Edita Ririki libro con testimonios de madres, niñas y niños
La
violencia que se vive en Ciudad Juárez, Chihuahua –y que se materializa
en feminicidio, desaparición de mujeres, desplazamiento forzado y una
alta tasa de homicidios–, además de mermar la vida de la comunidad,
deja una profunda huella en las niñas y niños que ahí viven y que ven
limitado su desarrollo ante la inacción oficial para proteger los
derechos de la infancia.
Ririki Intervención Social –grupo civil que defiende los derechos de la
niñez– se dio a la tarea de visibilizar la forma en que el contexto de
violencia y precariedad económica en la urbe fronteriza afecta la vida
de las y los menores de edad. Por ello publicó el libro “Paso a Pasito…
Espacios seguros para la primera infancia en Ciudad Juárez”.
Presentada esta semana, la publicación –coordinada por Nashieli Ramírez
Hernández, coordinadora general de Ririki– rescata mediante el trabajo
de periodistas las voces de madres de familia (muchas de ellas jefas de
hogar o trabajadoras de la maquila), cuidadores, promotores juveniles
comunitarios, y de niñas y niños.
Desde 1993, Ciudad Juárez –se asienta en el libro– se colocó en la mira
internacional por la impunidad e inacción de las autoridades para
detener el feminicidio.
Situación que se abonaba a la crisis económica de una localidad que,
entre otros problemas, producía infancias en soledad, un espacio urbano
poco amigable para las y los niños, y violencias sociales que
impactaban en la vida y en la calle, por lo que los primeros años de
vida de miles de menores de edad no se daba en las mejores condiciones.
En 2007 la Fundación Bernand van Leer (organización donante holandesa
que busca mejorar las oportunidades para niñas y niños de hasta ocho
años de edad) exploró la posibilidad de apoyar estrategias de
intervención en la primera infancia, por lo que un año después
comenzaron a crearse espacios seguros para la niñez juarense.
En 2008 se disparó el crimen en las calles de Ciudad Juárez al
registrarse mil 644 muertes violentas, cifra muy superior a la
registrada el año anterior (350).
Entre 2009 y 2011 la violencia alcanzó su punto máximo: la tasa de
homicidio por cada 100 mil habitantes pasó de 23.5 en 2007 a 274.2 en
2010, y se calcula un éxodo de más de 100 mil juarenses, el abandono de
un número similar de viviendas, y una cifra significativa de grandes
empresas y negocios cerrados.
Ese clima de violencia se acrecentó con la presencia de ocho mil
soldados y miles de adultos sin empleo, contexto que derivó en miles de
niñas y niños “encerrados, en orfandad y con hambre”, según las
historias divulgadas en “Paso a Pasito…”.
Al rescatar las voces de niñas y niños de cuatro a ocho años de edad
fue posible documentar cómo lo que estaba pasando en Juárez afectaba
severamente su vida.
“En las colonias se detectaban problemas de retraso y retroceso en el
desarrollo, en términos de control de esfínteres, psicomotriz y
lenguaje, además de niñas y niños de apenas cinco años presentando
cuadros de angustia y estrés”, se lee en el documento.
En Juárez viven casi 200 mil niñas y niños menores de cinco años; 40
mil 356 sólo cuentan con la figura materna, es decir 20.9 por ciento
viven en hogares donde se perciben menos de dos salarios mínimos,
mientras que 119 mil 870 viven en condiciones de hacinamiento, lo que
representa el 60 por ciento. Son datos que se lee en un texto de la
reportera Hérika Martínez Prado.
“A pesar de las evidencias científicas, económicas y sociales sobre la
importancia de los primeros cinco años de vida de los seres humanos, la
inversión (en su atención) es insuficiente y hay una ausencia de
políticas públicas integrales”, escribió la coordinadora general de
Ririki.
Abundó que la atención a la primera infancia es una agenda pendiente
para Ciudad Juárez, “pero también para la mayoría de las ciudades donde
persiste una deuda enorme en la garantía de los derechos de la primera
infancia”.
Por: la Redacción, Cimacnoticias | México, DF.-
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