintoras: Artemisia Gentileschi  (1593-1656) y Orsola Maddalena Caccia (1596-1676), si pensamos que ambas trabajaron en una época en donde la presencia femenina en el arte respondía a una especie de milagro. Actividad mal juzgada para una mujer (como casi todas, por otro lado) y considerada “contra natura”.

Gentileschi comenzó a pintar en el taller de su padre Orazio, entre los discípulos varones. Fue violada.  Entonces se esperaba que el agresor “resarciera el daño” casándose con ella. Para suerte de Artemisia no sucedió. Ella y su padre lo demandaron. Lo que siguió fue un largo y denigrante juicio en el que la víctima fue observada, exhibida, lastimada. Pero Artemisia pintaba, sus personajes femeninos que sufren atraviesan los siglos. Nos están esperando.


Artemisia

No sé cuántas obras de Gentileschi hayan sobrevivido hasta hoy. Quizá todavía hay obras suyas que sigan siendo atribuidas a otros pintores. Que si su padre, que si los discípulos de su padre. Pero por muy distintos caminos, y esos azares generosos de la vida, hoy…hay dos pinturas suyas en exposición en la ciudad de México: La Cleopatra de la colección Sgarbi en el Museo Nacional de San Carlos (temporal),  y la María Magdalena del Museo Soumaya de Polanco. (Colección permanente). Una puede andar la ciudad e ir de la Gentileschi a la Gentileschi.  Así de bonito.

Orsola Maddalena Caccia, pintó sobre todo temas religiosos, también es hija de un padre pintor. Un padre que supo aceptar sus talentos en femenino. Eso sí, en este caso,  con su hija viviendo en un convento. La colección Sgarbi incluye obras de Ribera, Tiziano, Bononi, Damini. Es propiedad del historiador y crítico de arte italiano Vittorio Sgarbi. El catálogo resume así: “Lo que comenzó con una inclinación por la literatura y los libros, se transformó en un nuevo proyecto en 1983, cuando el coleccionista emprendió lo que antes le parecía inasequible: atesorar obras que reflejan su búsqueda constante de la belleza”.

“Lo bonito”, pues. Tan al alcance de la mano. Esa manera de entender la historia de occidente recorriendo los movimientos artísticos. ¿Por qué la pintura del Renacimiento creó la perspectiva? ¿Qué estaba sucediendo en ese momento en las sociedades y en los discursos que las construyeron? ¿Qué vivía una mujer del siglo XVII? ¿Qué nos hereda de su voz y de su mundo?


Artemisia

“Lo bonito”. El domingo. La compañía. La plaza, los niños en sus patinetas. Se ríen. El piso de madera del Museo que cruje. “¿Cruje el piso viejo o cruje mi corazón que anda contento?”, que una se dice. La Gentileschi, los panuchos de la esquina. “La alegoría de la pintura” de Simone Cantarini. Los balcones con flores. El patio del Museo.  Las palmeras. Los novios encimados en una banquita y entregados a un abrazo que haría estremecerse al “Bando de policía y buen gobierno”.

La dulzura de vivir que fluye a veces, así nada más, como manantial.

Y que a veces no fluye naditita, pero una se empeña.   

Porque “lo bonito”, una/o lo busca, lo crea, se lo inventa, se lo gana.

“Lo bonito” está allí: evidente, o agazapado.

Pero allí está, segurito y a la espera.

Y la botella se va al mar.

Que lo disfruten:
(La presentación está en italiano, pero podemos conocer algunas obras de “la monja pintora”).

"Historia de una desobediencia: Aborto y Feminismo", de Mabel Bellucci


Gabriela Mitidieri

La haine ¿Cómo se hace para contar una historia de una lucha, de una desobediencia colectiva? ¿Cómo rastrear orígenes, dar cuenta de prácticas, cuando quienes llevaron adelante esas luchas lo hicieron movidas por una urgencia política de reclamo de autonomía de sus cuerpos, de sus vidas, sin ponerse a pensar en la trascendencia de sus estrategias? El libro de Mabel Bellucci 'Historia de una desobediencia: Aborto y Feminismo', es, en tal sentido, un mapa de ruta, un relato polifónico, des-academizado, que nos guía por distintos tiempos, lugares geográficos, espacios de militancia, trayectorias de vida. Representa una indagación en primera persona, pero en primera persona del plural: la genealogía de la contienda por el aborto que llevaron adelante feministas de distintas procedencias – entre las cuales se cuenta también ella- y las alianzas potentes con otros colectivos desobedientes que dinamizaron esa pugna en diferentes contextos y coyunturas.

Un primer elemento interesante que encontramos en este texto es que a lo largo de sus 600 páginas, la propia lucha reseñada representa una suerte de prisma a través del cual podemos observar una diversidad de prácticas feministas: los grupos de estudios, de reflexión, la puesta en circulación de escritos y obras, los modos que adopta la misma disputa, en las calles, en la academia, en el parlamento, en la prensa, las trayectorias maravillosas de vida de personajes emblemáticos, clave para pensar el devenir de la conquista por el aborto voluntario (Néstor Perlongher, María Elena Oddone, Tununa Mercado, Nora Ciapponi, Moira Soto, Dora Coledesky, Alfredo Bravo, Martha Rosenberg, entre otras y otros protagonistas), los momentos de encuentros y desencuentros entre feminismos, izquierdas y comunidad LGTB.
Si bien podemos postular que siempre hay algo de arbitrario en la formulación de genealogías, la propuesta de la autora da cuenta de una voluntad internacionalista, de diálogos fluidos, de la importancia de poner de relieve prácticas subterráneas y pensamientos disruptivos e inspiradores que nos anteceden. Los ocho apartados en los que se divide el libro son puertas de entrada desde distintos ángulos hacia la temática. En el primero nos encontramos con las experiencias de colectivas feministas de Estados Unidos, Francia e Italia en el marco de los explosivos años '60, mientras que en el segundo nuestro recorrido nos guía de vuelta hacia tierras locales en donde nos convertimos en testigxs deslumbradxs de las actividades tenaces de mujeres que eran a un tiempo viajeras, traductoras, editoras, imprenteras, en una incansable labor de circulación de los clásicos del feminismo que se acuñaban en el Norte.

Al avanzar un poco más llegamos a los años '70 y a la efervescencia política que atravesaba todos los ámbitos de Buenos Aires. Allí esta ensayista se permite abordar el modo en que las cuestiones de género, los derechos de las mujeres a su propio cuerpo y a decidir acerca de la maternidad, permearon (o no) a las organizaciones político-militares y a partidos de izquierda revolucionaria, con honrosas excepciones. También logra situar sobre la palestra a aquellas iniciativas que pasaron desapercibidas pero que dejaron huellas intrépidas en el camino como la que constituyó el “Grupo de Política Sexual”, de la mano de Néstor Perlongher, Osvaldo Baigorria, María Elena Oddone, Sara Torres, Hilda Rais, Marta Miguelez, Martín Sagrera Capdevila, entre otros lúcidos activistas.

El cuarto apartado apunta a un análisis de aquellas prácticas que, entre las penumbras de la dictadura militar, materializaron distintas mujeres con la mira puesta en continuar activando de la manera en que se pudiera. Desde grupos de concienciación y estudio en Buenos Aires (lo que la autora recupera con la noción de “insilio” o “el exilio interno”), hasta experiencias de intercambio y fortalecimiento en el exilio. Los siguientes nos transportan al regreso de la democracia, al aborto voluntario como tema de agenda política y a la constitución del movimiento de mujeres en nuestro país. La reconstrucción pormenorizada de la trayectoria y desempeño de la Comisión por el Derecho al Aborto y de una de sus figuras destacadas, Dora Coledesky, es un aporte valioso que realiza la autora como testigo-participante de este proceso.

En lo que sigue, rastrea las distintas iniciativas que desde entonces hasta el presente, se encargaron de cristalizar la conquista por el derecho a decidir soberanamente sobre los cuerpos. Estrategias, alianzas, despliegues de política en las calles, en las casas, en las camas y en numerosos y concurridísimos Encuentros Nacionales de Mujeres, pueblan las últimas páginas de dicha obra. El devenir potente de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito constituye un ejemplo sustantivo de estas exploraciones rizomáticas, como así también las novedades que significan el uso de misoprostol y la práctica politico-afectiva del movimiento socorrista. El último apartado “Testimonios Ineludibles”, condensa las palabras de la psicoanalista Martha Rosenberg, de la investigadora Alejandra Ciriza, de la periodista Dahiana Belfiori y del Colectivo Varones Antipatriarcales. Todxs ellxs activistas que aportan tanto sus miradas particulares como sus experiencias militantes y académicas para dar un cierre vivencial al recorrido propuesto por Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo.

Una nota aparte merece el aporte significativo que la autora llevó adelante en términos de puesta en valor de documentos históricos. Para quienes intentamos hacer historia de las mujeres o sobre diferentes sujetos subalternos invisibilizados por la “Gran Historia”, sabemos que la documentación con la que trabajamos muchas veces puede ser fragmentaria, dispersa, poco sistematizada. En este caso, cuando constatamos que la materia prima de la que se valió para componer este ensayo histórico fue desde los testimonios orales de compañeras de lucha, hasta revistas efímeras, panfletos, folletos, solicitadas garabateadas en reuniones, percibimos que hubo ahí un trabajo intenso de recopilación, revisión, catalogación de archivos personales que, sin duda, servirá para que futurxs investigadorxs del mismo modo puedan hacer sus propias indagaciones sobre la larga historia de esta ansiada demanda.

Por último, constituye también una investigación que invita a recuperar esos aprendizajes formativos que han sido tan característicos del feminismo en el que se fraguó la propia autora: los grupos de estudio, reflexión e intervención callejera, desobediencias y objeciones sexuales y de género que increpan y desmontan un orden opresivo. La autora nos habla de cuerpos que intentan sacudirse de un control biopolítico y que son entendidos como campo de batalla. Batallas contra la obligatoriedad de una maternidad no deseada, la apuesta por la construcción de un deseo diferente, un desobedecer a la heterosexualidad como régimen político. Desistir, decir basta.

Así, los nuevos feminismos -queer, antirracistas, trans- encontrarán sin duda en estas páginas, un insumo valioso para indagar en el pasado de esta disputa contra el heterocapitalismo. Para cruzar la contienda en las calles, con la lectura sobre la historia de nuestro movimiento, recuperar genealogías en las que sentirnos interpeladxs. Abrazar un feminismo, anticapitalista y antirracista que genere incomodidades. Cuestionar desde los márgenes a los centros de poder y a los discursos hegemónicos heteronormativos, blancos y occidentales. Y así, fortalecernos con las estrategias políticas de activistas históricas que hicieron camino al andar.

* Profesora de Historia – UBA
www.herramienta.com.ar

Elogio de la cebolla

 Carmen Boullosa
“Nos hiciste llorar sin afligirnos”, dice Pablo Neruda en su Oda a la cebolla. El verso, que es realismo puro, no es fiel del todo. Es verdad que picar cebolla puede provocar un llanto involuntario, pero no es su elemental característica, sino un error que sufren los novatos o los distraídos, y que se puede evitar si se toma distancia entre la cebolla y los ojos, se cambia de dirección el cuchillo y la tabla, o la estrategia del corte.
Pablo Neruda debería haber conocido los poderes de la cebolla en el guiso, porque él era cocinero, pero si atendemos a esta oda, parecería que nunca los descubrió del todo. Ensalza el crecimiento del tubérculo, con justa razón manifiesta asombro: “en el secreto de la tierra oscura/ se redondeó tu vientre de rocío./ Bajo la tierra/ fue el milagro”. De verdad la cebolla es un milagro, es una estrella blanca generada en la oscuridad de su entierro, que subterránea madura y crece luminosa: “la tierra así te hizo,/ cebolla, / clara como un planeta, / y destinada / a relucir, / constelación constante”. Como hermosamente dice Neruda, es una “redonda rosa de agua”.
Después de hablar del crecimiento de la cebolla, le urge al poeta pasar a un punto: “sobre/ la mesa/ de las pobres gentes”. Neruda loa a la cebolla por su presencia en el plato del pobre, pero con eso de “las pobres gentes” les sorraja un apapacho; las tres palabras bañadas de barniz paternalista nada tienen del aliento filoso de quien ha mordido la cebolla. No se equivoca Neruda al atribuir al plato del pobre la cebolla —lo ha sido desde tiempo ancestral, los trabajadores que en condiciones miserables levantaron las pirámides de Egipto se alimentaban exclusivamente de cebollas y rábanos—, pero su comentario poco tiene de marxista, las “pobres gentes” no irán a la revolución, comerán las migajas que caigan, resignados. La demagogia le gana al poeta comunista la partida.
La cebolla como ingrediente del plato pobre tiene un momento estelar en la archiconocida Nanas de la cebolla, de Miguel Hernández. España estaba en guerra, el poeta preso, su familia pasaba hambre, la esposa sólo comía pan y cebolla, amamantaba al hijo, y el papá (el poeta) desde su confinamiento, le escribió una dulce canción de cuna: “La cebolla es escarcha / cerrada y pobre: escarcha de tus días y de mis noches”, escribió Miguel Hernández. El genial poema de Miguel Hernández podría ser himno de las lactantes, pero de la cebolla no tiene el sabor: no es realismo, pero es precisión poética, la cebolla no es escarcha sino metafórica, la separación, la pobreza.
El poema de Neruda es el elogio que un cocinero le hace a la cebolla. Ensalza su sabor: “fecunda/ tu influencia el amor de la ensalada,/ y parece que el cielo contribuye/ dándole fina forma de granizo/ a celebrar tu claridad picada”. Ahí, cruda, picantita y crocante, conserva su propio sabor como un ingrediente más.
Elogio de cocinero, pero le falta lo fundamental, la sabiduría básica del que sabe guisar se le escapa en esta oda. “Generosa/ deshaces/ tu globo de frescura/ en la consumación / ferviente de la olla”, hasta dorarse, “el jirón de cristal/ al calor encendido del aceite/ se transforma en rizada pluma de oro”. El poeta omite decir que si se deja a la cebolla el debido tiempo y en la apropiada proporción, tiene una virtud culinaria insustituible, un efecto casi mágico en la cazuela: despierta los olores y sabores, hace que el guiso sepa más a sí mismo. La cebolla es el equivalente a la madre ideal en el platillo: pero no es la mandona, es un espíritu, un impulso, un aliento inodoro. Desapercibida, su presencia benéfica deja a los demás madurar. Y claro, ya sabemos: la cebolla es deliciosa en sí misma, frita, cocida o impregnada del sabor de los otros.
Neruda tampoco vio el futuro. El miserable de hoy no tendrá acceso ya a la generosa cebolla. La producción de la cebolla se concentra en tres países (China, India y Estados Unidos). Artículo de exportación, viajera traiciona su lealtad de origen, sus 7 mil años de existencia como alimento básico van siendo devorados por el mandato del tragón insaciable, el capitalismo salvaje.