El Salón Rojo
Por I February 27, 2015 I 1:18 am
Le Famille Bélier (Dir. Eric Lartigau)
La Familia Bélier (Le Famille Bélier, 2014) sexto
largometraje del ecléctico director galo Eric Lartigau, es de esas
películas de las que resulta casi imposible salir de malas. Es, sin
mucha vuelta, una feel good movie con todas las de la ley,
sumamente predecible pero con la habilidad necesaria para eludir el
drama (tan recurrente en este tipo de historias) y reemplazarlo con
buen humor, música y algo de romance. Lo sé, suena cursi, pero Lartigau
sabe su receta y aplica las dosis exactas para que esto no se
desbarranque en la ñoñería ni se pierda en el melodrama.
Francia, época actual, la familia Bélier del título está compuesta
por mamá, papá y dos hijos, todos sordos excepto la hija mayor, Paula
(la debutante Louane Emera, ganadora del César 2015 como mejor actriz
promesa) quien habla y escucha perfectamente bien. La familia vive en
un pueblo, alejado de la capital francesa, donde tienen una granja y se
dedican a la manufactura de quesos artesanales. Paula es el puente de
comunicación indispensable de esta familia con el mundo exterior: ella
es quien habla con los clientes de su puesto de quesos en la plaza
local, media entre su fúrico y algo loco padre al momento en que se
pelea con el alcalde (que busca la reelección), e incluso tiene que
acompañar a sus padres en sus visitas al doctor, aun cuando se trate
del ginecólogo, dando pie a más de una situación chusca.
Con todo Paula es una adolescente común, no es de las más populares
de la escuela y probablemente tampoco de las más bonitas, pero lleva
una vida normal. Empieza a sentir atracción por un compañero de la
escuela y -con tal de estar cerca- entrará a una clase de canto donde
su muy particular profesor descubrirá que la chica tiene una voz
privilegiada.
Hay un dejo de crueldad en el hecho de que Paula, escucha y voz de
esta familia de sordos, no sólo tenga perfecto oído sino que además
sepa cantar y lo haga increíblemente bien. Lartigau no busca
enfrascarse en drama alguno ni recorrer caminos pedregosos, el
conflicto no será la condición de sus padres y hermano sino su propia
condición de vida que la mantiene atada a ellos: ¿resultaría egoista
abandonar el pueblo para irse a la capital francesa y continuar su
carrera como cantante o acaso es su deber como hija quedarse con sus
padres para seguir fungiendo como su bastón auditivo?
En medio de todo el conflicto, que incluye su entrampe amoroso con
el guapo chico de su escuela y la decisión de su padre por volverse
candidato a la alcaldía del pueblo (haciendo aún más indispensable la
presencia de Paula en la casa), está la música y el canto, como punto
de ebullición y a la vez bálsamo conciliatorio de todas las partes. No
sin destreza, Lartigau se enfrenta al clásico reto de todo cineasta que
trata estos temas: el silencio, y lo resuelve con gran solvencia
armando al menos un par de escenas entrañables donde aquellos sabrán
encontrar la forma de escuchar a su hija cantar.
Quien busque oscuridad que vea otra película. Lartigau no busca
engañar a nadie y desde un inicio deja claras sus intenciones. La feel good movie como
subgénero (si acaso lo es) suele recurrir a las peores artimañas para
complacer al público e incluso arrancarle alguna que otra lágrima
fácil, pero en La Familia Bélier, el objetivo se consigue sin
dramas lacrimógenos, vueltas de tuerca inverosímiles o personajes fuera
de la realidad. Una película hecha para complacer al público, sí, pero
con inteligencia, encanto y sin chantajes sentimentales.
Le Famille Bélier (Dir. Eric Lartigau)
3 de 5 estrellas.
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