Zeid Ra'ad Al Hussein señaló que en el gobierno mexicano hay "intolerancia ante la crítica pública", lo cual se ha manifestado en reacciones a informes internacionales. Mientras tanto, la Presidencia informa que "el país va en la dirección correcta".
Foto: Presidencia
De ese encuentro hay dos versiones: la de Presidencia y el pronunciamiento de la ONU.
En un comunicado desde Los Pinos, se informó que el presidente y Hussein “conversaron sobre la ruta emprendida por México en favor de los Derechos Humanos”, sobre lo que éste último habría dicho que “el país va en la dirección correcta en la defensa de los Derechos Humanos”.
Sin embargo, ese punto, el de la “dirección correcta”, no fue
mencionado en el mensaje que ofreció el Alto Comisionado tras el
encuentro con Peña.
En contraste, el enviado de la ONU dijo que, aunque fue informado de
“significativos avances constitucionales y legales hechos durante los
últimos cuatro años” y el gobierno mexicano “ha hecho admirables
compromisos para cambiar las leyes y prácticas nacionales”, las
estadísticas oficiales “muestran que 98% de los crímenes cometidos en México quedan sin resolver; la mayoría de ellos no son nunca propiamente investigados”.
Y lamentó: “Para un país que no se encuentra en medio de un conflicto, las cifras calculadas son, simplemente, impactantes: 151,233 personas asesinadas entre diciembre de 2006 y agosto de 2015, incluyendo miles de migrantes en tránsito”.
Además de que “desde 2007, hay al menos 26,000 personas cuyo paradero
se desconoce, muchas posiblemente como resultado de desapariciones
forzadas. Miles de mujeres y niñas son abusadas sexualmente o se
convierten en víctimas de feminicidio. Y prácticamente nadie ha sido
condenado por dichos crímenes”.
Apuntó que parte de la violencia puede ser atribuida a los poderosos y despiadados grupos del crimen organizado, sin embargo, “muchas
desapariciones forzadas, actos de tortura y ejecuciones extrajudiciales
presuntamente han sido llevadas a cabo por autoridades federales,
estatales y municipales, incluyendo la policía y algunas partes
del Ejército, ya sea actuando por sus propios intereses o en colusión
con grupos del crimen organizado”.
El Alto Comisionado recordó la matanza en Tlatlaya, los desaparecidos de Ayotzinapa y los miles de desaparecidos en el país.
También consideró que en el gobierno mexicano hay una “intolerancia
ante la crítica pública”, la cual se ha manifestado en reacciones a
informes internacionales, entre ellos el que dio el Relator Especial de
la ONU sobre la tortura, quien aseguró que ésta es “generalizada”, tras
lo cual “fue sujeto de virulentos ataques personales por parte de
algunos políticos”.
Ante esta tendencia, el Alto Comisionado pidió que “en lugar de matar
al mensajero, enfoquémonos en el mensaje. Todos estamos de su lado.
Todos queremos ayudar a México. Ignorar lo que está sucediendo en este
gran país no es una opción para nosotros y no debe ser una opción para
los políticos que la población mexicana ha elegido y los representantes
del Estado cuya responsabilidad es proteger a los ciudadanos y las
ciudadanas de este país”.
Aquí el mensaje íntegro del enviado de la ONU:
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