Hay que apoyar proyectos productivos en lugar de megaobras
El
Estado debe invertir recursos económicos para generar políticas
públicas que contribuyan al bienestar de las mujeres, y no para que se
distribuyan en grandes obras industriales que dañen el medio ambiente,
llamó la experta en Economía feminista Antonella Picchio.
En el último día del curso “Teorías y políticas económicas desde una
perspectiva feminista”, en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), la doctora en Economía Antonella Picchio explicó que los
presupuestos federales son el centro de la política, y que el trabajo
de la administración pública es central en una sociedad capitalista
para definir una política que contribuya al bienestar de las personas.
La feminista criticó que actualmente el impacto de la distribución de
los recursos económicos a nivel federal –que surgen de una lógica
macroeconómica que no considera sus efectos en el cuerpo de las
personas– presenta una desventaja en la vida de la población femenina.
Explicó que no se trata sólo de elaborar técnicas administrativas e
instrumentos analíticos, sino que es necesario generar un proceso
participativo en el que las mujeres desempeñen un papel de sujeto
político y de conocimiento.
Un botón de muestra sería el presupuesto participativo federal, para la
generación de proyectos autoproductivos que aprovechan las mujeres
generalmente en el campo, para hacer sustentable la vida en sus
comunidades.
Esta estrategia, detalló Picchio, da visibilidad a las tensiones
(desigualdades) y transformaciones que suceden durante las prácticas
sociales cotidianas entre mujeres y hombres, por ejemplo en el trabajo
de cuidado de otras personas.
La experta agregó que formular presupuestos desde una perspectiva
feminista y de género igualaría la presencia de las mujeres en las
negociaciones bajos las cuales se distribuyen los recursos económicos,
para impactar directamente en el desarrollo humano de la población
femenina.
Y observó que se requiere invertir en la cultura, la planificación
territorial, el trabajo, la educación y los cuidados desde la
experiencia de vida de la sociedad, y no desde la experiencia de los
mercados y las empresas.
En términos de teoría económica –argumentó Antonella Picchio–, se
necesita convertir a datos y números la lista de necesidades que
conforma cada una de las dimensiones de la vida de una persona, y luego
traducir esas cifras a políticas de bienestar que tengan el objetivo de
construir condiciones de vida dignas.
La también doctora en Ciencia Política abundó que las condiciones de
vida de las personas no son un término general, sino que están
atravesadas por el género, la clase social y otras condiciones de
vulnerabilidad como ser migrante.
Criticó que la mayor parte del gasto público se haga a “grandes obras
innecesarias que dañan el medio ambiente de manera peligrosa, a
organismos privados” y a la industria armamentista, lo que deriva en
corrupción y la carencia de resultados en el desarrollo de las personas.
Lamentó que a la par se recorte presupuesto –bajo el argumento de
políticas de austeridad– para el sector educativo, y se pida a las
madres que limpien las escuelas, como también ocurre en los hospitales.
Picchio dijo que se olvida que las mujeres necesitan recursos
monetarios, por lo que en la implementación de la Plataforma de Acción
de Beijing+20, a celebrarse del 9 al 20 de marzo próximo en la sede de
la ONU en Nueva York, se debe incidir políticamente y solicitar
recursos para ramas específicas que estén vinculadas con el bienestar
de las mujeres.
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.-
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