10/07/2015

La tan festinada “independencia” de “El Bronco” quedará hecha añicos


    Por: 
bronco

La propuesta de las mal llamadas candidaturas “independientes”, suena atractiva a los oídos de una ciudadanía que está harta de los partidos tradicionales. Sin embargo, es preciso admitir que no hay condiciones para que sea una realidad tal objetivo en el actual sistema político mexicano. Se debe partir del hecho de que la democracia es inexistente en el país, sigue siendo una asignatura pendiente de la que incluso nos hemos estado alejando por la propia descomposición de las instituciones, secuestradas por la ultra derecha en el poder firmemente desde hace poco más de tres décadas.
El tema cobra actualidad porque Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, tomó protesta el domingo 4 como el primer gobernador “independiente” de México. El que no lo haya patrocinado el PRI o el PAN o cualquier otro partido al servicio de la derecha, no quiere decir que no sirva a los intereses del sistema caduco, corrupto y anquilosado que permite la continuidad de un Estado antidemocrático, sin división de poderes, plenamente controlado por la élite oligárquica.
Lo que sucede es que ante la decadencia de un sistema tan ajeno a la sociedad nacional, dado que la mayoría de la colectividad está harta de tanta demagogia, tanta corrupción y tanta hipocresía, los ideólogos del mismo decidieron explorar este instrumento con el fin de frenar la caída de un aparato electoral que se desfondó, luego de verse obligado a quitarse la máscara que lo cubría. Es obvio que lo que se busca es engañar a la población con el cuento de la “independencia” de políticos cuya trayectoria no deja lugar a dudas de sus compromisos con el poder, ya sea político o económico, o ambos a la vez, como es el caso de “El Bronco”.
De hecho, ante la inviabilidad de que la derecha pueda llegar al 2018 con un abanderado fuerte, capaz de competir con Andrés Manuel López Obrador, el innegable candidato no sólo del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), sino de la gran mayoría de la población, el único recurso que le queda es sacarse de la manga a un político “independiente”, tal como lo hizo en Nuevo León. Sin embargo, puede asegurarse sin temor a equivocarnos, que en el tiempo que transcurra de aquí a junio del 2018, la tan festinada “independencia” de “El Bronco” quedará hecha añicos.
No tendrá ninguna posibilidad de actuar con una relativa independencia, aunque lo que le sobrará serán recursos demagógicos para hacer creer a la población desinformada que se maneja de manera independiente de los poderes fácticos. De ello dio muestras en su discurso de toma de posesión. Baste un ejemplo: “Hoy lo digo claro y fuerte: se les acabó la fiesta a los bandidos. Que ni se hagan ilusiones los manos largas. A partir de hoy se acabaron los moches y las transas, los lujos a costillas de la gente. Si quieren lana, háganla por la buena, como la gente honrada”.
Al hacer tal señalamiento está aceptando que en el gobierno de su antecesor, el priísta Rodrigo Medina, hubo “moches y transas”. En consecuencia, lo que en justicia elemental corresponde es llamarlo a cuentas, enjuiciarlo si procede con base en las pruebas reunidas, aunque lo que habrá de suceder (podemos asegurarlo) es que a quienes se aprehenda y lleve a juicio, en el mejor de los casos, será a subalternos de poca monta, como es ya una costumbre del sistema.
En consecuencia, candidaturas independientes las habría en un sistema en el que la democracia participativa fuera ya una realidad incontrovertible, no en el México desgobernado por una tecnocracia al servicio de la élite oligárquica, como es nuestro caso. De ahí que se le esté dando un carácter de propuesta seria a las mal llamadas “candidaturas independientes”. Y para que no quede duda, el propio Instituto Nacional Electoral (INE), por conducto del consejero Arturo Sánchez, puntualizó que el instituto solicitará que haya leyes que “emparejen el piso” y no obstaculicen las candidaturas ciudadanas.
Con todo, no son leyes lo que se necesita, pues ya se tienen de sobra aunque no se cumplan, sino condiciones para una auténtica participación ciudadana y un cabal respeto al voto. En resumen, una nueva realidad democrática, en la que los poderes fácticos no tengan posibilidad de controlar al Estado. Meta difícil pero no imposible.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario